¿Persona o personaje?
Seguramente, este es uno de los interrogantes más comunes cuando empezamos a pensar en una caracterización. Poder discernir entre persona o personaje puede ser, a veces, un punto de conflicto a la hora de caracterizar un personaje. ¿Cómo debemos encarar la caracterización, como si fuera una persona o un personaje?
Primero, veamos la distinción entre persona, personaje y actor.
• Persona: Individuo de la especie humana.
• Personaje: Es un esbozo elaborado por el guionista para representar un ser humano en forma y tipo. Es una construcción en referencia a los seres humanos.
• Actor: Es el sujeto encargado de ejecutar y encarnar al personaje. El actor trabaja sobre el esbozo elaborado por el guionista y trata de darle carnadura y viveza de los sujetos reales por medio de la representación.
Irwin Blacker nos da un panorama mucho más claro al hablar sobre el personaje.
“Un personaje es la representación de una persona, en la que se manifiestan ciertos rasgos de su personalidad seleccionados con un propósito dramático.” (Blackner, 1993: 57)
Es evidente, según se desprende de las palabras de Blacker, que para que una persona se convierta en un personaje hace falta que se lo caracterice, es decir, se le den los atributos necesarios para constituirse en personaje. Estos atributos son los que en definitiva le van a dar el efecto dramático, o sea la caracterización.
Al construir un personaje, es común que participemos de una involuntaria dualidad. Por un lado, intentamos crear una persona al concebir su biografía, su aspecto físico y psicológico, mientras que, por otro, no nos damos cuenta de que ese ser que acabamos de crear está supeditado a nuestras propias necesidades y caprichos y por lo tanto no es totalmente libre e independiente, dependiendo siempre de las manipulaciones propias de un creador.
Frank Baiz Quevedo en su texto “Yo el personaje”, posee una visión más pragmática cuando define: “Personaje es lo que yo creo cuando escribo, personaje es lo que tú ves.” (Quevedo, 2000: 1)
Según el autor, la construcción de los personajes en filmes de ficción está orientada alrededor de dos posiciones determinadas, en cuyos polos se sitúan:
• Una visión esencialista del personaje que lo constituye en recipiente de atributos o cualidades (personaje definido por su ser, que se rellena según un conjunto de esencias, según los datos de su biografía, de sus aspectos físicos o sus datos psicológicos más o menos estáticos)
• Una visión dinámica del personaje que lo entiende como un cierto conjunto de actividades, de transformaciones unificadas en una representación, generalmente antropomórfica, que cobra sentido y provee significaciones en la medida en que hace o, mejor dicho, representa un hacer.
Como se puede apreciar, un personaje es, por un lado, un ser cargado de atributos, virtudes, rasgos físicos, psicológicos, etc. y por otro, un modelo dinámico que actúa dentro de una representación, por lo tanto, es una recreación de una persona a la cual se le han conferido distintos aspectos, que determinan su carácter, su pasado y su evolución dentro de la historia.
Konstantin Stanislavski, propone que cada actor creará una biografía del personaje que tiene que interpretar, porque esto le servía para saber cómo debía reaccionar en cada caso. Tiene que ser coherente con las biografías de los demás. Le da un punto de apoyo al actor.
La verosimilitud de los personajes
La verosimilitud de los personajes es un punto importante a tener en cuenta cuando se comienza con la redacción de un guion. Partimos de la base que un personaje es una construcción por imitación, similitud y plausibilidad con las personas reales.
Esto significa, que el personaje se elabora utilizando algunos de los rasgos distintivos de esas personas reales, para luego, amplificarlos, exagerarlos, generalizarlos y convertirlos así, en modelos o tipos que puedan ser claramente tipificables.
Un personaje debe ser creíble para que los espectadores puedan identificarse con él y logren seguir el relato sin las interrupciones que un personaje increíble o mal tipificado puede ocasionar.
El Lic. Alberto Perona habla acerca de que los personajes deben tener una coherencia interna que los haga verosímiles y puedan ser así, aceptados por el público. Perona nos dice: “Si el personaje es coherente con su ser y su devenir, la unión con el espectador es tan sólida que puede admitir como probable lo imposible. Pero si el personaje rompe su coherencia interna y no actúa como el espectador espera que actúe, éste último no creerá lo que ve, así se trate de la reconstrucción de hechos históricos y documentados.” (Perona, 2010: 121)
Respecto de lo que expresa Perona, es interesante agregar las palabras del director de cine Rosarino Héctor “Nené” Molina al referirse a la verosimilitud de un personaje. Molina relató la siguiente anécdota real y personal: “Me acuerdo de un mecánico que tenía mi viejo, yo entraba al taller y aparecía del fondo, con el mameluco de mecánico, patas de rana, una escafandra y un arpón. Y me llevaba a tirar contra esos tambores de 200 litros todos llenos de arena y hacía puntería ahí, con un arpón para cazar tiburones del año del pedo, todo herrumbrado. Eso no lo podés filmar porque te sacan cagando. Hay cosas que están ahí, en la realidad que no hay que tocarlas y si queres transponerlas a la ficción, tenes que convertirlas en otra cosa, que tiene que entrar dentro de lo que llamamos verosímil.” (Molina, Texto extraído de la revista Mabuse)
Cómo crear un buen personaje
Cuando estamos sentados frente a la pantalla de la computadora o la hoja de papel y a punto de iniciar nuestra caracterización, es habitual que empiecen a aparecer más dudas que certezas.
Nuestra mente comienza a armar un sinnúmero de conexiones en busca de las acciones más adecuadas, las cualidades consideradas necesarias o el background socio político que fundamente el accionar de nuestro personaje. Este “torbellino mental” hace que empiecen a surgir algunas preguntas de carácter valorativo, fundamentales para un resultado exitoso. Preguntas como, por ejemplo: ¿Hacia dónde va? ¿De dónde viene? ¿Cuál es su motivación? ¿Por qué actúa de esa manera y no de otra? ¿Cómo reacciona ante determinada situación?, son algunas de las más comunes.
Al respecto, Syd Field reflexiona: “¿Cuál es el secreto de un buen personaje?
¿La motivación? ¿El diálogo? ¿La verosimilitud? Sí, desde luego.” (Field, 1996: 29)
El licenciado Alberto Perona nos dice: “Es básico tener en cuenta que la elaboración de un personaje es un proceso en tanto que la caracterización es el resultado de ese proceso. El guionista debe construir al personaje, teniendo en cuenta que esos rasgos distintivos se desplegarán a lo largo de la historia.” (Perona, 2010: 117/118)
“Los personajes bien definidos son más abiertos, más sustanciales. Conocemos diversos aspectos de ellos. Entendemos su forma de pensar. Los vemos actuar. Y somos conscientes de su estado emocional a través de sus reacciones” (Seger, 1995: 202)
Como vemos, para poder empezar una caracterización debemos expulsar todas nuestras dudas y temores más viscerales acerca de quién es nuestro personaje, que es lo que quiere y hacia dónde va. De esta manera lograremos que cada acción que realice, cada palabra que diga esté verdaderamente justificada.
Syd Field, agrega a su descripción de un buen personaje un estadio con cuatro elementos constitutivos: La necesidad dramática, el punto de vista, el cambio y la actitud. (Field, 1996:39,40)
Veamos estos cuatro puntos en detalle
La necesidad dramática: Es según su autor, la necesidad que tiene el personaje para ganar, adquirir u obtener algo en el transcurso del guion. Para Field, poder conocer de antemano esta necesidad del personaje, ayuda a situar sus elementos constituyentes.
El punto de vista: Se trata de cómo nuestro personaje ve al mundo. Todo buen personaje tiene un punto de vista bien definido. El punto de vista es la expresión de la manera de ver el mundo de una persona.
El cambio: Todo personaje debe experimentar un cambio a lo largo de la historia. Un personaje que no cambia es un elemento estático emocionalmente y por ende “aburrido” y “sin vida”, es un elemento frío e híbrido que se proyectará como un autómata y no como una persona real. Estos cambios tienen su razón en nuestra propia psiquis, muchas veces actuamos de diferentes maneras ante hechos similares, movidos por una racionalidad muy ligada a los estados de ánimo. El cambio implica movimiento, acción y crecimiento psicológico.
¿Cuántas veces nos hemos levantado de mal humor para luego de unas horas recuperar la alegría? ¿En cuántas oportunidades hemos pensado determinada acción y terminamos haciendo otra? Esta diversidad psicológica es la que nos caracteriza como seres únicos e independientes. Perderse de esta rica variante en la caracterización sería renunciar a la esencia misma del personaje.
La actitud: Poder conocer cuál es la actitud de un personaje nos permite darle una mayor profundidad psicológica. Puede haber diferentes tipos de actitudes, las hay negativas, positivas, de superioridad o de inferioridad, etc.
Es bueno reflexionar sobre cuál es la actitud que motiva a nuestro personaje. Usando el método de las preguntas y respuestas se puede encontrar fácilmente cuál es la actitud.
Para otros autores, como Lajos Egri, el diseño de una biografía representa una tarea ineludible para el guionista y debe ser exhaustiva y detallada. Egri, pretende que el autor sea capaz de conocer a sus personajes íntimamente, desde los planos fisiológico, psicológico y social. Esta tríada, constituye lo que el autor denomina la tridimensionalidad del personaje. (Egri, 1960:71,72,75)
La esencia del personaje
Un buen personaje, radica en su acertada construcción dramática, para ello se deben tener en cuenta algunos pasos en el desarrollo y armado de sus características esenciales.
El guionista brasileño Doc Comparato, da una serie de puntos a seguir para la construcción del perfil de los personajes. (Comparato, 1986: 56,57,58,59)
Adecuación del personaje a la historia
El personaje principal debe estar adecuado a la historia y sus acciones y demás relaciones deben interactuar al máximo con ella. Como aquí se explica, la prioridad la tiene la historia, nuestro personaje debe moverse y desarrollarse en función de ella y todo lo que realice será siempre para mejorarla y apuntalarla.
En el siguiente ítem, Comparato abre una serie de puntos con relación a cuáles son los datos que debemos tener en cuenta al momento de perfilar a un personaje.
• El protagonista
Su modo de pensar
Su forma de conversación Su modo de sentir
Su manera de actuar
¿Cómo piensa nuestro personaje? ¿Es una persona deductiva? ¿Cómo habla?
¿Es educado? ¿Es inculto? ¿Cuál es su forma de sentir? ¿Es rencoroso? ¿Frío y calculador? Y por último ¿Cómo actúa? ¿Es violento e irracional? ¿O es sumiso y callado? Estas son buenas preguntas para hacerse antes de empezar con la caracterización.
• Calificación simple
Se refiere solo a su forma de hablar. Nuestro personaje ¿tiene algún acento que lo caracteriza? ¿Es mudo? ¿Usa alguna muletilla o tonada?
• Bautismo
¿Cuál es el nombre del personaje? Este es un punto importante a tener en cuenta, ya que el nombre, sobrenombre o apodo debe ser acorde con la condición social y económica del personaje.
• Debe ser real
Para que un personaje sea verosímil o real se lo debe cargar con determinados valores y acciones. Dentro de los valores tenemos los Universales como la ética, la moral, la religión, la política, etc., los particulares, que son aquellos específicos del personaje, como la obsesión, el esmero, el amor por el orden o el trabajo, etc.
En el grupo de las acciones se encuentran las acciones conscientes que son aquellas que están dirigidas por su voluntad y las acciones inconscientes que son las que surgen de sus impulsos inconscientes. Estas últimas yo las denomino subtexto y son las que, a través de una mirada o un gesto, nos trasmiten parte del interior psicológico del personaje.
• Equilibrio
Por último, lo que intentamos es que nuestro personaje se comporte equilibradamente. Este concepto de equilibrio no se refiere a su aspecto psicológico, sino a que sus acciones sean las de un ser humano con toda su complejidad y no una marioneta sin vida. Un personaje puede ser un desequilibrado mental porque así lo indica la historia, pero su conducta y desarrollo a lo largo de la trama deben ser equilibradas.
• Composición
Es importante desarrollar con profundidad a nuestro personaje, ya que de esta manera se facilitará la acción, para eso hay que trabajar sobre tres factores:
1. Físico
2. Social
3. Psicológico
• Aspecto físico
Aquí lo que vamos a tener en cuenta va a ser la edad, el peso, la altura, su apariencia externa, su color de cabello y piel, etc.
Es importante destacar que siempre es mejor que aquellas características físicas extremas, como por ejemplo muy gordo, exageradamente flaco, rengo, albino etc., sean justificadas de alguna manera dentro de la historia.
¿De qué nos sirve incluir un personaje que pesa 180 kilos si da lo mismo uno de 80? ¿O perfilar un personaje rengo cuando podría no serlo?
Este tipo de inclusiones arbitrarias podría complicar la posterior producción, al tener que buscar a un actor que dé físicamente con el personaje caracterizado.
• Aspecto social
Cuando avanzamos en la construcción del personaje, su característica socio cultural es fundamental. Ningún personaje puede funcionar si no tiene una clase social, una creencia religiosa, una familia, un origen, un trabajo, un nivel de educación, etc., por eso es importante trabajar previamente estos aspectos.
• Aspecto psicológico
Este último ítem está referido a las cualidades particulares de la personalidad de cada uno de los personajes, cómo son psicológicamente y cuáles son sus deseos y ambiciones.
Es indispensable reflexionar acerca de qué es lo que queremos de nuestro personaje. Para ello una batería de preguntas puede ser de gran utilidad.
¿Qué características debe tener nuestro personaje? ¿Está alienado mentalmente? ¿Qué metas y ambiciones posee? ¿Es agresivo? ¿Es tímido? ¿Carga con algún complejo? Todos estos interrogantes ayudarán en la concreción de un mejor perfil psicológico.
No debemos olvidarnos de que la emoción, o sea lo que mueve a nuestro personaje, debe coincidir con su intelecto. Alguien que tiene poca fluidez emocional, es tímido, poco expresivo y sin demasiadas aspiraciones, no podrá ser mostrado bailando desnudo en un bar rodeado de bellas mujeres, salvo que esté borracho o bajo la influencia de alguna droga. La correspondencia que se da entre ambas cualidades da lo que llamamos identidad.
Contraste
Cuando construimos un personaje le daremos una personalidad, una manera de ser, una originalidad propia. A la hora de confeccionar los diferentes perfiles es bueno estructurarlos en función de la diversidad psicológica o contraste. La riqueza que brinda una amplia variedad de caracteres hace enriquecer a su vez los distintos conflictos.
Por ejemplo, si el personaje A posee una fuerte personalidad y B una personalidad más sumisa, el choque entre ambos es inevitable. Esta diferencia de caracteres generará el fuerte enfrentamiento entre ambos por ser opuestos psicológicamente. A luchará por controlar a B manteniendo su estado inicial, mientras que B intentará no ser dominado por A aunque al final termine cediendo por su innata falta de carácter.
Carácter
El factor más importante de la caracterización es el carácter. Como en el cine no se puede describir un carácter como se lo hace habitualmente en una novela, debe mostrarlo, y la mejor manera de hacerlo es a través de las acciones de una persona.
Las características determinan nuestras decisiones con respecto a ciertas acciones. Por ejemplo: una persona no es buena o mala, pero actúa o reacciona como «buena» o «mala». En tanto esa persona no actúe o reaccione no será buena ni mala, aunque las características existan en forma latente y se hagan manifiestas en el momento en que haya que tomar una decisión con respecto a una acción. Esto nos lleva a deducir que, aunque el cine no pueda describir características puede presentar acciones. Y ya que la característica y la acción están indisolublemente ligadas, el espectador puede llegar de la acción a la característica que lo determinó.
El carácter de una persona no solo queda expuesto por sus propias acciones sino también por las acciones y las actividades de otras personas con respecto a ella. De este modo se puede revelar la caracterización de una persona por las reacciones de otra gente, inclusive antes de que esta persona sea introducida ante el espectador.
A veces, es necesario distinguir entre las características y las emociones pasajeras. La actitud permanente es lo que distingue a la característica de la emoción. Se podría afirmar entonces, que la constancia es un atributo esencial del carácter. Esto no implica que el carácter no esté sujeto a cambios, pero una vez que se ha establecido una característica, estamos forzados a creer en su existencia continua.
Clasificación de los personajes
Dentro de la clasificación de los diferentes personajes nos encontramos con 5 categorías, a saber:
• Protagonista
• Antagonista
• Secundario y ayudante
• Componente dramático o filigrana
• Extras
Protagonista
Es el que lleva adelante la trama, sin protagonista no hay historia. A su alrededor gira el conflicto principal y es a él al que le suceden los hechos más importantes. Es el motor que lleva adelante las acciones principales.
El protagonista puede tener características humanas y no humanas, también puede ser un ente colectivo, como los habitantes de un pueblo luchando contra determinada fuerza.
Antagonista
Es el opositor del protagonista, el que se va a encargar de ponerle los obstáculos en el camino e impedirle que logre su cometido. Sin antagonista no hay lucha y sin lucha no hay conflicto, por lo tanto, es fundamental su presencia. Al igual que su contrincante, puede ser no humano o colectivo.
En el caso de ser un antagonista no humano, como puede ser un animal, o un desastre natural, hay que tener en cuenta la intención con la que este actúa. Mientras que el humano se mueve impulsado por una determinada intencionalidad, el animal o la tormenta lo hacen solo por instinto o por naturaleza.
Sintetizando, se puede decir que, el antagonista “humano” le causa un daño ex profeso mientras que el antagonista “no humano” lo hace de manera involuntaria.
Secundario y ayudante
Es el que está al lado del protagonista o el antagonista y forma parte del universo donde se mueven ambos. Su función básica es la de colaborar, ya sea para uno o para otro bando. Generalmente hay más de un secundario y sus características pueden ser humanas y no humanas. Otra de sus funciones es la de ayudar a resolver los puntos oscuros que pueda tener la trama. El secundario es siempre el que aporta los datos que no puede darnos el protagonista o el antagonista.
Componentes dramáticos o incidentales
Esta es una categorización muy particular y que muchas veces suele confundirse con la del extra. Los componentes dramáticos suelen ser aquellos personajes que sirven de explicación o de unión para justificar determinados hechos o situaciones. Son los que pasan por el filme una sola vez, pero su paso es importante para el desarrollo de la historia.
Son personajes de apariciones breves con poco texto, pero de fundamental inclusión. Un ejemplo puede ser el cartero que trae una carta esperada y cuyo contenido será importante para el futuro.
A diferencia del extra, el componente dramático, se ve involucrado dramáticamente y su paso deja una marca, mientras que el extra sólo pasa por ella sin llegar a comprometerse con la historia.
Extras
Son aquellos personajes que actúan en lugares concurridos como shoppings, batallas, concentraciones, etc. Su función principal es la de hacer bulto, generalmente no tienen diálogo y su vinculación con la historia es meramente casual y sin conexión dramática.
Tipos de personajes
Los tipos de personajes pertenecen a una categorización aparte que nos permite poder delimitarlos dentro de una única clasificación, según sea su procedencia, su ocupación social y su desempeño dentro de la historia. Veamos cuales son:
1. Tipo
2. Estereotipo
3. Arquetipo
4. Prototipo
Tipo
Es aquel que se puede encuadrar dentro de un “tipo” o grupo social determinado como por ejemplo médico, abogado, etc. Como sabemos, cada persona perteneciente a estos grupos sociales tiene unas características particulares que lo hacen integrante de ese grupo. Los abogados usan saco y corbata mientras que los médicos lo hacen con maletín y guardapolvo. Esta forma es la más usada en la elaboración de los personajes y su uso prevalece en el drama y la comedia.
Estereotipo
Es aquel personaje cuyo “tipo” se ve exagerado expresamente. Es la clásica niña buena e ingenua de las telenovelas o el villano de las películas del oeste americano. El estereotipo tiende a maximizar las cualidades fundamentales del “tipo” al que pertenece. Es un personaje con cualidades y conductas fijas con tendencia a lo artificial. Este es un personaje poco creíble y su ubicación principal se encuentra en la farsa y el melodrama.
Arquetipo
Esta clasificación corresponde a aquellos personajes que se salen del “tipo” que los nuclea y pasan a integrar una categoría especial, casi mítica, idílica y eterna.
Su apariencia no es la de un hombre común, sino más bien de lo que debería llegar a ser. Es el típico héroe americano que triunfa sobre las fuerzas del mal y que tiene sus valores éticos, espirituales y morales muy por arriba de lo normal. Este personaje es muy común en la tragedia y también en la comedia y poco usado en el drama convencional.
Prototipo
Es un personaje único, que no es tomado de la realidad sino construido en base un determinado propósito y a partir del cual se crean nuevos personajes de similares características.
Se puede llegar a confundir con el arquetipo, la diferencia está en que el arquetipo sería el héroe, mientras que el prototipo el súper héroe. El arquetipo, puede llegar a ser real, en tanto el prototipo pertenece más al terreno de la fantasía.
Un ejemplo puede ser “Terminator”, “Alien”, “Superman”, “Batman”, etc., cuyos orígenes dieron pie a varios personajes parecidos. Su aparición se da en la farsa y la tragedia y fundamentalmente en el Comic.
Como se ha visto en estas diferentes definiciones, un personaje es una representación de una persona a la cual se le han conferido aspectos que determinan su carácter y, por ende, su pasado y su evolución en el desarrollo de la historia.
Al construir un personaje es común que participemos de una involuntaria dualidad, por un lado, intentamos crear una persona “real” al concebir su biografía, su aspecto físico y psicológico, mientras que, por otro, no nos damos cuenta de que ese ser que acabamos de crear, está supeditado a nuestras propias necesidades y caprichos y por lo tanto no es totalmente libre e independiente.