Directores de Fotografía en el Cine: “Gunnar Fischer”

Gunnar Fischer en 1985.

 

Gunnar Fischer fue el gran director de fotografía de la primera época de Ingmar Bergman, rodando 12 de sus películas en tantos años y haciendo coincidir su paso del neo-realista Port of Call a través del expresionista El séptimo sello y Cuando huye el día, al teatral El ojo del diablo. Después de estudiar pintura en Copenhague e ilustrando libros infantiles, Fischer se convirtió en un chef de la marina sueca. Una actriz que visitaba el barco lo ayudó a incorporarse a Filmstaden Studio como asistente de fotografía en 1935. Fischer estaba fuertemente influenciado por la fotografía de Gregg Toland sobre Citizen Kane, que le permitió al espectador recorrer la escena. Pero Carl Theodor Dreyer prefería intensos primeros planos de los rostros de los actores. Antes de que comenzaran Dos personas (Tva manniskor, 1945) Dreyer describió el trabajo anterior de Fischer como «leche y gachas de avena» y el camarógrafo profundamente sacudido cambió completamente su estilo, empleando luces de modelado fuertes.

La primera colaboración de Fischer con Bergman fue Crisis (Kris, 1946), una experiencia infeliz para ambos. El director novato vio el estudio reemplazar a Fischer con Gösta Roosling, aunque era un documentarista, más feliz en su ubicación. De hecho, Port of Call (Hamnstad, 1948), rodado por Fischer en los muelles de Gothenberg, tiene una sensación semi-documental. Bergman y Fischer estuvieron de acuerdo en que nunca debían diferir el uno al otro, pero eran completamente honestos al discutir su trabajo, aunque el director más tarde insinuó que su inflexibilidad contribuyó a su despedida. Bergman empezó cada vez más a favorecer las tomas largas, como en el portmanteau Sed (Torst, 1948), aunque hizo mucho más difícil el trabajo de Fischer, ya que a veces tenía que iluminar conjuntos grandes a través de los cuales la cámara y los actores podían moverse libremente. En 1951, algunas compañías de cine suecas cerraron sus puertas en protesta por los altos impuestos y durante los dos años siguientes, Bergman hizo nueve anuncios de jabón divertidos, con Fischer. El conflicto también lo impulsó a salir del estudio.

El corto e intenso verano sueco ha inspirado a muchos directores, y ha figurado en los títulos de tres películas de Bergman-Fischer: Interludio de verano (Sommarlek, 1951), donde Bergman sentía que encontraba su estilo; Verano con Monika (Sommaren med Monika, 1953) y Sonrisas de una Noche de Verano (Sommarnattens leende 1955). Monika intenta disipar el idilio mítico de esa temporada, pero su sexualidad era una carne fuerte incluso para la censura de Suecia y fue cortada. Para sonrisas, una comedia erótica de modales, Fischer dio a la noche de terciopelo un borde más frío.

Junto con la comedia Secretos de mujeres (Kvinnors Vantan, 1953) y The Magician (Ansiktet, 1958), las imágenes diamantinas de Fischer contrastan con sombrías escenas para reflejar las relaciones frágiles de los personajes o sus cambiantes fortunas.

Fischer (detrás de la cámara), Maj-Britt Nilson (acostada) e Ingmar Bergman (derecha) en el set de “Secretos de mujeres, 1952”.

 

A medida que el trabajo de Bergman se volvía más expresionista, los exteriores, como la madera mítica en el cuento de la moralidad medieval, fueron a menudo filmados en el lote cercano (El séptimo cielo, 1957). Fischer respondió: «Si puedes aceptar que hay un caballero sentado en una playa jugando al ajedrez con la Muerte, debes ser capaz de aceptar que el cielo tiene dos soles».

Fischer (en lo alto de la escalera) en el set de “El séptimo sello” (1957).

 

Cuando Victor Sjostrom, la estrella de Cuando huye el dia (Smultronstallet, 1957) estaba demasiado enfermo para filmar dentro de un coche de viaje, Fischer tuvo que usar retroproyección, aunque sintió que, sin tiempo para las pruebas, salió Mal y odiaba el efecto. Irónicamente, se agrega a la atmósfera extraña. Fischer no disfrutaba haciendo El ojo del diablo (Djavulens oga, 1960), sintiendo que Bergman lo estaba enojando por las otras fallas de la película. El gusto del director también estaba cambiando y quería que Fischer cambiara su estilo escultórico a algo más suave. Última colaboración y Sven Nykvist tomó su lugar para la siguiente fase de la carrera de Bergman. A pesar de una invitación, Fischer no regresó para El slencio (Tystnaden, 1963) mientras trabajaba en el Hans Brinker de Disney o en los Silver Skates.
Fue atraído de nuevo por la secuencia del título de El toque (Beroringen, 1971).

La carrera de Fischer estaba casi exclusivamente en Suecia. Entre los otros directores con los que trabajó con regularidad fueron Lars-Erik Kjellgren y Alf Kjellin, que más tarde realizaron una carrera como actor y director de televisión estadounidense. Una de sus pocas películas con un director extranjero fue el conjunto sueco de Anthony Asquith Two Living, One Dead (1961) sobre la culpa sufrida por el sobreviviente de un robo violento. Kjellin apareció en él y ese año Fischer también filmo Lustgarden, con dirección de  Kjellin y guion de Bergman. En 1965 Fischer dirigió su única película, el corto The Devil’s Instrument (instrumento de Djavulens), un misterioso romance con un bajista de jazz. A mediados de la década de los setenta se trasladó a la televisión y, con su hijo Jens (tanto él como su hermano Peter siguió los pasos de su padre), trabajó en la última película de Jacques Tati, Parade (1974). Erling Gunnar Fischer, director de fotografía: nacido en Ljungby, Suecia el 18 de noviembre de 1910, fallecido el 11 de junio de 2011.

Fotogramas de los films: El séptimo sello, Ciudad portuaria, Fresas salvajes, Sonrisas de una noche de verano.

Revista BeX Fotografía Latinoamericana

Directores de Fotografía en el Cine: “Russell Metty ASC”

Russel Metty ASC

Russell Metty fue un magnífico artesano que trabajó con grandes directores como John Huston, Stanley Kubrick, Steven Spielberg y Orson Welles, nació en Los Angeles el 20 de septiembre de 1906. Al entrar en la industria del cine como ayudante de cámara y se graduó a camarógrafo de iluminación en RKO Radio Pictures en 1935.

Su capacidad para crear efectos con contraste en blanco y negro sobre todo en las dos películas que rodó por Orson Welles, El extranjero (1946) y el clásico de Sed de mal (1958), este último mostrando su dominio de tomas complejas con grúa. En los años 50 en Universal, colaboró con el director Douglas Sirk en 10 películas entre 1953 y 1959, incluyendo el rodaje de obras maestras como «Magnificent Obsession» (1954) y en 1959 la remake de «Imitación a la vida«. Sin embargo, su colaboración con el director Stanley Kubrick en Spartacus (1960) resultó problemática. Kubrick dio mucho menos margen de maniobra a sus directores de fotografía que otros directores tradicionales, incluso los directores como Welles.

Metty y Kubrick se enfrentaron por el rodaje de «Spartacus», como Kubrick – con su extraordinario sentido de la luz y el efecto – se considera a sí mismo como el director de fotografía de la película.
Irónicamente, fue «Spartacus», su único premio de la Academia que ganó Metty, llevándose así el Oscar.

Metty continuó trabajando en las mejores producciones en la década de 1970, incluyendo Misfits con Marilyn Monroe, también trabajó extensivamente en la televisión, incluyendo «Colombo» y «Los Walton» (1972).
Russell Metty murió el 28 de abril de 1978 en Canoga Park, California. Tenía 71 años de edad.

Russel Metty, Nancy Gates, Marie Lund, Osa Massen: “La carrera maestra” (1944)

Orson Weññes, Russel Metty: “Sed de mal” (1968)

Doris Day, Russel Metty, Natasha Parry: “Encaje de medianoche” (1960)

Stanley Kubrick, Russel Metty: “Espartaco” (1960)

Laurence Olivier, Russel Metty: “Espartaco” (1960

Kirk Douglas, Stanley Kubrick, Russel Metty: “Espartaco” (1960 

 

Fotogramas de las películas: Spartacus de S. Kubrick, The Misfits de John Huston, Sed de mal y El extraño de Orson Welles.

Revista BeX Fotografía Latinoamericana

Directores de fotografía imprescindibles: «Michael Ballhaus»

Michael Ballhaus – Foto de Cinema 5d

 

«Uno puede hacer cualquier cosa que se proponga. A veces necesitas más tiempo, más esfuerzo o más dinero, pero al final siempre lo consigues…» Michael Ballhaus.

Desde Rainer Werner Fassbinder hasta Martin Scorsese, se observan dos períodos distintos en la carrera de uno de los directores fotografía imprescindibles, Michael Ballhaus, el cine alemán de la década de 1970 por un lado y el cine estadounidense desde 1983 en adelante.

Uno de los directores de fotografía imprescindibles es Michael Ballhaus, quien comenzó su carrera en televisión, pertenece a esa nueva generación de cinematógrafos que surgió dentro del movimiento del Manifiesto de Oberhausen (1962) y ayudó a renovar el cine alemán.

¿Quién era Michael Ballhaus?

Nacido el 5 de agosto de 1935 en Berlín de padres actores (Oskar Ballhaus y Lena Hutte) que también eran dueños de un teatro y convertirse en actor, y también comenzó a practicar fotografía a los 15 años con un Rolleiflex que fue un regalo de sus padres.

Sus conexiones familiares le permitieron contactar a Max Ophüls y ver el rodaje de Lola Montès en los Estudios Bamberg y en el Geiselgasteig (sur de Munich) donde se filmaron las escenas de circo, entre otras cosas.

Foto de  Panorama Audiovisual

 

Este mundo teatral que se hizo más dinámico por los movimientos de la cámara lo fascinó y lo ayudó a decidir su vocación: se convertirá en un director de fotografía y seguirá obsesionado con el movimiento de la cámara que se convertirá en su sello distintivo, y tomas circulares a menudo comentados.

Después de estudiar fotografía durante dos años (todavía no había una escuela de cine en Alemania), Ballhaus comenzó a trabajar como asistente en una estación de televisión (SWF) en Baden-Baden y poco después comenzó a filmar películas de televisión como camarógrafo durante la década de 1960, que fueron dirigidos por artistas como Peter Lilienthal, Herbert Vesely, Johannes Schaaf y Tom Toelle.

Raoul Coutard, su referente

Como muchos camarógrafos de su generación, fue influenciado por el trabajo de Raoul Coutard: “Mi maestro era Raoul Coutard, recuerdo haber visto Le mépris (desprecio) veintitrés veces”.

Sus inicios en el cine datan de 1968 con Mehrmals täglich, de Ralf Gregan, y al mismo tiempo (1967-1969) enseñaba en la Academia de Cine y Televisión de Berlín, que acababa de abrir. Las discusiones con los estudiantes, la vivencia de las confrontaciones del movimiento estudiantil, así como la libertad para experimentar que ofrecía la escuela superior de cine terminaron siendo para Ballhaus experiencias extraordinariamente fructíferas en su trabajo con la cámara. Su carrera alemana alternó entre la pequeña y la gran pantalla durante la década de 1970.

Estilo

Con sus fluidos movimientos de cámara y zooms, y una cierta estilización en la elección del encuadre, sus colores y su iluminación contrastada, Fassbinder y Ballhaus perfeccionaron en quince películas, culminando en la coherencia y la belleza artística de Despair y The Marriage of Maria Braun, que fueron sus dos últimas películas juntos.

El estilo de dirección de Fassbinder juega en un estilo virtuoso con espejos, vidrio y marcos de puertas que estrechan el marco, pero todo está unido en una elegante fluidez de movimientos de la cámara (travelling, zooms y cambios de enfoque) sin sacrificar la iluminación, que es generalmente direccional para mejorar la profundidad y el contraste. Las relaciones entre el director y su director de fotografía no siempre fueron suaves. Ballhaus agregó que Fassbinder le había enseñado a pensar como un director, y no como un camarógrafo enfocado en problemas técnicos.

Fue en Martha, una película televisiva de 16 mm filmada en 1973, donde aparece la primera toma de seguimiento de 360°. En la escena del primer encuentro entre los dos protagonistas (Margit Carstensten y Karlheinz Böhm), Fassbinder le preguntó a Ballhaus cómo hacer que la escena se quede en la mente de los espectadores. Ballhaus sugirió una toma de 180 ° a su alrededor. “¿Por qué no dar la vuelta?” preguntó Fassbinder. Así es como nació un sello distintivo del estilo de Ballhaus, y uno que repetiría a lo largo de su carrera.

Ballhaus trabajó en los EE.UU. no sólo con Scorsese sino también con directores como John Sales, James Foley, Paul Newman, Peter Yates, Jim Brooks, Frank Oz, Steve Kloves, Francis Ford Coppola, Wolfgang Petersen, Robert Redford y Mike Nichols. A este último se le atribuye la frase: “Working with Michael is like being in heaven, only you don’t have to die for it.” (Trabajar con Michael es como estar en el cielo, solo que no tienes que morir por ello).

Ballhaus cultiva una marcada preferencia por la cámara emplazada sobre rieles pero ha sabido perfeccionar también de forma sorprendente los desplazamientos de tipo Steadycam. En el empleo de la cámara manual opta siempre por dejarla ‘respirar’. Maneja a la perfección el efecto de vértigo que se logra al retirar la cámara, pero acercando al mismo tiempo la imagen mediante la lente zoom.

En un solo plano Ballhaus hace hasta cinco aperturas del diafragma de la cámara y en algunas escenas recurre a veces al Speed-Change, mediante el cual se puede aumentar o reducir la velocidad con la que corre la cinta. Son estas técnicas, siempre subordinadas a las historias narradas, las que consiguen la singular estética de Ballhaus. Suele jugar con los límites de aquello que es factible desde el punto de vista de la técnica de cámara. Cada una de sus películas presenta innovaciones estilísticas.

Aun así se reconoce en ellas su inconfundible cuño por la movilidad de la cámara, la inigualable dinámica y una muy fina relación con los complejos escénicos. Se suele sostener que una película de Ballhaus parece siempre más cara de lo que realmente fue.

El director Tom Tykwer describe el secreto de Michael Ballhaus en su libro “El ojo volante – Michael Ballhaus en conversación con Tom Tykwer” editado en 2002 por la Editorial Berlin Verlag: Ha sido incesante en su curiosidad, en su afán por innovar el lenguaje cinematográfico, sin haber olvidado jamás que siempre en el centro de una buena película sólo está el hombre con sus conflictos existenciales. “Ha sabido reunir de manera fascinante una mirada cómplice y nunca distanciada sobre las figuras fílmicas con una alta complejidad técnica”.

3 PELÍCULAS IMPRESCINDIBLES DE MICHAEL BALLHAUS Y SUS DETALLES TÉCNICOS

“Despair” (Desesperado)


Foto de Contemporary Arts

 

Sinopsis: Berlín años treinta y el dueño (Dirk Bogarde) de una fabrica rusa de chocolates se hace pasar por otra persona.
Director: Rainer Werner Fassbinder – Año 1978
Cinematografía: Michael Ballhaus
Montaje: Rainer Werner Fassbinder, Juliane Lorenz
Guión: Tom Stoppard, Vladimir Nabokov
Relación de aspecto distribuido: 1.66: 1
Ancho negativo de película de 35 mm
Cámaras Arri

 

“Goodfellas” (Uno de los nuestros)

Sinopsis: Henry, un niño de trece años de Brooklyn, vive fascinado con el mundo de los gánsters. Su sueño se hace realidad cuando entra en la familia Pauline.
Director: Martin Scorsese – Año1990
Guión: Nicholas Pileggi, Martin Scorsese
Director de Fotografía: Michael Ballhaus
Montaje de Thelma Shoonmaker y James Y.Kwei
Cámaras: Arriflex 35 BL4s
Lentes: Zeiss Lenses
Relación de aspecto: 1.85:1
Tamaño Negativo: 35mm

 

“Departed” (Infiltrados)

Foto de Pinterest

 

Sinopsis: Billy Costigan (Leonardo DiCaprio), policía del Sur de Boston, trabaja de forma encubierta para infiltrarse en la organización de la pandilla del jefe Frank Costello (Jack Nicholson). Cuando Billy se gana la confianza del gángster, un criminal de carrera llamado Colin Sullivan (Matt Damon) se infiltra en la policía para reportar sus actividades a los jefes de su sindicato. Ambas organizaciones descubren que tienen a un enemigo en sus filas, Billy y Colin deben descubrir sus identidades.
Dirección: Martin Scorsese – (Año 2006)
Cinematografía: Michael Ballhaus
Edición: Thelma Schoonmaker
Guión: William Monahan, Alan Mak, Felix Chong
Cámaras: Arricam Studio (ST), Arriflex 235 y Arriflex 435
Lentes: Zoom Angenieux Optimo – Lentes Master Prime, Zeiss Ultra Prime.
Relación de aspecto distribuido: 2,39: 1
Película 35mm Kodak

 

Fotogramas de filmes: Pandillas de Nueva York, After Hour, La última tentación de cristo, Los fabulosos baker boys, La edad de la inocencia, y Drácula.


“La edad de la inocencia” de Martin Scorsese (1985)

“La edad de la inocencia” de Martin Scorsese (1985)

“Después de hora” de Martin Scorsese (1985) 

“Después de hora” de Martin Scorsese (1985)

“Después de hora” de Martin Scorsese (1985)

“La última tentación de Cristo” de Martin Scorsese (1988)

“La última tentación de Cristo” de Martin Scorsese (1988)

Los fabulosos Baker Boys” de Steve Kloves (1989)

“Los fabulosos Baker Boys” de Steve Kloves (1989)

“Drácula, de Bram Stoker” de Francis F. Coppola (1992)

“Drácula, de Bram Stoker” de Francis F. Coppola (1992)

“Pandillas de Nueva York” de Martin Scorsese (2002)

“Pandillas de Nueva York” de Martin Scorsese (2002)

Martin Scorsese y Michael Ballhaus

 

Juan Pablo Ramírez AMC: “Huachicolero”

Publicado por Comunicación AMC – Junio de 2019 
Por Kenia Carreón y Milton Rodríguez
Fotos: Joshua Sobel / Fotogramas de la película

 

“No se puede competir contra la vida, tan solo recrearla”. Las palabras de la gran cineasta francesa Agnès Varda permanecen ad hoc para todo tipo de obra artística. Así lo podemos constatar en “Huachicolero”, Ópera Prima del director Edgar Nito y fotografiada por Juan Pablo Ramírez AMC. Esta cinta coincide con el contexto mexicano actual en cuanto al robo y venta ilegal de hidrocarburos. Sin embargo, el trabajo de los cineastas va más allá de recrear un hecho en un espacio y tiempo fílmico. Es proyectar una realidad que compita con la manera de pensar en una sociedad.

Acercarse al mundo de ‘Huachicolero’ fue un reto a la hora de su creación. Se buscaba lograr una sensación de autenticidad que reflejara la realidad de las personas dedicadas a esta actividad. Por motivos de presupuesto, las locaciones para este proyecto debían ser reflexionadas a profundidad para que funcionaran en su totalidad con el guión y al mismo tiempo se sintieran naturales: ‘Edgar me habló del proyecto desde hace mucho y yo estuve involucrado desde la primera idea, estuvimos juntos en los primeros scoutings. La íbamos a hacer sin nada. Teníamos una cámara Sony A7S, óptica Leica R y poco presupuesto”. Contando con varias colaboraciones en proyectos previos, la relación entre ambos cineastas egresados del CCC es muy cercana. “Cuando no había nada yo confiaba ciegamente en Edgar. No solo porque es mi amigo, sino porque es un director muy talentoso y profesional; tenía la certeza de que, aunque la hiciéramos con la cámara que fuera, iba a salir adelante”. Filmada en el estado de Guanajuato entre 2017 y 2018 ‘Huachicolero’ narra la historia de Lalo, un niño de 13 años que se involucra en el mundo del robo de combustible para conseguir dinero y de esa manera conquistar a la chica que le gusta.

La propuesta fotográfica de Juan Pablo se centró en una estética similar al fotoperiodismo, de donde saca mucha inspiración. Las noches muy oscuras, el alto contraste y el movimiento de cámara, (cámara en mano), terminan por reforzar la idea de veracidad que se buscaba para contar esta historia. “Las decisiones fueron arriesgadas pero interesantes”. Al final se optó por utilizar una cámara RED EPIC M-X con óptica Cooke Speed Panchro, que a pesar de no tener tanta sensibilidad en las luces bajas, funcionó perfectamente para la estética de la película.

El reto más grande fue administrar el poco tiempo y dinero; había que ser efectivos y encontrar locaciones adecuadas basándose en la cercanía con la posible realidad de esas personas. “Las secuencias las trabajamos mucho, estaban en storyboard o en plantillas. Debido a que estudiamos mucho las locaciones pensamos muy bien el trazo de las escenas. Una semana de pura estructura, de hacer shooting list”. Con el objetivo de hacer de cada limitante un aliado, el cinefotógrafo logró resolver creativamente y a favor de la historia que su propuesta visual fuera proyectada. Para el cineasta esta película tiene la sensación de estar viva ya que pareciera que se tomaron decisiones en el momento, sin embargo, fue un proyecto muy pensado. “Edgar y yo nos sentamos a analizar cada plano y nos íbamos a corroborarlos en la locación. Hacíamos una prueba con la Sony y con el actor. Diseñamos todo in-situ”.

Para Juan Pablo es importante que toda persona de su equipo conozca el proyecto a profundidad para lograr darle personalidad que aporte a la estética de la película. “La función de un cinefotógrafo es irse al principio de las historias y conocerlas a fondo. Me gusta estar desde el principio del proceso, aunque no siempre sea posible”. Si tiene la oportunidad de escoger al equipo que lo acompaña en sus proyectos, Juan Pablo opta por tener personas que sabe apostarán y darán todo a favor de la historia. Al hablar de su equipo, el director de fotografía dice con una sonrisa: “Los envié a la guerra”, refiriéndose al hecho de trabajar en esas condiciones de luz y de espacio. Se refirió sobre todo al primer asistente Diego Martínez Ibáñez, quien además debía hacer foco con un diafragma de f/2.2. “Le di mucha confianza, lo conozco desde bebé. Yo veía hasta donde me podía dar y me dio mucho más. Llegaba al foco con una intuición increíble y eso me permitía ir más lejos. En algunos momentos daba la sensación de que ambos cargábamos la cámara”.

Afortunadamente para “Huachicolero”, Ramírez tuvo la oportunidad de estar presente desde las primeras ideas previas al guión mismo y más adelante durante la selección de actores. Se hizo casting en una casa de cultura en Irapuato, pero las opciones que llegaron no convencieron a Edgar Nito. “Terminando el casting el dueño del lugar le dijo a Edgar “- ¿Por qué no le haces casting al hijo del albañil?” y aunque personalmente en un principio no me convencía del todo el chico porque no sabía si sería capaz de aguantar los diferentes cambios de carácter que tiene el personaje, Nito le tuvo fe y entró al proyecto”. Mas adelante Tania Olhovich entró para apoyar con un taller comunitario para los posibles personajes preseleccionados con el fin de generar confianza entre “Lalo” el personaje principal y los actores secundarios con quienes interactúa a lo largo de la película. Para Juan Pablo es importante generar confianza entre el actor y el cinefotógrafo ya que fortalece la relación de cámara con los personajes. “No sólo es llegar a resolver en el lugar, tengo un trabajo previo de ir a las juntas, castings etc. Me gusta ver cómo reaccionan y, como estoy en el proceso de visualización, hago mías muchas de las inquietudes que tiene el director y de esa manera podemos sopesar decisiones juntos”.

Una semana antes de comenzar el rodaje, Nito y Ramírez se llevaron a Lalo a la locación. “Hicimos ejercicios con él. Le ponía la cámara a pulgadas de la cara para ver cómo reaccionaba y si le intimidaba. Lo hicimos interactuar con la gente e intentamos sacarlo de la esfera del grupo de trabajo para ver que tan formado estaba, pero siempre con la cámara como presión para ver si se ‘quebraba’ al estar en contacto con la realidad. Cuando le pusimos la cámara enfrente y aguantó la primera toma larga a centímetros supimos que ya estaba listo”.

La familia de Edgar Nito es de Irapuato y la dupla ya ha grabado varios proyectos en el Estado de Guanajuato. Para filmar “Huachicolero”, Juan Pablo, Edgar y su mamá, iban de casa en casa preguntando por espacios con ciertas características. Ramírez recalca que la gente fue muy amable con ellos y que los invitaban a pasar a sus casas para observar si algo les servía o funcionaba para la película. Una de las locaciones más interesantes que encontraron es la cocina del protagonista ya que los dueños todavía cocinan con carbón y esto hace que las paredes y los utensilios estén teñidas por el negro característico que deja el hollín de la leña. Para el director de arte la cocina en especial resultó ser todo un reto debido a que cualquier cosa que pusiera resaltaba mucho en cámara.

Para el cinefotógrafo los retos que se presentan en cada uno de los proyectos en los que participa son oportunidades para resolver con los recursos que se tienen y que aporten a la historia. Juan Pablo remarca como una ventaja el hecho de contar con poco presupuesto ya que esto influyó en la toma de decisiones a la hora de elegir a las personas que trabajarían en la película. “La única manera de hacer esta película era entre amigos. Reclutamos a la gente a la que le apasionaba la historia. El asistente de cámara es mi primo, el gaffer fue Francisco Morales con quien he trabajado desde mi tesis, pasando por el documental de Los Tigres del Norte, ‘Jefe de jefes’, comerciales, cortos ¡de todo!, es como mi ángel de la guarda, es generoso, perseverante y lo más importante es que le gusta la luz y no solo lo técnico. Él me ha ayudado mucho, al grado de ir a verificar mi camioneta (comenta entre risas Juan Pablo). Por otro lado, Nito llevó a amigos que ayudaron en la post, el productor llevó a amigos que ayudaron durante la producción, se hizo todo lo que se pudo con el bajo presupuesto, pero eso sí, rodeados siempre de gente magnífica”.

Ramírez considera que es muy fácil encapsularse en un pensamiento negativo con todas las presiones que se tienen en una película. El presupuesto suele ser una de las problemáticas más comunes, pero en el caso de “Huachicolero” el problema fue tener tantos llamados nocturnos. “El cinefotógrafo debe estar al principio de las historias para conocer la problemática y todas las posibilidades, estar consciente de cualquier arista; cuando se presente una contingencia debe haber más de una persona que pueda resolverla”.

Después de analizar a profundidad los espacios de trabajo y la narrativa de la historia, llegó a la idea de incorporar luces de trabajo a la camioneta en la que se transportaban los personajes: “La camioneta tenía luces a los lados, le cambiamos los faros, los stops. Se le agregaron faros de Tungsteno y lo mejor es que los actores podían manejarlas desde el interior. Las luces abarcaban 360º y la cámara los seguía. Como yo diseñé todo este arreglo visual, sabía cuándo tenía que dejar pasar a los actores para no generar sombras. Me gusta tirar con la luz detrás del personaje para darle tridimensionalidad”. La oscuridad juega un papel importante dentro de la historia, ya que al encontrarse en zonas abiertas y alejadas dentro del interior de la república, no hay mucha iluminación. “Las noches de esos personajes eran absolutamente siniestras ya que lejos del alcance de la luz no hay nada y esto ayudó en la narrativa, se siente el peligro constante. En otra situación se pudo haber construído un soft box gigante que iluminara todo el prado, pero buscábamos reflejar la violencia y acercar al personaje al espectador sumergiéndoles en una oscuridad que no aportaba nada más que incertidumbre”. Buscamos otra forma de iluminar a los personajes y que al mismo tiempo estuviera acorde con la historia.

Casi simultáneamente Juan Pablo filmó “Chicuarotes” película dirigida por Gael García Bernal que en contraste con “Huachicolero”, en esa película había más recursos lo que permitió iluminar con el mismo look pero recreando las locaciones con mucho más herramientas para “fabricar” lo que se requería.

A Juan Pablo Ramírez AMC le gusta trabajar con la luz disponible. Siempre que entra a una locación observa las fuentes de luz y las características del espacio (ventanas, paredes, color, etc.), lo que le ayuda a imaginar cómo aprovechar al máximo lo que está ahí. “Hace mucho que trato de no poner rebotes por lo que siempre intento que la luz funcione y como me encanta el contraste no los uso”.

En cuanto a la postproducción y corrección de color procura estar presente en todos los proyectos, aunque no siempre es posible. En entrevistas pasadas, como en el podcast de “Cinematógrafo Latinoamericano”, ha dejado claro que es el proceso que menos disfruta cuando trabaja en una película. “Te tienta a ser infiel ante tu propuesta inicial. Trato de limitarme en la corrección (…) hay algunas secuencias en las que sé que haré en post porque las filmé de esa manera; prefiero tener desde cámara el look más parecido a lo que deseo sea el look final. Trato de darle algo a cada proyecto que sea como su huella dactilar». Para ‘Huachicolero’ es la cámara en mano, la cercanía con el personaje, los lentes. Es importante meterse a las entrañas de la historia y no solo verlo como un trabajo.

Durante la grabación de ‘Huachicolero’ hubo un incendio forestal que estuvo a punto de detener las grabaciones por su cercanía con el basecamp de la producción. “Estábamos haciendo tomas, pero comenzó un incendio y se estaba acercando al lugar base que nos prestaron llamado ’El Polvorín’ que es un lugar dedicado a la fabricación de pirotecnia. Teníamos que parar para recoger todo y evacuar a todos los que estuvieran cerca. El cerro estaba envuelto en llamas. Corrimos para sacar todo y estando ahí Nito y yo nos miramos y nos dijimos: “¿y si filmamos el fuego?”. Lo hicimos y quedó en la película. Empecé a filmar siluetas, a los policías que estaban coordinando todo; ya en el montaje pusieron diálogos. Ese es un valor de producción increíble y aunque los productores nos querían matar por el peligro que representaba para nuestra salud y vida, le sacamos provecho al máximo”.

Es el hecho de tener un proyecto bien planeado, pensando en sacar todo el provecho de lo que se tiene a la mano, que se pudo obtener un trabajo de calidad. “Al ver la película parece que somos un super equipo, pero en realidad éramos muy pocos- dice Juan Pablo. ”Me llena de emoción esta película por lo que le dice al cine, porque se hizo con poco, con ganas y parece una película más cara de lo que es. Me da gusto que se pueda hacer contenido con poco”. Esto se ve reflejado en el buen recibimiento de la película por parte de la crítica y prensa extranjera después de haberse estrenado en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York y ganar el premio Best New Narrative Director.

‘Huachicolero’
Cámara: Red Epic M-X
Óptica: Cooke Speed Panchro
Cinefotógrafo: Juan Pablo Ramírez AMC

 

Con respecto al ‘Huachicolero’ en el país, Ramírez y Nito sabían que era un problema, pero nunca imaginaron que justo cuando la película comenzará a distribuirse, iba a crecer tanto y ser tan notado. “Es un problema muy grande porque no sólo roban gasolina, también la redistribuyen. Al hacer la película nos dimos cuenta que la realidad es mucho más cruda y fuerte y nos quedamos cortos al retratarla. Lo notamos cuando vimos el video de la explosión en Hidalgo hace poco tiempo. Nosotros de hecho si filmamos a metros de donde había una toma clandestina, nos anticipamos casi dos años antes de que se hiciera público”.

Gabriel Beristain BSC ASC AMC, DF de “Viuda Negra” de Cate Shortland (2021)

Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) y Yelena Belova (Florence Pugh). 

 

Britisch Cinematographer
Detras de camaras – Gabriel Beristain BSC ASC AMC – Black Widow
Por: Zoe Mutter 

 

CORAZÓN DE LA ACCIÓN

Gabriel Beristain BSC ASC AMC se une a la directora Cate Shortland para llevar una historia conmovedora a la pantalla que está impulsada en igual medida por momentos íntimos centrados en los personajes y los espectaculares efectos visuales característicos de Marvel. La película examina la relación de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) con personajes como la figura de la hermana menor Yelena Belova (Florence Pugh). 

“Queríamos que la película fuera espectacular, pero aún necesitaba intimidad, ya que eso es lo que la haría realmente especial”, dice el director de fotografía Gabriel Beristain BSC ASC AMC sobre Black Widow, la historia de origen de Marvel que filmó y que explora el viaje de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson). “Las películas de Marvel tienen que ver con imágenes fantásticas, pero la directora, Cate Shortland, estaba ansiosa por centrarse también en el valor de las relaciones de los personajes en pantalla. Tener la oportunidad de hacer esto a través de una película de superhéroes fue un desafío emocionante. Nos propusimos hacer una película humana que conectara profundamente con la audiencia, pero en el contexto y el espectáculo de una producción de Marvel”.

Beristain está familiarizado con el estilo icónico de Marvel, ya que tomó fotografías adicionales para películas como Iron Man 2, Iron Man 3, Guardians of the Galaxy y Thor, y encontró un lenguaje visual que respetaba la visión de cada director“Cuando Marvel quiso darme mi propia película, me convertí en parte del equipo Black Widow  de la directora Cate Shortland, lo cual fue fenomenal”, dice el director de fotografía.

Black Widow sigue a Natasha Romanoff/Black Widow en sus aventuras entre Capitán América: Civil War  (2016), Civil War y  Avengers: Infinity War  (2018), explorando la relación con personajes que incluyen a la hermana menor Yelena Belova (Florence Pugh) en el camino. Si bien una película de Marvel contrasta bastante con las producciones anteriores de la escritora y directora australiana Shortland, que incluyen dramas  Somersault  (2004),  Lore  (2012) y  Berlin Syndrome  (2017), ella aportó un enfoque único que se adaptaba perfectamente a  la relación de Black Widow : narración enfocada.

“El hecho de que Cate viniera con una visión femenina realmente fuerte, como la que tiene en todas sus películas, fue importante. Revisé sus producciones anteriores y descubrí su lenguaje creativo único y la forma en que realmente entiende el papel de las mujeres en nuestra cultura y sociedad”, dice Beristain. “Inmediatamente me di cuenta de que Black Widow no se trataba solo de las impresionantes extravagancias de efectos visuales que Marvel hace extremadamente bien. Se trataba de personajes que descubren sus realidades, su pasado y la forma en que deben lidiar con las cartas que la vida les ha dado. Encontrar las realidades en medio de esta extravagancia fue maravilloso. Esa humanidad en la película es lo que la hace realmente extraordinaria”.

Scarlett Johansson y Florence Pugh

 

Si bien Shortland y Beristain se ubicaron en tiendas separadas durante el rodaje, permanecieron en un diálogo constante. “Cate prefería estar separada del equipo técnico aunque conceptualmente me quería allí con ella, ayudándola a entender cómo todo lo que estaba haciendo serviría a la historia y al relato que ella estaba contando”.

Beristain valoró las referencias que Shortland aportó al proyecto y su «tremenda educación cinematográfica» y su enfoque en los detalles técnicos que ayudarían a mejorar la narrativa. Junto con el diseñador de producción Charles Wood, Shortland y Beristain crearon un mundo en el que todo era simbólico y tenía una sólida justificación para estar allí, con la ayuda del conjunto «poderoso» de imágenes de referencia de Wood.

Los lugares de rodaje incluyeron Noruega, Budapest, Marruecos y el Reino Unido, incluso en Pinewood Studios. La parte más problemática del rodaje fue filmar fotografías adicionales en los EE. UU. para que coincidieran con las locaciones del Reino Unido. “La luz era muy importante aquí. Por ejemplo, teníamos que recrear una escena que se filmó en un campo en Oxford, Reino Unido, por lo que estaba muy consciente de estudiar la luz y la dirección del sol en cada punto, ya que sabía que sería esencial para cuando filmáramos en un rancho en Los Ángeles”.

La capacidad de tener confianza en las decisiones creativas y técnicas también era imperativa. “Cuando haces una pequeña película independiente, podrías decir ‘No tenía una grúa’ o ‘No había suficientes luces disponibles’, pero cuando trabajas en una producción como esta donde todo el equipo está disponible, todo tiene que ser una gran decisión, que puede ser un desafío para un cineasta. Pero, sin duda, la película es visualmente muy impresionante debido a todo lo que teníamos a nuestra disposición”.

ESPERANDO LA LUZ PERFECTA 

Beristain cree que gran parte del oficio cinematográfico se centra en la iluminación y la composición. “Cate tenía una mentalidad similar y no nos dejaría filmar si no tuviéramos una luz maravillosa”, dice. “Entonces, esperamos la luz perfecta, como en las viejas películas británicas como Lawrence de Arabia. Eso fue muy refrescante”.

El director de fotografía disfrutó de una estrecha y exitosa colaboración de iluminación con Lee Walters, con quien conectó de inmediato y cuenta como «uno de los mejores gaffers británicos». “Él diseña sus propias fuentes en una variedad de tamaños, que él llama los ‘ataúdes’. Hacen una fuente muy pequeña, suave y hermosa, que también es direccional”, dice Beristain. “Esos famosos ataúdes nos permitieron darle a Cate y a las cámaras una gran libertad”.

El enfoque fundamental de Beristain para iluminar el mundo de Black Widow era a la luz del exterior, como ocurriría de forma natural. “Quería dejar entrar la luz por las ventanas tratando de no invadir todos los espacios”, explica. “No siempre fue posible, pero ese era el principio principal: dejar que la luz del exterior entrara, ya sea rebotando en fuentes grises o lanzando ejes muy fuertes usando los ataúdes en lugares estratégicos”.

Cada vez que Walters y Beristain usaban luces en el interior, era una continuación de la luz del exterior, lograda usando las luces de ataúd diseñadas por Walters. “Están cubiertos con una fuerte difusión, pero muy livianos para que pueda colocarlos en lugares pequeños y ocultos. Esto encajaba con nuestro enfoque de no invadir el plató con parafernalia de iluminación, sino dejar que todo fluyera desde el exterior hacia los platós”.

Si bien el movimiento de la cámara fue una consideración clave en todo momento, la interpretación y la historia siempre fueron las estrellas.

El deseo de Scarlet Johansson de “hacer que la película fuera lo más real posible” también ayudó a Beristain a la hora de iluminar las escenas. “Puedes imaginar que las estrellas de cine querrían poner miles de luces en el cabello para asegurarse de que todo se viera impecable, pero ella no era así. Eso me ayudó mucho porque no teníamos que llenar el set con accesorios para crear una iluminación glamorosa. Esto significa que la película aún se ve fenomenal, pero con una sensación más realista”.

Los cineastas trabajaron con un equipo de iluminación totalmente ARRI. Inicialmente, intentaron usar luz de tungsteno, pero luego la rehuyeron y decidieron optar por LED. “El operador de iluminación más maravilloso, Simon Baker, controlaba todo con su iPad”, dice Beristain. “Nos dimos cuenta de que sería mejor para nosotros seguir la ruta LED y utilizar la tecnología ARRI más moderna para permitir ese control. Solo cuando necesitaba una gran fuente que pudiera atenuar, usaba tungsteno. Evitamos las HMI porque, a menos que pueda atenuarlas un poco, ahora es muy difícil trabajar con ellas. Prefiero usar un ARRI LitePanel grande que me dé la opción de atenuar”.
 
ESPECTACULAR PERO ÍNTIMO 

Siendo un «maestro de la configuración de tres cámaras», Beristain sugirió usar esta técnica a Shortland. El director pronto adoptó el concepto y estaba ansioso por lograr composiciones que aseguraran que cada cámara «realmente dijera algo».

Al igual que Beristain, Shortland quería filmar anamórficamente. “En el mundo anamórfico, no hay nada más hermoso que las lentes vintage, por lo que decidimos usar las Panavision C Series y D Series”, dice Beristain. “Cuando Cate vio cómo se comportaban los lentes, se enamoró y yo lo apoyé por completo. Fotografié a Dolores Claiborne con los lentes vintage hace muchos años, así que los conozco muy bien y son absolutamente hermosos”.  La película necesitaba ser anamórfica debido a la prominencia de los paisajes en la narrativa. “Queríamos que fuera expansivo”, dice Beristain. “Black Widow también tiene que ver con el movimiento, con personajes que pasan del fondo al primer plano, cruzando la pantalla de una manera elegante y majestuosa. Cuando intentas lograr un uso extraordinario de la composición de una manera alargada, no hay nada mejor que la anamórfica para hacerlo en pantalla ancha, así que lo celebramos”.

Scarlett Johansson

 

Las preciadas lentes antiguas se combinaron con la Sony Venice, una cámara que había impresionado a Beristain en producciones recientes. “Ahora estoy totalmente enamorado de él y también estoy filmando el proyecto en el que estoy trabajando actualmente con Venice”, dice. “Sony actualiza constantemente la cámara, brindándole una gran flexibilidad. Entonces, desde un punto de vista técnico, la elección correcta fue una cámara que nos diera opciones (alta velocidad, 6K, 4K) y que podía modificar porque teníamos que filmar algunas secuencias en relación de aspecto extendida para IMAX, para lo cual usé full -marco Panavision Primo 70 lentes”.

Los cineastas utilizaron el modo Rialto de Venice para que pudiera usarse en un tamaño reducido junto con el sistema estabilizador «motor» Stabileye. Beristain confió en el Stabileye como una de sus principales herramientas durante el rodaje, valorando sus “características compactas y un diseño bien pensado”. “El modo Rialto te permite desarmar la cámara, por lo que terminas con un componente muy pequeño para montar en la cámara”, dice. “El resto de la cámara va en la parte posterior de la rejilla o está atado por un cable. Eso fue genial porque significaba que podíamos hacer esta película gigantesca usando movimientos asociados con una cámara muy pequeña mientras disfrutamos de mucha flexibilidad y una imagen de muy alta calidad”.

Trabajando en estrecha colaboración con el director de fotografía para capturar el mundo de Black Widow fue el asistente de cámara Adam Coles. “Era brillante y también era un gran supervisor en el departamento, ya que administraba todo el equipo y los operadores”, dice Beristain.  “Tenía un maravilloso equipo de cámara.  Mención especial merece nuestro director de 2da unidad Carlos de Carvalho. Mostró una tremenda iniciativa y escenas perfectamente combinadas. Mis operadores Julian Morson y David Hamilton-Green demuestran por qué los operadores británicos son absolutamente los mejores, y Marcus Pohlus y Stamos Triantafyllo representan los mejores de Europa.

Florence Pugh como Yelena Belova 

 

“El increíble equipo también incluía a Jamie Harcourt, cuyo padre fue mi mentor en mis años de estudiante, mis maravillosas operadoras estadounidenses de tomas en los EE. UU., Abby Lyne y Raquel Gallego, y por último, pero no menos importante, Marcus Cole también en los EE.UU. Los asistentes de cámara y los agarres de Black Widow son ejemplos tremendos de la gran variedad de técnicos y artistas que tenemos en nuestra industria”.

El equipo de cámara también usó un Phantom Flex4K para capturar escenas de lucha a 500 fps para usarlas como secuencias de cámara lenta. “Pero por hermosos e interesantes que sean los resultados del Fantasma, ese no era el lenguaje general de la película”, agrega Beristain.

Si bien el movimiento de la cámara fue una consideración clave para Shortland, la interpretación y la historia siempre fueron las estrellas. “Ella no es el tipo de directora que dice que siempre necesitas mantener la cámara en movimiento o que necesitas establecer un lenguaje visual ingenioso para contar una historia”, dice. “De hecho, quizás uno de los momentos más conmovedores es cuando los dos personajes femeninos principales están sentados hablando en una cafetería en Budapest. La cámara no se mueve y es un primer plano de dos planos muy sencillo, por encima del hombro y, sin embargo, la escena es absolutamente conmovedora y poderosa.

“A Cate siempre le apasionó hacer una película que fuera tan espectacular como íntima. En otra secuencia, esta vez en el cortijo, las dos mujeres se encuentran en una habitación muy pequeña. Para Cate era importante no rehuir los momentos en los que necesitaba confinar a los actores en un espacio físico. Eso es lo hermoso de la película, esos momentos íntimos logrados con precisión, realidad y pasión son tan valiosos como las escenas espectaculares bien planeadas donde todo estuvo a nuestra disposición”.

El enfoque de la iluminación consistía en dejar que la luz del exterior entrara a través de las ventanas. Momentos de quietud y conexión humana se entremezclan con las secuencias cargadas de efectos visuales que se esperan de una producción de Marvel. “Las escenas que presentaban muchos efectos requerían que muchas unidades trabajaran al unísono: la unidad del túnel de viento, la unidad del brazo robótico, la segunda unidad, nuestra unidad principal, etc. Esto significaba que los guiones gráficos y las previsualizaciones eran increíblemente importantes porque mostraban los movimientos exactos que necesitábamos. También usamos una cantidad fenomenal de pantalla verde y uno de los túneles de viento más grandes del mundo. en Pinewood. Fue una empresa enorme, la producción fue absolutamente épica”.

Estudiar el previs en detalle permitió a Beristain y Shortland unificar todos los elementos. “Agregué notas para cada elemento, especialmente la iluminación”, dice. “Por ejemplo, la cámara puede moverse de derecha a izquierda y luego hay una explosión, por lo que necesitaríamos algo de luz interactiva creada por esa explosión. Cuando trabajas con cinco o seis unidades, tienes que conectar realmente el lenguaje visual y gran parte de eso se decidió en la vista previa. También lo dictaba la dinámica que requería la secuencia de efectos visuales, por lo que era una mezcla de lo que requería técnicamente la película y lo que requería la historia”.
 
HÉROES DE ALTOS VUELOS 

Helicopter Films Services filmó VFX y placas de acción en vivo en Noruega, Svalbard, Tánger (Marruecos) y el Reino Unido. “Hicieron un trabajo fenomenal y son muy profesionales”, dice Beristain. “Nuevamente, lo más importante, no solo con Helicopter Film Services, sino con cualquier otro proveedor y miembro del equipo, fue que todos estaban conectados al sistema de previsualización, por lo que todos estaban en la misma página”.

El equipo utilizó el conjunto aéreo especializado de seis cámaras de la empresa, el Typhon, que incorporó seis lentes RED Helium y Zeiss CP.3 XD de 21 mm para brindar un campo de visión masivo que es ideal para usar en producciones impulsadas por VFX. Servicios de filmación de helicópteros Jeremy Braben, operador de cámara y DF aéreo, compartió información sobre la filmación de las secuencias aéreas: “El otro elemento que integramos, para filmar con el Typhon en Noruega, fue el uso de un control de enfoque e iris a través del control remoto en cada lente”.

Braben estuvo acompañado por el técnico aéreo Oliver Ward; el piloto de drones Alan Perrin; drone AC Sam Thurston, técnico de cámara aérea Becky Lee; Jeff Brown, técnico de cámaras de matriz de seis cámaras de Typhon, y Carlos De Carvalho, director de fotografía de la segunda unidad “Había seis motores de iris y seis motores de enfoque, uno para cada cuerpo. Esto nos permitió calibrar cada lente individualmente para contrarrestar cualquier diferencia mecánica en las escalas del foco y el iris. Usamos una sola unidad de control manual en la cabina del helicóptero para controlar los 12 motores. Esta solución fue primero una filmación aérea”, dice Braben.

Para proteger el kit de la fuerza del viento, se diseñó y fabricó una cubierta de fibra de carbono para proteger las lentes dentro del Typhon y actuar como una cubierta aerodinámica. El equipo también filmó placas de efectos visuales de helicópteros sobre terrenos del Ministerio de Defensa en el Reino Unido y sobre fiordos y montañas noruegos, además de una secuencia de acción en vivo con un dron en Tánger.

Para el trabajo del dron, necesitaban una plataforma fiable y estable, por lo que utilizaron el dron Aerigon, que llevaba un helio RED en el gimbal Movi Pro. “Filmar las placas de VFX en sí no fue un desafío, pero para lograr la duración de toma requerida, tuvimos que mantener un control efectivo de la lente y el enlace descendente de video a larga distancia. Para lograr esto, usamos una antena de parche direccional en nuestro enlace descendente de video y control de lente RT Motion”, dice Braben.  La filmación en helicóptero en Noruega fue en las montañas, trabajando con dobles que fueron transportados a la cima y de regreso en el helicóptero de filmación. Giles Dumper fue el piloto de la película con Braben en el Airbus H125 Astar.
La filmación con drones en Tánger presentó una variedad de problemas, desde dificultades para transportar el equipo por pequeñas escaleras de caracol hasta los tejados, hasta volar alrededor de los tejados de una concurrida ciudad marroquí. “Para ayudar a nuestro piloto, el dron Aerigon se equipó con una cámara piloto, lo que le permitió planificar la ruta de manera efectiva y superar los obstáculos con mayor facilidad”, dice Braben.

En Svalbard, el kit de filmación aérea comprendía un conjunto de seis cámaras Typhon con RED Helium/Zeiss, Shotover F1, Sony Venice y Fujinon Premista. En Budapest y Noruega, trabajaron con una Shotover K1, Sony Venice y Fujinon Premista. Las secuencias aéreas del Reino Unido se filmaron con un conjunto de seis cámaras Typhon, Shotover F1, Sony Venice, Fujinon Premista, drones Aerigon, RED Helium y gimbal Movi Pro. Para la sesión en Marruecos, el equipo utilizó un dron Aerigon, RED Helium y un gimbal Movi Pro.

“Es ilegal volar drones en Marruecos, por lo que Tánger, como ubicación, puede haber sido un problema. Sin embargo, tenemos una larga experiencia y una buena reputación por filmar en este hermoso país, y recibimos todos los permisos necesarios trabajando en estrecho contacto con nuestros técnicos de producción locales, lo que nos permite continuar nuestro trabajo sin obstáculos”, dice Braben.
 
UNIFICADO A TRAVÉS DEL COLOR 

Es comprensible que el color desempeñó un papel protagónico en la película influenciada por la novela gráfica. Los cineastas tenían que asegurarse de que el uso del color rojo prominente, por ejemplo, junto con la forma en que se introdujo y evolucionaría junto con los otros tonos, fuera correcto. “El color, la composición, la iluminación, el guión y la actuación tenían que ser simbióticamente correctos en todo momento. Por ejemplo, si Cate no se sentía bien con los efectos visuales o el trabajo de acrobacias, ella lo diría. Consultaría conmigo, con nuestro fantástico coordinador de dobles Rob Inch y con el fenomenal coordinador de efectos visuales Geoff Baumann para tratar de encontrar alternativas adecuadas para la historia. Fue un diálogo constante entre todos los departamentos”.

Los cineastas trabajaron con un LUT muy específico para garantizar que todo estuviera unificado. “No podemos ser caprichosos ya que hay tantos artistas maravillosos trabajando en múltiples equipos. Nos esforzamos por la unidad entre las unidades, por lo que teníamos un solo LUT y, aunque yo era una parte importante de esa decisión, la decisión provino fundamentalmente de los efectos visuales”.

La historia conmovedora y centrada en los personajes se entremezcló con secuencias llenas de acción que se esperan de una epopeya de Marvel.

Para permitir que todos trabajaran con una imagen con los mismos valores y calidad, se eligió ese LUT «simple» al principio del proceso. “Tiene que ser RGB porque solo teniendo RGB sabemos que no estamos modificando la imagen original”, dice. “A veces puede ser frustrante porque en esa LUT no siempre puedes mostrar lo que realmente estás tratando de lograr, así que cuando quise mostrarle a Cate lo que buscaba en términos de contraste cuando íbamos a la corrección final, le pedí DIT. Jay Patel para crear una copia de eso y modificarlo”.

Beristain se sintió “afortunado de tener a la maravillosa” Jill Bogdanowicz – “uno de los más grandes coloristas de América” – trabajando en la clasificación de luces final. “Tenemos una fuerte taquigrafía, habiendo trabajado juntos en muchas películas a lo largo de los años. Mientras estábamos clasificando en medio de la pandemia, Cate y yo estábamos juntos en una sala de proyección de animación en Disney mientras Jill estaba en las instalaciones de Company 3 en Hollywood. Cate fue muy específica sobre ciertos aspectos, como los rojos que necesitaban ser más intensos”.

Trabajar en Black Widow  reforzó el poder del cine como una forma de expresión creativa y artística en la mente de Beristain. “Cuando colaboré con el director Derek Jarman, no solo uno de los mejores cineastas británicos, sino uno de los mejores artistas, en Caravaggio en 1986, solía decirme ‘Gabby, el cine es una forma de arte en cualquier forma en que lo hagas’. Trabajar en estrecha colaboración con artistas y actores increíbles en Black Widow , una película que trata sobre actuaciones, emociones e historias poderosas, realmente me devolvió eso. Y espero que la pandemia nos ayude a atesorar el valor de ese proceso creativo al comprender que el cine es una forma de arte y debemos tratarlo como tal”.

Gabriel Beristain BSC ASC AMC, DF de “Viuda Negra” de Cate Shortland (2021)

La película examina la relación de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) con personajes como la figura de la hermana menor Yelena Belova (Florence Pugh)

 

Britisch Cinematographer
Detras de camaras – Gabriel Beristain BSC ASC AMC – Black Widow
Por: Zoe Mutter

 

Corazón de la acción

Gabriel Beristain BSC ASC AMC se une a la directora Cate Shortland para llevar una historia conmovedora a la pantalla que está impulsada en igual medida por momentos íntimos centrados en los personajes y los espectaculares efectos visuales característicos de Marvel. 

“Queríamos que la película fuera espectacular, pero aún necesitaba intimidad, ya que eso es lo que la haría realmente especial”, dice el director de fotografía Gabriel Beristain BSC ASC AMC sobre Black Widow, la historia de origen de Marvel que filmó y que explora el viaje de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson). “Las películas de Marvel tienen que ver con imágenes fantásticas, pero la directora, Cate Shortland, estaba ansiosa por centrarse también en el valor de las relaciones de los personajes en pantalla. Tener la oportunidad de hacer esto a través de una película de superhéroes fue un desafío emocionante. Nos propusimos hacer una película humana que conectara profundamente con la audiencia, pero en el contexto y el espectáculo de una producción de Marvel”.

Beristain está familiarizado con el estilo icónico de Marvel, ya que tomó fotografías adicionales para películas como Iron Man 2, Iron Man 3, Guardians of the Galaxy y Thor, y encontró un lenguaje visual que respetaba la visión de cada director “Cuando Marvel quiso darme mi propia película, me convertí en parte del equipo Black Widow  de la directora Cate Shortland, lo cual fue fenomenal”, dice el director de fotografía.

Black Widow  sigue a Natasha Romanoff/Black Widow en sus aventuras entre  Capitán América: Civil War  (2016), Civil War y  Avengers: Infinity War  (2018), explorando la relación con personajes que incluyen a la hermana menor Yelena Belova (Florence Pugh) en el camino. Si bien una película de Marvel contrasta bastante con las producciones anteriores de la escritora y directora australiana Shortland, que incluyen dramas  Somersault  (2004),  Lore  (2012) y  Berlin Syndrome  (2017), ella aportó un enfoque único que se adaptaba perfectamente a  la relación de Black Widow : narración enfocada.

“El hecho de que Cate viniera con una visión femenina realmente fuerte, como la que tiene en todas sus películas, fue importante. Revisé sus producciones anteriores y descubrí su lenguaje creativo único y la forma en que realmente entiende el papel de las mujeres en nuestra cultura y sociedad”, dice Beristain. “Inmediatamente me di cuenta de que  Black Widow  no se trataba solo de las impresionantes extravagancias de efectos visuales que Marvel hace extremadamente bien. Se trataba de personajes que descubren sus realidades, su pasado y la forma en que deben lidiar con las cartas que la vida les ha dado. Encontrar las realidades en medio de esta extravagancia fue maravilloso. Esa humanidad en la película es lo que la hace realmente extraordinaria”.

 Scarlett Johansson y Florence Pugh

 

Si bien Shortland y Beristain se ubicaron en tiendas separadas durante el rodaje, permanecieron en un diálogo constante. “Cate prefería estar separada del equipo técnico aunque conceptualmente me quería allí con ella, ayudándola a entender cómo todo lo que estaba haciendo serviría a la historia y al relato que ella estaba contando”.

Beristain valoró las referencias que Shortland aportó al proyecto y su «tremenda educación cinematográfica» y su enfoque en los detalles técnicos que ayudarían a mejorar la narrativa. Junto con el diseñador de producción Charles Wood, Shortland y Beristain crearon un mundo en el que todo era simbólico y tenía una sólida justificación para estar allí, con la ayuda del conjunto «poderoso» de imágenes de referencia de Wood.

Los lugares de rodaje incluyeron Noruega, Budapest, Marruecos y el Reino Unido, incluso en Pinewood Studios. La parte más problemática del rodaje fue filmar fotografías adicionales en los EE. UU. para que coincidieran con las locaciones del Reino Unido. “La luz era muy importante aquí. Por ejemplo, teníamos que recrear una escena que se filmó en un campo en Oxford, Reino Unido, por lo que estaba muy consciente de estudiar la luz y la dirección del sol en cada punto, ya que sabía que sería esencial para cuando filmáramos en un rancho en Los Ángeles”.

La capacidad de tener confianza en las decisiones creativas y técnicas también era imperativa. “Cuando haces una pequeña película independiente, podrías decir ‘No tenía una grúa’ o ‘No había suficientes luces disponibles’, pero cuando trabajas en una producción como esta donde todo el equipo está disponible, todo tiene que ser una gran decisión, que puede ser un desafío para un cineasta. Pero, sin duda, la película es visualmente muy impresionante debido a todo lo que teníamos a nuestra disposición”.

Esperando la luz perfecta 

Beristain cree que gran parte del oficio cinematográfico se centra en la iluminación y la composición. “Cate tenía una mentalidad similar y no nos dejaría filmar si no tuviéramos una luz maravillosa”, dice. “Entonces, esperamos la luz perfecta, como en las viejas películas británicas como  Lawrence de Arabia. Eso fue muy refrescante”.

El director de fotografía disfrutó de una estrecha y exitosa colaboración de iluminación con Lee Walters, con quien conectó de inmediato y cuenta como «uno de los mejores gaffers británicos». “Él diseña sus propias fuentes en una variedad de tamaños, que él llama los ‘ataúdes’. Hacen una fuente muy pequeña, suave y hermosa, que también es direccional”, dice Beristain. “Esos famosos ataúdes nos permitieron darle a Cate y a las cámaras una gran libertad”.

El enfoque fundamental de Beristain para iluminar el mundo de  Black Widow era a la luz del exterior, como ocurriría de forma natural. “Quería dejar entrar la luz por las ventanas tratando de no invadir todos los espacios”, explica. “No siempre fue posible, pero ese era el principio principal: dejar que la luz del exterior entrara, ya sea rebotando en fuentes grises o lanzando ejes muy fuertes usando los ataúdes en lugares estratégicos”.

Cada vez que Walters y Beristain usaban luces en el interior, era una continuación de la luz del exterior, lograda usando las luces de ataúd diseñadas por Walters. “Están cubiertos con una fuerte difusión pero muy livianos para que pueda colocarlos en lugares pequeños y ocultos. Esto encajaba con nuestro enfoque de no invadir el plató con parafernalia de iluminación, sino dejar que todo fluyera desde el exterior hacia los platós”.

Si bien el movimiento de la cámara fue una consideración clave en todo momento, la interpretación y la historia siempre fueron las estrellas.

El deseo de Scarlet Johansson de “hacer que la película fuera lo más real posible” también ayudó a Beristain a la hora de iluminar las escenas. “Puedes imaginar que las estrellas de cine querrían poner miles de luces en el cabello para asegurarse de que todo se viera impecable, pero ella no era así. Eso me ayudó mucho porque no teníamos que llenar el set con accesorios para crear una iluminación glamorosa. Esto significa que la película aún se ve fenomenal pero con una sensación más realista”.

Los cineastas trabajaron con un equipo de iluminación totalmente ARRI. Inicialmente, intentaron usar luz de tungsteno, pero luego la rehuyeron y decidieron optar por LED. “El operador de iluminación más maravilloso, Simon Baker, controlaba todo con su iPad”, dice Beristain. “Nos dimos cuenta de que sería mejor para nosotros seguir la ruta LED y utilizar la tecnología ARRI más moderna para permitir ese control. Solo cuando necesitaba una gran fuente que pudiera atenuar, usaba tungsteno. Evitamos las HMI porque, a menos que pueda atenuarlas un poco, ahora es muy difícil trabajar con ellas. Prefiero usar un ARRI LitePanel grande que me dé la opción de atenuar”.

Espectacular pero íntimo 

Siendo un «maestro de la configuración de tres cámaras», Beristain sugirió usar esta técnica a Shortland. El director pronto adoptó el concepto y estaba ansioso por lograr composiciones que aseguraran que cada cámara «realmente dijera algo».

Al igual que Beristain, Shortland quería filmar anamórficamente. “En el mundo anamórfico, no hay nada más hermoso que las lentes vintage, por lo que decidimos usar las Panavision C Series y D Series”, dice Beristain. “Cuando Cate vio cómo se comportaban los lentes, se enamoró y yo lo apoyé por completo. Fotografié  a Dolores Claiborne  con los lentes vintage hace muchos años, así que los conozco muy bien y son absolutamente hermosos”.  La película necesitaba ser anamórfica debido a la prominencia de los paisajes en la narrativa. “Queríamos que fuera expansivo”, dice Beristain. “Black Widow  también tiene que ver con el movimiento, con personajes que pasan del fondo al primer plano, cruzando la pantalla de una manera elegante y majestuosa. Cuando intentas lograr un uso extraordinario de la composición de una manera alargada, no hay nada mejor que la anamórfica para hacerlo en pantalla ancha, así que lo celebramos”.

Scarlett Johansson

 

Las preciadas lentes antiguas se combinaron con la Sony Venice, una cámara que había impresionado a Beristain en producciones recientes. “Ahora estoy totalmente enamorado de él y también estoy filmando el proyecto en el que estoy trabajando actualmente con Venice”, dice. “Sony actualiza constantemente la cámara, brindándole una gran flexibilidad. Entonces, desde un punto de vista técnico, la elección correcta fue una cámara que nos diera opciones (alta velocidad, 6K, 4K) y que podía modificar porque teníamos que filmar algunas secuencias en relación de aspecto extendida para IMAX, para lo cual usé full -marco Panavision Primo 70 lentes”.

Los cineastas utilizaron el modo Rialto de Venice para que pudiera usarse en un tamaño reducido junto con el sistema estabilizador «motor» Stabileye. Beristain confió en el Stabileye como una de sus principales herramientas durante el rodaje, valorando sus “características compactas y un diseño bien pensado”. “El modo Rialto te permite desarmar la cámara, por lo que terminas con un componente muy pequeño para montar en la cámara”, dice. “El resto de la cámara va en la parte posterior de la rejilla o está atado por un cable. Eso fue genial porque significaba que podíamos hacer esta película gigantesca usando movimientos asociados con una cámara muy pequeña mientras disfrutamos de mucha flexibilidad y una imagen de muy alta calidad”.

Trabajando en estrecha colaboración con el director de fotografía para capturar el mundo de  Black Widow fue el asistente de cámara Adam Coles. “Era brillante y también era un gran supervisor en el departamento, ya que administraba todo el equipo y los operadores”, dice Beristain.  “Tenía un maravilloso equipo de cámara.  Mención especial merece nuestro director de 2da unidad Carlos de Carvalho. Mostró una tremenda iniciativa y escenas perfectamente combinadas. Mis operadores Julian Morson y David Hamilton-Green demuestran por qué los operadores británicos son absolutamente los mejores, y Marcus Pohlus y Stamos Triantafyllo representan los mejores de Europa.

Florence Pugh como Yelena Belova 

 

“El increíble equipo también incluía a Jamie Harcourt, cuyo padre fue mi mentor en mis años de estudiante, mis maravillosas operadoras estadounidenses de tomas en los EE. UU., Abby Lyne y Raquel Gallego, y por último, pero no menos importante, Marcus Cole también en los EE.UU. Los asistentes de cámara y los agarres de Black Widow son ejemplos tremendos de la gran variedad de técnicos y artistas que tenemos en nuestra industria”.

El equipo de cámara también usó un Phantom Flex4K para capturar escenas de lucha a 500 fps para usarlas como secuencias de cámara lenta. “Pero por hermosos e interesantes que sean los resultados del Fantasma, ese no era el lenguaje general de la película”, agrega Beristain.

Si bien el movimiento de la cámara fue una consideración clave para Shortland, la interpretación y la historia siempre fueron las estrellas. “Ella no es el tipo de directora que dice que siempre necesitas mantener la cámara en movimiento o que necesitas establecer un lenguaje visual ingenioso para contar una historia”, dice. “De hecho, quizás uno de los momentos más conmovedores es cuando los dos personajes femeninos principales están sentados hablando en una cafetería en Budapest. La cámara no se mueve y es un primer plano de dos planos muy sencillo, por encima del hombro y, sin embargo, la escena es absolutamente conmovedora y poderosa.

“A Cate siempre le apasionó hacer una película que fuera tan espectacular como íntima. En otra secuencia, esta vez en el cortijo, las dos mujeres se encuentran en una habitación muy pequeña. Para Cate era importante no rehuir los momentos en los que necesitaba confinar a los actores en un espacio físico. Eso es lo hermoso de la película, esos momentos íntimos logrados con precisión, realidad y pasión son tan valiosos como las escenas espectaculares bien planeadas donde todo estuvo a nuestra disposición”.

El enfoque de la iluminación consistía en dejar que la luz del exterior entrara a través de las ventanas. Momentos de quietud y conexión humana se entremezclan con las secuencias cargadas de efectos visuales que se esperan de una producción de Marvel. “Las escenas que presentaban muchos efectos requerían que muchas unidades trabajaran al unísono: la unidad del túnel de viento, la unidad del brazo robótico, la segunda unidad, nuestra unidad principal, etc. Esto significaba que los guiones gráficos y las previsualizaciones eran increíblemente importantes porque mostraban los movimientos exactos que necesitábamos. También usamos una cantidad fenomenal de pantalla verde y uno de los túneles de viento más grandes del mundo. en Pinewood. Fue una empresa enorme, la producción fue absolutamente épica”.

Estudiar el previs en detalle permitió a Beristain y Shortland unificar todos los elementos. “Agregué notas para cada elemento, especialmente la iluminación”, dice. “Por ejemplo, la cámara puede moverse de derecha a izquierda y luego hay una explosión, por lo que necesitaríamos algo de luz interactiva creada por esa explosión. Cuando trabajas con cinco o seis unidades, tienes que conectar realmente el lenguaje visual y gran parte de eso se decidió en la vista previa. También lo dictaba la dinámica que requería la secuencia de efectos visuales, por lo que era una mezcla de lo que requería técnicamente la película y lo que requería la historia”.

Héroes de altos vuelos 

Helicopter Films Services filmó VFX y placas de acción en vivo en Noruega, Svalbard, Tánger (Marruecos) y el Reino Unido. “Hicieron un trabajo fenomenal y son muy profesionales”, dice Beristain. “Nuevamente, lo más importante, no solo con Helicopter Film Services, sino con cualquier otro proveedor y miembro del equipo, fue que todos estaban conectados al sistema de previsualización, por lo que todos estaban en la misma página”.

El equipo utilizó el conjunto aéreo especializado de seis cámaras de la empresa, el Typhon, que incorporó seis lentes RED Helium y Zeiss CP.3 XD de 21 mm para brindar un campo de visión masivo que es ideal para usar en producciones impulsadas por VFX. Servicios de filmación de helicópteros Jeremy Braben, operador de cámara y DF aéreo, compartió información sobre la filmación de las secuencias aéreas: “El otro elemento que integramos, para filmar con el Typhon en Noruega, fue el uso de un control de enfoque e iris a través del control remoto en cada lente”.

Braben estuvo acompañado por el técnico aéreo Oliver Ward; el piloto de drones Alan Perrin; drone AC Sam Thurston, técnico de cámara aérea Becky Lee; Jeff Brown, técnico de cámaras de matriz de seis cámaras de Typhon, y  Carlos De Carvalho, director de fotografía de la segunda unidad “Había seis motores de iris y seis motores de enfoque, uno para cada cuerpo. Esto nos permitió calibrar cada lente individualmente para contrarrestar cualquier diferencia mecánica en las escalas del foco y el iris. Usamos una sola unidad de control manual en la cabina del helicóptero para controlar los 12 motores. Esta solución fue primero una filmación aérea”, dice Braben.

Para proteger el kit de la fuerza del viento, se diseñó y fabricó una cubierta de fibra de carbono para proteger las lentes dentro del Typhon y actuar como una cubierta aerodinámica. El equipo también filmó placas de efectos visuales de helicópteros sobre terrenos del Ministerio de Defensa en el Reino Unido y sobre fiordos y montañas noruegos, además de una secuencia de acción en vivo con un dron en Tánger.

Para el trabajo del dron, necesitaban una plataforma fiable y estable, por lo que utilizaron el dron Aerigon, que llevaba un helio RED en el gimbal Movi Pro. “Filmar las placas de VFX en sí no fue un desafío, pero para lograr la duración de toma requerida, tuvimos que mantener un control efectivo de la lente y el enlace descendente de video a larga distancia. Para lograr esto, usamos una antena de parche direccional en nuestro enlace descendente de video y control de lente RT Motion”, dice Braben.  La filmación en helicóptero en Noruega fue en las montañas, trabajando con dobles que fueron transportados a la cima y de regreso en el helicóptero de filmación. Giles Dumper fue el piloto de la película con Braben en el Airbus H125 Astar.
La filmación con drones en Tánger presentó una variedad de problemas, desde dificultades para transportar el equipo por pequeñas escaleras de caracol hasta los tejados, hasta volar alrededor de los tejados de una concurrida ciudad marroquí. “Para ayudar a nuestro piloto, el dron Aerigon se equipó con una cámara piloto, lo que le permitió planificar la ruta de manera efectiva y superar los obstáculos con mayor facilidad”, dice Braben.

En Svalbard, el kit de filmación aérea comprendía un conjunto de seis cámaras Typhon con RED Helium/Zeiss, Shotover F1, Sony Venice y Fujinon Premista. En Budapest y Noruega, trabajaron con una Shotover K1, Sony Venice y Fujinon Premista. Las secuencias aéreas del Reino Unido se filmaron con un conjunto de seis cámaras Typhon, Shotover F1, Sony Venice, Fujinon Premista, drones Aerigon, RED Helium y gimbal Movi Pro. Para la sesión en Marruecos, el equipo utilizó un dron Aerigon, RED Helium y un gimbal Movi Pro.

“Es ilegal volar drones en Marruecos, por lo que Tánger, como ubicación, puede haber sido un problema. Sin embargo, tenemos una larga experiencia y una buena reputación por filmar en este hermoso país, y recibimos todos los permisos necesarios trabajando en estrecho contacto con nuestros técnicos de producción locales, lo que nos permite continuar nuestro trabajo sin obstáculos”, dice Braben.

Unificado a través del color 

Es comprensible que el color desempeñó un papel protagónico en la película influenciada por la novela gráfica. Los cineastas tenían que asegurarse de que el uso del color rojo prominente, por ejemplo, junto con la forma en que se introdujo y evolucionaría junto con los otros tonos, fuera correcto. “El color, la composición, la iluminación, el guión y la actuación tenían que ser simbióticamente correctos en todo momento. Por ejemplo, si Cate no se sentía bien con los efectos visuales o el trabajo de acrobacias, ella lo diría. Consultaría conmigo, con nuestro fantástico coordinador de dobles Rob Inch y con el fenomenal coordinador de efectos visuales Geoff Baumann para tratar de encontrar alternativas adecuadas para la historia. Fue un diálogo constante entre todos los departamentos”.

Los cineastas trabajaron con un LUT muy específico para garantizar que todo estuviera unificado. “No podemos ser caprichosos ya que hay tantos artistas maravillosos trabajando en múltiples equipos. Nos esforzamos por la unidad entre las unidades, por lo que teníamos un solo LUT y, aunque yo era una parte importante de esa decisión, la decisión provino fundamentalmente de los efectos visuales”.

La historia conmovedora y centrada en los personajes se entremezcló con secuencias llenas de acción que se esperan de una epopeya de Marvel. Para permitir que todos trabajaran con una imagen con los mismos valores y calidad, se eligió ese LUT «simple» al principio del proceso. “Tiene que ser RGB porque solo teniendo RGB sabemos que no estamos modificando la imagen original”, dice. “A veces puede ser frustrante porque en esa LUT no siempre puedes mostrar lo que realmente estás tratando de lograr, así que cuando quise mostrarle a Cate lo que buscaba en términos de contraste cuando íbamos a la corrección final, le pedí DIT. Jay Patel para crear una copia de eso y modificarlo”.

Beristain se sintió “afortunado de tener a la maravillosa” Jill Bogdanowicz – “uno de los más grandes coloristas de América” – trabajando en la clasificación de luces final. “Tenemos una fuerte taquigrafía, habiendo trabajado juntos en muchas películas a lo largo de los años. Mientras estábamos clasificando en medio de la pandemia, Cate y yo estábamos juntos en una sala de proyección de animación en Disney mientras Jill estaba en las instalaciones de Company 3 en Hollywood. Cate fue muy específica sobre ciertos aspectos, como los rojos que necesitaban ser más intensos”.

Trabajar en  Black Widow  reforzó el poder del cine como una forma de expresión creativa y artística en la mente de Beristain. “Cuando colaboré con el director Derek Jarman, no solo uno de los mejores cineastas británicos, sino uno de los mejores artistas, en  Caravaggio en 1986, solía decirme ‘Gabby, el cine es una forma de arte en cualquier forma en que lo hagas’. Trabajar en estrecha colaboración con artistas y actores increíbles en  Black Widow , una película que trata sobre actuaciones, emociones e historias poderosas, realmente me devolvió eso. Y espero que la pandemia nos ayude a atesorar el valor de ese proceso creativo al comprender que el cine es una forma de arte y debemos tratarlo como tal”.

Trayectora: Gabriel Beristain AMC ASC BSC

Publicado por Comunicación AMC
Agosto de 2020 

 

“Yo siempre me consideré un cineasta. Para mí la cinefotografía, fue un acto de sobrevivencia”. El director de fotografía mexicano, Gabriel Beristain AMC, ASC, BSC, nos abre su corazón para descubrir su pasión por el cine. Además, nos comparte los inicios en su carrera cinematográfica: desde ser oyente en la escuela de cine; su camino a través del registro de la historia de Inglaterra; pasando por su trabajo en la película, “Caravaggio” (Derek Jarman, 1986); su llegada a Hollywood, hasta llegar a su reciente colaboración dentro del universo cinematográfico de MARVEL con la esperada “Black Widow” (2020).

Hijo del reconocido actor Luis Beristain (“El Ángel Exterminador”), y perteneciente a una familia de artistas, Gabriel nació en la Ciudad de México en 1955. Su interés por el mundo del cine llegó en la década de los setentas con el movimiento de cine independiente. El cineasta recuerda con cariño a su amigo, el director mexicano fallecido Gabriel Retes, al hablarnos de sus inicios en la industria.

“Durante el primer concurso de cine independiente en super 8 en la Ciudad de México, Gabriel Retes ganó con una película de ficción, un western maravilloso. Hago énfasis en este contexto, porque para nosotros el cine llegó como una necesidad de comunicarnos después del Movimiento Estudiantil del 68. Al cine lo usábamos de una manera contestataria. En nuestro mundo, en ese momento histórico, el cine era usado como herramienta. Curiosamente la película de Gabriel no era nada de lo antes descrito; sin embargo, el lenguaje cinematográfico que utilizó fue de suma importancia para mí”.

La inquietud del joven Gabriel Beristain por crear y comunicar a través del medio audiovisual lo llevó a tomar partido y aprender de los diferentes elementos que conforman el quehacer cinematográfico.  “Me convertí en un agente que quiso usar la cámara. Quise entender el proceso de la producción cinematográfica porque era una herramienta: dirigir, editar, escribir, hacer sonido. Fui entonces al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) para ser parte de la primera generación; no fui aceptado, sin embargo, pude ser parte de los oyentes, me tuvieron que aceptar por mi terquedad…” -Comparte entre risas- “Me apasionaba tanto dirigir como escribir, me emocionaba cada proceso de producir una película. Me encanta la producción y la idea de que un solo producto conjunta todos los procesos. Es en este momento en donde decido emigrar.

Inglaterra

“Gaby” decidió migrar de México, quiso buscar fortuna en otros países y llegó a Inglaterra. Estando allá Gabriel utilizó la fotografía a manera de supervivencia, pues trabajaba como fotógrafo para el Workers Revolutionary Party, así como para David Samuelson y la compañía de distribución de equipo de renta que Panavision tenía en ese momento en aquel país. “En las mañanas trabajaba para judíos y por las tardes me cambiaba el sombrero para ir con un grupo de propalestinos. Debido a que no tenía becas, la fotografía me permitió sobrevivir. Muchos miembros del partido no querían trabajar horas extras, ni en fines de semanas, pero estaban sucediendo tantos movimientos sociales que había que cubrir, y ahí estaba yo, en primera fila, ávido de historias. Aprendí a utilizar la cámara de 16 mm en el CCC, y con estas habilidades cubrí: “La huelga de los bomberos”, “La huelga de los mineros”, las manifestaciones en Bélgica cuando fue el aniversario de Marx, entre otros sucesos”.

Lo cierto es que a pesar de nutrirse de técnica en Panavision: a colimar, calcar y el uso correcto de lentes, Gabriel estaba convencido que ni el periodismo ni esta experiencia serían suficientes para poder contar historias a través de largometrajes. “Me di cuenta que había sido un error salirme del CCC y entonces decidí ir para la National Film & Television School (NFTS), en donde me aclararon que no tenía cabida como director, pues era el puesto más demandado; tampoco como guionista, pues todo el mundo escribe, pero nadie lee; sin embargo, me dijeron: ‘Tienes la historia de Inglaterra en tus manos, tu cuerpo como fotógrafo es maravilloso, ¡aquí tienes tu lugar!’. En ese momento me di cuenta que la vida me estaba mostrando las cartas, y me vi en la necesidad de enamorarme de la cámara, a pesar de que era renuente de ella’.

Una vez graduado de la escuela, Gabriel debía de regresar a su país natal pues había muchas deudas que cubrir. “Se abrió el cuarto canal en la TV de Inglaterra y comenzaron a producir sus películas. Fui de la primera generación que agarró una cámara y que salió a las calles de Londres a producir contenido. Regresé a México justo en el momento de la devaluación con López Portillo; sin embargo tuve la oportunidad de ir a Cali, a Colombia, a hacer mi primera película a lado de Carlos Mayola, ‘Carne de tu carne’ (1983). Con el dinero que gané, regresé a Inglaterra, en donde trabajé unos meses como operador de Roger Daltrey, el vocalista de ‘The Who’. Después de eso di clases en Wales; hice otra película llamada “Christmas Present’ (1985); a los pocos meses conocí a Dereck Jarman (1942-1994) con quien realice ‘Caravaggio’ (1986), película que se convirtió en un fenómeno internacional y que me permite quedarme a residir en Inglaterra”.

Todo lo aprendido en Panavision, así como la necesidad de entender por completo las herramientas de trabajo provocaron que Gabriel lograra una fotografía exquisita en Caravaggio. Durante la preparación de la película, el fotógrafo mexicano se dio cuenta de lo importante y necesario que es el conocimiento técnico, pues en esta película había que mantener una estética muy particular que realmente semejara el estilo pictórico del italiano: el contraste, los negros profundos, el claroscuro; además de evitar que se reventara el grano o que los negros se hicieran lechosos. Gabriel realizó pruebas y estudios comparativos para entender la latitud de la película. Sin duda, al ver la película puedes descubrir la destreza con la que maneja la luz para lograr crear una pintura viviente.

EUA

“Yo nunca pensé quedarme en Estados Unidos más de unos días, la verdad que ni cerré mi departamento en Londres. Me encantaba la vida inglesa y su ambiente cultural tan enriquecedor”. A principios de la década de los noventas, se dieron varios sucesos que marcarían el camino de Gabriel Beristain: el director mexicano Alfonso Arau lo contactó para que fotografiara la película “Como agua para chocolate” (1992); a la par el director estadounidense Taylor Hackford, a recomendación de la actriz Hellen Mirren, de igual forma, lo contactó para realizar la película “Blood in, Blood out” (1993). Su agente de aquel momento lo ayudó a tomar la decisión, Beristain optó por la película estadounidense. “La verdad es que si hubo un momento en el que me arrepentí de esta decisión, sobre todo por el fenómeno en el que se convirtió la película mexicana; sin embargo, casi treinta años después, y viendo en retrospectiva me doy cuenta de todo lo que conllevó hacer “Blood in, Blood Out” (Sangre por sangre). Pues me permitió entrar al sindicato de los Estados Unidos, tener mi permiso de trabajo y la Green Card”.

“Es curioso que en los mismos años en que yo entré a la industria norteamericana, entraron un par más de fotógrafos mexicanos talentosísimos como Emmanuel Lubezki (quien fotografió “Como agua para chocolate”) y Rodrigo Prieto. Ellos han demostrado desde el día uno, el enorme talento que hay en la cinematografía mexicana. Nunca fui considerado de su grupo, porque a diferencia de ellos, que sí trabajaron en México, mis películas fueron desde el comienzo extranjeras, mi ruta fue diferente. Lo cierto es que siempre me he sentido orgulloso de mi nacionalidad”.

Gabriel, relata entre risas, y como anécdota, que hace unos años llegó la paquetería a su casa y la persona que le entregó su pedido tenía tatuado “vatos locos”. Frase pronunciada e importante en la película “Blood in, blood out”: “No haga caso, es de una película.”-”Cuéntame de qué película…” “ ‘Blood in, Blood out’, ¿La ha visto?”
-”Por supuesto que la he visto, si yo la fotografié.”  “La siguiente vez que el muchacho vino a entregar algo, trajo consigo el DVD de la película para que se lo firmara. Me he encontrado gente que se sabe líneas completas de la película, porque aunque el alcance que tuvo fue muy local, aquí en Estados Unidos, representaba (y sigue representando)  un fenómeno cultural importante: el chicano”.

La importancia del DF

Adaptarse a la visión de cada director es un proceso importante para llevar a cabo un proyecto que tenga una unión dentro de todos sus departamentos. “Yo creo, al no haber sido un director de fotografía nato, que me adapto a la historia y antepongo mi visión antes que a mi estilo. Por ejemplo: tú ves una película de otros fotógrafos y de alguna manera encuentras su estilo en ellas. Yo creo que hay fotógrafos con un estilo muy particular y definido: y hay otros a lo que nos llamo “chambeadores”. Hago drama, acción, terror, etc. Me adapto a la historia, hago de mi estilo algo completamente secundario y busco la manera de contar lo mejor posible. Hay artistas a quienes les tengo una tremenda admiración como a Néstor Almendros, pero no busco meter al maestro Almendros en cada proyecto que realizo.

Sobre el proceso de trabajo fotógrafo/director, Gaby enfatiza en la importancia de interpretación entre los artistas involucrados en el proyecto: “Los directores vienen en diferentes niveles. Hay directores que tienen grandes conocimientos; que vienen de una tradición cinematográfica profunda, y que por eso mismo tienen una idea muy clara de lo que quieren y necesitan. Hay otros que vienen de una tradición más oral y necesitan nuestra ayuda en el punto de vista visual. Lo importante ahí es que tú puedas entender que es lo que ellos quieren decir y qué es lo que tratan de emitir. Como fotógrafos debemos de sentarnos y escuchar qué es lo quiere el director y hacer una paráfrasis de ello, este es un proceso fundamental”.

Gabriel es en un fotógrafo que manifestó desde un principio su pasión por el quehacer cinematográfico en general. A lo largo de los años, este interés estuvo latente hasta el momento en que decidió entregarse de lleno a la cámara. Muy en el fondo él sabía que en algún punto de la vida iba a experimentar en otro departamento. Actualmente Gabriel ha tenido la oportunidad de probarse como director.

Recuperando la faceta de director

Gabriel menciona, que siempre se ha considerado un cineasta. Participar de cualquier elemento que conlleve a la realización de un producto audiovisual que transmita un mensaje es importante para él. Regresando a sus raíces, Gaby toma de nuevo la silla del director para crear universos y narrativas propias. Sumándose a su trayectoria, el director tiene en su filmografía el crédito de participar como en “MacGyver”, “Hawaii 5.0” y muchas más.

Sobre el diálogo que crea con los directores de fotografía que lo acompañan a la hora de dirigir, Gabriel nos comparte: “Hay un problema con un fotógrafo que te conoce porque puedes  intimidarlos. Yo les doy indicaciones cortas y les permito tener esa oportunidad de expresarse. Busco un entendimiento por parte del DF sin tener que decir de más. Quiero que mi fotógrafo interprete el proyecto de forma creativa y extraordinaria; que cree con su propio lenguaje”.

“Existen fotógrafos que son muy obsesivos con la luz, yo también lo he sido pero sobre todo por la cámara. Me gusta moverla y utilizarla como objeto narrativo. Así les permito a los cinefotógrafos que trabajen con la luz, abro las posibilidades para que ellos se expresen con la iluminación dentro de las posibilidades de lo que representa la puesta en escena”. “Yo trato de comprobar una teoría que Fassbinder ha dicho. La puesta en escena marca su propia iluminación. Cuando yo imparto masterclasses creo una puesta en escena y la ilumino de la forma en la que la misma escena me lo pide. Después hago tres grupos de estudiantes para que la iluminen y en la mayoría de los casos no difieren mucho. Claro que existen cambios interesantes o creativos pero que finalmente están en el mismo contexto, articulando el lenguaje que la puesta demanda”.

De “Caravaggio” hasta “There be dragons” 

“Caravaggio”, película que le trajo reconocimiento internacional, pues su labor en fotografía fue reconocida en el Festival Internacional de Cine de Berlín; nos cuenta un poco de la vida del célebre pintor italiano y para la cual, Gabriel tuvo que estudiarlo. “Para esta película, Derek Jarman quería que hiciéramos un retrato del artista. Fui a Italia para estudiar su obra y entenderla. Caravaggio pintaba en las mañanas y usaba esa luz, la luz del Este. Teníamos esa referencia, pero sobre todo queríamos ser realistas. De ahí que hicimos el proceso de interpretación para adaptarme a lo que el director quería”.

Dentro de los proyectos recientes está la película de Roland Joffé, que narra la historia de  un periodista que descubre la relación entre su padre y el fundador del Opus Dei. Para esta película de 2011, tanto director como DF decidieron darle un giro a las líneas narrativas dentro del proyecto. “Roland es alguien con demasiada experiencia y siempre crea un set de método. Desde que pisas el set olvidas todo lo de afuera, incluso, algunas veces, debíamos llamar al actor por el nombre de su personaje. Otra cosa es que él (Joffé) aborrecía que pusiera una segunda cámara. Me decía: “quiero la cámara aquí porque me va a contar esta cosa, etc.” Yo por supuesto le decía que sí mientras acomodaba la segunda cámara en otra parte. Se ponía histérico pero después de un rato se enamoró. En ese proyecto llegamos a usar 5 o 6 cámaras en una sola escena de batalla”.

La división estética y visual  de los tiempos narrativos es algo con lo que Gabriel ya ha tenido experiencia antes con “Blood in, Blood out”. “Yo creo que es una consideración de lenguaje visual claro y cuando hay parámetros específicos es fácil comunicarles a tu equipo. Todo el pasado lo hice en hora mágica con película FUJI, y el tiempo presente con KODAK; cada uno con filtros y temperatura (Kº) diferentes. Todos estaban felices con esta serie de parámetros para dotar de un look diferente los tiempos.  Regresando a “There be Dragons”, no fui tan específico con esto, pero sí con las historias y su manera de narrarlas. Esto me permitió jugar con elementos visuales interesantes sin ser tan rígido. A todo el presente le di un look”

El trabajo del director de fotografía se destaca por la atención al detalle de  las atmósferas y las texturas que crea con la puesta en cámara y la iluminación, además procura hacer mancuerna con el diseñador de producción para lograr transmitir emociones. “En este proyecto contamos con un gran departamento de diseño de producción. El ganador del Oscar, Eugeni Zanetti tiene un enorme gusto por el pop y todo tiene una presencia. Esto te estimula a buscar la forma de iluminarlo. Usas toda tu experiencia haciendo product shot…” – rie- “… y le das relevancia”.

“En “Caravaggio” donde trabajé con Sandy Powell (que en ese entonces era de sus primeras películas), el vestuario era tan importante que no había forma de que, en un momento dado, un vestido de una de las modelos de Caravaggio no se viera. Sandy había conseguido una textura maravillosa con terciopelo. Yo tenía que fotografiarlo, encontrar la forma de adaptarlo al Caravaggio”. Sandy Powell ha ganado cinco Óscares, a lo largo de su carrera, por “The Young Victoria”, “Shakespeare in Love” y “The Aviator”. 

Grandes producciones

La carrera de Gabriel como director de fotografía ha avanzado hasta alcanzar aquellos proyectos con un presupuesto gigante, como la tan esperada “Black Widow”. La nueva entrega de cine de superhéroes de MARVEL. Empresa caracterizada por su nivel alto de producción.

Para el director de fotografía la aproximación es la misma independientemente del presupuesto. Lo importante es narrar la historia lo mejor que se pueda y que la favorezca, aunque sin duda a mayor budget, más con qué jugar. “Por ejemplo; en este mundo frívolo, si tienes en escena un diálogo entre Florence Pugh y Scarlett Johansson, debes ser cuidadoso como las iluminas. Por supuesto que quieres que se vean bien. Ambas son excelentes actrices, pero debes encontrar un equilibrio entre hacerlas ver bien y que funcione para lo que estamos contando. Tienes que ser cuidadoso como la iluminas. Haría lo mismo para una película independiente. La diferencia es que si necesito dos horas para iluminar, en la película independiente probablemente no tenga esas horas”. “Así sea un monstruo de película o un proyecto independiente, es el mismo espíritu, el mismo compromiso y la voluntad de hacerlo lo mejor que se pueda. Lo verdaderamente más importante es que tu trabajo se adapte a la historia independientemente de los recursos.

Un gran jugador de poker

Después de trabajar en una gran cantidad de proyectos, la humildad de Gabriel sigue siendo parte de su persona. Sin duda su capacidad de enamorarse y sorprenderse de los proyectos que toma lo ha llevado a siempre obtener resultados positivos.  “La fotografía es como el amor. Cuando comienzas una relación y la terminas mal, entras a otra y puedes aprender de los errores o volver a cometerlos. En el cine, entras a un proyecto sin prejuicios, sin pensar: “Esto ya lo hice”. Debes estar fresco y tener la capacidad de sorprenderte aun así sean cosas pequeñas.  En “Black Widow” hicimos cosas por primera vez, como trabajar con un wind tunnel en exterior y donde caben 4 personas. Algo que nunca había hecho”. “Hablando más a profundidad y dejando de lado las cosas técnicas. Claro que te sigue sorprendiendo ver a Rachel Weisz o Kathy Bates haciendo interpretaciones magníficas, pero la sorpresa más maravillosa es cuando: ¡pones la cámara; realizas una toma que ha fallado tantas veces y te das cuenta que funciona!”.

La vida de Gabriel Beristain ha estado marcada por el talento y la suerte, pero sobretodo por el esfuerzo, trabajo y la dedicación que este director de fotografía imprime en cada parte de su vida. Antes de despedirse nos comparte un consejo para todos aquellos que están iniciando o tienen contemplado aventurarse en el mundo del cine. “Yo recibí grandes consejos de muchos maestros, pero les podríamos decir: practica, estudia composición, lee. Todo eso seguramente ya lo has escuchado mil veces. Yo no les quiero repetir lo mismo. Lo que yo quiero es que tomen todos esos consejos, por supuesto, pero que se den cuenta de que la suerte y el esfuerzo juega un papel importante y eso no lo puedes cambiar. Conviértete en un gran jugador de poker, agarra las cartas y juégalas”.

Alberto Casillas AMC: Hernán, la serie.

Publicado por Comunicación AMC – Diciembre de 2019 
Por Kenia Carreón y Milton R. Barrera
Toni Francois / Fotogramas

 

COMIENZOS

“Comencé a tomar fotos con una cámara de 35mm que me regalaron. Me llamaba mucho la atención entender cómo funcionaba y cualquier libro que me llegaba de foto lo leía. A cualquier persona que sabía un poco de fotografía le preguntaba.  Recuerdo que ahorraba dinero para comprar y revelar mis rollos. Fui autodidacta para usar la cámara. Ahora es muy fácil, tomas la foto y al instante la ves en la cámara digital. Si no te gusta la borras en el momento. Pero yo comencé a memorizar los settings y condiciones con las que tomaba las fotos: desde los rollos usados, hasta la velocidad y el diafragma. Eran 36 fotos nada más y yo sabía perfectamente los settings de cada una”. comenta Beto Casillas AMC al compartir sus primeros intereses en la fotografía.

Durante su adolescencia, Casillas vio una serie de películas que despertaron su interés por el cine y el quehacer cinematográfico. “Me di cuenta que había una rama diferente en el cine:  la fotografía, y de ahí me enganché. Me puse a investigar cual era realmente el trabajo del fotógrafo. Después de un tiempo, entré como asistente de producción en una productora de comerciales. Casualmente Rodrigo Prieto AMC/ ASC, recién egresado del CCC, comenzaba a trabajar ahí. Entonces yo hacía producción y el fotografiaba todos los comerciales. Yo hacía las listas del equipo que él necesitaba, iba con él directamente para preguntarle que necesitaba y como estaba al lado de él en el set todo el tiempo, veía y aprendía de primera mano”.

“Yo estaba muy pilas, y en ese tiempo las cosas eran un tanto diferentes pues no había tanta gente en el medio, era muy “de élite”. Yo creo que me empezaron a jalar porque de verás me veían hambriento de aprender. Estaba siempre pegado a la cámara y calladito, observando. Entonces comencé a trabajar como segundo asistente y después me jaló Leoncio “Cucu” Villarías. Él era uno de los socios de una de las empresas de renta más importante de aquella época ‘Renta Imagen’. De repente de foquista me dejaba operar o me daba una segunda cámara, entonces los directores me comenzaron a ver las ganas y de pronto un día me dijeron que si quería fotografiar un comercial”.

Así fue como Casillas trabajó durante 15 años en el mundo de la publicidad. Pasaron muchos años hasta que pudo fotografiar su primer largometraje. “Mi primera película se llama “Amor extremo” (2006) dirigida por mi amigo Chava Cartas. Después de eso pasó mucho tiempo hasta que volví a hacer otra película. Hace poco, comencé a meterme más en el cine. Hay que considerar que antes no había tanta producción, no como ahora que hay un boom. Gracias a eso comencé a colarme un poco más. Antes te veían como fotógrafo de publicidad y nadie te quería llamar. Quise esperarme a un buen proyecto en serie, no quería hacer teleseries. Un día me habló un amigo mío, y me comentó que me estaban contemplando para hacer una serie Premium de  8 capítulos, justo lo que estaba esperando, aunque lo vi remoto. Por suerte querían a un fotógrafo que no hubiera hecho series, alguien fresco”.

HERNÁN

“Hernán es mi primera serie, y está compuesta por 8 capítulos de 45 mints cada uno. La preparación de ellos es casi como pensar en 8 películas diferentes al mismo tiempo. En guión es una historia muy complicada y compleja, ya que abarca los meses que tardó Hernán Cortés en llegar de Veracruz a Tenochtitlán. La serie arranca en Tenochtitlán cuando Cortés ya la tiene tomada y tiene secuestrado a Moctezuma. Después de eso vienen muchos brincos en el tiempo porque se narra cómo es que se llegó a ese punto”. Debido a estos brincos narrativos, a estas elipsis, es que la historia es tan compleja y es por esto que Casillas decidió trabajar la historia como un todo y no trabajarla por capítulos separados.

Cada capítulo es contado desde el punto de vista de alguno de los personajes históricos que contribuyó de alguna forma en la historia de Cortés. Por ejemplo, el primer capítulo nos muestra la historia de Marina y el capítulo 3 de Xicoténcatl. Para mejor referencia de la época, se contrató y contó con el historiador César Moheno en todo momento. “Nos abría las puertas en sitios arqueológicos, museos, sitios en Veracruz y Tlaxcala, el Museo de Antropología. Organizaba pláticas con arqueólogos que nos daban detalles de aquella época. También nos expresaban inquietudes de que es lo que querían que se viera y porqué. Inclusive, todas las cabezas de departamento tomamos tour físico por toda la ruta de Cortés para después darle paso al trabajo de oficina, lecturas y el desglose del guión, discutir el look, el arte, el vestuario”.

Óscar Jaenada, como Hernán Cortes, en ‘Hernán’

 

Beto Casillas comenta que para una serie de esta magnitud se llevó a cabo una ardua preparación, en donde se compartían todos los puntos de vista de los realizadores y colaboradores. Julián de Tavira y Norberto López fueron los directores de la serie. Cabe mencionar que Julián también fue el Showrunner de la serie.

Muchos de los lugares que se querían retratar no existen actualmente.  Aunque hay uno que otro boceto. “Todo lo que se podía reconstruir se hacía, como las pirámides. Pero la realidad es que cuando no hay algo histórico, algo físico, algo que esté al menos descrito en un escrito, es ficción. Junto al director de arte José Luis Aguilar y con la ayuda de los arqueólogos e historiadores nos orientaban y ellos decían cómo re construir los espacios. Mucho de lo que se ve en pantalla en realidad eran sets. Se rentó un terreno grande, un back lot al sur de la Ciudad de México y ahí se construyeron algunos sets. El más importante y grande fue el set del Palacio de Axayacatl, lugar donde Moctezuma dejó que se quedara Hernán cuando llegó a Tenochtitlán”.

UN VIAJE AL PASADO 

Es común que cuando existen saltos de tiempo significativos dentro del guión se busque separarlos al darles un tratamiento fotográfico diferente. Pero al hacer un proyecto de época, ¿Cómo haces esa separación de tiempo?, cuando toda la historia sucedió hace más de 500 años. En este caso Beto Casillas y los realizadores de la serie decidieron darle un giro al estilo y tratar todo el proyecto como una sola unidad fotográfica. De esa manera la edición se volvió la encargada de proveer esa información a la audiencia. “Platicamos mucho de cómo veíamos la serie. Buscábamos luz, color y contraste”.

Para la estética visual Casillas decidió acotarse a la forma en cómo se comparta la luz en los espacios arquitectónicos de aquella época. “Eran cuartos de adobe, forrados de estuco o cal. El mayor elemento en el que se apoya un fotógrafo para la luz de una escena, son las ventanas ¡y acá no habían!. Era una caja, con una única fuente de luz, o sea la puerta. Parecía un reto difícil. Al final, esto creó una atmósfera muy interesante en los interiores ya que estos estaban muy oscuros. Las paredes tienen mucho contraste y los actores tenían que llegar al área de la puerta para no quedarse en silueta. Una desventaja hecha herramienta”.

“Al principio, la verdad, quería una luz muy natural, usar de verdad nada más la luz del sol, con mucho contraste y rebotes, y en las noches usar luz de fuego, o si no de menos emularla porque es muy complicado controlarlo. Esto para tener ese sentimiento de que es algo que pasó hace muchos años, y que se viera natural. Al final dadas las circunstancias y la evolución de la serie y de los sets, la luz se volvió más teatral, más estética. Para ser sincero, no quedó como me la imaginé en un principio, pero esto no quiere decir que no esté satisfecho con lo logrado”.

Dagoberto Gama es Moctezuma en ‘Hernán’

 

“Lo que sí preparé mucho, fue el punto de vista de cada personaje en términos de luz de la historia lineal, su narrativa de cámara. Cada personaje tenía diferentes movimientos de cámara, por lo tanto cada uno de ellos tenía su estética particular, su sello personal. Tome referencias de otras películas, entre otras referencias visuales. En el episodio de Marina, por ejemplo, era una mirada romántica. Siempre embelesada por Hernán mientras que a la vez lo manipulaba, al igual que a los aztecas. Para el personaje de Pedro de Alvarado los movimientos eran más frenéticos y locos. Porque él quería matanzas y batallas, lo cual culmina en la Matanza del Templo Mayor. Él era más bélico y estratégico”.

La preparación de los capítulos fue global. Casillas decidió tomar el proyecto como un todo y tener una continuidad de luz y contraste que estuviera a lo largo de la serie. ”Era tan complicada que me enfoqué en la historia lineal de la temporada. Desde que Hernán llega a Veracruz, después a Tenochtitlán hasta la Noche Triste”.

ESTILO VISUAL

Con respecto a la elección de la cámara, Casillas nos contó que en un principio no se pretendía que la serie se fuera a una plataforma streaming, pero querían hacerla de una calidad que permitiera que un futuro llegara a la red. “Vimos la gama de la cámara Red, la cual me gustó. El formato también funcionaba para el streaming, y usé lentes Zeiss que son compatibles. Usé todo el paquete de los nuevos Supreme Primes, aunque me faltó el 18mm que no estaba disponible. La ventaja es que el 25mm al ser full frame parecía un 16mm. Extrañé tener un lente más abierto. A lo largo de toda la serie, y se volvió una constante, me gustó usar muchos angulares para tener a los personajes en close ups, pero que su entorno siguiera viéndose bien”. Al final decidió utilizar RED Monstro y lentes angulares. Al principio quería una luz muy natural; usar luz del sol, rebotes, negativos y en las noches usar luz de fuego o simularla. Hasta cierto punto, no haber contado con un lente más abierto fue algo bueno, de menos para el departamento de VFX.

La ciudad de Tenochtitlan, en la serie ‘Hernán’.

 

“Hice pruebas con El Ranchito casa de VFX que está en España (ellos hicieron los efectos de Game of Thrones). Platicando con ellos no querían que los lentes deformaran mucho, porque el uso de green screen iba a ser muy grande. Mucho se tenía que reconstruir, o sea ¡todo Tenochtitlán! entonces entre menos deformación mejor para ellos. Por ejemplo, se contaba con un 5% de las escaleras del Templo Mayor, todo lo demás se reconstruyó con green screen y VFX. Aunque no son tantos planos, si se reconstruyó”. Para la serie se diseñaron dos LUTs con Cinematica antes de iniciar. Casillas hizo pruebas de cámara y se crearon uno para Exterior Día y uno para Exterior Noche.

RETOS EN LA RUTA DE CORTÉS 

Las historias muchas veces nos transportan a lugares inhóspitos y asombrosos, pero nunca pensamos en lo que hay detrás de estos espacios que vemos a través de la pantalla. El trabajo de encontrar las locaciones perfectas es de gran importancia a la hora de fotografiar. Es a partir del scouting que las bases planteadas en un storyboard o incluso escritas sobre un papel toman forma. Para encontrar las locaciones adecuadas de Hernán, el fotógrafo comparte que el reto fue para producción. “Fue muy difícil llegar a las locaciones.  Producción tuvo que abrir camino para poder pasar los camiones, campers y grúas.

“Ningún proyecto es fácil. Tuvimos dos meses de preproducción. Casi nunca te dan tanto tiempo de preparación en una serie. Aquí los productores se preocuparon por eso y fue super intensivo. Desde viajes a todas las rutas, scouting a lugares arqueológicos”.

Ishbel Bautista es Marina (La Malinche) en ‘Hernán’.

 

UN MISMO OBJETIVO

La relación del director de fotografía con su equipo, gaffer, colorista Ana Montaño (quien en palabras de Casillas hizo un trabajo espectacular) y el diseñador de producción en proyectos como este es vital para que el producto sobresalga. En este caso contó con Carlos Santillán como foquista y con Jorge Sánchez “El Diablo” como operador de cámara. Sobre su relación con el gaffer, Casillas menciona que “Trabajar con Leonardo Julián fue increíble. Entiende la luz y tiene sensibilidad. Con un buen gaffer puedes entenderte bien”. En cuanto a la dirección de arte, José Luis Aguilar realizó un trabajo de investigación con el que pudo acercarse lo más posible a la estética de la época. “Luis hizo un trabajo increíble. Llegamos a varios acuerdos de cómo serían los colores y la manera en la que los utilizaríamos. También hablamos del vestuario y como debía ser el diseño de los sets para que nos funcionara a ambos departamentos”.

Beto Casillas AMC es un director de fotografía que busca no conformarse. Siempre busca la manera de mejorar. “Hernán me permitió experimentar. A veces pasa algún “accidente” y encuentras la atmósfera o aquello que estabas buscando. Nunca se deja de observar la luz y estudiarla”.

Alejandro Mejía AMC, un viaje de la ficción al documental 

Publicado por Comunicación AMC – Enero de 2019 
Por Salvador Franco R.
Fotos: Fotogramas / Curtis Boone

 

Afincado en Nueva York nos lleva a la intimidad de la creación de “306 Hollywood”, cinta que formó parte de Sundance 2018, que le mereció el premio a la mejor fotografía en el festival de Oslo y una nominación a los prestigiosos Critics’ Choice Documentary Awards.

Alejandro jamás imaginó que perder un vuelo a Europa cambiaría su vida. Esa noche, tras quedar varado en Nueva York, recibió una inesperada invitación para quedarse a vivir en la Gran Manzana como socio de un restaurant mexicano. Y si bien el resultado no fue el esperado, el proyecto –y el destino- le permitieron empezar a infiltrarse en el cine independiente estadounidense, donde continuó una carrera como director de fotografía que previamente había iniciado en México y que incluye películas como ‘Asteroide’ (2014), ‘Obsidiana’ (2017) y ‘306 Hollywood’ (2018). Este último documental, que fue filmado con más de cinco formatos y que se estrenó en la edición 2018 del Festival de Cine de Sundance, le mereció a Alejandro Mejía AMC el premio al Mejor Cinefotógrafo en el Oslo Film Festival y una nominación a los Critic’s Choice Documentary Awards, que se realizará el 13 de enero. “Nunca me imaginé vivir fuera de Cuernavaca, menos fuera de la Ciudad de México y ahora estar acá (NY) es algo que nunca esperé y que me da muchísimo gusto”.

Salvador Franco: ¿Cómo empezaste a fotografiar en estados unidos?

Alejandro Mejía: Fue gracioso; en el restaurante había muchos clientes cineastas a los que conocí y con los que empecé a trabajar. Yo no tenía contactos en la industria. Tiempo después David Pablos (‘Las Elegidas’), me presentó con los compañeros con los que estudiaba la maestría en la Universidad de Columbia y justo ahí empecé fotografiando sus tesis. Con uno de esos cortos ganamos Slamdance, que es un certamen paralelo a Sundance y también fuimos a la Berlinale en 2015. A partir de eso, otros estudiantes me invitaron a continuar la colaboración. En 2012 regresé a México para filmar mi primer largo de ficción: ‘Asteroide’, de Marcelo Tobar, con el que nos fue bastante bien.

SF: ¿Cómo te formaste como cinefotógrafo?

AM: Estudié en la Escuela Activa de Fotografía de Cuernavaca, de donde soy. Después estudié la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Veracruzana, donde te enseñan sobre pintura, escultura y demás artes. Regresé a Cuernavaca para estudiar la carrera en Comunicación tras lo que me moví a la Ciudad de México. En 2005, durante una edición del FICCO (Festival Internacional de Cine Contemporáneo) tomé un taller con un cinefotógrafo hongkonés Nelson Yu lik Wai (Tin seung yan gaan, 1999), donde conocí a mi amigo Iván Hernández AMC, junto con quien fui seleccionado para recibir una mentoría que se convirtió en un parteaguas para mí.

SF: ¿Qué aprendiste con él?

AM: Nos enseñó a trabajar con luz natural, aprovechar los recursos que teníamos y apegarnos más a la escuela de la fotografía mexicana en la que utilizas lo que tienes y no como sucede acá en EU, donde tienes todos los juguetes a tu disposición.

SF: ¿Cómo llegas a un proyecto tan sui géneris como ‘306 Hollywood’?

AM: Gracias a Carlos Gutiérrez, de Cinema Tropical, quien me recomendó con los directores venezolanos-americanos Elan y Jonathan Bogarin, quienes querían involucrar a un fotógrafo de ficción en su historia. Cuando vi lo que habían hecho les dije: ‘¿para qué me quieren? Es algo tan personal y lo están haciendo tan bien’. Pero después nos volvimos unos aliados y me di cuenta de que lo que ellos estaban buscando era una colaboración artística y una aportación mía desde el punto de vista de la ficción. Así mismo, invitaron a una coreógrafa y a una diseñadora de producción. El documental narra la historia de la abuela de los directores, de cómo su casa y todos sus objetos adquieren un nuevo significado a partir de su muerte.

SF: ¿A partir de qué etapa del proyecto te involucraste?

AM: Era un proyecto muy sui géneris, nunca había estado en un proyecto tan diverso y que no supiera cómo iba a terminar o lo que estaba haciendo. Cuando me reuní con ellos aún no sabían si la abuela sería el personaje principal o la casa, pero lo que tenían claro es que querían recrear ciertas escenas y acercarse al realismo mágico. Empezamos a rebotar muchas ideas sobre el juego visual de las dramatizaciones y las recreaciones de cuando los directores eran niños y jugaban en el bosque, o con el tren en su casa que viene de unas instalaciones de arte de un japonés que hacía algo similar con las sombras.

SF: ¿Cómo fue la dinámica de trabajo?

AM: Lo que hacíamos era ver las secuencias que iban armando Nyneve Minnear en la que dejaba unos huecos donde sugeríamos y planeábamos cosas.

SF: ¿Cuáles fueron tus aportaciones?

AM: Primero sugerí tener un operador de steadicam para darle la vuelta a lo típico del documental y darle un poco de movimiento. Después, cuando conocí la casa, me di cuenta que la inspiración venía del lugar, de los muebles y los vestidos. A partir de ese momento ellos contrataron a una editora quien hicieron la construcción del guión final, el desarrollo del personaje y entonces decidieron que la abuela fuera el personaje principal. Es un proyecto muy personal e independiente que terminó como algo muy grande. Sí, y eso quiere decir que trabajamos con muy poco. Es importante mencionar que fue un proyecto de bajo presupuesto y fue mejorando poco a poco por los apoyos que se fueron consiguiendo. Más adelante se involucró Judit Stalter como productora, que antes había hecho “Son of Saul”, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera. Ella se enamoró del proyecto y lo llevaron a varios mercados en busca de apoyos, hasta que finalmente, mientras estábamos en la última etapa del rodaje, nos avisaron que estábamos seleccionados en Sundance para inaugurar la sección ‘Next’, algo que por primera vez sucedía con un documental.

SF: ¿Cómo fue la relación con los directores que debutaban con un proyecto tan íntimo y personal?

AM: Es la ópera prima y nada más les llevó como 13 años terminarla (risas). Fue muy refrescante trabajar con ellos porque se obsesionaron con la calidad de la imagen, había mucho trabajo previo y nos desafió a rebuscar y rebuscar ideas. Me gusta mucho el resultado por lo que provoca, te hace recordar a los abuelos o a tus padres, y la metáfora de cómo se aborda el tema de la muerte. Es algo muy personal y se vuelve algo universal. Por eso me dio mucho gusto el éxito de la película en Sundance o Hot Docs de Toronto, donde ellos ganaron el premio para nuevos cineastas.

SF: ¿Cómo fue el día a día durante el rodaje?

AM: Filmamos en tres etapas y fue una experiencia muy fuerte, pues al ser hermanos se contraponían sus opiniones. Jonathan habla muy bien español pero su hermana no, así es que ella jalaba a que habláramos inglés. Además de que son muy obsesivos porque él es pintor y Elan, productora y fotógrafa, así es que eran muy exigentes con la imagen. Pero poco a poco nos fuimos adaptando y una de las cosas que más recuerdo de ese taller con July Kui, el hongkonés, tratar de ser humilde y camaleónico con los directores sin tratar de imponerse totalmente, así es que trataba de empujar hasta donde creía e iba dejando que entre los tres resolviéramos las cosas.

SF:  En la película hay muchas texturas debido a los formatos con los que se rodó. ¿con qué cámaras se filmó?

AM: Los directores rodaron mucho en Super 8 con una cámara de su mamá. También tenían material en Mini DV y en 5D e hicieron más cosas con la 5D y lentes Nikon de foto fija. Cuando yo me sumé, lo primero que filmamos fue con la Canon C300. Algo en lo que me he clavado mucho es en usar óptica vintage, así es que elegí los lentes Super Baltars con los que se rodaron películas como “El Padrino” y que en automático generaban estas texturas muy interesantes o ‘viejas’.

SF: ¿Por qué te gusta esa óptica tan antigua?

AM: Los sensores son tan definidos y tan perfectos en estos tiempos, que estos lentes -que ya no se fabrican así- tienen aberraciones cromáticas y defectos que se convierten en un sello y le dan personalidad a los proyectos. No todas las películas caben en esta dinámica, pero en este caso encajaba perfecto.

SF: ¿Con qué otras ópticas trabajaste?

AM: Lo último lo hicimos con la Alexa Mini con los Alejandro Mejía AMC Zeiss High Speed para la secuencia de la coreografía y en algunas otras secuencias los Canon K35 con los que se han rodado cintas como ‘Alien’ (Ridley Scott, 1979).

SF: ¿Qué herramientas empleaste para los movimientos de cámara? algo poco habitual en los documentales.

AM: Usamos el Steadicam para la coreografía y las secuencias de los niños corriendo en el bosque, Sliders para algunos dollies y para entrar a la casa en miniatura. También filmamos varias cosas con una grúa de carga para subirnos al techo y hacer algunos poneos de la ropa cubriendo la casa, y mucha luz natural, la cual trato de utilizar al máximo.

SF: Algo que nos comentabas aprendiste en el taller con Nelson Yu Lik Wai…

AM: Sí, aunque creo que es una escuela generacional que tenemos cinefotógrafos como Iván Hernández AMC, Juan Pablo Ramírez AMC o Alfredo Altamirano AMC. Todos somos colegas y nos entendemos en ese aspecto creo que totalmente influenciados por Rodrigo Prieto ASC, AMC y Emmanuel Lubezki ASC, AMC. A partir de “Amores Perros” (Alejandro González Iñárritu, 2000), vino un cine más naturalista y bueno, ahora con estos sensores y estas cámaras con las que prácticamente ves todo pues su alcance es increíble.

SF: ¿Rebotas mucho la luz?

AM: Depende del proyecto. En ‘306 Hollywood’ trabajé con unos Kinos, un M18 y un HMI que metíamos directo por la ventana para simular la luz del sol y sólo tenía un difusor, porque si lo rebotaba, ya tenía poca fuerza en la luz.

SF: ¿Cómo eliges las luces?

AM: Es algo que la locación me va dictando y que ves desde el scouting. Una buena locación es el mejor aliado cuando no hay muchos recursos. Pero más que rebotar, uso mucho el negativo, la tela negra a un lado de la pared para bajar la luz: pones una bandera negra para hacer más contraste o cubrir una ventana. Lo que hacemos es bajar la luz más que ponerla.

SF: ¿Te involucraste en las etapas finales, postproducción, corrección?

AM: Ya no pude estar en esos procesos por la carga de trabajo y porque corrimos para llegar a Sundance pues se terminó dos o tres días antes de su exhibición. Pero una vez que se estrenó comercialmente, pude hacer algunos ajustes y creo que quedó lo mejor posible.

SF: ¿Cómo defines a ‘306 Hollywood’ en términos de género?

AM: Es muchas cosas. En Sundance nos dijeron que era un documental de realismo mágico, pero creo que es una película que tiene muchos estilos y que ofrece muchos homenajes. También nos han comparado con Wes Anderson, algo que ya me había pasado con un corto llamado ‘Honey Moon’. Para la gente más purista pues no es un documental sino algo más híbrido. Nos han criticado también muchísimo y eso también es válido. Desde el principio los directores sabían que no querían hacer el típico documental de Netflix con cabecitas hablando, sino experimentar. Así es que hay momentos que son totalmente ficcionalizados o en los que ellos dirigían a la abuela. Eso es algo que me gusta del cine independiente estadounidense pues están muy abiertos a explorar estas cosas, a combinar formatos y a ver qué pasa. A los americanos les cuesta mucho trabajo hablar de sí mismos. Es personal pues navega en aguas a las que otros documentales ni se acercan.

SF: ¿Cómo fue la experiencia en Sundance?

AM: Ahí fue donde la vi terminada por primera vez y lo que más me gustó fue que me hacía pensar en mi familia, en la de mi esposa y en todos estos objetos a los que les tenemos gran apego como cultura latina. También me di cuenta que tiene un sello propio. A partir de ahí nos fue muy bien, incluso con los mismos directores hemos hecho un par de proyectos comerciales, uno de ellos para Google en el que fluimos como el agua, nos entendimos perfecto y confiaron mucho en mí. Ahora somos tan cercanos que me invitaron a compartir la cena el Día de Acción de Gracias en noviembre pasado.

SF: ¿Qué significa para ti la nominación a la mejor fotografía en los Critics’ Choice Documentary Awards?

AM: Me da muchísimo gusto, sobre todo porque nunca me imaginé vivir fuera de Cuernavaca, menos fuera de la Ciudad de México y ahora estar acá es algo que realmente nunca esperé. Participar en Sundance, la nominación a los Crtics’ y el premio a la Mejor Cinefotografía en Oslo Film Festival me ayuda a reafirmar proyectos y es también una recompensa después de tantos años de hacer cosas por todos lados, de aguantar y aguantar. Es un premio que tampoco me va a cambiar la vida, trato de tener los pies en la tierra porque conozco esta ciudad en ese aspecto; más bien trato de disfrutar. La nominación es un premio y sí, obviamente ayuda a que valoren tu trabajo y te inviten a sus proyectos. Además, es donde ganó Guillermo del Toro con la ‘Forma del agua’ el año pasado y es además una antesala del Oscar.

SF: ¿Es un proyecto que te cambió la vida?

AM: Esas cosas del sueño americano siguen pasando acá, de que le pegas a algo y se va corriendo la voz y te vas conectando. Ahora me ha buscado mucha gente de documental y llevo un año haciendo documentales o cosas híbridas, algo que me daba un poco de miedo porque quiero regresar a la ficción, algo que haré en breve con ‘Son of Monarchs’, de Alexis Gambis, que filmaré en Nueva York y México con Tenoch Huerta como protagonista. No tiene nada de malo el documental, pero me gusta mucho crear mundos en la ficción.

SF: ¿Todos tus proyectos han tenido este perfil independiente?

AM: Sí, y he tratado de mantenerme así porque me interesa tener mayor libertad creativa y mayor propuesta. Me han ofrecido hacer alguna comedia romántica en Los Ángeles, pero he dicho que no porque he recibido consejos de que me van a encasillar en eso. Y es que depende de los proyectos que fotografías es a los que te siguen invitando y en ese sentido me interesa más el cine independiente. Obviamente que si viene un proyecto muy interesante, al que crea que puedo aportar cosas, aunque sea comercial o de gran presupuesto, lo haré sin ningún problema, pero la realidad es que todavía no llega. Voy paso a paso. Eso también lo he aprendido acá, prefiero dar pasos bien cimentados en lugar de tratar de correr.

SF: ¿Cuál es tu balance después de vivir ocho años como cinefotógrafo en una ciudad tan desafiante como Nueva York?

AM: Es una ciudad muy complicada, pero ha sido una gran escuela, no solamente en el cine sino también en la vida porque es una ciudad que no te regala nada. La CDMX es lo más complicado que he vivido, pero NY es muy duro en temas de clima, su invierno es muy largo, se filma mucho en el verano y la gente se mueve constantemente. Entonces hay que volver a empezar constantemente hasta que construyes tu red con productores locales o directores con más tiempo aquí. Te hace ser humilde a la fuerza. No te puedes confiar o estar tranquilo de que todo va bien porque de repente todo cambia. Estás con gente de todo el mundo, la competencia es durísima y eso te obliga a aprender muy rápido y tienes acceso a cosas o proyectos más globales. Pero no es para todos. Las he pasado duras, pero también ha valido la pena. No me arrepiento de nada.

SF: ¿hay algo que quieras agregar?

AM: Estoy muy agradecido de ser parte de la AMC, algo que nunca imaginé. Es algo muy importante para mí. Sentí que en México nunca tuve mucho apoyo y ahora todo se ha vuelto muy interesante y refrescante para mí. Me dan muchas ganas de tener estos intercambios, es algo muy importante para mí que estoy lejos. Hace ocho años dejé todo en México. ¡Todos me decían que estaba loco!.

“306 Hollywood”
Cámaras: Super 8, 5D Nikon, Canon C300, Alexa Mini
Óptica: Super Baltars, Zeiss Hihg Speed, Canon K35
Cinefotógrafo: Alejandro Mejía AMC

    Fotogramas de “306 Hollywood”

 

Ivan Hernández AMC, DF de la serie “Diablero”

Publicado por Comunicación AMC – Enero de 2019
Iván Hernández AMC, captura demonios en 6k
Por Salvador Franco R., Solveig Dahm, y Cate Cameron

 

Después de filmar dos temporadas de ‘El Chapo’, el cinefotógrafo regresa a las series de la mano de José Manuel Cravioto con “Diablero” para Netflix

Un viaje por el inframundo de la Ciudad de México en compañía de un cazador de demonios, la nueva y arriesgada serie de Netlflix que combina el thriller con los tintes fantásticos y el humor. “A pesar de ser una serie de género fantástico, ‘Diablero’ habla de un tema sumamente humano: la dualidad; no podemos vivir siendo sólo buenos o sólo malos, ante todo somos seres débiles”, relata Iván quien enfrentó el proyecto con mayor cantidad de efectos especiales de toda su carrera.

Las pinturas de Daniel Lezama y Arturo Rivera, las obras teatrales de Gottfried Helnwein y las películas de cineastas como Chan Wook-Park, Wong Kar-wai y Jim Jarmusch, fueron algunas de las referencias utilizadas por el equipo del director y cocreador Juan Manuel Cravioto para dar vida a un universo único que este diciembre 5 llegó a la plataforma digital. “Es una especie de alegoría del mal a través de imágenes creadas desde un demonio dentro del universo o imaginería mexicana. Es muy emocionante saber que se están haciendo proyectos que tienen una apuesta interesante, arriesgada y me siento muy feliz de ser parte de un equipo cinematográfico increíble, de haber podido compartir el trabajo, la labor y el set con gente de primera.”

F,DyC: ¿Cómo llegaste a diablero?, una de las series más originales de Netflix para México.

IH: José Manuel Cravioto y yo somos compañeros de la escuela – CUEC- hicimos nuestra ópera prima juntos. Tiempo después nos encontramos para hacer la Serie de “El Chapo” en Colombia. Me invitó a hacer ‘Olimpia’ que se acaba de estrenar en el Festival de Morelia y en ese inter me habló de la invitación que le habían hecho para hacer “Diablero”. A finales de octubre del año pasado, se dicidió que yo fuera el director de fotografía a pesar de no haber hecho nunca una serie de género.

F,DyC: ¿A qué te refieres con una serie de género?

IH: La serie está basada en el libro de F.G. Haghenbeck “El diablo me obligó”. Elvis Infante es un exconvicto y exsoldado que posee una tienda de objetos de santería, alebrijes y otros artefactos extraños. Pero lo suyo no es precisamente la venta de cachivaches embrujados, eso no es más que una tapadera de su verdadera ocupación: es diablero. Un tipo que realiza exorcismos para capturar a los demonios y venderlos en un mercado negro ávido de ángeles, diablos y otras criaturas sobrenaturales para organizar peleas a nivel mundial. Es una serie con tintes fantásticos de comedia, de horror y más allá del terror, es un thriller con mucho suspenso.

F,DyC: ¿Situaciones paranormales?

IH: No, más bien los conceptos, las ideas o creencias que tenemos como mexicanos sobre el bien y el mal. Retrata muy bien la idiosincrasia del mexicano sin llegar a ser una caricatura. Es un tanto hiperrealista. Desde el punto de vista estético tiene mucha influencia del pintor mexicano Daniel Lezama. Sus trazos y fuentes de luz son de manera muy natural, pero los temas son grotescos, sórdidos y en el fondo muy cándidos y enternecedores. Esa idea de la dualidad contenida en una historia que no tiene que ver con asuntos paranormales sino con asuntos meramente reales. Una especie de alegoría del mal a través de imágenes creadas desde un demonio dentro del universo o imaginería mexicana.

F,DyC: ¿Mientras más le dicen a un cinefotógrafo que no le dan un trabajo porque nunca lo ha hecho es cuando más ganas le dan de hacerlo?

IH: Si, hay una negación para realizar un trabajo hace que la cabeza piense y se obsesione con el tema. Este proyecto retrata, desde la cinematografía, la idea clara de que somos seres que podemos coexistir con nuestras partes más oscuras y las más luminosas, el bien y el mal. Y si no tenemos las dos, no existimos y somos débiles como seres ante la invitación del mal. Representar eso a nivel estético fue fantástico y si, me quería involucrar en este proyecto a como diera lugar.

F,DyC: ¿Cuál fue la primera decisión que tomaste como director de fotografía al subirte a este proyecto? ¿Desde dónde partiste?

IH: La primera decisión fue hacerla ya que después de fotografiar la primera y segunda temporadas de “El Chapo”, que fueron agotadoras, llegó un punto en el que yo estaba cansado del tema, de estar en el mismo sitio, contando la misma historia durante casi un año y físicamente extenuado. Pensé que no quería hacer cualquier serie a menos que fuera un tema que me gustara, que me llamara, retara y fascinara. Cuando Cravioto me invitó y empecé a conocer ‘Diablero’ sabía que era un gran reto tanto artística como técnicamente.

Al principio ya existía ‘un libro negro’ hecho por Bárbara Enríquez y Alejandro García -increíbles diseñadores de producción- que contenía todo el universo de la serie y que se iba enriqueciendo durante el proceso. Ese libro negro se hizo entre ambos con retroalimentación de Cravioto y asesoria de Bernardo Esquinca –novelista mexicano-, y Edgar Clement –ilustrador e historietista- para la asesoría sobre mitología acerca de demonios y su diseño.

José Manuel me pidió, sin ver ni leer nada, hiciera mi primer acercamiento fotográfico. Eso lo vimos juntos el productor Pedro Uriol, Cravioto y yo para después juntarnos con los diseñadores de producción y cotejar las coincidencias que teníamos. El punto de partida estético de la serie viene de la pintura moderna mexicana de Daniel Lezama y Arturo Rivera. Esta idea del tema y como está retratado para mí fue la primera clave para comunicar o transmitir hacia dónde podíamos ir. José Manuel Cravioto y yo tenemos muchos años trabajando juntos, tenemos muchas afinidades y entre ellas está Lezama. También se fueron sumando otras referencias como Gottfried Helnwein quien hace obras con temas como el dolor y sufrimiento de los niños de manera gótica, muy oscura. Dentro de la historia hay una línea dramática que corre a partir del punto de vista de los niños y eso es muy interesante.

F,DyC: ¿Cómo haces para traducir esas referencias y coincidencias de las que hablas al movimiento?

IH: Para traducirlo al lenguaje cinematográfico tomé referencias de películas como las de Chan Wook-Park, otro gusto afín con José Manuel, y sumamos a Wong kar wai y Jarmusch. Yo armo carpetas con cuadros de películas, algo como hojas de contacto, no más de 16 fotos. Cravioto estuvo de acuerdo ya que es un cine muy sobrio, que no es desbordado, es un cine muy simbólico. Al final todo tiene que ver con una administración de los recursos. No tiene que haber miles de efectos, sino que un simple detalle dentro del cuadro tiene que decir todo.

Javier Enríquez – extraordinario gaffer- y yo empezamos a estudiar esos primeros esbozos de referencias de las pinturas contra los primeros acercamientos a las locaciones. Empezamos a planear cómo atacar una situación dramática a partir de una idea estética. Nos cuestionamos ciertos aspectos a nivel lumínico y estético y ya en locaciones decidimos hacerlo muy naturalista sin utilizar luces prácticas como neones fluorescentes como en muchas películas; nosotros debíamos pintar con la luz. No usamos las nuevas lámparas con toda la gama de colores ya que desde el principio decidimos trabajar sobre una psicología de color, partir de nuestro círculo cromático y trabajar sobre esos colores. Se parte entre los fríos y cálidos. Decidimos que el verde solo sería utilizado en la naturaleza y que no lo usaríamos en nuestra paleta. Así empezamos a integrar las pinturas a una idea más práctica dentro de la labor cinematográfica. De los ocho capítulos de la primera temporada, yo fotografié cuatro capítulos, los tres primeros y el ultimo, y Alberto Anaya ‘el Mándaro’ AMC, hizo los cuatro intermedios.

Iván Hernández AMC 

 

F,DyC: ¿Por qué la decisión de cambiar de director de fotografía en algunos capítulos?

IH: La serie es muy compleja, complicada por la cantidad de locaciones y por los guiones. Teníamos que mantener una unidad estética y conservarla contra todo el aparato que requiere hacer una serie de esta naturaleza que tiene mucha acción, muchos efectos visuales, etc. Por la experiencia vivida por José en otras series con otros colegas, él piensa que hay un momento en el que los cinefotógrafos nos “quemamos” y ya no damos, nos vamos sobre la inercia. Queríamos que todo fuera muy consciente, por eso se tomó la decisión de que yo arrancara la serie, debido a que habíamos empezado con el desarrollo de la historia y la visualización del proyecto, y la continuaran el Mándalo en fotografía y Rigoberto Castañeda como director. Cada uno tenía sus retos y, mientras ellos preparaban el 4, 5, 6 y 7 nosotros preparábamos el capítulo 8 que termina con la primera temporada.

F,DyC: ¿Es el proyecto con la mayor cantidad de efectos visuales y especiales en el que has participado?

IH: Si, y fue todo un reto mantener la estética, incluso pese a que debimos jugar con cromas, personajes generados digitalemente, cables y cosas que se debían borrar en postproducción, etc. Desde el inicio trabajamos con Cúbica, que es uno de los mejores estudios de efectos visuales de España. Todo estaba en la mesa, planeado, nada era improvisado. De alguna manera íbamos logrando una unidad. Siempre había un supervisor de efectos en set y desde la preproducción sabíamos qué sucedería en cada escena. Ejecutábamos, pero teníamos libertad creativa, sin embargo ya sabíamos que se haría a nivel efectos especiales y o efectos visuales. Tratamos de llegar cada día sin vacilar, sin dudar de lo que había y cómo debíamos filmar. Eso lo he aprendido a lo largo de mi carrera: ser muy estricto y pulcro en la preparación del trabajo.

F,DyC: ¿Qué acuerdas con un supervisor de efectos especiales que está solo para eso, supervisar?

IH: El tener a un supervisor en el rodaje garantiza que las cosas van a funcionar. En una secuencia pasará equis cosa, podemos resolverlo con opción A, B o C, o pones un verde o pones un azul, o no pones nada, etc. Dentro de la historia se juega mucho con los reflejos, ¿cómo jugar con eso a partir de los efectos visuales? El poner la cámara fija ya no existe, es muy raro. Toda la serie tiene un montaje interno sin cámara fija. Por ejemplo, en el segundo episodio hay batallas con mucha acción y dentro de esa acción hay movimientos en que los personajes se manipularon digitalmente en el estudio de efectos. Hubo una escena que decidimos hacer ‘in situ’ y ahorrarnos efectos para algunas otras secuencias. La hicimos con elementos reales, sin efectos digitales y quedó maravillosa por el trabajo de Roberto Ortiz y su equipo.

Alberto Anaya AMC 

 

F,DyC: ¿Qué cámara y óptica usaron?

IH: La Red Weapon con sensor Helium en 6K y la postproducción en 4K, y usamos los Highspeed de Zeiss porque eran los que le daban mejor resolución y textura a todo este universo. Usábamos mucho humo y como los conceptos de iluminación eran con luces suaves pero también algunas muy definidas, eso le daba más volumen y profundidad al espacio. A nivel de color se planteó una paleta que, más allá del asunto psicológico, representara algo en términos de alegoría para transmitir una sensación. El azul de la historia tiene que ver con la maldad o los demonios; el rojo es el eje central y los cálidos que son el amarillo, el naranja, el ocre que representan la energía, la fortaleza. El violeta nos ayudó acentuar y definir a algunos personajes que tienen que ver con esta idea mística de duda y tristeza, que viaja entra la energía y la pasividad del azul que es un color atractivo y la maldad es muy atractiva .. te busca, te llama, no es que el azul venga hacia ti, sino que tú vas hacia el azul.

El Mándaro hizo una parte maravillosa con niños, llena de belleza, pero debía reflejar algo incómodo, algo que no estaba bien. ¿Cómo representar eso en el mundo de unos niños a nivel lumínico y de texturas? ¡Lo logramos! El cuarto episodio es un intermedio, un pequeño relato cruel sobre el miedo infantil. En “el libro negro” estaba marcado todo y nosotros interpretábamos. El trabajo entre arte y foto fue muy fino y Javier Enríquez, el gaffer, como el eje central en el desarrollo ayudó a conceptualizar y concretar las ideas que yo tenía y que después Alberto Anaya vino a complementar. Haciendo la corrección de color, plano a plano descubríamos el micromundo creado en cada espacio por los diseñadores. Un detalle que hacía notar vida dentro; mínimos detalles que hablan sobre los personajes y que tienen que ver con nuestras ideas sobre el bien, el mal, los demonios. Y también tiene muchos conceptos prehispánicos, porque arte se fue hasta el fondo con esto.

F,DyC: ¿Grabaron en foro o locaciones?

IH: El 80% de la serie está hecha en locaciones. Se hizo en la ciudad de México y en La Marquesa. Hay cosas muy específicas que se construyeron o se ambientaron dentro de un estudio. Estudiábamos los lugares profundamente y si había algo que construir lo hacíamos. La mayoría es en espacios naturales. La idea del universo diablero no era crear un submundo ajeno a lo cotidiano, sino hacer una historia con locaciones cotidianas, con vida…. Y de ahí entrar a un submndo que no tiene que ser cutre. Nos gusta la riqueza visual que tiene México con su belleza dentro de la fealdad de algunos lugares. No puedes llegar a un lugar y grabar, debes preparar, meter todo en una licuadora y crear un universo con todas sus realidades. Pero no queríamos que fuera una visión grotesca, o de circo con enanos, ciegos o indigentes. Trabajamos con una estética que tiene que ver mucho con la mexicanidad en general.

F,DyC: ¿Cómo decidieron los movimientos de cámara?

IH: Es un thriller lleno de suspenso y de acción en el que pasan muchas cosas, pero no por eso la cámara se mueve. Nosotros somos partidarios de que el cuadro contenga la historia y si se mueve la cámara haya una razón, es porque realmente lo amerita. Hay episodios con mucha acción, con movimientos definidos acompañando al personaje desde el inicio y hasta el final del plano, muy anclados, con cámara al hombro. Hay mucho steadi durante el intermedio, a Rigoberto Castañeda le gusta mucho acompañar a los personajes.

F,DyC: ¿Hiciste plantillas, story board?

IH: Solo se hiceron algunas plantillas de luz de lugares específicos y para mantener una buena continuidad. Le pedí a mi equipo de cámara que hiciera una plantilla por día para poder tener una guía y saber qué luz, qué filtro, qué color, etc., se utilizó en cierta secuencia, pero esto se hizo durante el rodaje.

F,DyC: ¿Filtras mucho?

IH: Bajo los conceptos de color se me ocurrió utilizar los Skypanel de Arri que tienen toda la gama, pero Javier me sugirió que no, que debíamos pintar con la luz. Nosotros definimos los espacios y el color a partir de los momentos dramáticos y se analizaron muchas pinturas, muchos momentos específicos de ciertas películas, de artistas. Esto que decidimos de no usar luces a cuadro, sino mezclar calidades, de usar luces definidas, pero también muy suaves. En algún momento en el que el antagónico se presenta y se vuelve todo un caos, eso se debe manifestar de manera verosímil e inventamos un efecto que funcionó muy bien.

F,DyC: ¿Un cinefotógrafo necesita literatura, arte?

IH: Evidentemente. Cuando eres joven estás mamando todo lo que ves y experimentas; ahora trato de leer mucho en mis períodos de descanso, pero el vivir y observar me aportan mucho. Mientras preparaba la serie me sucedieron cosas extrañas que dejaron un germen que yo luego reinterpreté con ayuda de la investigación visual. Me alimentan las experiencias y se sellan en el ser. Los nutrientes son las vivencias y la literatura el ejercicio constante de la mente y la imaginación.

F,DyC: ¿Qué luces utilizaron?

IH: Muchos HMI’s, Tungstenos y tapetes de leds que son fantásticos porque trabajas muy rápido y muy bien con ellos. Hay espacios complicados para iluminar y con los leds engrapas a la pared y listo. Además de luces de aditivos metálicos para iluminar los exteriores- noche en la ciudad.

F,DyC: ¿Qué fue lo más complicado en cuanto a iluminación?

IH: Había muchas escenas de noche. Uno de los mayores retos fue hacer días por noche. No solo en exterior sino en interior y mucho de eso le tocó al Mándaro; desde que preparábamos hicimos un trabajo en equipo. Sentimos que era un reto estético y técnico que debía corresponder a los conceptos e ideas de este universo de la serie. Para los exteriores yo hice una noche con Ximena Amann que es la directora de foto de la segunda unidad, en una especie de cañada. Para ese momento estábamos en la semana cinco y  Javier y yo ya habíamos definido cierto tipo de luz para interpretarlo como negativo y volverlo de noche, es algo que tiene que ver con fotografía de alto contraste, se hace con mucha luz. Desde arriba en la cañada metíamos unidades muy potentes para pintar zonas y crear brillos y exposición en zonas de baja densidad, así como también sobre exponíamos ligeramente a los personajes. Decidimos que no fuera una noche verde o azul, sino una noche gris, neutral que la hiciera mucho más tenebrosa. No es blanco y negro pero es muy platinado y a nivel de corrección trabajamos con 3 nodos; eso lo corregimos blanco y negro para que quedara una especie de monocromo.

La técnica base para hacer las noches fue trabajar con alto contraste y lograr texturas aunque fuera de noche. Hicimos muchas pruebas. La serie se grabó en archivos crudos que después se retocaban, pero nosotros ya habíamos diseñado esas previsualizaciones para los días por noche para los interiores o exteriores: los famoso LUTs; se grababa a color con toda la luz para después, en la corrección de color, ir hacia donde fuese el caso.

F,DyC: ¿Y la corrección de color?

IH: Siempre me ha ido muy bien en la postproducción de mis películas, pero yo venía de una pésima experiencia en el último proyecto que había hecho porque no me permitieron corregir color. En ‘Diablero’ todo estaba muy cuidado desde todos los frentes y antes de firmar contrato, quedó definido que yo contaría con todas las semanas necesarias para corregir color en el lugar que fuese. Esta es una producción española y toda la postproducción se hizo en España, salvo la edición que la hizo Jorge Macaya aquí. En Deluxe Madrid nos encontramos con Chema Alba que es un gran colorista con gran ojo. Antes de que yo llegara a España, él tenía toda la retroalimentación que el equipo de fotografía tenía en México. Chema contaba con todos los conceptos fotográficos y pictóricos que habíamos marcado, había un gran trabajo avanzado con un gran gusto. La resolución fotográfica y acercamiento estuvieron muy bien hechos y a la hora de la colorización había un eje estético claro, muy marcado, pero había que matizar colores, luces. La colaboración de los tres cinefotógrafos junto a Javier Enríquez como gaffer dio un resultado muy bueno porque la serie tiene mucha sensibilidad y el ojo de cada uno pero es homogénea, tiene una unidad. Se nota el cambio de cinefotógrafo por la energía pero el estilo fotográfico se conserva. Hay capítulos que tienen cosas fotografiadas por los tres.

F,DyC: ¿Qué implica para ti no corregirle color a un proyecto?

IH: Por más que marques y definas la estétcia desde el set, no va a ser lo mismo que corregir color. Es un mal que tienen muchos productores que tienen un criterio muy chato acerca de lo que está en sus manos en los proyectos. Si me pasó una vez no me vuelve a pasar y ahora, está firmado. Yo empecé el proyecto y yo lo debo terminar. Es una responsabilidad como director de fotografía el ir a supervisar. Y si no estás ahi, puede haber decisiones que no corresponden a lo que tu querías. Hay que ser realista, uno deja hasta el alma en los proyectos pero no hay que olvidar que son proyectoos por encargo.

F,DyC: ¿Cuánto tiempo tuviste de preproducción y cuánto tiempo grabaste?

IH: De preproducción yo hice cinco semanas y de rodaje hicimos 11 semanas para los 8 capítulos. En este proyecto la productora cuidó mucho cada detalle. La elección del equipo de trabajo que inlcuye a Bárbara Enríquez y Alex García, Mariana Watson y Malena de la Riva en vestuario, Roberto Ortiz en maquillaje especial, Ximena Amann en la fotografía de la segunda unidad. Teníamos juntas de trabajo en las que todos aportábamos. No era una dictadura en la que solo manda uno, era una colaboración sobre una idea primigenia con una base estética definida, pero cada uno aportaba su sensibilidad para las tareas que le correspondían.

F,DyC: ¿Qué deja “Diablero” en Iván Hernández?

IH: Me deja una gran satisfacción y una sonrisa enorme. Es muy emocionante saber que se están haciendo proyectos que tienen una apuesta interesante, arriesgada, y me siento muy feliz de ser parte de un equipo cinematográfico increíble, de haber podido compartir el trabajo, la labor y el set con gente de primera: desde las cabezas de departamento, los ejecutivos, los compañeros, la técnica, la gente de cámara. Soy fan de Cravioto desde que éramos compañeros de la escuela y tenemos admiración y complicidad mutua. Me alegra saber que estoy parado en un lugar maravilloso, rodeado de gente maravillosa haciendo cosas arriesgadas. La serie como tema me encanta porque, a pesar de ser una serie de género fantástico, habla de un tema sumamente humano como la dualidad. No podemos vivir siendo sólo buenos o sólo malos, somos seres débiles ante todo. El trailer nos dice “Estamos tan jodidos, que los ángeles nos abandonaron”, solo se quedó la maldad.

“Diablero”:

Serie original Netflix
Productora: Morena Films
Dirección: Jose Manuel Cravioto, Rigoberto Castañeda
Fotografia: Iván Hernández AMC, Alberto Anaya AMC
Fotografía 2nd unit: Ximena Amann
Gaffer: Javier Enriquez
Operador Cámara B: Arturo Castañeda
1st AC: Axel Rodil
Coloristas: Chema Alba / Andrés Lopetegui
Camara: Red Weapon Helium 6K
Post producción en 4k Laboratorio: DELUXE MADRID
Lentes: Carl Zeiss High Speed 1.3
Zoom: Angenieux HR 25-250mm 3.5