El Consejo de la Escuela de Historia, en su sesión del pasado martes 03/11/2020, decidió publicar a fin de brindar difusión a través del Blog institucional este documento elaborado por la Cátedra de Historia de América II acerca de la resolución de la ONU sobre la situación de los DDHH en Venezuela.
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Documento elaborado por la cátedra de Historia de América II acerca de la resolución de la ONU sobre Venezuela
En tanto los procesos contemporáneos latinoamericanos forman parte de los contenidos de nuestra asignatura, quienes integramos la cátedra de Historia de América II queremos acercar al conjunto de la comunidad de la Escuela de Historia algunas reflexiones sobre la resolución de la ONU, con apoyo argentino, respecto a la situación de los derechos humanos en Venezuela:
1- En primer lugar queremos destacar que, más allá de las opiniones que se tengan respecto de la situación de Venezuela, el informe elaborado bajo la dirección de Michelle Bachelet, y la respuesta que a dicho informe dio el gobierno de Nicolás Maduro; había alternativas consensuadas para continuar las investigaciones sobre derechos humanos basándose en el principio de no intervención e injerencia externa, lineamiento histórico la política internacional argentina. En nuestro continente, el gobierno de México encabezado por Manuel López Obrador llevó adelante estas negociaciones con Venezuela, apoyados por una veintena de países. La cancillería y el gobierno argentino no acompañaron esta resolución, votando en cambio la emitida por los muy cuestionables en materia de derechos humanos gobiernos de Donald Trump y Jair Bolsonaro, entre otros.
2 En este sentido, llama la atención que en un continente en que las violaciones a los derechos humanos han escalado en diversos países, sólo la situación venezolana y la situación cubana sean objeto de este nivel de atención por parte de los organismos multilaterales. Cabe señalar, por ejemplo, que entre el año pasado y este año, sólo en manifestaciones callejeras, hubo a manos de las fuerzas represivas decenas de asesinatos en Chile, decenas de asesinatos en Bolivia bajo un gobierno dictatorial, decenas de asesinatos en Ecuador y decenas más en Colombia; que en Chile, país en el que todos pudimos ver como fuerzas represivas del Estado arrojaban a un joven de 16 de un puente sin siquiera sonrojar el voto de Piñera contra Venezuela, la represión también tuvo como consecuencia cientos de personas con daños físicos irreversibles; y que en Colombia se producen anualmente cientos de asesinatos de dirigentes sociales con participación o complicidad de agentes del Estado.
3- Destaca, en tercer lugar, que muchos de los gobiernos que apoyaron la resolución en cuestión, han tenido manifestaciones y acciones tendientes a la desestabilización de la democracia en el continente, y que en los países en que esas acciones desestabilizadoras han sido exitosas, inevitablemente la situación de los derechos humanos se ha agravado dramáticamente. El apoyo norteamericano y de otras potencias occidentales al golpe de estado en Bolivia, y a los manipulados procesos de destitución de gobiernos democráticos en Honduras, Paraguay y Brasil, fue seguida de altos niveles de represión en la totalidad de esos casos. En esa misma dirección puede ubicarse el silencio, y en el caso norteamericano también complicidad, de muchos de estos gobiernos ante las consecuencias antidemocráticas de la manipulación de la justicia en el caso brasileño. Son justamente estos gobiernos los que hoy cuestionan a Venezuela.
4- Cabe recordar, en cuarto lugar, el reconocimiento diplomático, por parte de muchos de los países que condenan al gobierno venezolano, al autoproclamado –y nunca refrendado en comicios democráticos- gobierno de Juan Guaidó y el peligroso antecedente para nuestro continente que implica el reconocimiento de gobiernos impuestos desde afuera frente a los elegidos por el voto popular. Es pertinente señalar, asimismo, que los partidarios de Guaidó son responsables de cientos de asesinatos de militantes chavistas en Venezuela.
5- No pueden soslayarse, finalmente, los intereses petroleros detrás de un eventual cambio de gobierno en Venezuela. Intereses que perviven desde el primer intento de golpe de Estado al gobierno de Hugo Chávez Frías en 2002. Cabe señalar, al respecto, que con el presunto objetivo de contribuir a la “transición”, la propia administración Trump ha propuesto dejar la explotación petrolera en manos de multinacionales norteamericanas. La ruptura del Mercosur, la casi desaparición de organismos cruciales para la soberanía latinoamericana como UNASUR y CELAC, y la continuidad argentina en el Grupo de Lima -asociación creada desde la administración estadounidense con el único fin de cercar a Venezuela-, deben llamarnos la atención respecto de la visión regional de nuestro país frente al avance de tendencias políticas conservadoras, xenófobas, racistas, patriarcales, neoliberales y antidemocráticas
Cátedra de Historia de América II
Escuela de Historia, Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba