Los Coen y una solución ingeniosa
Voy a contar un hecho que les ocurrió a los hermanos Joel y Ethan Coen mientras escribían el guión de su filme Miller’s Crossing” (1990) El asunto fue el siguiente, cuando estaban por la mitad del guión se dieron cuenta que hacía días que no avanzaban y que la redacción había caído en un punto muerto. Cada vez que se sentaban a escribir en la computadora, las ideas no aparecían y las horas dedicadas a la redacción resultaban improductivas.
Abrumados por la falta de creatividad y el estancamiento mental en que se encontraban, decidieron tomar una decisión, que a la luz de los resultados posteriores, sería altamente positiva y productiva para el dúo de directores. Los dos hermanos llegaron a la conclusión que lo mejor era apartarse de ese proyecto por un tiempo y tratar de comenzar uno nuevo, el cual seguramente vendría con ideas totalmente renovadas y nuevas ansias creativas.
Cuando se sentaron a pensar en cual sería la próxima historia con la que se enfrentarían, se dieron cuenta que la situación por la que había pasado, era un tema interesante para reflejar en un guión. Así empezaron a imaginar la historia de un guionista, que víctima de sus propios miedos e inseguridades, pasa la mayor parte de su tiempo sin poder escribir una palabra. Esa simple idea, surgida de un hecho real y personal, se convirtió en el premiado filme Barton Fink (1991) Una vez finalizado el nuevo guión retomaron “Miller’s Crossing” sin ningún problema.
¿Qué podemos sacar de positivo de este ejemplo? Que muchas veces, por más que nos encontremos en un callejón sin salida, que sintamos que nuestra cabeza va a estallar y que por más que la estrujemos como una esponja las ideas no aparecen, no hay que preocuparse, esto es algo normal y como vemos le sucede a cualquiera, solo hay que saber adoptar la actitud correcta para que aquella postura, en principio negativa, se vuelva positiva, tal cual lo hicieron los hermanos Coen