Un verdadero problema
Los personajes secundarios de una historia para televisión en formato tira diaria suelen ser un verdadero problema y cuando digo problema lo estoy diciendo muy en serio. ¿Por que estoy afirmando tal cosa? Porque llega un momento en que uno, me estoy refiriendo al autor, no sabe qué hacer con ellos. Para ponerlo más claro, supongamos que en mi historia tengo 2 personajes centrales, los cuales en algún momento cruzaron sus vidas. A su vez, estos dos personajes principales tienen sus respectivas parejas (secundarios). La trama comienza a crecer alrededor de los protagonistas y los secundarios empiezan a verse afectados. Sus participaciones son cada vez más escasas, y sus problemas dejan de interesar al público que ya se enganchó con la relación de «Chucho» y «Pepita» (protagónicos)
Entonces empiezan los problemas para los guionistas que tienen que utilizar todo su arsenal creativo para darles un lugar que funcione dentro la historia. ¿Qué hacer con ellos? Lo más simple es eliminarlos de la tira. Los argumentos más comunes son: 1) Muerte y 2) Viaje lejos, si es fuera del país mejor. Como vemos, algo sencillo, en un par de capítulos nuestro secundario molesto e incómodo voló de un plumazo. Pero esto trae aparejado algunas contras. 1) Resolución muy básica, obvia y recontra vista. 2) El actor debe abandonar el proyecto y por ende pierde su trabajo.Esto último no solo es un inconveniente para el actor, también lo es para el autor que sabe que con sus accionar creativo la persona queda desempleada.
¿Y ahora qué hacemos con estos dos?
Pero algo hay que hacer, «Juancito» ya no rinde como al principio y a «Susanita» ya no le da bola nadie. A usar el cerebro. Reunión de creativos y a empezar a buscar alguna solución que deje conformes a los televidentes, a los productores, a los actores y a los autores. ¡En qué lío nos metimos! Y si, nos metimos en un lindo baile, porque encontrarles un lugar dentro de la historia y que funcione no es tarea fácil.
En un alarde de extrema creatividad empiezan a surgir las tramas paralelas. Juancito, que antes era la pareja de Pepita, ahora se dedica a vender merca (buena subtrama) y Susanita, que antes era la pareja de Chucho y como la dejo por Pepita está en la lona y entonces ahora se dedica a caminar la calle (otra buena subtrama) Pero… ¿cuanto aguantan argumentalmente? ¿Cuán válidas son sus nuevas historias? ¿Interesan realmente? ¿Qué porcentaje de participación deben tener? ¿Cuánto tiempo debo mantenerlos dentro de la historia? Lamentablemente estas son preguntas que no tienen una respuesta, o mejor dicho la respuesta está en cada uno, en la creatividad que le pongan a la resolución del problema y en las necesidades propias de la historia central, que quiero decir con esto, que el ojo nuestro como autor debe estar puesto en Chucho y Pepita. Si las nuevas historias de Juancito y Susanita suman y apoyan a la de los protagonistas vamos para adelante, hasta que se nos quemen las naves y el público nos suelte la mano y los productores nos digan: «Qué te parece si lo dos se juntan y hacen un viajecito por el mundo»