Corto Ganador: «EVELYN»

                                         CORTO GANADOR: “EVELYN”

“Evelyn” fue antes que nada, un hermoso problema. O desafío, que queda mejor, un proyecto que surgió de la cabeza y esfuerzo de Andrea Braga (El Tano de ahora en más) que le puso la espalda a su guión y que le puso la cabeza para que funcione en una narración audiovisual.

El desafío del proyecto en sí mismo, encerrado en el guión, donde “Evelyn” se enfrenta a su realidad y a sus fantasmas, en el proceso de abandonar la casa paterna para ser ella misma. Este desafío intelectual (armar una propuesta estética), más los materiales (no teníamos tantas cosas), así como también personales (etc) y grupales (etc, etc) me hicieron entusiasmar mucho primero y estresarme poco después, pero sobre todo resolverlos me hicieron sentir muy feliz.

Por un lado era mi primer corto como DF fuera del ámbito académico, fuera del confortable respaldo de un equipo técnico poblando todos los roles del escalafón y la disponibilidad de equipamiento surtido. Ya el solo hecho de viajar todo el equipo técnico desde Buenos Aires a Leones nos limitaba bastante el presupuesto, pero allí nos encontramos con una predisposición muy grande. El lugar mismo era un paréntesis de la rutina de Capital Federal: Las casas tenían banquitos jardineros en las veredas para tomar mate y los vecinos (sobrinos, tíos, amigos de…) estaban siempre más que dispuestos a ofrecernos un flete, una cómoda, unos sillones, una perforadora o cualquier cosa que necesitáramos a último momento. Estamos enormemente sorprendidos y agradecidos por esa disposición.

En síntesis, partimos con 4 pampas (prestados por la escuela de cine Eliseo Subiela), varias bolas chinas y un rejunte de filtros debidamente mangueados a varias compañeras. Filmamos con una cámara Sony A7 con lentes Nikon Ai, la cual rindió bastante bien, dentro de los márgenes que nos dieron las pruebas.

Por otro lado, además de lo modesto de nuestros recursos la dinámica de trabajo fue un poco diferente a lo que estaba habituado en la Enerc, ya que los chicos que venían trabajando desde el Subiela con una metodología más parecida al documental por lo compacto del equipo y yo que venía de una organización de los equipos de trabajo muy escalafonada, donde en el equipo de foto éramos más de 10 personas y aquí generosamente éramos 4. Esta forma de trabajo fue muy buena ya que Nano (Mariano Bevacqua) cumplió en rodaje el doble rol de Asistente de dirección y de camarógrafo hizo muy fluido el rodaje.

Planificamos (mucho) con la misma persona que después ponía la cámara en su lugar y nos metía una presión particular. En esta situación multirol, con Mariana Bomba nos ocupábamos a full de las luces (y las sombras) y en planos complicados haciendo foco. Mientras no filmamos Diego Castro (Sonidista) era ascendido a video assist, reflectorista o doble de luces, según se necesitara. Joaco Camino era cariñosamente el Factotum (el que hace de todo), iba y venía con la cámara, los lentes, las memorias, algún mandado para las chicas de arte (Pato Celesia y Lore Dolce)  o con las luces, claro. Pocos hacíamos mucho, la filosofía.

Estuvimos una semana en Leones, con 5 días de rodaje muy planificados, tanto por agenda de los actores que iban y venían sino también por las necesidades lumínicas de cada escena. Más allá de las jornadas nocturnas, atardeceres y algunos interiores teníamos que hacerlos en un horario particular por direccionalidades del sol, por lo cual planificamos concienzudamente cada jornada para que obtener lo mejor de cada momento del día.

La casa en la que filmamos, estuvo sin habitar varios años, por lo que fue una muy buena base para representar un concepto que veníamos hablando el Tano acerca del espacio vacío y la potencialidad dramática de la ausencia. Luego de visitar la casa en la pre-producción, la idea de la ausencia me quedó dando vueltas. De este proceso, se formaron los conceptos que son la base de la propuesta estética, o bien, de forma más humilde, las consignas lumínicas que rigieron en cada puesta.

La ausencia está representada por la luz, en este caso el origen de la misma. En el presente la casa está siempre iluminada por luz que proviene del exterior, o dicho de otra manera, la casa carece de luz propia. En los recuerdos por otro lado, se priorizó siempre tener una fuente de luz dentro de la habitación, en cuadro o no, pero siempre justificada desde el interior. De la mano de esto, se jugó con las temperaturas de color siendo los recuerdos más cálidos, asociados con el tungsteno y el presente más neutro, con una tendencia a los tonos más fríos.

El trabajo de cámara también tuvo su proceso de conceptualización, sobre todo los planos con movimiento que (casi) siempre tienen una función dramática más que estética. Los planos más complicados, sin duda fueron los improvisados en la terminal corriendo colectivos (con luces y todo), pero las anécdotas las dejamos para otro día.

Toda esta planificación hizo que la postproducción de imagen fuera un proceso divertido y conflictivo a la vez: Me tocó cumplir el rol de colorista y fue una semana de contradicciones. En frente del Scratch se debatían el colorista y el DF que ocupaban el mismo cuerpo. Por un lado, en algunas situaciones, mi yo colorista elegía traicionar la propuesta conceptual de mi yo DF con una finalidad pragmática. La contradicción dolía pues algunas decisiones caprichosas pasaban por encima de criterios conceptuales planteados en la preproducción. Luego de varias versiones y pruebas, fue empate, aunque siempre estuvo presente la opinión del Tano para el desempate.

Ya el corto terminado (hasta que el Tano diga lo contrario), con las intenciones más/menos concretadas, la satisfacción más grande es haber superado todos los desafíos que surgieron, haber crecido en el proceso y sobre todo, haber hecho grandes amigos.

 

Diego Robaldo DF de «SU REALIDAD»

                                 DIEGO ROBALDO DF de «SU REALIDAD»

D.R.: “Su realidad”, si bien es una ficcion, se filmó a modo documental, se podría decir que en tres partes. Primero, durante una gira de Melingo por varios países de Europa, otra parte en Paris, ya sin gira de por medio, y una última en Buenos Aires.

Mariano (Galperin, el director) tenía desde un principio muy claro como quería retratar a Melingo (Daniel Melingo, protagonista) y para lograrlo había que ir de gira con él.

Las giras de músicos, son al palo, muy apretadas de tiempos y con muchos kilómetros por recorrer, se está una o dos noches en cada lugar, y se viaja constantemente por todos los medios de transporte. Se decidió viajar lo más livianos posible, tanto de equipamiento como de equipo técnico, para así en los pequeños momentos que se encontraban durante la gira, lograr armar los más rápido posible, las escenas del guion. Muchas se modificaron según locaciones o situaciones de la gira, estar livianos nos ayudó a adaptarnos rápidamente a lo que fuera surgiendo.

Capturamos la película a 2 cámaras con CANON MARK 3 y lentes LEICA SUMMILUX T1.4, también llevamos un zoom canon 70-200.

La decisión de usar esta DSLR tuvo varios motivos; es pequeña, ella y su workflow, se puede capturar mucho material sin generar gran peso, Mariano que es fotógrafo se sentía a gusto con ella, y nos permitiría filmar en lugares donde con mucho equipamiento se podía tornar engorroso. Con ella, en cambio, al ser una cámara de fotos, básicamente pasábamos por turistas (muchas escenas en el guión, transcurrían en trenes, aviones, aeropuertos, etc.) Pero entre las cuestiones decisivas creo que fue la buena respuesta en sensibilidades altas, (gran porcentaje de la película se hizo en 2500 ISO) sumado a lo demás, lo que cerró. La alta sensibilidad nos permitiría filmar en locaciones (teatros, backstages, calles y plazas de noche, callejones, etc.) sin iluminar. La idea era, ya que gran parte del guión transcurría de noche, acercarse a esa imagen de fotografía nocturna cuando se toma en bulbo, con las altas estalladas y muchos grises.

Si bien tanto en París como en Buenos Aires, ya sin gira de por medio, pudimos manejar otros tiempos y armar las escenas con mucho más control, decidimos mantener el modo de filmación documental para que la película mantenga una unidad y no sea un popurrí de momentos. Así es que se iluminó, intentando mantener la naturalidad y/o casualidad de la luz, y nos movimos con las cámaras como si siguiéramos en la gira.

La película creo fue en blanco y negro desde el primer momento. Ya al leerla se sentía así. Y todo el material que visualizamos, buscando ideas, referencias o inspiraciones, tanto películas de Buñuel y otros surrealistas (la película está llena de homenajes al surrealismo), o del cine argentino de los 40, y 50’s, eran blanco y negro. Se charló de manejar diferentes tonos según escenas, o que haya un mix de color y blanco y negro, también pensamos hacerla en distintos monocromáticos. Finalmente volvimos al origen y quedo en blanco y negro, aunque en la dosificación, buscamos qué ByN queríamos, haciéndolo más cálido, más frío, dejando pequeña saturación del material original (la captura en cámara es color).

Probamos diferentes cosas hasta que llegamos a lo que quedó en la película. En ciertas escenas, sin embargo, se usó el color como un recurso para llamar la atención hacia algún punto de la imagen, como si fuera el foco, entonces al comienzo de ciertos planos algunas cosas están en color, pero se des-saturan rápidamente hasta llegar al ByN, antes de realmente darte cuenta si era color o no. Lo hicimos casi a modo de experimento, y temí que termine siendo algo que distrajera en vez de focalizar, pero finalmente, salvo un colega, nadie noto el color, así que realmente no sé si funciono bien, mal, o nada.

El blanco y negro terminó de amalgamar todo el material, y ayuda a alejarse de lo real y crear este mundo de Galperin y Melingo. Es una película que pedía ser así desde el primer momento, creo yo.

Luego de trabajar el contraste y el ¨color¨, probamos algunas texturas, y diferentes filtros para las luces altas y granos para las bajas. Estabilizamos algunas tomas, vimos una proyección, y volvimos a la dosificación para hacer una corrección de contraste, nos habíamos pasado y temimos que en algunas salas se vieran demasiado enterrados los negros. 

 

Análisis película “IDA”

                                                   ANÁLISIS DE “IDA”


Análisis fotográfico de siete escenas

Autor: © BenjaminB 2014 – theasc.com – thefilmbook.com Traducción y adaptación: Carlos Wajsman
-Dirección de fotografía: Lukasz Zal, PSC, and Ryszard Lynzewski, PSC
-(Lukasz reemplazó a Lynzewwski y filmó la mayor parte de la película).
-Cámara y óptica:Alexa 4:3 y Lentes Zeiss Ultra Prime – Blanco & Negro

Nominada al Oscar al Dirección de Fotografía 2014

 

Cocina Interior Día
La escena está dividida en 3 tomas:

–plano cerrado de las manos de Ida confeccionando una guirnalda.
– plano cerrado de su rostro mientras trabaja, hacienda una pausa para oler una hoja.
–un plano general de las tres novicias.
La escena comienza aislando a Ida de sus compañeras.

Su aislamiento se refuerza cuando Ida mira en forma distraída a una novicia que trata de hacer una guirnalda y pregunta su opinión.
El encuadre deja mucho espacio sobre las manos, rostros y personajes. Este espacio superior es parte del aspecto distintivo de IDA, evocando tanto el aislamiento como la inspiración desde arriba.

Lukasz ilumina el interior de la cocina con 4 fuentes.

–Un fresnel HMI de 6Kw simula el sol entrando a la cocina a través de un difusor de seda. Esta fuente de luz rebota en las paredes de la cocina e incrementada por el humo del ambiente.
–Un fresnel HMI de 1200 Kw dirigido a través de una tela tramada a fin de crear una mancha de luz en la pileta del fondo. Es una forma simple y elegante de conseguir un rayo de sol moteado con el objetivo de darle textura a una superficie lisa.
– Un fresnel HMI de 575-watt concentrado en un rayo muy angosto a través de un cono de aluminio negro, iluminando el fogón en el fondo.
Las manchas de estas dos fuentes aparentan venir también del exterior, manteniendo la ilusión de la fuente única.
–Un Kino Flo de 4 tubos a través de un difusor blanco 1⁄2 a fin de proveer cierto relleno en las zonas en sombra en el plano general.

Para el primer plano del rostro de Ida, Lukasz desplaza el KinoFlo junto a su difusión más cerca del borde izquierdo del cuadro y apunta una mancha de luz a la pared detrás de ella a fin de sugerir que el relleno proviene de una reflexión de la luz del sol que entra por la ventana. El primer plano resulta en un sofisticado balance de brillo desde la derecha y un borde sutil de relleno desde la izquierda.

Capilla – interior día

La escena de la capilla está compuesta por 2 tomas:
– Un plano general muy amplio desde arriba de las novicias acostadas en el piso.
– Un plano más cercano lateral de 4 novicias que las muestra con sus ojos abiertos.

Me asombra la composición del plano cercano, con un ojo ubicado exactamente en el borde de cuadro inferior. IDA muestra muchas composiciones discordantes; esta contribuye a imaginar al espectador qué piensan las novicias mientras yacen sobre el piso.
La iluminación de Lukasz se inspira en una visita a la locación iluminada por el sol pleno; tomó una fotografía con su IPhone y armó la puesta evocando lo que había visto con luz natural utilizando 5 simples fuentes:


Con referencia al diagrama: Lukasz colocó desde afuera 3 HMI 6Kw apuntados a través de las ventanas en forma de arcos difundidos con White Gel Lee 250 1⁄2.
– el primer 6Kw está apuntado para generar una zona muy iluminada en el fondo a izquierda de cuadro.
– el 6Kw del medio crea manchas de luz apuntándolo a través de una tela negra de algodón con agujeros recortados. Estas manchas crean una ruptura en el piso y también identifican a Ida dentro del cuadro.
– el 6Kw inferior provee iluminación general a través de un gran difusor colocado dentro de la capilla.
– Lukasz agregó un gran marco con tela negra a la izquierda fuera de cuadro. Este relleno negativo incrementa el contraste y enfatiza la dirección de la luz desde la derecha.
–Finalmente,agregó 2 Dedoligths para dar brillo a los bordes de la pintura detrás del altar.
Tal como en el interior de la cocina, Lukasz mantiene la ilusión de una fuente única de luz solar. La técnica de las manchas de luz de sol a la izquierda y sobre Ida ayudan a balancear las fuentes desde la derecha y le dan a la imagen un contraste sutil y matizado.

1 DEDOLIGTH: son faroles del tipo fresnel, compactos y robustos, con lentes dobles, que permiten una amplia variación de enfoque (un haz de 4,5o a 48o), con una luz limpia y homogénea.

Cocina – interior noche

 La escena está compuesta por 4 tomas:
–Un plano general de una de las novicias lavándose con la ayuda de otras dos. Ida se mueve a la izquierda hacia el fogón para calentar agua.

–Un plano medio de Ida avivando el fuego y observando a las demás.

– Un plano sensual de una novicia derramando agua sobre otra.

– Un primer plano de Ida mirando y luego dándose vuelta, su cara iluminada por la luz parpadeante de las llamas. (Naturalmente, esta fluctuación se aprecia mejor en el video).

En ésta película resulta inusual tener tanta cantidad de tomas en una escena. Las dos tomas diferentes de Ida realzan su alboroto ante la curiosidad sensual. Las llamas son una imagen tradicional para el deseo.
Después de cortar el rostro de la bañista y enfatizar su cuerpo, el encuadre del último primer plano retoma el encuadre con aire superior.
Los cambiantes planos y perspectivas de la escena resalta la incomodidad de Ida.

Lukasz ilumina la cocina en forma muy simple.

La luz principal del plano general proviene de un Octodome bien alto, con un pequeño rebote a izquierda de cuadro.
La utilización de la luz práctica constituye “un error”- según Lukasz. La lámpara era demasiado potente y pidió a su equipo que la bajaran con pintura, pero siente que la disminución resultó excesiva. El resultado es bello, aún si la potencia no alcanza a simular una justificación realista para la iluminación de la escena.

El plano corto de la novicia bañándose también está iluminada solamente con el Octodomo.

Los planos de Ida también están iluminados por el Octodomo desde arriba, con el agregado de un reflector desde la izquierda para proporcionar un relleno. Lukasz remarca que el Octodomo produce un viñeteo natural sobre la pared detrás de Ida. Le sirvió para romper las superficies planas de la habitación.

En el plano corto de Ida, Lukasz combinó para que fuera avivado y brillara lo suficiente para convertirse en la luz principal en el rostro de la actriz. lor Lukasz recuerda que el fuego emitía tanto calor que después de varias tomas había lágrimas en los ojos de la actriz, pero dijo que “lo había perdonado”. Lukasz explica que, en ésta toma, el fuego era tan importante como la actuación.

Una vez más, la escena comienza con la ilusión de una única fuente lumínica, pero se agrega una segunda fuente desde el fuego que evoca el turbado deseo de Ida.

En mis conversaciones con Lukasz sobre sus puestas de luz, enfatizó una y otra vez que las imágenes fueron el resultado de su colaboración con el director, Pawel Pawlikowski. El director estiliza su puesta en escena prácticamente al mínimo, sin movimientos de cámara y unos pocos cortes. Cada escena contiene un pequeño evento poético que impulsa la historia del auto cuestionamiento de Ida: olfatear una hoja, un ojo abierto, una llama cambiante, una risa reprimida, una vela parpadeante, una mirada hacia atrás. El rodaje de Ida combina magistralmente economía y emoción.


El director de Ida, Pawel Pawlikowski y el Director de fotografía Lukasz Zal, PSC, mirando una toma en monitor de cámara.

Comedor, interior noche.

La escena está realizada en 2 tomas, con una acción minimizada:

–una toma de 3, con Ida flanqueada por novicias a cada lado.
–un plano general de la Madre Superiora mirando a Ida, con otras 4 monjas a su izquierda.

Como en la mayoría de la película, el encuadre deja mucho aire sobre la cabeza de los personajes. El aire es parte del estilo de Ida y evoca tanto el aislamiento como la inspiración que viene desde arriba.

Ida mira alrededor y reprime una risa. Ella apenas percibe humor en su comida silenciosa rodeada de monjas, revelando su extrañamiento del escenario del convento. Este momento de levedad separa a Ida de sus compañeras, quienes muestran sorpresa y cierta desaprobación. Luego Ida mira hacia arriba y da una mirada a izquierda de cámara, temerosa de quienes la observan.

Corta a un plano general de 5 monjas, incluyendo a la Madre Superiora a la izquierda, que observa atentamente a Ida.

Lukasz establece la luz principal de la habitación con 2 Octodomos sobre las mesas, figurando el tipo de luz que podría ser prevista por fluorescentes colocados en el techo. Estas dos luces suaves y cenitales rebotan en el mantel blanco, creando un simple y elegante relleno desde abajo para los rostros.

El esquema de la puesta de luces utiliza 7 fuentes:

En la primera posición de cámara:
– en el fondo, hay una vela sobre la alacena, sobre una tela blanca. Se utiliza un Dedoligth apuntado sobre la tela a fin de simular la luz de vela. El acento brillante sobre el fondo agrega profundidad a la escena.

En la segunda posición de cámara:
–Un 6Kw desde afuera crea una entrada vertical de luz en la ventana sobre la Madre Superiora. La ventana está esmerilada, creando un bello brillo que se derrama suavemente sobre la pared.
–Una puerta en el fondo se ve abierta, mostrando un poco de una pared iluminada por un KinoFlo. Lukasz comenta que agregar detalles en el fondo es algo que aprendió de su compañero cineasta y antiguo maestro Ryszard Lynzewski. “Ryszard me enseñó que, cada vez que sea possible, abra el espacio, muestre ventanas, abra las puertas”.
–Un tercer Octodomo agrega una luz suave al rincón lejano de la izquierda, delineando un atril en el fondo.
–Un Dedoligth atenuado con un reóstato agrega algo de exposición a una estatua oscura contra la pared a derecha de cámara.
Las velas sobre la mesa son meramente decorativas, agregando un acento brillante al interior iluminado desde arriba.

El desafío de iluminar esta escena es que no quedara “bella”, sino presentar una luz común, institucional desde arriba, aún así agregando cierta profundidad y acentos para evitar una imagen totalmente plana.

Dormitorio – Interior noche

La escena del dormitorio está compuesta por 2 tomas:

–Un plano general desde atrás de las 3 novicias en sus camisones, rezando en su dormitorio.
–El contraplano, primer plano de Ida iluminada por la fluctuante luz de las velas.

Oímos apenas los rezos de las otras novicias, pero Ida está en silencio, revelando su aislamiento. La titilante luz de las velas recuerda la luz del fuego en la cocina, 2 escenas antes en la misma secuencia.
Pero mientras en la cocina, el fuego evocaba sensualidad y deseo, la variable luz de la vela en el dormitorio evoca las dudas de Ida acerca de convertirse en monja.
La puesta de Lukasz requirió de fuentes débiles a fin de registrar el brillo de las 3 velas en el altar.


La luz de las velas es simulada por un Dedoligth colocado en el piso, delante de las novicias arrodilladas y apuntado hacia el altar. La luz genera sombra de las velas (las cuales obviamente, no pueden crear sus propias sombras) pero sin embargo creo que funciona creando la sensación de una luz de vela brillante. La clave decisiva es el brillo del área iluminada alrededor de las velas.

Un HMI 6Kw a través de un marco con gel blanco 1⁄2 desde fuera de la ventana provee una luz lateral sobre las novicias, definiéndolas en la oscuridad. Lukasz aclaró que tuvo que panear el HMI lateralmente a fin de disminuír la intensidad de la luz que entraba por la ventana, una técnica que suele utilizar para bajar la intensidad de las fuentes.

Un Octodome sobre la cámara provee un relleno general y define los marcos de las camas en el fondo.

Para el primer plano, Lukasz quería luz natural de velas, por lo que colocó 6 velas sobre un tres medidas justo debahjo de la cámara a fin de iluminar el rostro de Ida.

6 foot candles para el primer plano de Ida (el camarógrafo Tomasz Novak aparece a la izquierda)

Para el primer plano, Lukasz también hizo colocar un difusor blanco 1⁄2 en un marco a izquierda de cámara para suavizar la luz lateral de la ventana. En el fondo, el Octodome define muy levemente una cama.

A fin de incrementar la sensación de misterio en los ojos de Ida, Pawel hizo que la actriz utilizara lentes de contacto negros durante el rodaje. El efecto de esos ojos oscuros y conmovedores se hace evidente en el primer plano.

Esta escena es un gran ejemplo de utilización de luz de vela real, balanceando sutilmente las demás fuentes para complementar las velas.

Estatua en el jardín – Exterior noche

 La escena exterior se compone de 2 tomas:

–Un plano corto de Ida yendo y viniendo en la oscuridad, finalmente mirando hacia arriba.
–Un plano general que revela que Ida está en el jardín del convento, cerca de una estatua de Cristo que se vio al principio de la película.

Ida dice su única línea de diálogo a lo largo de la secuencia de 6 escenas: “No estoy lista. Perdóname” Es la culminación de la secuencia, primero Ida va y viene para demostrar su agitado estado de indecisión.
Luego, sola en la oscuridad, Ida le dice a su Dios que no está lista para convertirse en monja.

Lukasz buscó iluminar el exterior noche lo más naturalmente posible y nos dijo que fue una de las escenas más difíciles de la película, porque eligió filmar durante el crepúsculo.

Lukasz iluminó para el plano general, rebotando 2 HMI 6Kw y 1 HMI 4Kw contra grandes marcos colocados en el costado oeste del jardín, a fin de agregar una luz dirigida y muy suave. Colocó estas grandes instalaciones muy lejos de la acción, cerca de 40 metros, a fin de no “sentir” las fuentes en el cuadro. Confió en la luz natural del cielo del atardecer para lograr un relleno natural desde la derecha. La cámara se ubicó en el edificio del convento, en una posición alta con un lente largo.

Lo difícil fue balancear las Fuentes rebotadas con la luz del cielo que disminuía rápidamente. Hablando con intercomunicadores a los electricistas cerca de las instalaciones, Lukasz los hizo panear las luminarias hacia abajo a medida que el cielo se oscurecía, finalizando prácticamente sin ningún rebote en la toma final.

Luego, el equipo apuró la cámara hacia la estatua para el primer plano de Ida. Se colocó un marco de 4×4 1⁄2 blanco para proveer un contraluz de los rebotes distantes y se utilizó un telgopor para rellenar el rostro. Lukasz se ríe al recordar lo oscuro que se veía el primer plano: “No veía nada con mis ojos, solamente lo veía en el visor”

La escena es un exterior noche muy convincente. La elección de trabajar atardecer por noche implica filmar muy rápido y adaptarse a la luz natural. Lo que más me gusta es que no se sienten las fuentes en el plano general al estar tan lejanas.

Night club – Interior noche

La escena del club está compuesta por 3 tomas:
–Un plano general desde detrás de la audiencia que observa a los músicos tocando la balada de amor Naima de Coltrane.
–un plano general que revela a Ida entre la audiencia luciendo un vestido.
–un primer plano de ella, embelesada por la música.
La música juega un rol muy importante en Ida. Es una ecléctica mezcla entre canciones pop de los 60, jazz y música clásica.
La Sinfonía Júpiter de Mozart acompaña un momento dramático clave y la película termina con una cantata de Bach.
Aquí Ida se muestra claramente arrobada por la balada de Coltrane, que sirve como puerta de entrada al amor romántico; en la siguiente escena, ella baila con el saxofonista.
Lukasz iluminó las tomas con luces practicables y 5 fuentes.
Los músicos fueron iluminados simplemente con 2 spotsfresnel. El spot a izquiera de cámara funciona como una especie de luz principal suave, apuntado a través de un difusor 1⁄2 blanco; el spot a derecha de cámara sirve como contraluz de la banda; un poco de humo suaviza toda la luz.

Luz practicable: es cualquier fuente de luz que forma parte de la escenografía, que se ve en cuadro. Un velador, una lámpara de pared, un colgante, etc.

–La luz principal suave es generada por un PowerFlo Compact rebotado en un telgopor y luego difundido a través de un marco de Difusor Blanco 1⁄2. Esta combinación de rebote y difusión es también llamada “luz de libro”; también se puede lograr el efecto difundiendo primero y rebotando como segundo paso.
–Un Octodome sirve como relleno a izquierda de cámara.
–Un Fresnel 2 Kw apuntado a través de un difusor Blanco Full detrás del bar con una estantería de botellas, creando un rectángulo de formas suaves a izquierda del cuadro.
–Otro Fresnel 2Kw crea otro rectángulo suave a derecha de cuadro.
–El centro al fondo está definido por 2 luces practicables y un Dedoligth sobre un poster de Coltrane.

La fuerza de la puesta descansa en el delicado y sofisticado balance entre los distintos valores tonales; Lukasz hizo conectar todas las fuentes a un tablero con reóstatos a fin de lograr el mejor ajuste para cada encuadre.

Las tomas de Ida ofrecen ricos fondos, con variaciones de brillo y sombras; la “luz de libro” sobre ella resulta encantadora, especialmente cuando se coloca bien cerca de la actriz para su primer plano. Lukasz suma manteniendo simple una puesta de luz compleja: “queríamos que Ida se viera hermosa”.

La escena es un buen ejemplo de una imagen que ofrece un amplio rango tonal de grises, de blanco al negro, una importante lección de fotografía tanto en color como en blanco y negro.

REFERENCIAS
https://www.lensculture.com/articles/ryszard-lenczewski-cinematography-from-still-to-movie#slide-14 http://vashivisuals.com/cinematography-ida/
http://www.dedolight.com/assets/pdf/dl_en_catalog19.pdf

http://www.dedolight.com/dedolight/default.php?la=0&pg=00000400050100&id=DLH200D&section=0
http://lukaszzal.com/
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=2wxczRbtrxg&x-yt-ts=1421914688&x-yt-cl=84503534

Cine  Cordobés: “SOLEADA»

                                           Cine  Cordobés: “SOLEADA”

Hugo Colace (ADF) comparte su experiencia como director de fotografía y operador de cámara en el film cordobés “Soleada” (2014) (Antes conocido como “La casa de verano”), ópera prima de la guionista y directora cordobesa Gabriela Trettel.

Sinopsis de “Soleada”, en palabras de su realizadora: “La protagonista es una mujer de 40 años, casada y con dos hijos adolescentes (Juancho Croce y Valentina Ayen). La familia se instala en una casa de veraneo en las sierras. Al principio es un proyecto de la pareja, los chicos no quieren saber nada, y a los pocos días el marido (Víctor Acosta) se tiene que volver. Ella se queda a cargo de la casa y los pibes, y lo que debía ser un paraíso no es así. Le empiezan a pasar un montón de cosas, un cambio interno, y conoce a un turista que le hace ver las cosas de otra forma y la hace sentir bien.”

– ¿Cómo te conociste con la directora?

HC: Con Gabriela Trettel nos conocimos en el 2007, cuando fui a rodar a Córdoba un comercial para Colombia y, al finalizar el rodaje, me comentó tímidamente que tenía un guión.

Le dije que me gustaría leerlo. Me lo traje para Buenos Aires junto con un corto  (“Ana”) que ella misma había escrito y dirigido. 

– ¿Qué te motivó a colaborar?

HC: Lo primero fue que me gustó su actitud frente al trabajo en el comercial que filmamos. Ella era Asistente de dirección y manejó muy bien al grupo que era numeroso.

Luego, cuando leí el guión realmente me encantó; y cuando vi el corto sentí que había una directora de verdad, con un mundo propio y auténtico.

Nos comunicamos y le di mi compromiso para acompañarla en la aventura. Claro que ninguno de los dos pensábamos que iban a pasar 7 años para que se concretase el proyecto.   

– ¿cómo fue trabajar con ella?

HC: Tuvimos algunas reuniones previas donde vimos y analizamos los distintos avatares del largo. Avances, re-escrituras y casting fueron algunas de las cosas que intercambiamos con Gabi.

Después, poco antes de comenzar el rodaje, vino la etapa de pensar en la estética. 

Luego el rodaje fue excelente. Una semana para el Scouting, donde también aproveché para presenciar parte de los ensayos con los actores (cosa que hago cada vez con más frecuencia) y cuatro semanas de rodaje.

Un comentario aparte merece el equipo cordobés con el que trabajé. Todos muy profesionales, rescatando también que la mayoría fue formada en distintas instituciones de Córdoba.  

Hicimos un rodaje muy fluido y divertido. Ayudó el hecho que filmábamos en las afueras de la ciudad de Córdoba, en las Sierras chicas. Así que convivíamos todas las semanas en el mismo hotel y eso, cuando hay un grupo humano con buena onda y ganas de hacer las cosas bien, se siente en el resultado final.      

 – ¿Cómo trabajaste la propuesta estética y cómo fue llevarla a cabo? 

HC: Para esto fuimos viendo algunas películas con diferentes climas de luz, encuadres, actuación, etc. Sobre todo prestamos atención a los films “Ficción” de Cesc Gay, con Fotografía de Andreu Rebés; y “Partir” de Catherine Corsini, con Fotografía de Agnès Godard.

Es importante para un DF poder saber lo que desea el director/a de una película. Dependerá de quien dirija pero creo que es indispensable al menos, acercarse a ese deseo. En el Caso de Gabriela Trettel, al ser su primer largo, no fue fácil. Sentí entonces que tenía que proponerle cosas alternativas y que ella sintiera que lo mío eran solo aportes y no una invasión. Por suerte resultó así y, a medida que corría el rodaje y se sentía más segura, les exigía un poco más a todo el equipo, empezando por mi, claro.

La idea era hacer una película naturalista, tanto en la luz como en el espacio y los personajes que allí se movían. Por lo tanto junto con Carolina Bravo (Dirección de Arte) y Gabriela Aguirre (Directora de Actores), no podíamos proponer un tono diferente. Trabajando con esta premisa en todos los aspectos, creo que se logró una comunión de formas e ideas.

– ¿Podés dar algunos detalles técnicos?

HC: Trabajé con equipos de cámara de HD Argentina (de Buenos Aires) – Alexa con lentes Ultra Primes + Unas Luces de Leed de Rosco que ya se volvieron imprescindibles.

El resto de las luces y grip fueron provistos por GVPro (de Córdoba) – Un poco de Kino Flo y varios fresneles que van desde 300w, 600w y 1.000w a uno de 5.000w) Fue todo de mi pedido.

– ¿Con qué desafíos te encontraste y cómo los fuiste resolviendo?

HC: Lo primero fue el equipo de luces porque no había una oferta tan variada como en las casas de rental de Bs. As. Como uno, ya a esta altura, entiende el tema de las posibilidades y asume ese desafío; no me fue difícil aceptar esas condiciones. Lo bueno es la excelente predisposición de la gente de GVPro, quienes me dieron bastante de lo prometido (no todo), pero siempre trataron de solucionar los pocos problemas que aparecieron.

El segundo desafío o incógnita, confieso que era el equipo de técnicos. Tenía algunas opiniones contradictorias al respecto y traté de ir con la mayor de las precauciones. 

Me encontré, como dije antes, con un equipo maravilloso no solo en el aspecto técnico y de formación, sino en lo humano que, en estos casos, soluciona cualquier dificultad técnica que, por suerte no existió.

Si me convocaran para algún otro trabajo, no dudaría en pedir los mismos colaboradores para mi y rogaría que fuesen los mismos en las otras áreas.   

Lo mismo, si cabe, aparecía el tema de la protagonista de la película a quién yo no conocía. Laura Ortiz, quién encarna a Adriana, la protagonista, resultó ser una extraordinaria actriz. Dúctil, creíble y con una simpleza interpretativa como si fuese su película número veinte. Agradezco especialmente su entrega para con el personaje. 

– ¿Cómo fue el trabajo de post?

HC; Fue muy interesante trabajar con Maxi Pérez de HD Argentina en la Corrección de color. Yo lo conocía cuando hice dos cortometrajes vinculados a Abuelas, pero este fue mi primer Largo con él.

Trabajé muy cómodo sobretodo por el aporte creativo en muchas escenas y el conocimiento técnico. Una dificultad que se nos presentó fue haber trabajado con un monitor Oleed, tan extraordinario y mentiroso, que, al ver la prueba de DCP proyectada, los negros no existían tal como los veníamos viendo y nos llevamos una decepción muy grande. Por suerte pudimos revertir a tiempo esta dificultad, volviendo al estado de color y contraste que tuvo antes. Creo que ya no trabajarán con ese monitor que exagera los negros. Muy pronto habrá en HD Argentina un proyector de última generación para estar verdaderamente cerca de la realidad de una proyección. Por lo demás, fue la primera vez que trabajé en la corrección junto con la directora quien no perdía pisada de todo lo que pasaba. Gabriela tiene una excelente formación fotográfica y eso facilitó mucho las cosas ya que sus opiniones, lejos de trabar el trabajo, reforzaron y fueron agregando cositas que realzaron lo pensado en la filmación. 

– ¿Qué opinás del cine federal y en particular del cine cordobés? 

HC: Soy de los que aplaude todo lo que se hace para que el cine argentino sea realmente federal. Esto lo pienso desde antes de haber hecho “La ciénaga” en Salta con Lucrecia Martel. Considero importantísimo que se puedan expresar todos los realizadores del país y no solo los de Buenos Aires.

Esto trae aparejado lo maravilloso que es conocer historias de distintos lugares. Por supuesto que prefiero además, que una historia de Jujuy, Córdoba o Chubut, me la cuente un jujeño, un cordobés o un chubutense y no un porteño al que se le ocurrieron esos lugares como decorados o con personajes pintorescos. 

Al cine cordobés, particularmente, le auguro una expansión extraordinaria. Cuando digo expansión me refiero al maravilloso empuje, al afecto, al ánimo de superarse, a la alegría de tener continuidad de trabajo.

Esto va unido al pensamiento coordinado que veo en la producción que, aún con dificultades creo que, logrando un fomento más adecuado, estaremos frente a una filmografía poderosa.  

– ¿Cómo te vinculás con él?

HC: Me encantaría poder estar vinculado a partír de ahora, por todo lo contado precedentemente.

– ¿Tenés alguna opinión sobre cómo fomentarlo o difundirlo.

En principio creo que los cordobeses lo tienen más claro que yo. Personalmente difundiré esto en la Academia (de la que soy parte de la Comisión Directiva), para que todos los socios, a la hora de votar las nominaciones miren, y puedan apreciar, el muy buen trabajo que se hace en Córdoba y en otras provincias con apetito cinematográfico. Creo que es algo que nos debemos los que estamos acostumbrados a mirarnos el ombligo desde el Obelisco.

 

Histograma

HISTOGRAMA

Entendiendo los histogramas.
The Luminous Landscape, Michael Reichmann, Christopher Sanderson, Kevin Raber

Traducción: Carlos Wajsman

Posiblemente el histograma sea la herramienta más útil disponible para la fotografía digital; también puede ser la menos comprendida. En éste artículo veremos qué es lo que le cuenta al fotógrafo un histograma y la mejor forma de utilizar dicha información. Virtualmente cada cámara digital, desde la más simple cámara hogareña hasta la DSRL más sofisticada tiene la capacidad de mostrar un histograma, ya sea sólo o, más comunmente, sobreimpreso sobre la imagen capturada. (La Hasselblad H1, la última generación de DSRL para foto y video, puede mostrar un histograma en el LCD de la empuñadura, mientras se muestra la imagen completa en la pantalla principal.) En la mayoría de las cámaras se muestra el histograma en la pantalla LCD trasera y muchas de ellas permiten programar para que se muestre sobre la imagen capturada o bien después, cuando se la revisa.

El fotómetro del siglo XXI

Cuando brindo mis talleres de paisajes y vida silvestre utilizando una DSRL (que es lo que uso normalmente en la actualidad),frecuentemente me preguntan porqué miro la pantalla inmediatamente después de cada toma: la respuesta es que estoy muy poco interesado en la imagen en sí, sino que es el histograma lo que reclama mi atención.

In Bloom. Costa Rica — Febrero, 2003
Canon EOS 1Ds con lente 16-35mm f/2.8L @ 24mm. ISO 200

El histograma muestra una distribución de tonos casi perfecta, cubriendo un rango dinámico de alrededor de 4 stops – desde las sombras profundas a la izquierda hasta altas luces en la derecha. Esto se acomoda en forma confortable dentro de la latitud de 5 stops que conforma el rango dinámico de la mayoría de los chips de captura.
Lo que muestra la lectura de un exposímetro es cómo colocar una carta de referencia gris medio estándar de 18% como medio tono. Esto funciona así porque el fotómetro de la cámara lee una variedad de áreas de la escena, obteniendo un promedio entre las altas luces, las sombras y algunas otras áreas, y decide que esa lectura representa el compromiso de exposición más adecuado para reproducir dicha escena. Este ajuste, como muchos otros de los que hacen los mecanismos automatizados de su cámara, es un compromiso: en la mayoría de las situaciones del mundo real, no existe la “exposición perfecta”. Puede mostrarle alguno de los rangos tonales más apropiados dentro de la capacidad de captura del sensor de la cámara. Y “más apropiado” significa que los medios tonos de la imagen caerán aproximadamente a medio camino entre los valores de brillo más altos y los más bajos. Recuerde este detalle mientras nos desviamos un poco a fin de revisar el concepto de “rango dinámico”. Rango Dinámico Respecto a la sensibilidad a la luz, el sensor de su cámara digital funciona aproximadamente igual que la película reversible o diapositiva. Tal como la película, si una parte de la imagen recibe mucha luz, quedará “quemada”, mientras que si recibe demasiado poca, se reproducirá como negro. Solamente se almacenará una imagen reconocible si la luz que llega al sensor entra en un rango de 5 stops. (Recuerde que modificar cada stop duplica o divide por la mitad la cantidad de luz que llega al sensor o la película). En el mundo digital las cosas son prácticamente iguales y hasta el rango dinámico es similar al de la película reversible: 5 stops. También debe recordar que, en el mundo real, el rango total de valores de brillo es solamente de 10 stops – desde el punto más oscuro que puede percibir hasta la nieve o las nubes más blancas.    

Surf & Turf. Big Sur California — February, 2003
Canon EOS 1Ds con lente 135mm f/2.0L @ ISO 100

En una imagen grabada en 8 bits (en éste tutorial dejaremos de lado los modos de 12, 14 y 16 bits) existen 256 niveles discretos de brillo entre el negro absoluto (0) y el blanco absoluto (255). El gris 18% (el punto en el cual se ajustan los exposímetros) tiene un valor numérico de alrededor de 128, el punto medio entre blanco y negro. Si lo pensamos un poco resulta claramente lógico: significa que si usted expone para un sujeto promedio, digamos una escena con personas, árboles, pasto, cielo, etc., todas esas zonas quedarán expuestas dentro del rango dinámico de la cámara. ¿Por qué es importante esto? Es porque si un sujeto se expone demasiado cerca de cualquiera de los extremos, podría caer dentro de las limitaciones de registro del sensor. Muy cerca del 0 (negro absoluto) y no habrá ninguna imagen o será demasiado oscura y ruidosa; muy cerca de 255 (blanco absoluto) y no quedará nada salvo píxeles sobresaturados sin información de la imagen.

El histograma

Aquí es donde entra el histograma: es un simple gráfico que muestra qué cantidad de cada uno de los niveles de brillo se encuentran en cualquier escena, desde lo más oscuro a lo más claro. El eje vertical (la altura de las líneas) muestra cuántas partes de la imagen (cuántos píxeles) se encuentran en determinado nivel de brillo.

Hemos etiquetado en forma arbitraria cada una de las 5 zonas (o stops) que pueden encontrarse en el rango dinámico de cualquier cámara, como Muy Oscuro / Oscuro / Medio / Claro / Muy Claro. Cada uno de esos stops contiene 50 niveles discretos de brillo (5 x 50: 250 (no da 256, pero como promedio funciona). De todas formas, es una buena idea no considerar 4-5 puntos tanto en la parte superior, como en la inferior de la escala. (NdT: esta explicación está muy simplificada; si le interesa profundizar en el tema lea la nota Exponer hacia la derecha)

Esta vista de la pantalla LCD trasera de una Canon 1Ds muestra un histograma de una toma en particular y también las líneas punteadas verticales que aparecen grabadas en la pantalla, separando los 5 pasos del rango dinámico que están disponibles. Podemos observar que en el caso de ésta imagen, sus mayores contenidos aparecen en las altas luces y las sombras, con poco contenido en los tonos medios.

Scanning The Scene. Costa Rica — Febero, 2003

Así las cosas comienzan a verse más claras: el histograma nos muestra un pedacito, nos pone a mano un vistazo, nos cuenta la imagen sin ser conciente de los valores numéricos; una vez que usted mejore su eficiencia en leer el histograma, podrá hacer una evaluación casi instantánea de la exposición que hace la cámara. Esto se vuelve especialmente cierto cuando disponemos del histograma sobreimpreso o muy cerca de la imagen real, lo que vuelve al gráfico mucho más significativo.

Ejemplos

Tal como se mencionó anteriormente, quizás con la excepción de un gráfico demasiado “amontonado” sobre la derecha (sobreexpuesto),no existe un histograma “malo” o “bueno”. El histograma simplemente muestra las cosas como son y es cuestión suya decidir si hay que hacer algo para modificar esa realidad. Algunos ejemplos:

Aquí vemos la misma imagen, fotografiada con exposiciones separadas por cerca de 31/2 puntos. Ambas están hechas con una apertura de f 9; la de la izquierda fue tomada a 1/2000 de segundo y la de la derecha, a 1/200 de segundo. El histograma de la izquierda se ve “amontonado” sobre el extremo oscuro (subexpuesta) y el de la derecha se ve “amontonado” sobre el extremo claro (sobreexpuesta). No existe una forma de exposición con una cámara digital (o con película reversible) que pueda abarcar el rango dinámico completo de esta escena – que es de alrededor de 8 stops. Existen varias opciones para manejarla: -Utilizar un flash para rellenar las zonas oscuras. -Usar un filtro neutro gradual. -Capturar varias imágenes y mezclarlas digitalmente. -Volverse a casa. El relleno del flash no funcionaría en éste caso, ya que el sujeto es demasiado extenso y está muy lejos. No tengo filtros graduados, ya que no suelo utilizarlos y volverme a casa no pasa por mi cabeza. Elijo tomar las 2 fotos que muestro, separadas por 31/2 puntos y mezclarlas digitalmente con alguno de los programas y procesos conocidos. Debajo se ve el resultado: no es una obra de arte, pero funciona para mostrar los detalles de los extremos de la exposición.

Los histogramas simplemente “son”

Tal como dijimos antes, salvo en el caso de grandes zonas “quemadas”, no existen los histogramas malos; simplemente “muestran lo que es».

”El histograma de la imagen de la luna nos muestra que la mayoría de los datos se encuentran en las zonas de bajo brillo (oscuridad) y una pequeña cantidad, en la zona de alto brillo (luna). Como las líneas no se “chocan” contra los límites derecho o izquierdo, la imagen encuadra dentro del rango dinámico de la cámara. La “clave” de la imagen es la imagen de la luna, que muestra todos sus detalles.

En esta imagen de “alta gama” vemos exactamente lo contrario: prácticamente todos los valores visibles están en la parte derecha del gráfico, en la zona de altas luces. Allí es donde me interesaba ponerlas, a fin de reproducir correctamente la luminosidad presente en esta escena nevada. Como las líneas no “chocan” contra el límite de la derecha del histograma, eso me dice que ninguna de las zonas de mayor brillo están quemadas. No hace tanto tiempo que el histograma era algo misterioso; hoy en día se ha convertido en una herramienta valiosa para el fotógrafo que pretende lograr resultados de alta calidad en las imágenes de su cámara.

Esperamos que ésta nota haya contribuido a eso. Comience a utilizar el histograma; si es posible, ajuste su cámara para que muestre una combinación de miniaturas e histogramas durante 5-10 segundos luego de cada captura. Habitúese a utilizarlo, es el mayor invento desde el fotómetro incorporado a las cámaras.

¿Como se relaciona la Ganancia al ISO?

                            ¿CÓMO SE RELACIONA LA GANANCIA AL ISO?

Cuando incrementamos el valor ISO en nuestra cámara digital, estamos sencillamente aumentando la ganancia. En el mundo digital, ISO es una forma simple de renombrar los incrementos de ganancia desde su medición en decibeles (dB) a una terminología más habitual para usuarios de película. En ganancia, +6dB equivalen a duplicar la señal eléctrica, lo que equivale a aumentar 1 paso de luz. En ISO, cada tercio de paso – o duplicación del ISO anterior – representa duplicar la ganancia de la señal, o el equivalente a 1 paso de diafragma. Es decir que cambiar de 100 ISO a 200 ISO equivale virtualmente a agregar +6dB de ganancia a la imagen. Amplificamos la señal en un factor de 2; o incrementamos la exposición en 1 punto.

Al cambiar a 400 ISO agregamos +12dB de ganancia y 2 puntos; 800 nos da +18dB y 3 puntos y así sucesivamente.

Dos Imágenes de un conector, una tomada a 160 ISO y la otra a 6400 ISO. Ambas tienen el mismo resultado de exposición, pero la segunda tiene mucho más ruido en la imagen. En una imagen en movimiento, este ruido estático degrada considerablemente la calidad de la imagen.

La mayoría de las cámaras digitales que miden su amplificación en dB de ganancia no nos permitirán amplificar sus imágenes más allá de los +18dB o +21dB, lo que típicamente resulta muy ruidoso. Sin embargo, muchas de las nuevas cámaras – DSLR tales como la Canon 5D Mark III y EOS 1D X, o Nikon D4 y D800 – continúan empujando su ganancia más allá de un rango de 3 a 4 pasos, desde una base de 100/200 ISO hasta tan lejos como 204800 ISO, lo que representa un incremento de 8 pasos o el equivalente de una ganancia de +40dB.

Resulta importante notar que estas súper altas ISO de 204800, 102400 e inclusive 51200, 25600, 12800 y 10000 no están pensadas para utilizar bajo condiciones normales. En muchas cámaras, los ISO’s súper altos forman parte de un “rango extendido” (mi Canon 7D llega hasta 12800, pero lo llama simplemente “Hi”) – denotando claramente que se su utilización queda librada a la cautela del usuario.

Sin embargo, con nuevas cámaras que ofrecen ISO’s más extremos, generalmente se entiende que los ISO’s más bajos y comunes estarán más “limpios” (menos ruidosos) y que este avance es el resultado del rango extendido y las mejoras tecnológicas que lo hacen posible.

Es decir que el truco es grabar siempre a los ISO más bajos posible para obtener las imágenes más limpias, ¿cierto?

No vayamos tan rápido.

Esta declaración era absolutamente cierta cuando se trataba de película: cuanto más bajo fuera el ISO, la estructura de partículas fotosensibles era más pequeña y apretada y por lo tanto, la imagen correctamente expuesta resultaba más definida y con granos menos visibles.

En el mundo digital, como ya lo sabrán, la mayoría de los fabricantes no informan el ISO base de sus sensores. ¿Qué ocurre si grabamos a un ISO más bajo que el nivel base? Otra forma de formular la pregunta es ¿qué ocurre cuando grabamos a ganancia negativa?

Para explicar el funcionamiento de un sensor recurrimos a la analogía de una serie de baldes (foto sitios) que van acumulando líquido (luz). ¿Qué ocurre si un balde se llena y seguimos agregando agua? El agua se desparrama todo alrededor. Esto es lo que ocurre cuando llegan demasiados fotones a un foto sitio: cuando llega a su límite, las cargas tienden a derramarse hacia los foto sitios circundantes. Este fenómeno produce ruido, limitando los detalles en las altas luces de la imagen. En el mundo digital – una vez que se llega al límite de la cantidad de bits para un pixel (264 bits en un sistema de 8 bit) no queda espacio para agregar más. Se llega al blanco puro y no existe más detalle: una vez que la imagen se “clipea”1 y llega a blanco, no hay retorno.

1 “Clipear”: se dice de una imagen en video donde hay zonas que exceden el límite de carga admisible y que, por lo tanto, pierden detalle y quedan totalmente blancas.

Es decir que capturar a un ISO más bajo que el básico de una cámara puede agregar ruido y un rango dinámico limitado. Ciertos fabricantes, en sus menús de ISO “extendido” ofrecen opciones más bajas, por ejemplo de 100 o 50 ISO, pero dejando bien claro que no son las mejores opciones de ajuste de la cámara.

¿Algunos ISO son mejores que otros?

Hay otra pequeña trampa: no todos los ISO se crean de igual manera. He leído y escuchado excitados comentarios acerca de “solamente deben utilizarse números ISO completos: 100, 200, 400, 800, etc.” Y “nunca deben usarse ISO en incrementos de 1/3: 125, 160, 320, 500, 640, etc.”.

Estas afirmaciones no me sonaban demasiado razonables, hasta que comencé a hacer pruebas en distintas cámaras – y depende fuertemente de la cámara específica sobre la que discutamos.

Uno de los métodos para probar la combinación ganancia/ruido en nuestra cámara puede realizarse colocando la tapa en el lente y realizar disparos en diferentes ajustes de ISO y ganancia. Luego llevar las tomas a postproducción, crear un negativo (invertir la imagen para que las zonas oscuras queden claras y viceversa) y ajustar la gamma hasta que se acentúe el ruido lo más posible. Aplique el mismo procedimiento a todos los clips – para

poder compararlos – y verán que los resultados son sorprendentes. Este ruido está representado por manchas magenta (el negativo del verde) sobre la imagen. Recuerden que el ruido es una amplificación de la propia señal del sensor – es decir que es posible visualizarlo aunque no llegue luz al sensor.

Aquí incluyo algunos resultados obtenidos con mi Canon 7D; las imágenes se obtuvieron con el método explicado (sin dejar llegar luz al sensor); además fotografié una superficie de color uniforme con luz natural, en distintos ISO y ganancias; después los superpuse a las tomas realizadas (sin ningún tratamiento de postproducción) para poder comparar el efecto del ruido en imágenes reales.

Si observamos estos resultados vemos algo muy interesante. La toma a 100ISO se ve muy limpia, al igual que 200ISO, pero 125ISO se ve bastante ruidosa. En realidad, se ve peor que 400ISO e inclusive 800ISO. La toma a 160ISO es la más limpia. Y 640ISO es la siguiente anomalía del grupo, ya que resultó más ruidosa que 800ISO y apenas mejor que la de 1250ISO.

Esto nos muestra una realidad contraria a la popular noción de que un menor ISO siempre produce imágenes más limpias que un mayor ISO.

La razón por la que se produce éste fenómeno es por la manera en que las cámaras digitales crean cada nivel de ISO. Comenzando por el ISO base – que es en principio un misterio para cada cámara – los incrementos enteros (pasos completos o duplicar la ganancia) desde aquí es una simple cuestión de agregar ganancia. Asumiendo que 100ISO es la base de la cámara, 200, 400, 800 y 1600 se alcanzan con la simple aplicación de ganancia (es decir, amplificar la señal duplicando el nivel en cada paso). 

Los incrementos de 1/3 se consiguen de forma diferente, utilizando ganancia y procesado a través del procesador de la cámara. De 200 a 400 hay un paso completo. De 200 a 250 es un paso más un procesado adicional, que pueden relacionarse con el revelado forzado en el mundo de la película. Tomamos la señal amplificada y la forzamos un poco más allá. Por ejemplo, 320ISO es el resultado de tomar una señal con ganancia de 400ISO y someterla a un procesado forzado, procesarla “un poco hacia atrás” a fin de conseguir ese ISO más bajo. Esto se supone que produce menos ruido pero también una leve pérdida de detalle en las altas luces en el rango dinámico de la cámara. El proceso forzado desliza hacia abajo la ventana del rango dinámico haciendo que ganemos detalle levemente en las sombras y perdamos detalle levemente en las altas luces.

Es, sin duda, simple magia electrónica.

A partir de éste ensayo, se puede comprobar que una determinada amplificación de la señal – aumentar el ISO – resulta en un considerable aumento del ruido, pero que hay determinados escalones de la escala que son peores que otros. Esto puede ser totalmente diferente en cualquier cámara elegida. Aún en cámaras con el mismo sensor, pero procesadores diferentes, pueden tratar en forma diferente con la amplificación y el ruido.

Por ejemplo, la nueva Canon EOS 300 ha publicado un nivel base de 640ISO. Se puede elegir un valor inferior de 320ISO (que es el menor que permite la cámara) y por supuesto, niveles superiores. Aunque Canon reporta 640 como ISO base, recomienda 850ISO (un pequeño incremento a partir de 800) como la elección óptima para la cámara, en términos de menor ruido, la mejor fidelidad de color y mejor rango dinámico. Esto tiene mucho que ver con los procesadores de la señal en la cámara y cómo calculan las matemáticas para crear la imagen final.

Recuerden que los ISO’s “extras” afectan el rango dinámico. Con mi Canon 7D, luego de cuidadosas pruebas, llegué a la conclusión que con ISO160 se obtiene la imagen más “limpia” y el rango dinámico más amplio que puede representar esa cámara. En la 7D, la diferencia en rango dinámico entre los distintos ISO’s es realmente ínfima – pero en ISO160 se obtiene una leve mejora en el detalle de las sombras que en ISO100. Eso es lo que me lleva a pensar que, en realidad, el ISO base de la cámara es 160. De todas formas, es posible que en la Canon 7D, el ISO base sea 100, pero se obtienen resultados óptimos en ISO160.

Adicionalmente, una comparación cuidadosa entre 250 y 320ISO nos muestra como resultado un menos ruido en 320ISO que en 250ISO. Basado en éstas pruebas – e imágenes capturadas en el mundo real de cartas y patrones de textura – determiné que mis mejores elecciones de ISO para la 7D eran 160, 200, 320, 400 y 800. Evité usar ISO100 y especialmente, ISO125 y 640. Consecuentemente, ISO1600 es sorprendentemente menos ruidoso que 1250ISO, pero más allá de eso, los resultados son más bien lineales (y bastante malos).

Es importante notar que estas pruebas se llevaron a cabo a fin de encontrar los peores resultados posibles en esa cámara. En la aplicación en el mundo real, las diferencias entre los pasos de ISO son prácticamente minúsculas. Hablando en general, cualquier nivel por debajo de los 800ISO en cualquier cámara moderna brinda imágenes increíbles.

En términos de video tradicional, eso significaría un incremento de +18dB de ganancia, lo que jamás hubiera generado resultados aceptables.

¿Cuál es la sensibilidad base de mi cámara?

Si nuestra cámara no representa la ganancia en términos de ISO, es posible determinar su ISO base siguiendo algunos simples pasos. Necesitaremos:

  • Una carta de gris iluminada en forma pareja.
  • Un fotómetro/exposímetro.
  • Nuestra cámara.

Si la cámara (o el lente) en modo de auto iris nos muestra la apertura en número f, será muy sencillo. Si la cámara no muestra los números f en modo auto iris, necesitaremos un monitor de forma de onda.

Un Monitor de forma de onda representa gráficamente la intensidad de la señal producida por una cámara y muestra su intensidad en una escala de 0-100, donde 0 es el negro y 100 es el blanco. Estos pasos se denominan IRE (también se pueden visualizar en términos de porcentaje (%), de 0% a 100% de la intensidad de la señal) 

En ciertas cámaras, los niveles de ganancia se establecen en LOW, MEDIUM y HIGH (Bajo, Medio y Alto) y se pueden asignar a niveles de 0dB y +18dB. (Ciertas cámaras permiten elegir también niveles negativos, tales como -3dB y -6dB). 

Si la cámara le permite ver los números f en auto iris, siga los siguientes pasos:

  1. Asegúrese que la cámara esté configurada con ganancia en cero, cadencia según su elección de PAL o NTSC (25 o 30 cuadros por segundo), obturador en 180° (si su cámara muestra los tiempos de obturación ajuste la velocidad cerca del doble de los cuadros por segundo; por ejemplo, en 25 cps, sería 1/50 de segundo, para 30 cps sería 1/60 de segundo), ajuste de gamma normal, sin filtros ND y demás ajustes en cero o neutro.
  2. Ilumine la carta de gris en forma pareja.
  3. Apunte la cámara a la carta y ajuste el cuadro hasta que llene el cuadro.
  4. Elija auto iris y tome nota del número f que marca. Asegúrese de no elegir ajustes totalmente automático para que no cambie el nivel de ISO, la velocidad de obturación, solamente la apertura del iris.
  5. Si tiene un fotómetro de luz incidente, realice una medición sobre la carta de gris, con la semiesfera blanca apuntando al lente. Si tiene un fotómetro de luz reflejada, tome una lectura sobre el centro de la carta desde la posición de cámara.
  6. Ajuste el nivel de ISO en el fotómetro hasta que su número f coincida con el que marcó la cámara en automático. Esa será el ISO base de esa cámara.

Si la cámara no muestra el número f cuando se elige auto iris, necesitará conectar la cámara a un Monitor de forma de onda. Siga los pasos de 1 a 3, luego ajuste la apertura del iris hasta que la lectura del instrumento nos indique 50-55 IRE (o %) y tome nota del número f.

Finalmente siga los pasos 5 y 6 para determinar el ISO base de su cámara.

Finalmente dos factores más que influyen en la calidad de las imágenes: el tamaño de los foto sitios y el procesador de cada cámara.

Si comparamos el tamaño de los foto sitios de algunas DSLR más utilizadas, los fotositios del sensor de la Canon 7D tienen 4.3 micrones, en la Mark EOS 1D tienen 5.7 micrones y los de la Mark IV 1D tienen 6.4 micrones. Dichas diferencias hacen que a mayor superficie el sensor ofrece mayor sensibilidad y, por consiguiente, necesita menos amplificación para conseguir imágenes similares.

Es una cuestión de superficie: a mayor superficie, el foto sitio tiene la capacidad de capturar mayor cantidad de los fotones disponibles.

Otra cuestión que modifica notoriamente la respuesta al ruido de las cámaras es el avance en el diseño de los procesadores. La Canon Mark VI 1D tiene el procesador Dual Digic 4, mientras la Mark III 5D tiene un procesador Digic 4 simple.

Recuerde que todos los sensores tienen un ISO base. No existen los sensores mágicos que inventen la sensibilidad. Cualquier ajuste por encima del ISO base involucran alguna forma de manipulación de la señal, lo que seguramente no beneficiará la imagen final. La única manera de asegurar el resultado con cualquier cámara es comprobarla nosotros mismos. Los resultados de mi cámara Canon 7D no reflejan necesariamente los de otras cámaras HDSLR (ni siquiera de otras Canon 7D); cada combinación de sensor y procesador tiene sus propios atributos y singularidades.

Conocer el ISO base de su cámara le brindará una posición de poder para comprender como cualquier manipulación de la señal que se aleje de esa base puede afectar sus imágenes.

Autor: Sarv Kreindler – 2012 CREATIVE PLANET Traducción y adaptación: Carlos Wajsman

 

Alexis Zabo (DF): La poesía de lo fortuito

ALEALEXIS ZABÉ: LA POESÍA DE LO FORTUITO

Texto: Daniela Valdez
Fotografía: Katherina Acevedo

Es uno de los directores de fotografía con más renombre en nuestro país (México). Desde hace un par de años vive en Los Ángeles, pero en el camino se ha encontrado con directores como Carlos Reygadas, Fernando Eimbcke, Jonás Cuarón y Harmony Korine; con rmas como Samsung, American Express o Skittles, y en su tiempo libre, imprime una carga visual creando videoclips con músicos que admira, como Pharrell Williams, Yeah, Yeah, Yeahs o Die Antwoord. Conocimos por primera vez su trabajo, una manifestación de la vida a la que se enfrenta día con día, con la multipremiada opera prima de Eimbcke en blanco y negro, “Temporada de patos”, hace ya más de una década (2004), y fue capaz de llenarnos de emociones inexplicables pos-teriormente con Lake Tahoe, Silent Light y Post Tenebras Lux.

Alexis Zabé no cree en el fracaso, ya que no permite que sus expectativas corrompan la realidad. En esta entrevista, que respondió antes de comenzar un día de grabación, platicamos sobre su más reciente película al lado de Sean Baker, que podremos ver el próximo año, y sobre la magia de lo cotidiano.

Daniela Valdez (DV): ¿Qué me puedes platicar del proyecto en el que estás trabajando?

Alexis Zabé (AZ): En este momento estoy grabando una película dirigida por un chavo que se llama Sean Baker, quien estrenó anteriormente Tangerine (2015) y Starlet (2012). Me gusta su trabajo porque Baker reacciona a ciertas partes de la sociedad en Estados Unidos que mucha gente no ve; está un poco tras bambalinas. Es la tercera película que hace sobre el tema del trabajo sexual y los estigmas y la marginalización de la sociedad alrededor de este oficio, que, aunque es muy aceptado, se pone de lado. Esta vez toca el tema desde un punto de vista distinto, porque la historia se cuenta desde la perspectiva de unos niños. Todavía falta como un año para que se estrene, pues apenas comenzaremos con la edición. Tengo tres meses en esto y ha habido de todo; viéndolo con un poquito de distancia y con la óptica más abierta, veo los fracasos, los éxitos, y del conjunto agradezco los fracasos. Creo que va a quedar muy bien tanto visual como narrativamente, y como proceso de producción. Siempre he trabajado en películas que se hacen de manera poco ortodoxa, y es una historia que ha cambiado y evolucionado en el proceso; no terminamos filmando el guión con el que empezamos.

DV: Ya habías trabajado con Baker en un cortometraje para Kenzo, Snowbird.

AZ: Lo filmamos muy cerca de la frontera con México en California, en un lugar que se llama Slab City, una ciudad entera de gente que ha huido de la civilización, que vive afuera del sistema en medio del desierto, con energía solar. La podría describir como una realidad entre Burning Man y Mad Max, con una población estable bastante grande y que en los inviernos se alimenta de vagabundos y gente que baja del norte a escapar del frío y vivir en un tráiler. Tienen bares, restaurantes, librerías, estas, pero todo es totalmente autónomo. Cuando llegas hay un letrero que te dice: Bienvenido a Slab City, el último lugar libre. Es un lugar sin ley. Snowbirds es el nombre que le dan a las personas que se van ahí en el invierno, que no son los residentes permanentes.

DV: ¿Cómo describirías un mal día en tu trabajo?

AZ: Podría darte mil respuestas, pero en el proceso que vivo cuando estamos trabajando, para mí un mal día es una disincronía con los elementos externos. Es muy loco, a veces todo se alinea para crear un momento de poesía: una sincronía de eventos que tienen que ocurrir a veces en una escena que estás recreando para que adquiera un nivel mayor de carga narrativa y emocional.

Tiene mucho que ver con estar en el buen lugar, en el buen momento y con cierta sincronía de todas las variables con las que estás trabajando, y mucho también tiene que ver con la manera en que trabajo, que es muy abierta a la luz natural, al mundo natural de alguna manera. Te puedo poner como ejemplo un par de experiencias que vivimos ayer. Estábamos filmando una escena de unas niñas bajo un árbol. En la peli se supone que está lloviendo y se refugian bajo el árbol, y de pronto deja de llover, sale un arcoíris y las dos niñas salen a correr. Empezamos a filmar la escena: tenemos un par de camiones generando lluvia y empieza a caer una tormenta de verdad, y todo iba encaminado a ser una cosa increíble. De pronto cae un relámpago muy cerca de nosotros; las niñas se asustan, se ponen a llorar muy mal, y de pronto se desata el caos. Donde estamos filmando es común que los relámpagos golpeen a la gente, y hay leyes al respecto; por eso, en cuanto pega uno, generalmente paramos todo el trabajo por seguridad. Entonces una escena que parecía que iba a ser una maravilla, de pronto pega el relámpago, las niñas lloran y te sientes frustrado, pues paramos labores durante una hora y nos refugiamos.

Al final del día estábamos grabando una escena donde está el personaje principal con su hija al lado de una carretera. De pronto se abrieron las nubes y salió el Sol: estábamos siguiéndolas por la carretera, y se volvió una escena con otra calidad de luz, y mientras caminaban, el Sol se ponía en el horizonte. Éstos son dos ejemplos de disincronía, y es muy interesante cómo la gran mayoría de las veces los fracasos son éxitos disfrazados; lo que puedes considerar fracaso es simplemente que la realidad difiere radicalmente de la versión que tenías. Lo que he aprendido con el tiempo es estar abierto a los fracasos y a no dejarte llevar por esto, sino de alguna manera aceptarlo. Eso hace que el discurso a veces nos lleve a cosas más interesantes, y tal vez el hecho de que la escena que en teoría iba a ser de felicidad y al final termina con las dos niñas llorando, sea el giro que mejoró la escena. Aunque salió diametralmente opuesta a lo que queríamos, tal vez termine siendo una de las escenas más fuertes de la película.

DV: Entonces, ¿cómo defines el fracaso?

AZ: Creo que lo que puede considerarse fracaso o éxito son ideas amarradas a expectativas, pero si estás abierto a lo que la realidad te ofrece, aunque parece de momento que es algo malo, acaba siendo mejor y le da a tu trabajo una dimensión que no estabas buscando. El fracaso es algo a lo que mucha gente le teme, pero para mí es parte de la evolución, pues si vives el fracaso de manera constructiva siempre vas a poder mirar desde otro punto de vista. Hay que darle tiempo al fracaso para ver en qué se convierte, porque por lo menos en mi experiencia varios fracasos se han terminado convirtiendo en éxitos. Hay que estar abierto al fracaso y recibirlo con la misma apertura con la que se recibe algo que consideras como exitoso en el momento. El fracaso es un estado de ánimo, y no uno en el que me gusta quedarme. Siento que es un punto de vista limitado, un estado mental, una subjetividad. Es ver las cosas con una óptica cerrada que no te permite apreciar más allá de tus expectativas. No creo en el fracaso. Si mides el fracaso a nivel social, ha habido grandes fracasos que han cambiado el mundo. Creo que todos formamos parte de un mismo organismo, y si empiezas con esa primicia, no hay forma de fracasar.

DV: ¿Cómo empieza un día en el set?

AZ: Generalmente buscando lo que la realidad te ofrece, porque contamos con una guía de lo que esperamos que suceda, pero finalmente no te puedes aferrar a eso hasta que llegas y ves lo que ofrece la realidad. No sólo hablo de cuestiones de clima, de luz, sino también la parte humana, pues una película es una gran coreografía de personas, con actores, director, asistentes de producción, productores, técnicos. Todo el mundo tiene una función específica y debes ser receptivo a todo lo que pasa, y entender la energía del momento, pues puede tener tantas variables que te generan capacidades infinitas y es imposible entenderlas hasta el final, después de que se desarrolla la escena, y el objetivo es reaccionar, ver cómo mejorar, si hay que mover la cámara, esperar a que algo cambie o volver a intentar. Hay un número específico de escenas que intentamos cumplir; trabajamos con los elementos que tenemos en el momento y tratamos de que se materialice de la manera más poética posible. Mi trabajo en específico tiene que ver con el encuadre, la luz, los elementos narrativos naturales del cine, la parte visual.

DV: ¿Cómo piensas que ha influido el cine en nuestra manera de narrar la realidad?

AZ: De alguna manera, la tradición visual empieza con las pinturas en las cuevas de Chauvet-Pont-d’Arc en Francia. La imagen, a diferencia del lenguaje hablado que requiere un código entre la gente, es más universal. En una imagen de una persona llorando o sonriendo, aunque tenga mil sutilezas y tintes, eres capaz de percibir el mensaje simplemente por tu naturaleza humana. Creo que ambas tradiciones siempre han ido de la mano, y el cine es solamente una evolución. Desde las pinturas rupestres hay un intento de narración, de contar una historia. Tal vez en el siglo xxi el cine ya es un arte viejo, incluso anticuado. La primera película de los hermanos Lumière, que era la escena de un tren, cuando la proyectaron ante el público, le causó susto. De alguna manera el cine es un primer intento de realidad virtual. El lenguaje elíptico y dramático… el punto de vista de la cámara como narrador va entendiendo las cosas a partir de una objetividad o subjetividad, arriba y abajo, con encuadres cerrados o abiertos, caras ensombrecidas o iluminadas, y todos esos factores le dan una calidad emocional y narrativa a la imagen.

Creo que este lenguaje ha evolucionado; la gente cada vez es más políglota visualmente, y siento que como cultura estamos tan acostumbrados a ver esos relatos y recibir esas narraciones, que estamos abiertos a nuevas maneras de narrar y crear historias con lo real, y las nuevas generaciones entienden con mayor facilidad que un público de hace 100 años. Esta evolución se ha alimentado de muchas artes, empezando por la escritura, pasando por la pintura, los cómics, los videoclips, la televisión, la publicidad, las películas caseras, y todas esas imágenes que hemos recibido a lo largo de nuestras vidas han ido aumentando nuestra capacidad de percepción. Creo que hoy cada persona tiene una cultura visual y un entendimiento enormes.

DV: ¿Cómo crees que se pueda de nir el cine hoy?

AZ: Creo que está cambiando. Por ejemplo, la gente ya no ve películas en el cine. Ahora puedes consumir una película en el teléfono, en la computadora, en la tablet, debajo de las cobijas, en el avión, metido en una tina… El cine salió de la gran pantalla, y eso ha contribuido a la evolución del lenguaje. El cine se está redefiniendo en este momento, se ha democratizado, pues se está haciendo cine en todo el mundo, en todas partes: tenemos mil realidades en cada pantalla, puedes ver a nativos del Amazonas en una barca o gente del Tíbet en las montañas o citadinos del DF o Nueva York en tu celular. Hoy tenemos la posibilidad de meternos virtualmente en mil realidades.

LAGO TAHOE

LAGO TAHOE

LUZ SILENCIOSA

LUZ SILENCIOSA

POST TENEBRAX LUX

 

Rui Poças, director de fotografía de «Zama»

Rui Poças, director de fotografía de Zama

Raúl Liébana

Rui Poças es el director de fotografía encargado de dar forma al estilo de la imagen que posee Zama. Esto supone concretar en la imagen esa idea de la espera en la que se sumerge el personaje de Diego de Zama, ese asfixiante paso del tiempo, y dar vida, a través de la luz, a una época muy concreta, la última década de finales del siglo XVIII.

Rui Poças es responsable de la fotografía de títulos como As boas maneiras (2017), galardonada en la última edición del Festival de Cine de Locarno con el Premio Especial del Jurado; películas de Miguel Gomes, como Tabú (2012) y Aquel querido mes de agosto (2008); o películas de João Pedro Rodrigues, como O Ornitólogo(2016), o Morrer como um homem (2009), todas ellas películas monumentales, igual que la que nos ocupa.

Tal y como nos contará a continuación el propio Rui Poças, la luz de Zama pretende alejarse de los clichés, huir de las antorchas, de las velas, del fuego, en definitiva. Basada en una iluminación con una tendencia muy naturalista y sin una excesiva preocupación por la justificación de las fuentes de luz. Una película que busca, en ese sentido, nuevas formas de representación. Nunca hubo grandes referencias a las que acogerse. La imagen de Zama es una imagen que emerge de la nada, de la más absoluta imaginación de sus creadores, de la necesidad que requiera cada secuencia, cada escena, cada plano.

El espectador imaginario ha entrevistado al director de fotografía portugués Rui Poças con el siguiente resultado.

Raúl Liébana (RL):  Es su primera colaboración con Lucrecia Martel, ¿qué ha supuesto para usted?

Rui Poças (RP): No la conocía personalmente. Conocía sus películas y me resultó una sorpresa cuando contactaron conmigo. Resultó increíble porque es una persona muy cautivadora. Y fue muy interesante porque hubo un día que estuvimos en su casa tres horas, charlando, y de esas tres horas hablamos de cine, no sé, veinte minutos, y sobre la imagen, dos minutos y medio. Luego, de ahí seguimos trabajando por Skype, y por todas las formas que podíamos. Yo estaba trabajando en Europa, y fue de este modo cómo construimos el estilo y las ideas más formales y conceptuales de la película.

RL: ¿Cómo la imaginaba usted, tratándose de la adaptación de una novela, algo que ya condiciona de partida?

RP: Empezamos a hablar de una forma muy libre, pero el punto de partida fue ese, que se trataba de una adaptación de una novela y de la necesidad de huir de los clichés. Había varios temas. Pensar conceptualmente la cuestión del tiempo, no solo desde el punto de vista del tiempo histórico, sino también del tiempo cronológico y del tiempo físico. Hablamos también sobre algo muy conectado con el tiempo, como es la atmósfera, en el sentido de la sensación. Pero, sobre todo, la cuestión de los ambientes, no solo de los de época, sino también los ambientes que corresponden a la América del Sur.

RL: ¿Trabajasteis con algún tipo de referencia?

RP: No soy muy fan de trabajar con referencias. Las utilizo cuando ya existe una especie de vocabulario o lenguaje preestablecido. Por otra parte, normalmente las referencias del siglo XVIII son referencias que proceden de la pintura, porque no había fotos. Entonces hay una idea muy estrecha de cómo sería el ambiente de esa época, y las imágenes que existen son pinturas, y la mayoría, europeas. Pero tanto a Lucrecia como a mí, esto nos parece mentira, no creíamos que fuesen válidas.

Por ejemplo, filmaba para hacer un río, el Paraná, que es un río de América del Sur, y por el barro tiene un caudal marrón, que no tiene nada que ver con los ríos de la pintura europea, que siempre son azules, o un poco verdes, pero nunca son marrones. La realidad en los ríos sudamericanos no es esa.

Por tanto, en Zama encontré esta dificultad, porque se trataba de buscar algo que no existe, un tipo de imagen que en realidad no existe.

RL: ¿Nos puede hablar de la iluminación de la película? ¿Cómo la planteó de una forma genérica?

RP: Para mí el trabajo sobre la luz, en este caso, tiene que ver con varios aspectos. Uno es la idea que hay en la novela sobre la importancia del tiempo, pero del tiempo que no pasa, de la espera, que es uno de los temas principales de la novela. Es decir, la cuestión de las elipsis, y que las escenas se van encadenando sin que esté seguro de cuánto tiempo ha pasado. Esa es una idea. La otra es la cuestión de una luz sudamericana, tratar de no hacer una belleza que tenga que ver con la representación pictórica de las pinturas europeas de la época, que tiene que ver con un determinado tipo de colores, contraste, tipo de luz. Y, luego, por la época también tratamos de no utilizar las fuentes de luz que uno encuentra siempre en esas películas. O sea, el fuego. Tratamos de no iluminar con fuego, velas, antorchas, que siempre suelen estar en las películas de época y que tratan de cargar mucho dramáticamente las escenas.

Por ejemplo, hay una escena, cuando Zama va a buscar un médico, y ves que es una luz de cocina del siglo XX o del siglo XXI, no es una luz de vela, ¿de dónde viene esa luz?, no importa, es algo que está ahí pero no es el fuego, seguro. Entonces, por ahí fuimos, y eso lo mantuvimos en exteriores también.

RL: En concreto, ¿cuál fue la luz utilizada exactamente?

RP: De iluminación trabajamos con lo de siempre: HMIs, tubos fluorescentes, tungsteno. No hay absolutamente nada que se pueda destacar. Quizá sí, más por sonido que por imagen, decidí trabajar en algunos interiores con tungsteno, o sea, no utilizar HMI, sino luz tungsteno, para que sea una luz menos ruidosa y el trabajo de captación de sonido fuese mejor, pero fue una cosa que le proporcioné al sonido.

Hubo una gran colaboración entre imagen y sonido en esta película, y como sabes, para Lucrecia eso fue fundamental, porque estaba muy interesada en aprovechar todo lo posible el sonido directo. Había que buscar, por tanto, aparatos que no hicieran ruido, generadores muy lejos, tratar de trabajar en exteriores si se podía, sin luces, con rebotadores de sol y todo eso.

RL: Entonces, ¿no hubo ninguna preocupación por la justificación de las fuentes de luz?

RP: La idea fue la de utilizar la luz que nos convenía hacer por la escena en sí misma, y no por una cuestión de justificación de dónde viene esa luz. Así que iluminé con los aparatos que se utilizan para hacer luz en el cine, pero sin ninguna preocupación más. Lo iluminé de una forma, diría, realista, teniendo mucho cuidado de que hubiera una correspondencia entre la iluminación de exteriores e interiores, esto debía respetarlo. Pero, por ejemplo, a mí me preocupaba más hacer una luz que correspondiera a la escena que estábamos filmando, desde el punto de vista narrativo, pero sobre todo desde el punto de vista dramático, que funcionase para esa escena.

RL: La ratio de aspecto utilizado fue el de 1:1.85 que tiende a ser un formato más cuadrado que panorámico. ¿Cómo influyó en todo esto la ratio de aspecto elegido?

RP: Te puedo decir, que fue muy importante la decisión del formato, que tomamos muy pronto. A mí me pareció muy obvio que no habría que irse a un formato panorámico, porque la novela trata de un drama de una persona, y no es un retrato de una región o un lugar, aunque exista una importancia grande sobre el hecho de que la historia pase en ese lugar.

Mi propuesta, por tanto, fue la de no irnos a un formato que diera grandeza a los lugares, porque esa monumentalidad no es recomendable para la escena. La idea le pareció muy correcta y fue una decisión muy temprana.

Hoy en día es como si hubiera dos formatos, en el cine, el 1:85 y el 2:35, y todos lo demás, el 1:66, el 1:33, es como si prácticamente ya no existieran. Entonces, como el 1:1.85 es prácticamente el formado de TV, es como si hubiera una especie de reducción al estándar que es el 2.35, formato panorámico, y ya nadie se cuestiona eso.

RL: Estas ideas, ¿cómo se conjugan con la elección de los planos utilizados para filmar, cuando estos, en general, tampoco terminan de ser muy cerrados?

RP: Por ahí te diría que quizá haya una especie de agobio en el inicio, no en el tamaño de los planos, sino que considero una progresión en el tratamiento del espacio por el tamaño del plano y la proximidad de la cámara a los personajes. También hay una idea de cómo se ofrece la información del espacio al espectador. Y mientras la película va pasando, cuando llegas a la tercera parte, hay una especie de descompresión. Es cuando Zama parte a la naturaleza, ya no es un ambiente tan urbano, y ahora las cuestiones son un poco diferentes. Ese lado más salvaje y, sobre todo, cuando son atrapados por los indios rojos, que los llevan a un lugar muy raro.

Entonces, es verdad que no existen planos muy cerrados. Existe una sensación que se conjuga entre pocos planos muy abiertos en la primera y segunda parte, y una sensación de pérdida espacial, y también, algo que es muy difícil para iluminar, una proximidad muy grande del personaje a los fondos. Hay como efecto de camuflaje, una integración del personaje en el fondo, quedando todo casi en una bidimensionalidad, porque no hay una luz que lo destaque y la paleta de colores los asemeja.

Quedé con Lucrecia en hacer un tipo de imagen que, al contrario de las pinturas, que tienen un gran contraste de iluminación, lograse pocas sombras, y cuando exista el trabajo de luz, que no sea expresionista. Que no sea de una forma tan evidente, ni tan impuesta, como también aparece en las películas de época, con el claroscuro. No poner Zama en las pinturas de Goya. Traté de no ir por ahí, de no hacer Goya con Zama.

RL: ¿Hubo algo que le ayudara a definir la paleta de colores en la que se mueve la película?

RP: Yo tenía que ir a filmar a Groenlandia y estaba empezando a ver cosas de la pintura europea, de la pintura nórdica. Tenía ejemplos de iluminación, de interiores, que no es una luz directa, como tenemos nosotros, en Península Ibérica, pero esa luz nórdica, que es una luz muy suave que entra en las casas, genera muy pocas sombras, es muy suave y hay una soledad en la imagen, y también una sensación de una paleta circunscrita a determinados colores, el marrón, los blancos, el gris, y yo notaba cuando miraba a eso, no que quisiera hacer una iluminación nórdica, porque no tiene sentido, pero sí hay un pintor que me gusta mucho, Hammershoi, y como iba a filmar a Groenlandia, debía hacer una escala en un lugar, y decidí pasar por Copenhague y pasar unas horas en el museo. Y eso es una anécdota, porque pasó que me fui a buscar a Hammershoi y otro par de obras que me interesaban. Entonces encontré en una sala una pintura de un tipo que no conocía, que nunca había visto, y que era exactamente lo que estaba buscando. Era el cuadro de Ejnar Nielsen, And in His Eyes I Saw Death.

And in His Eyes I Saw Death, cuadro de Ejnar Nielsen

Lo que tenía esa pintura era una luz suave, una luz que no era expresionista, una paleta que era en los mismos tonos, un tipo que estaba muy pegado a la pared hacia una mezcla de bidimensionalidad. Un encuadre muy raro, muy poco convencional y me interesaba también lo que sucedía, al igual que al personaje de la película, lo que no estaba presente en la imagen.

Fue muy interesante, porque fue una coincidencia, y un poco locura, porque fui un par de horas y mereció mucho la pena, porque a partir de ese día fue mucho más fácil la comunicación entre Lucrecia y yo, a través de esta pintura, que tenía algunas de las cosas que estábamos buscando exactamente. Siempre debemos traducir en imágenes lo que hablamos. Esa traducción es labor del director de fotografía.

RL: ¿Con qué cámara y con qué lentes se rodó el proyecto?

RP: La cámara fue la Arri Alexa. Esta película fue la primera película de Lucrecia en cine digital. Ella estaba muy preocupada con eso, porque su largo anterior había sido ocho años antes y todas sus películas se hicieron en 35mm. Así que fue muy difícil llegar a un tipo de imagen y proponer un tipo de imagen con la que estuviera satisfecha, porque tenía muy poca experiencia con eso.

En cuanto a las lentes, trabajamos con las Zeiss Ultra Prime. Hablamos mucho sobre esto. Hay otro cliché de las películas de época, que es tratar de hacer una imagen menos nítida, un poco más pastel. Para salir de ahí propuse elegir lentes que no fueran esas lindas y hermosas, con una suavidad en la imagen que uno siempre busca.

RL: En este sentido, el flujo de trabajo que llevabas a cabo durante el rodaje, ¿cuál fue?

RP: El trabajo salía casi terminado en cámara, las sombras, el diseño de luz y colores, todo, fue hecho en el lugar, y cuando trabajamos más tarde, llegué a Holanda, y se trataba de abordar cuestiones más puntuales de continuidad, rangos de luz o de colores, un poquito más claro, un poquito más oscuro para dar a una escena, para dar una continuidad a toda la película. Pero intento mantener esa voluntad de hacer todo en rodaje, porque desde el punto de vista filosófico, me parece mucho mejor.

No obstante, hubo también un gran trabajo de posproducción en algunos efectos, pero tratamos siempre de hacerlo todo en cámara. Yo ya estaba trabajando durante el rodaje con un estilo que había determinado para esa cámara. Todo lo relativo a la nitidez de la imagen, esa sensación de los colores fue algo que ya estaba listo en el momento del rodaje.

RL: ¿Cómo trabajaba usted los encuadres con Lucrecia, en general, y con los actores?

RP: Es una película en la que la cámara está fija la mayoría de las veces y se trabaja el espacio dentro del cuadro, no es una cámara que sigue a los actores. Pero aún así, por lo que toca a la luz, había una libertad muy grande de trabajo de escena para los actores, desde un punto de vista espacial, de tridimensionalidad. O sea, el trabajo de iluminación permitía a Lucrecia decidir trabajar en el espacio dentro del cuadro de una forma muy libre. Entonces me imagino que para ellos es mucho más interesante que tener esa dificultad que tienen que tener marcas muy específicas por la luz, por ejemplo. Y eso no pasó porque es una luz muy cómoda para los actores, no es tan marcada.

RL: ¿Hubo alguna escena que recuerde especialmente difícil de rodar por las dificultades de los emplazamientos en los que se encontraban?

RP: Bueno, bastantes. La tercera parte fue muy complicada. Todo lo que fue el exterior de la última parte, y por diversas razones. Por ejemplo, el lugar de la escena final, junto al río, es un lugar de tráfico muy grande de barcos de carga. Son barcos enormes y muy lentos, entonces, estabas filmando y veías un barco al fondo. Primero se escuchaba el motor del barco, antes que lo vieses, porque es un lugar donde se escucha muy bien debido al gran silencio que hay. Y, luego, el tiempo que tardaba cada uno de esos barcos hasta que salía del cuadro de la imagen, y sobre todo que no se escuchara por sonido. Hubo muchísimas dificultades, llegamos a tener el agua por encima de los tobillos.

 

La estética de «Blade Runner»

Hablar de ‘Blade Runner’ es hacerlo de un glorioso punto de inflexión en la historia no sólo de la ciencia ficción, sino también del cine. Esta adaptación de la novela ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ de Philip K. Dick, que dirigió Ridley Scott en 1982 —suponiendo su tercer largometraje tras ‘Alien’ y ‘Los duelistas’—, supone una muestra de dos horas de duración que explica con maestría en qué consiste eso de «la magia del séptimo arte».

Por encima de su magnífico guión, su magnético reparto, su impecable narrativa o esa eterna banda sonora compuesta a golpe de sintetizador por Vangelis, considero —y no soy el único— que el verdadero encanto de ‘Blade Runner’ es su capacidad de estimular nuestros cerebros a través de nuestras retinas mediante un tratamiento visual futurista sobrecogedor y espectacular a partes iguales.

Un poderío técnico y artístico cuyo reconocimiento en la temporada de premios del año de su estreno se antoja injustamente insuficiente, destacando el caso de la academia de cine norteamericana, que sólo la distinguió con dos nominaciones al Oscar a mejor dirección artística y a mejores efectos visuales, ninguneando por completo el impecable trabajo del director de fotografía Jordan Cronenweth.

No obstante, estatuillas y entregas de premios no son en absoluto necesarias para saber valorar cada uno de los planos que conforman este film noir de corte cyberpunk protagonizado por Harrison Ford. Para ello tan sólo necesitamos nuestros globos oculares y la voluntad de zambullirnos en el oscuro futuro que envuelve la Los Angeles distópica de 2019.

Los referentes que dan forma al futuro

Ridley Scott, como no podía ser de otro modo, tenía muy clara su idea sobre cómo debía tratarse la estética de su nueva obra, y cómo se desmarcaría radicalmente de sus congéneres coetáneas. Esto se lo transmitió a Syd Mead, el artista conceptual cuyo arte dio forma al universo de ‘Blade Runner’ sobre el papel con la siguiente frase: «Esto no va a ser ‘La Fuga de Logan’. No quiero que sea una estética blanca y limpia con gente correteando con pulcras togas.»

Con esta premisa grabada a fuego, Scott, Mead y el resto del equipo artístico se pusieron manos a la obra a dar vida y forma a las calles de la superpoblada urbe y a los diversos interiores en los que transcurriría la acción; y lo hicieron tomando como base una lista de inmejorables referentes, de entre los que destacan tres piezas clave.

  • ‘Metropolis’ (Fritz Lang, 1927)

Tiene toda la lógica del mundo que Ridley Scott abrazase como una de sus principales fuentes de inspiración la que es, sin lugar a discusión, la obra más importante del expresionismo alemán, una de las más trascendentes de la historia, y un auténtico manual de instrucciones para cualquiera que ose adentrarse en los entresijos del género de la ciencia ficción.

‘Blade Runner’ bebe de la ‘Metropolis’ de Fritz Lang no sólo en lo que respecta a su antiutopía futurista y a su base robótica. También exprime hasta la útlima gota del jugo de su apuesta arquitectónica, dibujada entre avenidas abarrotadas de gente y vehículos, escenarios industriales, letreros luminosos y unos edificios erigidos sobre una influencia más que obvia del arquitecto futurista italiano Antonio Sant’Elia.

  • Nighthawks (Edward Hopper)

«Estaba constantemente meneando una reproducción de esta pintura en la cara del equipo de producción para ilustrar el aspecto y el estado de ánimo que estaba buscando.». Con esta declaración, Ridley Scott deja más que clara la importancia de la icónica pintura del artista neoyorquino Edward Hopper para ejemplificar la atmósfera de ‘Blade Runner’.

El tratamiento de la iluminación de la obra, muy contrastado y algo deprimente, sumado a sus personajes y posiciones dentro del encuadre sugieren una sensación de aislamiento dentro de la cafetería que podría extenderse a la gran ciudad que parece engullirles en la oscuridad. Una representación de la soledad de esencia noir, inquietante e indudablemente urbana.

  • ‘The Long Tomorrow’ (Dan O’Bannon, Moebius)

El tercer pilar fundamental sobre el que se edifica la estética de ‘Blade Runner’ se encuentra localizado en la revista francesa Heavy Metal —Metal Hurlant—; más concretamente en el cómic ‘The Long Tomorrow’, escrito por Dan O’Bannon —guionista de ‘Alien, el octavo pasajero’— e ilustrado por el artista Moebius, y considerado como uno de los más influyentes —si no el que más— de la historia del cine.

Pese a haber inspirado el diseño de producciones de la talla de ‘Star Wars’ o ‘Desafío total’, la historieta guionizada por O’Bannon guarda un parecido especialmente estrecho con ‘Blade Runner’ centrado en su condición genérica; compartiendo ambas obras no sólo coches voladores y ciudades atestadas, sino también una vocación noir futurista reflejada en el trabajo de Ridley Scott.

El noir cyberpunk de Jordan Cronenweth

El responsable de decir aquello de «hágase la luz» e imprimir sobre la película de 35mm y 65mm los claroscuros que marcan la tónica general del tratamiento visual de ‘Blade Runner’ fue el ya fallecido Jordan Cronenweth. Un director de fotografía al que definen como calmado y sin prisas; uno de esos capaces de sacar de los nervios al ayudante de dirección más paciente y que prefieren sentarse y esperar con calma hasta que todo esté correcto antes de que se entone «acción» en el set.

Llama especialmente la atención que una las máximas de la filosofía laboral de Cronenweth fuese que su iluminación debía ser lo más natural posible; algo que tenía como simple objetivo que su trabajo pasara totalmente desapercibido. Esto choca directamente con el lenguaje a nivel fotográfico de una ‘Blade Runner’ que grita a los cuatro vientos consignas como «expresionismo» y «fuentes de luz artificiales».

De entre todos los recursos utilizados en la dirección de fotografía del filme destaca especialmente uno de ellos, de suma importancia y gracias al cual todos y cada uno de los escenarios se revelan tan ricos, vivos y envueltos por un aura de misterio constante. Este no sería otro que el empleo de capas —o layering—: una técnica consistente en distribuir la luz con diferentes intensidades a lo largo de la profundidad del set, creando una gama de exposiciones que dota de un volumenespectacular a la imagen.

Cronenweth, obsesionado con usar las mínimas fuentes de luz posibles en cada plano —algo que llegó a definir como «iluminar sin luz»—, se sirvió, junto al layering, de técnicas como el contraste propio del cine negro y los contralucespara crear el particular look de la película, que podríamos definir como un noirclásico a todo color; arriesgando con jugadas tan peculiares como proyectar la fuente principal y el relleno desde la misma dirección.

Otro elemento particularmente llamativo, y que dota a los escenarios de un dinamismo envidiable, es la utilización de luces en movimiento; algo que Cronenweth sugirió a Ridley Scott, dejándole muy satisfecho después de una demostración del efecto. El director de fotografía habla así del efecto:

«Lo utilizamos una y otra vez con diferentes fines. Por un lado justificábamos su presencia constante con la intención de invnetar aeronaves flotando a través de la noche con potentísimos rayos de luz saliendo de sus partes inferiores. En lo que respecta a la ciudad, las luces móviles se usaban para los anuncios publicitarios y para el control del crimen. Los rajos de luz representan la invasión de la privacidad por una fuerza supervisora; una forma de control. Nunca tienes muy claro quienes son, pero incluso en la oscuridad de tu hogar, a no ser que bajes las persianas, vas a ser incomodado en cualquier momento.»

Alimentando el Los Angeles de 2019 con algo más que focos

Obviamente, un director de fotografía y un puñado de referentes, por muy buenos que sean, no construyen por si solos una atmósfera tan compleja y efectivacomo la de ‘Blade Runner’, encontrando Cronenweth unos aliados indispensables en el diseñador de producción Lawrence Paull y el director de arte David Snyder.

Podemos encontrar un curioso paralelismo entre la dirección de fotografía del largometraje y la aproximación a la construcción de los sets por parte del equipo de dirección artística. En ambos casos se utilizó el mencionado recurso del layering, traduciéndose en este caso en una interesante —e invisible— combinación de elementos construidos y matte paintings —pinturas realizadas sobre una superficie transparente y colocadas en perspectiva frente a la cámara al rodar—.

Junto a esto, elementos reconvertidos en leitmotiv de la producción como el humo, la lluvia, las luces de neón y las muchedumbres, todos ellos fusionados en un cóctel irrepetible con la precisa iluminación de la cinta y el pasado publicitario de Ridley Scott, conforman un tratamiento de la imagen imperecedero y vanguardista que continúa tan fresco como el primer día pese a los 35 años que arrastra ‘Blade Runner’ a sus espaldas.

Una auténtica joya de la ciencia ficción en la que trasfondos filosóficos y contextos futuristas quedan ensombrecidos por la lóbrega y a su vez colorida Los Angeles cyberpunk, vestida por los neones y por un extracto nipón latente en sus callejones y cartelería, y que alberga en sus parajes un ejercicio de estilo, forma y fondo que aún no ha conseguido replicarse con el mismo nivel de calidad y genio.

5 Octubre 2017 – Actualizado 14 Octubre 2017

VÍCTOR LÓPEZ G.@Meccus

 

»El Resplandor» de Stanley Kubrick

Desarrollo de »El Resplandor», de Kubrick

Los cuatro años que separaron “La naranja mecánica” de “Barry Lyndon” se prolongaron en uno más entre este film y el estreno de “El Resplandor”. Como explicación, Kubrick diría que este período depende del tiempo que emplea en encontrar el substrato literario adecuado. Concretamente, en este caso, fue un ejecutivo de la Warner quien le envió la novela homónima de Stephen King, un escritor de terror a quien el éxito ya había sonreído después de la adaptación de Carrie a la pantalla. No obstante, hacía algunos meses que el cineasta buscaba algún tema cercano a este género y, con mayor precisión, al tema de seres que regresan del más allá. Según Diane Johnson, futura coguionista de El resplandor, Kubrick ya se había interesado previamente por »una de mis novelas. Se trata de The Shadow Knows. Además, había leído otros escritos míos, en The New Yorker Review of Books, por ejemplo. Me telefoneó y precisamente yo debía ir a Londres en aquel momento”. Era casi seis meses antes de que encontrara finalmente Shining. Después de encontrarlo, me volvió a telefonear; leí el libro y decidí volver al Londres. (1) Posteriormente, desde el 24 de mayo de 1977, la actriz Shelley Duval sabía ya que había sido seleccionada para encarnar la protagonista del film junto con Jack Nicholson y el pequeño Danny Lloyd, elegido entre varios miles de candidatos. Sin embargo, Kubrick empleó todavía otros doce meses en preparar los decorados de su personal »sinfonía del horror» dispuesta a sentar las bases de ese subgénero en la misma medida que “2001, una odisea espacial” lo había hecho respecto a la ciencia ficción. Por ese motivo, con el fin de reconstruir el hotel donde transcurre la mayor parte del film, »el director artístico Ray Walker recorrió durante meses toda América fotografiando hoteles, apartamentos y otros lugares que pudieran servir de referencia. Fotografió cientos de sitios y, basándose en esas fotografías, elegimos las que nos gustaron, y entonces los dibujantes realizaron los dibujos de trabajo sobre esas fotografías, pero conservando la escala exacta». (…) Todos los detalles del decorado están fielmente copiados de edificios e interiores auténticos. El exterior del hotel Overlook está basado en un hotel de Colorado, y los interiores, de muchos sitios distintos, son todos existentes. El retrete rojo y blanco, por ejemplo, donde Jack habla con el camarero Grady, que le ha tirado una bebida encima, es un retrete construido por Frank Lloyd Wright, que mi director artístico encontró en un hotel de Phoenix (Arizona) (2). La fachada principal, por su parte, se inspiraba en un complejo turístico llamado Timberline Hotel, en las montañas de Oregón, del que también se reconstruyó un gran interior con la recepción y un gran circuito de corredores, escaleras y salas de doble nivel. Otro punto importante fue el laberinto que, en su forma estival, se construyó en los viejos estudios de la MGM en Borehamwood. En cambio, para las escenas invernales fue desmontado y reconstruido en el plató núm.1 de los estudios EMI, en las afueras de Londres, donde la nieve fue simulada con sal y espuma Styrofoam aplicada sobre las ramas de pino que cubrían las paredes laterales. En su afán por disponer de los últimos adelantos técnicos, a través de Ed Di Giulio, quien ya había adaptado los objetivos Zeiss a una cámara convencional para el rodaje de los célebres interiores de Barry Lyndon, Kubrick consiguió paralelamente la posibilidad de experimentar los recursos de la »Steadicam » en ese escenario convertido en un campo de pruebas para esa nueva cámara de brazo articulado capaz de recorrer, transportada por su operador Garret Brown, los vericuetos del decorado, ya fuera siguiendo al pequeño protagonista por los pasillos del hotel que éste recorre en un coche de pedales, ascendiendo las escaleras tras la confrontación entre Wendy -armada con un bate de béisbol- y su marido o a través de las nevadas paredes del citado laberinto (3). Finalmente, justo después de un año que Shelley Duvall fuera convocada, el rodaje se inició el 2 de mayo de 1978. Se habían previsto 17 semanas de rodaje, pero se prolongaron a 27 debido a las molestias que Jack Nicholson sufría en su espalda y los once millones de dólares inicialmente previstos para la producción aumentaron hasta cerca de veinte. Por lo tanto, desde mayo de 1978 hasta abril de 1979, Kubrick mantuvo cerrados y en secreto los decorados utilizados durante ese largo rodaje al que después siguió un no menos extenso período de postproducción, que finalizó poco antes del estreno del film durante el verano de 1980. Sobre el resultado de la adaptación, Stephen King no ocultó sus discrepancias en relación al film y una muestra de sus declaraciones se encuentra reproducida en el apartado sobre » Kubrick y sus colaboradores». Diane Johnson, la coguionista, se limitó a afirmar que »los cambios que hicimos no fueron muy importantes. Quizá excepto en el montaje, donde Kubrick cortó algunas escenas del principio que habíamos decidido conservar, escenas de la vida doméstica, con la familia descubriendo el hotel… O también los insectos, las abejas (creo que había abejas en el libro) y pequeños trucos como ésos, para asustar, fueron sacrificados. (…)Aquello que interesaba a Kubrick era asustar a la gente actuando simplemente sobre el espíritu, sobre las emociones que despierta el grupo familiar.»(4) Una vez más, por lo tanto, la operación del cineasta consistía en trasladar una serie de elementos ajenos a un discurso propio que volvía a traspasar la mera brillantez formal para penetrar en un diabólico juego de anticipaciones dramáticas, referencias mitológicas o autocitas a un universo cada vez más autosuficiente. De acuerdo con la secuencia temporal y espacial que plantea, El Resplandor propone -ante todo- un juego de anillos concéntricos donde- en una estructura similar a la de Lolita- cada uno de ellos anticipa elementos de los siguientes. Unos rótulos dividen el film en diversos segmentos que, inicialmente son meramente coyunturales »La entrevista», y »Día de Cierre»- posteriormente entran en una dinámica cronológica con un ritmo progresivo: empiezan con »Un mes más tarde», siguen con »Martes», »Jueves», »Sábado», »Lunes» y »Miércoles», y finalizan con »8 de la mañana» y »4pm». Simultáneamente, si las primeras imágenes están rodadas desde un helicóptero que sigue el trayecto de un coche en el que viajan los protagonistas, esa misma sensación de situaciones regidas desde una óptica superior se transmite a escenas como la que muestra a Jack mirando a Wendy y Danny caminando por el interior de la maqueta del laberinto, aquélla en la que el pequeño Danny juega con coches en miniatura por los dibujos de una inmensa moqueta o ese final donde el laberinto – un elemento incorporado por Kubrick para substituir el seto original de la novela donde una serie de animales tallados adquirían vida- vuelve a jugar un papel fundamental – desde el punto de vista dramático y mitológico- en la anulación de cualquier lógica de tiempo y espacio.

John Alcott DF

Revelándose como una atípica cinta dentro del género de terror, El resplandor rehuyó la oscuridad y la creación del miedo que proporcionan la explicitud visual y el sobresalto. A cambio, Alcott optó por una luminosidad potente, conseguida a través de los denominados «prácticos» (puntos de luz visibles en el encuadre como partes del decorado, generalmente en forma de lámparas) y una atmósfera que alterna la incertidumbre con la desviación de las imágenes de lo perceptible al subconsciente. Tan extraña fue la película en todos los sentidos que, además, consiguió zafarse de algunos movimientos de cámara predilectos del director, como el gran angular y el zoom.

Garret Brown y la Steadycam en El Resplandor

Garret Brown y la Steadycam en El Resplandor “Me llevaron a visitar rápidamente los decorados, incluido el monumental, en exteriores, del hotel Overlook y aquel, inmenso y complejo, de la sala Colorado, con su circuito de pasillos, escaleras y salas a dos niveles. Mi excitación aumentaba a medida que descubríamos un rincón detrás de otro, ya que cada recoveco inesperado ofrecía nuevas posibilidades a la Steadycam. Habíamos empezado a convenir que yo alquilaría una parte del equipo más sofisticado a Kubrick y que yo sólo estaría poco tiempo en Inglaterra, lo necesario para formar a un operador. Pero mientras deambulábamos, adquirí la convicción de que me encontraba ante una ocasión prácticamente única. Kubrick no hablaba sólo de planos de cascadas y escaleras. Pretendía utilizar la Steadycam tal como había sido concebida, como un instrumento que permite situar el objetivo en el lugar y en el momento deseados, sin los límites habituales de la dolly y de la grúa.  “El decorado de la cocina era gigantesco, con pasos que serpenteaban entre los hornos y las neveras. Los decorados del apartamento eran maravillosamente exiguos. La suite 237 era elegante e inquietante. El hotel Overlook se convertía, en sí mismo, en un laberinto. Lugares con una desproporción absurda para los actores que, sin embargo, acababan por ofrecer una impresión de claustrofobia. Eran decorados fabulosos para una cámara móvil. Uno de los planos del que más se ha hablado es la extraña secuencia en la que se sigue a Danny pedaleando a gran velocidad por los pasillos sobre su cochecito de plástico. El sonido es ensordecedor cuando corre sobre el parquet para apagarse bruscamente cuando atraviesa una alfombra. El objetivo debía encontrarse a algunos centímetros por encima del suelo y desplazarse rápidamente muy cerca del vehículo, delante o detrás de él. “Intenté hacerlo andando, pero después de una toma de tres minutos estaba tan exhausto que hubiera sido incapaz de dar las instrucciones para mi entierro. Además, a esa velocidad, casi no podía acercar el objetivo a menos de 45 cm del suelo. Decidimos montar la Steadycam sobre el sillón con ruedas Ron Ford, prototipo que Stanley había contribuido a crear unos años antes y que todavía tenía a su disposición. Se trata de un aparato muy útil. Se puede desplazar en todas direcciones y el asiento se puede mover según las exigencias del plano (…). Así estábamos equipados para desplazar suavemente la cámara sobre las alfombras y sobre el suelo a gran velocidad y a cualquier altura, hasta algunos centímetros del suelo. El resultado, como se puede ver, es espectacular”.

Garret Brown, »The Shining and the Steadicam », American Cinematographer, Hollywood, agosto 1980
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