Entre luces neorrealistas: Giuseppe Rotunno

 

Entre luces neorrealistas, ENTREVISTA A GIUSEPPE ROTUNNO EXCLUSIVA LA MOVIOLA

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Entrevista Exclusiva Por Diana Ovalle
Corresponsal La Moviola Roma (Italia)

 

Sobre la vision

La visión es un esquema que posee el hombre y que le da la posibilidad de actuar sobre el mundo en relación a aquello que lo rodea, desde el dato físico, al dato ideal.

Es un acto activo-pasivo, de esta composición está hecha nuestra visión, recogiendo y dando información en y al terreno en el cual vivimos; es una actividad humana como la respiración, vive, palpita… alimenta la bodega de las ideas.

A través de este filtro se delimita un espacio, la dimensión propia y del otro, se reconfigura un equilibrio en el abismo del oscuro; rayo luminoso que proyecta y absorbe luz. Esta abstracción es la sugerencia de la forma como idea que se imprime, dejando del impacto la huella de una experiencia.

Sustento esta introducción como base de un principio neto, con el fin de localizar no solo un diccionario de lo que se puede incluir como imagen, sino el puro acto reciproco de la visión en cuanto imagen.

“Imágenes en movimiento entre luces neorrealistas, ” es el inicio para contar la persona y el director de fotografía Giuseppe Rotunno detrás de la camara de cine en los años del neorrealismo italiano, el cine de los años 50′ y 60′ en Italia con Federico Fellini ( Satyricon 1969, Amarcord 1974, La ciudad de las mujeres 1980) , Luchino Visconti (Rocco y sus hermanos 1960, El gatopardo 1963)); el viaje que atraviesa fronteras con el cine de Stanley Kramer ( On the Beach 1959) , Mike Nichols ( Carnal Knowledge 1971) Bob Fosse (All that Jazz 1979) y Terry Gilliam ( Las Aventuras del Barón Munchaussen 1979), entre otros; narrando en primera persona una historia humana y profesional que se tocan por los lados como espejos de un misma escultura.

Arquitecto de las luces como puede sintetizar muy bien una monografía dedicada al director de fotografía Giuseppe Rotunno que en esta ocasión encontramos directamente dejando por escrito la siguiente entrevista llevada a cabo el 15 de Junio del 2007.

Es entonces con el cine y la fotografía que encontramos estas manos que actuaron imprimiendo luces sobre ideas y sentimientos. Giuseppe Rotunno, nace el 23 de Enero del 1923 en el barrio del Borgo de San Pietro, Roma

DO. Sobre el inicio en el cine y la fotografía

Al cine entre por necesidad de trabajo después de que mi padre falleció. La fotografía me atrajo desde muchacho cuando las veía expuestas en las vitrinas de un negocio que se llamaba «Foto arte Carnevali», se encontraba en la calle donde vivía; veía la dilatación de los rostros, los retratos embelesados con el retoque, atraían mi atención cada vez que pasaba por delante de esos cuadros..

A los 17 años entre como aprendiz a trabajar en el estudio fotográfico de los hermanos Bragaglia dentro de Cinecittà, (los que hicieron el libro sobre el foto dinamismo); Arturo Bragaglia era el que manejaba el laboratorio y yo era su ayudante realizando los trabajos más sencillos… cortaba las películas, controlaba los químicos y cosas de este tipo; el laboratorio hacia todo tipo de fotos entre retratos, fotos de escena etc., y yo rápidamente hice un curso hasta poder tener en mis manos una Leica, era una cámara fotográfica que Bragaglia, visto mi pasión y mi voluntad, me prestaba el sábado y el domingo, y yo cuando salía de Cinecittà era libre de hacer las fotos como yo quería, así mismo me iba por Roma el fin de semana con la Leica haciendo fotografías y cuando no tenía la cámara instintivamente miraba el panorama y lo encuadraba con las manos, le daba esos límites al campo visivo… hacia lo que veía en Cinecittà…. Entonces en el laboratorio ver por primera vez como la imagen bajo los químicos emergía era algo muy especial, era sorprendente, mágico.

Después de algunos meses (de marzo a junio del 1940) Arturo me aconsejo y sostuvo mi pasaje del laboratorio fotográfico a la unidad de operadores de la cinecàmara en Cinecittà donde hice mi recorrido de aprendizaje en todos los roles como ayudante del operador de la cinecàmara hasta salir con la troupe de Roberto Rosselini para girar “L’uomo della croce” al norte de Roma en el 1942, donde por primera vez puse el ojo dentro del hueco de la cinecàmara durante un momento del rodaje, porque había hecho un filtro grande para poner a una ventana; necesitábamos un efecto noche, bajo exponiendo la luz externa tantas veces hasta obtener la luz lunar … dentro la casa no teníamos aparatos eléctricos que iluminaran el interior.. por esto bajo estas condiciones con el filtro en la ventana la absorción de la luz externa diurna se filtraba allí.. y así mismo poniendo tantas gelatinas coloradas sobrepuestas, una roja, una verde, había logrado el efecto que se deseaba , el efecto de la luz lunar, haciéndolas muy bien que no se vieran los ajustes del material… el resultado fue optimo y Rossellini reconociendo con gran espíritu mi trabajo de las tres cinecámaras que disponía para las escenas de batalla una la asigno a mí.

En este mismo año, por la edad, fui reclutado en el ejército italiano por la guerra que ahora en Europa se desprendía. Rossellini me acompaño a la estación del tren para despedirme y saludándonos me dijo que me convertiría en un gran director de la fotografía.

LA VIDA MILITAR

GR: Fueron 33 meses de vida militar bajo el Stato Maggiore del Regio Ejercito. En ese momento con el grupo en el que me encontraba yo era el único que sabía manejar una cámara fotográfica … pues conocía las máquinas y todo lo que podía servir para trabajar la fotografía, por ello me asignaron una unidad, y allí conocí a Michele Gandin, con el cual trabaje para el ejército como documentalista y reportero, el hacia la dirección de los trabajos… comenzamos en Verona a hacer documentales donde había una gran zona militar italiana, luego seguimos por Grecia siguiendo las costas para ver las condiciones de defensa en Grecia .. un trabajo sin interrupción de documentales.. en mi mano siempre tenía películas, cámara fotográfica y la cinecámara, entre ello también un laboratorio de impresión portátil, un camión con las cinecàmaras y el laboratorio, todo lo necesario para poder trabajar las fotografías. Con Michele Gandin realizamos documentales importantes en Grecia sobre distintos lugares como Maratona.

DO: Sobre su posición como fotografo-reporter dentro del escenario entre, guerra-batallas, que reacciones le suscito tal experiencia?

GR: Allí tenía que ser muy veloz. Los eventos eran instantáneos, sucedían y yo tenía que estar listo para todo. Capturar, recoger, voltearme y una cosa detrás de la otra era correr detrás de los eventos, en un segundo capturaba, en el otro cambiaba película, todo sucedía allí, en el momento, por ello tenía que estar listo y ser muy veloz.

DO. Llega el momento culmine donde se encuentra en Cefalonia en el 1943 con Michele Gandin. Mussolini cae el 8 septiembre de 1943 con el armisticio, las fuerzas italianas cesan la guerra y el ex-aliado alemán se convierte en enemigo, esta misma noche se discute sobre la posición del ejército italiano que cubre esta zona y que no sabe cómo ponerse de frente al nuevo enemigo el cual lo presiona por una decisión que conducirá a la batalla en Cefalonia.

GR: En ese momento huimos con Michele Gandin y poco después fuimos capturados por las fuerzas nazistas que nos llevarán al campo de concentración en la región del Westfalen- Alemania, primero en un pueblo llamado Hattingen donde poniéndonos en fila fuimos separados ya que la selección de los grupos era uno a la derecha el siguiente a la izquierda y así sucesivamente yo resulte en una parte y él en la otra, durante la prisión fui trasladado a un segundo campo de concentración en Witten, sobre el rio Ruhr donde fui liberado el 11 de Abril del 1945 por soldados de una compañía USA..

LA GUERRA

DO: 18 meses prisionero de la fuerza nazista…

GR: En el libro «Se questo è un uomo», narro la experiencia de un sobreviviente al campo de concentración.

DO. (Girando el eje de los acontecimientos, escucho en una entrevista hecha a Roberto Rossellini la siguiente afirmación: «Nuestra labor era un acto moral, para el pueblo.., un servicio para la comunidad»).

AÑOS DE FORMACION

DO: De regreso en Italia…

GR: Cuando regrese a Italia, continúe mi experiencia como fotógrafo en el cine. y allí me di cuenta que el cine estaba adquiriendo una nueva forma y que estábamos dejando a un lado el cine de los «teléfonos blancos» que era el cine del régimen, y entre las nuevas experiencias se descubría un cine independiente. Cinecittà y sus estudios fueron ocupados por los nazis, y luego fue el refugio de la gente que quedó sin casa y maltratada.
No había muchos materiales para hacer cine y los que encontrábamos eran en pésimas condiciones, buscábamos entre los mercados de Porta Portese películas para poder rodar, y arreglábamos lo que había con la mejor disposición para realizar los trabajos bien… era material muy importante para poder hacer lo que después fue llamado mundialmente como cine neorrealista.

DO: Su debut como director de fotografía se presenta con «Pane, amore e…» (1959 de Dino Risi).

GR: Si, aunque antes de este trabajo, seguí la troupe de la película «Senso» (1954) de Luchino Visconti como operador de la cinecámara y para las últimas escenas la fotografía siguió bajo mi dirección por la muerte imprevista del director de fotografía Aldo Graziati. Entre las últimas escenas realicé la del fusilamiento del Teniente Mahler.

DO: Con Luchino Visconti se abrirá un panorama de continuo trabajo.. “Le notti bianche» 1957 , «Rocco e i suoi fratelli» 1960, «Il gattopardo»1963 …

GR: Con Luchino Visconti trabajamos intensamente, él buscaba una mezcla entre teatro y cinema, hasta fundirse en uno solo. «Le Notti Bianche» fue una película rodada en Cinecittà, el teatro permite manipular la luz y todo los elementos en modo autónomo, allí construíamos los elementos del film ficticiamente como la niebla, fusionando elementos escenográficos con la luz…

GR: Con «El Gatopardo» ha valorizado la puesta en escena hasta lograr suscitar el ambiente tal y como era. La iluminación era un elemento muy importante porque buscábamos adaptar la imagen a la idea fiel del ambiente, era una reconstrucción histórica y así mismo con la unidad de vestuario y escenografía trabajamos juntos, sea en las locaciones o en los teatros. Visconti deseaba una realidad extrema.

DO. Estamos en los años 60′ y de Luchino Visconti a Federico Fellini pasa con «Tre passi nel delirio” (“Historias Extraordinarias” adaptación de Edgar Allan Poe a tres manos) Cinecittà vuelve a ser el punto de contacto para la industria cinematográfica. Es interesante el dialogo alterno con el cine de Visconti y el trabajo de Federico Fellini

GR: Si eran opuestos, yo entiendo la fotografía no solo como bonita sino funcional a la historia…este es para mí un principio.

DO: Como preparaba las películas con Federico Fellini

GR. Preparar las películas con Fellini, era salir con él, visitar su querida Rímini donde te hacia conocer los personajes de su infancia que habitaban allí, los lugares que recorría en su memoria, abría un diálogo sobre él y lo que lo circundaba, yo iba preparado para tomar apuntes con la cámara fotográfica y con la libreta, toda esta información era útil, eran sugerencias de lo que él buscaba para el film, y todo entraba como apunte para encuadrar las necesidades de la historia, entender los personajes, los lugares, y sus historias me suscitaban la idea para poder focalizar el ambiente y la l

DO: Y el trabajo en el set ¿cómo se desarrollaba?

GR. En el set Federico sobretodo odiaba tener guiones… y aunque si demostraba que no tenía nada, en realidad el guión lo escondía, prefería seguir todo sin nada más que la idea en su cabeza. pero era imposible que no se apoyara un poco en el guión en medio a lo que construía.
Es muy particular la experiencia de los actores cuando olvidaban lo que tenían que decir, en ese momento Fellini les decía: cuenta hasta 20 o hasta 100, según el tiempo de la escena, y así sucedía.

Amaba el teatro de prosa, porque podía tener pleno control de los actores y de todo el resto; con el grupo de fotografía estábamos siempre listos para cambiar porque no le gustaba tener las cosas fijas, le gustaba modificar, pasar de un lado a otro por ello mi predisposicion: «estoy listo para cambiar».

DO. El artificio y la luz…con Fellini

GR. La ficción para Fellini era muy importante, tenía miedo que no se viera ficticio el paisaje o los elementos del film, en «E la nave va» (1983), recuerdo de haber cogido una manguera para crear las olas que se estrellaban con el barco, y cuando me vio me dijo: Pepino no piensas que se ve muy real? , yo reí y le dije: Federico, más ficticio de esto no se puede. Esta era la idea de Fellini, si notas las imágenes entre los mares de plástico y demás, nada de ello sugería la realidad, pues era siempre modificada.

DO: En un libro dedicado al Director de Fotografía Giuseppe Rotunno, “l’architettura della luce” SNC Roma 2002. Extraigo un pequeño fragmento sobre el mismo director de la fotografía y la luz.

“Me gusta pensar que debemos crear un puente entre la pantalla y el público y es a través de la luz que se introduce el público dentro a una historia, es a través de la luz que se narran hechos, emociones exteriores e interiores, porque la cinecàmara logra fotografiar aquello que el personaje tiene dentro.

Las luces y las sombras son el alma de la fotografía cinematográfica, se nece-sita estar atentos a su dosis, por cada luz que se enciende hay una sombra que aparece”.

Y entonces me alejo con miles de imágenes en mi cabeza, me parece increíble que uno de los más grandes directores de fotografía del mundo hubiera estado conmigo entrando en sus propios recuerdos…

Publicado en La Moviola

 1- Rotunno y Fellini3 rotunno y fellini5 pelicula El gastopardo de L. Visconti
     Rotunnuo y Fellini              Rotunno y Fellini           El garopardo de Visconti
 4 Rotunno y Frllini8 Pel. all that jazz9 casanova-de-federico-fellini
       Rotunno y Fellini          All that jazz de Bob Fosse   Casanova de F. Felini
6 pel. Amarcord de F. Fellini7 pelicula Fellini Roma
   Amarcord de  F. Fellini           Roma de F. Fellini

Fotografia de «Hijos nuestros»


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ENTERÁTE CÓMO SE HIZO LA FOTOGRAFÍA DE “HIJOS NUESTROS”

La historia de Hijos Nuestros, guionada y dirigida en conjunto por Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez, narra el periplo de Hugo Pelosi (interpretado por Carlos Portaluppi), un ex jugador de fútbol e hincha fanático de San Lorenzo devenido taxista luego de que una lesión lo marginara de las canchas, y al que los años y los kilos se le vinieron encima. Un encuentro fortuito con Silvia (Ana Katz), una pasajera, y su hijo Julián (Valentín Greco), de once años y que juega al fútbol en torneos barriales, le abre la posibilidad de darle un volantazo a la vida apática que lleva.

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Por Pablo Parra (ADF)

La génesis

El proyecto llegó hasta mí a través de la convocatoria de Juan, con quien habíamos coincidido en un rodaje en 2011 y en cuyas pausas charlamos bastante de nuestras preferencias cinematográficas y formas de encarar el trabajo. Surgió una afinidad y tres años después recibí su llamado convocándome a tener una reunión junto a Nicolás por la película. En esa primera charla hablamos del proyecto en general, el cual ya había ganado el concurso de óperas primas del INCAA y contaba con los recursos mínimos para realizarse, y también sobre algunas ideas visuales que ellos estaban barajando para la película, invitándome también a hacer los aportes que se me ocurrieran. En reuniones posteriores fuimos poco a poco dándole forma a la imagen de la película.

Ya desde el principio la intención fue contar la historia siempre desde el punto de vista de Hugo y en locaciones reales, con una cámara muy cercana que lo acompañara en todo momento, y dándole una cierta preeminencia al plano secuencia. Otra pauta importante que nos propusimos fue lograr distinguir claramente el entorno de la casa de Hugo del de la casa de Silvia a través del tratamiento del contraste y de la paleta de colores de la luz. En general nos inclinaríamos por un naturalismo en la iluminación, pero no un naturalismo a rajatabla sino uno que pudiéramos “forzar” a ser más expresivo en ciertas situaciones, como las noches en la casa de Hugo.

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La pre y el rodaje

Tuvimos la oportunidad de hacer una suerte de ensayo general como equipo rodando antes un cortometraje, El Dorado de Ford, para Historias Breves 10, lo cual nos permitió a todos ganar confianza, establecer lazos fuertes y probar dinámicas de trabajo para encarar el largo.

Ya inmersos en la pre y abocados a cerrar el equipamiento con el que concretar las ideas visuales charladas antes sugerí plasmar la propuesta de la “cámara acompañante” de Hugo vía el uso de focales cortas y la cámara en mano, al menos hasta casi el final, donde una situación que atraviesa el protagonista precipita un abordaje de cámara distinto. El 24mm de la valija de Carl Zeiss ZF 2.1 se convertiría en el lente por default para casi toda la película, y el easy-rig en el accesorio más utilizado, dada la preeminencia de planos secuencias planteados. Desde el inicio se sabía también que una gran parte de la historia transcurriría dentro del taxi de Hugo, el protagonista. El vehículo es importantísimo en la trama porque es el entorno en el que Hugo desarrolla su cotidianeidad, es casi como una proyección de su cuerpo y la marca de identidad más fuerte del personaje a lo largo del film. Nos decidimos entonces por un paquete decámara RED EPIC, cuyo tamaño nos convenía mucho para trabajar en el reducido espacio interior del taxi y que tenía un peso amigable para encarar los planos largos. Esto ya había tenido oportunidad de comprobarlo bien en 2 un largometraje que había fotografiado el año anterior, Zanahoria, el cual transcurría también en gran parte dentro de automóviles.

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Dentro del taxi necesitaríamos mucha versatilidad con la cámara: debíamos poder panear, tiltear y hasta hacer travelings-in dentro con cierta libertad, todo ello mientras el auto se movía, y sin perder nunca la sensación de cámara en mano pero buscando a la vez que esta fuera prolija. Para resolver este planteo fue vital la colaboración del grip Darío Gugliotta, que hizo un trabajo excelente. Darío desarrolló un sistema muy práctico de cuerdas flexibles para suspender la cámara y que le permitía toda la movilidad necesaria, incluidos los travelings, a la vez que le sustraía la mayoría de los movimentos bruscos y desprolijos. Me dio la facilidad de manejar de manera muy fina el encuadre sin tener que soportar todo el peso del equipo, y ello nos animó a explorar y acentuar todas las sutilezas que fue brindando Carlos Portaluppi en su actuación: a medida que avanzábamos nos fuimos permitiendo acercarnos cada vez más a su rostro. Los primeros planos de Portaluppi en la película sin duda sugieren todo el recorrido de su personaje, todo el peso de los años de frustraciones que carga sobre sus espaldas.

El mismo Carlos fue quien manejó verdaderamente el taxi en todas sus escenas allí, ya que no tuvimos la posibilidad de contar con un cámara car. Su compromiso con la película fue realmente del cien por cien, y trabajar con él, tanto como con Ana Katz y Valentín Greco, fue un verdadero placer porque además de ser excelentes actores fueron en todo momento muy solidarios con el equipo técnico. Para rodar las escenas diurnas en el auto armábamos un itinerario procurando mantener siempre el sol de contraluz, aunque no lo pudimos lograr en todas las escenas. Allí el sistema HDR de la EPIC demostró ser una ayuda importante para manejar las diferencias extremas de exposición entre interior y exterior. Para las escenas nocturnas manejamos también itinerarios según la temperatura de color dominante que queríamos para los fondos. Actualmente en el alumbrado público nocturno de Buenos Aires nos podemos encontrar con mercurios de dominante verde, sodios de dominante ámbar o LEDs más fríos, lo que representa una diversidad muy interesante para explorar. Para los interiores del auto por la noche nos servimos de cintas de LEDs de temperatura de color y ángulo muy específicos que elegimos en la pre junto al gaffer Matías Lanatta de un amplio catálogo que él trajo, y que íbamos disponiendo según el encuadre donde más nos convenía.

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La labor de Matías fue muy importante no sólo por el aporte creativo, sino también por la organización logística impecable y prolija que logró en una película que fue muy demandante, rodada de punta a punta en locaciones reales, a veces con varios traslados en una misma jornada. Fue una tranquilidad contar con él y con Manuel Juncker, su eléctrico de cabecera, Fabio Rodríguez como reemplazo y refuerzo en algunas jornadas y Joaquín Lucesoli como meritorio.

Para el diario devenir de Hugo fuera del taxi nos servimos también de la cámara en mano, casi siempre montada sobre un easy-rig. Se coreografiaron varios planos secuencia a lo largo de toda la película, con mayor y menor recorrido, en interiores y exteriores. Allí la labor deJulia Buratovich, la asistente de cámara, y de su segunda de cámara Camila Pozner fue invaluable. El trabajo con el foco fue muy fino, y Julia logró llevarlo a cabo en recorridos de mucha complejidad, todo dentro de los plazos de un plan muy exigente y ajustado.

En las dos locaciones más importantes de la película, la casa de Hugo y la casa de Silvia, se planteó para lograr la distinción entre esos espacios comentada más arriba un tratamiento diferente para cada uno. Se otorgó una calidez “otoñal” y una suavidad de contraste en la casa de Silvia vía el uso de la luz rebotada de 2 HMIs, uno de 2,5Kw y otro de 1,2Kw, filtrados con ½ CTO en una amplia tela blanca percal, todo desde el balcón, cuyo ventanal actuó como fuente principal en todas las escenas diurnas. Las cortinas de este ventanal, que el director de arte Ignacio Luppi eligió teniendo en cuenta la tonalidad a la que se quería llegar en el living de Silvia, tenían también un matiz cálido que se sumó al que brindaba el CTO, dando como resultado final la atmósfera que buscábamos. En la cocina utilizamos Kinoflos filtrados para obtener una calidez menor, casi neutra. En todo momento en la casa de Silvia la luz es siempre más envolvente. En la casa de Hugo por el contrario buscamos acentuar los contrastes, sobre todo en las escenas nocturnas, donde hay amplias zonas de penumbra. Allí utilizamos la luz directa de dedolights, y les dimos una dominante cálida pero optando por un filtraje de matiz más amarillo-verdoso, mucho menos “amable” que el de la casa de Silvia. Para las escenas diurnas en la casa de Hugo atenuamos el contraste pero siempre dejando un acento de luz directa fuerte, y con el matiz de color más frío que el blanco neutro.

Otra locación que Hugo frecuenta y donde hicimos varias escenas es el bar San Lorenzo. Intervinimos muy poco la luz fluorescente existente allí, reforzando con Kinos el área de las mesas donde los personajes se sientan a charlar y, apenas un poco de luz cálida directa desde el exterior, filtrada para dar un matiz de sodio ámbar, y que acentuamos ostensiblemente en la cena que comparte el trío protagónico. Siempre la presencia de Silvia y Julián le aporta un matiz extra de calidez a los entornos más fríos de Hugo; es una sensación que buscamos resaltar siempre que pudimos, procurando a la vez no ser demasiado ostensibles. Es la búsqueda de ese naturalismo forzado al que hacíamos mención más arriba.

Otra escena que nos dio pie para ejercer ese abordaje en la iluminación fue el la de la confirmación. Allí planteamos una leve sobreexposición en el personaje del obispo interpretado por Daniel Hendler y que lleva adelante la ceremonia. Tenía también sendos contraluces bastante altos, que pusimos para de algún modo resaltar su investidura religiosa.

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Para la secuencia de la prueba en San Lorenzo nos tocó un día de nubosidad leve y ello nos vino bien porque atenuó la dureza del sol directo sin eliminar del todo la direccionalidad de la luz. Allí planteamos una cobertura a dos cámaras: la EPIC sobre las gradas con un lente zoom Varotal 25-250 para capturar los planos abiertos, y una Canon5D libre para recorrer todo el borde del campo con un zoom 70-300mm, buscando exclusivamente planos cortos para inserts.

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Ya en el epílogo de la película un hecho que atraviesa el protagonista motiva un cambio en el planteo de cámara: se abandona el easy-rig para pasar a un uso estricto del trípode con cámara fija y focales más largas, favoreciendo un abordaje más tradicional de montaje por cortes en lugar del plano secuencia. La última toma larga es la del final de la película, que inmóvil sobre trípode toma al personaje de Hugo desde un plano general hasta un primerísimo primer plano. Allí volvimos a usar el Varotal, esta vez suplementado por un motor microforce para poder ir modificando la distancia focal a medida que Portaluppi se acercaba a la cámara. La toma se tiró muy poco antes de la caída del sol, con la intención de captar el alumbrado público que se encendía antes de que se hiciera de noche totalmente.

La postproducción

Una vez cerrado el montaje abordamos la etapa final de dosificación y conformado en SinSistema. Allí Bruno Fauceglia, una presencia clave en la organización de la postproducción y que realmente contribuyó muchísimo a la película en esta etapa, armó junto a la producción un cronograma para que junto al colorista Rodrigo Silvestri pudiésemos abordar la dosificación, mientras Nicolás Toler yPablo Herrera finiquitaban los efectos visuales. Todos hicieron un trabajo soberbio.

Con Rodrigo nos concentramos sobre todo en afinar el planteo de color propuesto en el set. Empezamos por la escenas nocturnas de Hugo en su casa con la prostituta y mirando la TV para llegar a una suerte de patrón a partir del cual acomodar todo el resto. Una vez que cerramos claramente el entorno de Hugo fue más fácil abordar el tratamiento del entorno de Silvia, que tendría como vimos un contraste menor y una paleta cálida más suave. Seguimos por la pizzería, donde reforzamos el matiz verdoso de los tubos, y fuimos completando luego secuencia por secuencia todo el resto. Dedicamos un tiempo importante a afinar los niveles del HDR en los interiores diurnos del auto, y por último llegamos también a hacer algunas pruebas de proyección con agregado de grano, una idea que finalmente descartamos.

El debut

La película tuvo su estreno en el marco de la Competencia Oficial Argentina del 30° Festival Internacional de Mar del Plata, donde las proyecciones en DCP fueron impecables, se ganaron dos premios importantes de los jurados paralelos y hubo una muy entusiasta recepción del público que dio pie a un boca a boca que llenó todas las funciones. Quedamos muy contentos e ilusionados con el camino que se iniciaba. Se trató de un proyecto verdaderamente muy estimulante y donde la producción de Georgina Baisch y Sazy Salim, que se preocuparon en todo momento por el equipo y por la película, fue ejemplar. Les agradezco enormemente a ellas y a los talentosísimosJuan Fernández y Nicolás Suárez por haberme convocado, y a todo el equipo técnico que me acompañó en la aventura. Hoy todos estamos orgullosos de Hijos Nuestros.

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Ficha técnica completa de Hijos Nuestros (Argentina, 2015)

Dirección: Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez. Dirección de fotografía y cámara: Pablo Parra. Foquista: Julia Buratovich.Segunda de cámara: Camila López Pozner. Grip: Darío Gugliotta. Gaffer: Matías Lanatta. Eléctrico: Manuel Juncker, Fabio Rodríguez (jornadas de reemplazo y refuerzo). Meritorio: Joaquín Lucesoli. Dosificación digital, VFX, conformado y DCP: SinSistema.Supervisión: Bruno Fauceglia. Colorista DaVinci: Rodrigo Silvestri. VFX: Nicolás Toler y Pablo Herrera.

 

 

Corto: «El inicio de Fabricio»

 

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SOBRE “EL INICIO DE FABRIZIO”, EL CORTO GANADOR DE GENERACIÓN K EN LA BERLINALE

Por Matías Iaccarino (ADF)

La 66 edición del Berlinale, uno de los festivales de cine más grandes y prestigiosos del mundo, se llevó a cabo en febrero de este año en Berlín. Entre los 400 títulos que se proyectaron, el cortometraje argentino El inicio de Fabrizio, de Mariano Biasin, resultó ganador del premio del jurado de la sección Generation K  que es una sección para chicos con la gran particularidad de contar con un jurado conformado por chicos. El director de fotografía a cargo del corto fue Sebastián Gallo.

foto 2¿Cómo fue la experiencia de proyectar el corto en Berlín?

MARIANO: Fue un premio en sí mismo. El marco del Festival imprime mucho respeto, cada función es presentada, los directores y actores tienen la posibilidad de hablar de sus trabajos. El público reaccionó de una manera increíble con nuestro corto. Pese a tratarse de una audiencia muy mezclada en edades y culturas, las risas sonaban a coro casi constantemente y eso fue muy gratificante para mí. El marco de la competencia también era de mucho prestigio, con trabajos muy sólidos desde lo estético, desde lo formal, y de contenidos muy diversos.

LUCAS: La experiencia en la Berlinale fue algo grandioso. Desde la primera proyección fuimos muy bien recibidos. Cada risa del público era algo muy emocionante. Para mí como actor, poder estar mezclado entre la audiencia y observar sus reacciones fue lo más valioso que me llevo del Festival. En nuestra sección había cortos muy buenos, de gran nivel y no teníamos tanta esperanza de poder ganar algún premio. El día de la ceremonia final fue el momento de más nerviosismo, porque estaban presentes todos los directores y algunos actores de todos los trabajos en competencia. Tuvimos la suerte de que eligieran nuestro corto como el mejor de Generation Kplus, recibiendo el Oso de Cristal, fue algo muy mágico. Un momento único que nunca me voy a poder olvidar en mi vida.

Lucas, vos sos Fabrizio, el protagonista de la historia, ¿cómo llegaste al proyecto?

LUCAS: Mi llegada al corto fue un poco accidental. Yo me enteré del proyecto después de un ensayo en mi Escuela de Comedia Musical. Me entregaron un folleto y me dijeron que enviara un mail para un cortometraje. Cuando estaban haciendo la preselección de chicos, a partir de las fotos que enviamos los interesados, yo había mandado una foto en la cual no se me distinguía el rostro, ni nada, porque estaba haciendo una comedia musical personificado de gato. No fui tenido en cuenta al no poder ver quién era, ni mi edad, ni mi cara.
Fue entonces cuando el director decidió enviarme un email pidiéndome una foto en la que se me pudiera ver. Al poco tiempo de enviarla, me avisaron que había quedado preseleccionado para un primer casting.
El día del primer casting yo estaba un poco nervioso, pero cuando llegué, me sentí muy cómodo y me pude tranquilizar y les pude dar una buena impresión a los chicos, que luego me seleccionaron para hacer el rol de Fabrizio.

MARIANO: Yo desde mi lugar, cuando vi la primera foto que envió Lucas, pese a que en equipo la habíamos casi descartado, yo había visto algo especial. Cuando lo conocí en persona hubo una conexión inmediata, no sé si de él conmigo, ya que creo que ni sabía que yo era el director. Pero yo me senté en el piso con un mate a escucharlo y observarle cada movimiento, y me di cuenta que Lucas me estaba mostrando a mi Fabrizio.
A partir de eso, y ya con el trabajo avanzado, formamos un vínculo de muchísima afinidad que colaboró mucho para que el trabajo fuera disfrutable, y que lograra el resultado que logró.
Y es un vínculo que transcendió el cortometraje porque hoy por hoy, y gracias a esta secuencia de sucesos azarosos, Lucas y yo somos grandes amigos, hermanos. Por eso disfruté muchísimo poder compartir el momento tan intenso de ganar un premio tan importante, tanto para mí como para él, estando juntos en Berlin.

¿Cuál fue la propuesta inicial para la Fotografía del cortometraje?

MARIANO: Mi idea era la de despojar de espacio y tiempo el cortometraje, de que se universalice un poco al punto de sentir que podría ser cualquier pueblo, en cualquier época. Si bien hay ciertas improntas naturales, no quería para nada enfatizarlas. A partir de la fotografía, mis ideas fueron las de trabajar con una cámara en mano prolija, que pueda sincronizarse con las sensaciones que sucedían en el cuadro. Pensar en una luz natural, con una pátina cálida y en clave alta, para acentuar un poco la ternura e inocencia de la historia. Mi idea era intentar mirarla a través de un cristal nostálgico, sin ser este demasiado notorio. La premisa también era la de contar con colores primarios (puntualmente en los terrenos en que la Fotografía se toca con el Arte y el Vestuario), pero sutilmente corridos de su tono absoluto: Que el rojo estuviera un poco “anaranjado”, que el azul se viera un poco “aturquesado” y el amarillo un tanto “mostaza”. Esa idea no surgió de una construcción intelectual, sino que fue tomando forma a la hora de buscar referencias y elegir texturas durante la preproducción.
Nos hubiera gustado, tanto a Sebastián como a mí, contar con lentes un poco más angulares para las situaciones grupales, o para ciertos planos que funcionan como “flashforward” durante algunas escenas, pero la realidad nos permitió contar con un 25mm como lente más angular, por lo que intentamos construir esta idea ingeniándonos encuadres que la sostuvieran.
Y sin dudas sabíamos que la propuesta de cámara “viva”, danzando con los personajes (la mayoría chicos) iba a requerir de un foco intuitivo. Es por eso que hago un apartado especial para mencionar a Martín “el Colo” Fisner en su mágica labor artesanal, soldado del cine, prócer de la nitidez.

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¿Qué cámara y lentes usaron? ¿Hicieron pruebas antes de empezar el rodaje?

MARIANO: Usamos una RED SCARLET, con unos lentes de fotografía LEICA. Fue un combo que se pensó mucho. La primer variable era la posibilidad real presupuestaria, que ya nos alejaba de la Alexa que proponía Sebastián Gallo (Director de Fotografía). Yo por mi lado tenía claro que quería capturar a 4K, para contar con la mayor resolución posible. También me gustaba la idea de grabar en RAW, para poder trabajar el color con mayor libertad, ya que tenía una propuesta tonal muy concreta. También me interesaba una imagen un poco añejada, alejada de la dureza del video, por eso aparecieron estos lentes que eran un poco vintage, y eso nos gustó.
Hicimos pruebas con F3, con Black Magic 4K, con una Sony (que no recuerdo bien cuál era, pero era la sucesora de la F3) y por último la RED SCARLET. Siento que la decisión fue acertada.

¿Cómo fue el trabajo en rodaje entre Director y Director de Fotografía?

MARIANO: El trabajo en el set junto a Sebastián Gallo fue de mucha fluidez. Nos conocemos mucho, hablamos mucho en la preproducción de lo que buscábamos, y coincidíamos naturalmente ante cada desafío que se presentaba. Además se dio que en la totalidad del rodaje no utilizamos monitor, por lo cual mi lugar era a un costado de Sebastián, trabajando en el set con los actores, y confiando completamente en sus ojos. Me considero un director muy quisquilloso de la imagen y la composición, pero una vez que definíamos el encuadre entre los dos, ya quedaba en sus manos. Esta circunstancia me ayudó mucho a concentrarme en los actores. No sé si es un sistema que elegiría nuevamente, pero en este caso creo que funcionó muy bien. Sólo fue posible por la conexión que tengo con Sebastián y la confianza y respeto que él me genera.
Pero como para describir el trabajo de set, la sensación que me viene a la mente es la de comunión total. Mucha coincidencia, sabíamos lo que buscábamos, yo disfruté mucho la tarea.

¿Cómo fue el trabajo de actor con el Director de Fotografía?

LUCAS: Fue un trabajo de mucho compañerismo. Nos ayudábamos mutuamente y nos entendimos muy bien desde el comienzo. Yo venía de un mundo (lenguaje) muy diferente, y la figura del Director de Fotografía me ayudó mucho a dosificar mis expresiones y acciones para que funcionaran bien en la pantalla de cine.

¿Cuáles fueron las principales diferencias entre trabajar en teatro y en cine.

LUCAS: En teatro, que es lo que yo estaba más acostumbrado a hacer, puntualmente el teatro musical, todo es muy expresivo, para que el espectador de la última fila pueda apreciarlo y comprenderlo. Pero en cine es totalmente diferente. El gesto más pequeño puede parecer enorme. Fue algo que en un principio me costó, pero que pude tomarle la mano.

En qué situaciones queda más afectada la labor del actor de cine en función de la Fotografía?

LUCAS: De mi parte no noté que la Fotografía afectara mi trabajo. Creo que siempre estuve acompañado, y no sentí que me limitara, sino todo lo contrario, que funcionaba como un apoyo para poder entrar en el mundo de lo que queríamos contar.

Considerás que la Fotografía es un punto fuerte del cortometraje? Por qué?

LUCAS: Sí. Creo que todos los planos están muy bien filmados. Que la Fotografía ayuda a que la historia no quede anclada a un lugar específico, sino que es bastante internacional. Creo que es uno de los puntos más fuertes que tiene el cortometraje. Por ejemplo en la escena del interior del coche, todo era muy delicado, muy cuidado, y eso ayudó a que la escena tuviera esa esencia.

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Vittorio Storaro: “Pasando de la Pelicula al Digital”

 

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                         Vittorio Storaro, ASC, AIC cruzando el puente hacia el digital

PASANDO DE LA PELÍCULA AL DIGITAL”, UNA ENTREVISTA CON

VITTORIO STORARO

Autor: Jon Fauer – 2015 // Traducción y adaptación: Carlos Wajsman
Café society se estrenó en el Festival de Cine de Cannes el 11 de mayo. Fue la primera película digital tanto para Woody Allen como para el DF Vittorio Storaro (ASC, AIC). Woody Allen ha dirigido 47 películas en negativo; Vittorio Storaro ha fotografiado 58 películas en negativo. Me encontré con Vittorio en Nueva York varias veces mientras hacía la corrección de color de Café Society en Technicolor Postworks. Vittorio es famoso por sus discusiones sobre cine, arte, estilo y simbología. Pero también es conocido por estar en la cumbre del proceso audiovisual en todos los niveles – artístico, digital y técnico – con el mayor de los conocimientos acerca de profundidad de bits, resolución, rango dinámico, el software DaVinci y el arte. Esto mantendrá a los lectores sentados en la punta de sus asientos.

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                     SONY F65 y Vittorio Storaro, ASC, AIC. Foto por Simone D’Arcangelo.

JON FAUER: Vittorio, ¿cómo encaró el reciente pasaje de película a digital con Woody Allen?

VITTORIO STORARO: Me encontré por primera vez con Woody Allen cuando estaba filmando Historias de Nueva York; yo fotografié el tramo dirigido por Francis F. Coppola. W. Allen y M. Scorsese dirigieron las otras dos partes, con los Directores de fotografía  Néstor Almendros y Sven Nykvist. Unos años más tarde, en 2000, Alfonso Arrau me convocó para hacer la fotografía de la película Picking up the Pieces, en la que W.Allen era el protagonista. En 2015 recibí un llamado de mi agente Paul Hook (ICM) desde Los Angeles; me dijo: “W.Allen está preparando una nueva película  y Darius Khondji – el director de fotografía de sus últimas cuatro películas – no está disponible. Woody me preguntó si estarías interesado en hacer ésta película” Le envié un mail Darius, para asegurarme de que se enterara a través mío del tema y le pregunté a Paul si era posible que yo leyera el tratamiento o el guión. “Me parece difícil discutir un proyecto sin saber nada sobre el mismo; necesito estar en condiciones de aportar algo desde el punto de vista visual a fin de justificar mi involucramiento en el proyecto”. Paul me respondió:  “Vittorio, es muy difícil que Woody acepte enviar un guión: insiste en mantenerlo prácticamente en secreto” Respondí: “Lo lamento y respeto mucho a Woody, pero necesito saber de qué se trata el guión. Cuando nos encontremos me gustaría estar en condiciones de llevarle algunas ideas acerca de la visualización de la historia”

FOTO 3                                 Estilo visual en el Bronx: cena con la familia Dorfman.

Entonces me enviaron el guión y me encantó desde el principio: era realmente una historia de Woody Allen. No solo eso: presentaba dos decorados fundamentales que necesitaban tener un estilo visual distintivo: el Bronx y Hollywood. Había allí dos temas visuales específicos a presentar, por lo que me resultó muy interesante. Había hecho hasta entonces 58 trabajos en película; la última fue Mahoma y durante tres años que invertí entre su preproducción, producción y post producción, fui viendo como la industria audiovisual cambió completamente, pasando prácticamente en un 100% a digital. Volé a Nueva York para encontrarme con Woody. Pasamos más de dos horas hablando del proyecto. Entonces le dije: “Woody, tu siempre has utilizado película, yo siempre he utilizado película, hasta ahora. Creo que ha llegado el momento de cambiar para que los dos y realizar el pasaje del fílmico al digital – porque el progreso es algo que no podemos detener. Podemos frenarlo o acelerarlo, pero es imposible detenerlo, solo  corremos detrás de algo – película y proceso fotoquímico – que sabemos que va a desaparecer.O podemos sumergirnos juntos en ese nuevo mundo digital y convertirlo en nuestro mundo; solo podemos mejorarlo si estamos dentro del proceso. No podemos criticarlo desde afuera; creo que es tiempo de adoptar la captura digital”. Entonces comenzamos a hablar sobre el tipo de cámara digital que podríamos utilizar; yo siempre había soñado en trabajar con una cámara digital que me permitiera, desde cero, utilizar el formato específico 2:1 que me había sugerido la pintura de Leonardo Da Vinci: “La última cena”. En el cine, yo llamo a ese aspecto “Univisium”.

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                                       Leonardo da Vinci “La última cena” 1495-98.

Cada vez que experimenté con formatos digitales a lo largo de los años – con resultados desalentadores – siempre había soñado con una cámara “ideal”. Había diversos elementos a satisfacer: si el negativo nos permite capturar por lo menos una profundidad de color de 16 bits, una cámara digital debería ser capaz de lo mismo, si no más. Y si escaneamos el negativo a 4K, 6K o 8K, una cámara digital debería ser capaz de brindar por lo menos una resolución de 4K. Entonces, descubrí que SONY había hecho una cámara llamada F65, que resultó lo más cercano posible a mis sueños. La “ventanilla” era casi perfecta, con una relación de captura cercana a 2:1. Hablando con SONY me recomendaron Panaligth Camera Rentals de Roma, donde pudimos probarla junto a mi asistente. Entonces cuando Woody me consultó por la cámara que me gustaría utilizar, le respondí: “Woody, me gustaría trabajar con la SONY F65. ¿Estás listo para zambullirnos juntos en el digital?” Y Woody respondió: “Hagámoslo”.

JON FAUER: ¿No tuvo que “torcerle el brazo” muy fuerte?

VITTORIO STORARO: No, el comprende la tecnología, pero estoy seguro que si le hubiera sugerido seguir trabajando con negativo hubiera estado igualmente feliz. Pero yo estaba listo, pensaba que era el momento de comenzar con el digital con la cámara SONY F65. Creo que ambos nos dimos cuenta de que esto ocurriría tarde o temprano. Una vez que percibió que yo estaba tan determinado a dar el paso, aceptó hacerlo juntos. Entonces le dije: “Woody, me gustaría que dispusiéramos de dos monitores SONY calibrados, uno para ti y uno para mí, para que puedas seguir la imagen a medida que la grabamos. Tendremos así una calidad similar a la imagen que será proyectada en la pantalla grande. Nunca más tendremos que sufrir un parpadeante video assist, con una imagen casi sin color y vagamente cercana al resultado final. En cambio, podremos ver exactamente lo que estamos haciendo, desde el principio hasta el final dispondremos del resultado final.”

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    Ethan Borsuk, primer asistente de cámara y Simone D’Arcangelo, DIT en una prueba de           cámara. Fotos y montajes de Vittorio Storaro salvo los expresamente aclarados.

JF: ¿Qué lentes utilizó?

VS: Utilicé los Cooke, lentes que siempre he amado. Organizamos las cámaras y los lentes en Panavision Nueva York y elegimos los Cooke S4 porque están fabricados para cine; necesito los mejores lentes disponibles a fin de registrar el movimiento plástico de la luz en cualquier tipo de imagen, desde las sombras más oscuras hasta las luces más brillantes y especialmente la penumbra – tal como la llamaba Leonardo. Recuerdo el primer día de pruebas de maquillaje y vestuario con los actores: preparé dos puestas de luz muy simples en el estudio y expliqué a Woody que sería posible ver los colores reales, el aspecto y el clima de cada escena en su monitor. Realmente quería encontrar un estilo fílmico para subrayar las diferentes partes de la historia, cada una de una manera muy específica, a fin de mantener un estilo cinematográfico general: el mío. Pero todo el mundo, especialmente el productor de campo, me previno: “Vittorio, no te sorprendas ni te ofendas porque Woody nunca mira el monitor. En realidad, ¿estás seguro de necesitar esos dos grandes monitores?” Respondí: “Para mí resulta indispensable, debo poder ver y controlar la imagen cuidadosamente mientras opero el control remoto y ajusto la apertura del diafragma con el control remoto inalámbrico. Por eso tengo de disponer de un monitor perfectamente calibrado”. Pero luego de terminar con la puesta de luces, realmente comprobé que Woody no había mirado nunca el monitor: miraba a los actores. Luego percibí en el monitor un detalle del color del vestuario en relación con el fondo que no me agradaba; entonces le dije a Woody si podía mostrárselo en el monitor. Volvimos a ensayar la escena, comprendió lo que le señalaba; entonces le dije: “Woody, ¿notaste que la calidad que estamos viendo es exactamente la misma que verás más tarde en la película terminada? Estamos viendo prácticamente los campeones mientras grabamos”. A partir de ese momento, cada día que llegaba al rodaje, preguntaba por su monitor. Nunca más dejó de mirar el monitor porque realmente le daba la oportunidad de visualizar exactamente cómo se vería la película –  tener ya durante el rodaje una imagen en un 80 o 90 % similar de lo que podríamos lograr, aún antes de la corrección de color.

JF: ¿Eso cambió la forma de dirigir de Woody Allen?

VS: No, siempre hablaba con los actores al inicio y el final de cada escena. El set era sumamente íntimo; no le gusta hacer demasiadas tomas. Cuando le pregunté si le gustaba mirar el monitor, me respondió: “Ahora sé exactamente lo que estás haciendo y lo que estamos haciendo. Para mí es lo mismo, no cambié nada en mi dirección de actores, así que me sentí muy cómodo”.

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                                      Steve Carell como agente en Hollywood.

JF: ¿Y para usted? ¿Cambió algo en la forma en que hace las cosas el poder visualizar el material a medida que se registra, en vez de tener que esperar al día siguiente para poder verlo?

VS: Esa experiencia anunció el fin de mi pequeña pesadilla, agonizando hasta ver cómo quedaría la imagen en la pantalla. Con los campeones en fílmico, debíamos esperar hasta el día siguiente, a veces hasta una semana después – dependiendo de cuán lejos estábamos del laboratorio. Con el digital, vemos directamente lo que vamos a poder lograr al mismo tiempo en que lo estamos pensando; es increíble. Estamos viendo la imagen y vemos exactamente lo que estás pensando en el momento. Podemos hacer cambios inmediatos, es una nueva vida. Quizás perdemos la inocencia: al movernos del fílmico al digital ganamos conciencia, estamos conscientes del tipo de imágenes que tenemos delante.  Es verdad que el director de fotografía era considerado en una época el único que tenía el conocimiento anticipado de cómo se vería la imagen final. Seamos honestos: el DF era el único que tenía la capacidad de predecir cómo se vería la imagen al día siguiente, después del proceso en el laboratorio. Había tantas cosas que podían cambiar; sin importar cuan vasto fuera tu experiencia, conocimiento o preparación técnica, siempre existía el desafío de que pasara algo diferente a lo esperado durante el revelado, el copiado o la corrección de color en el laboratorio. Sin importar cuanta experiencia o conocimiento de la técnica tuvieras, siempre persistía la duda, seguida por la gran emoción  – y el alivio – al ver la primera imagen proyectada en la pantalla.

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                                       Video HD “Arlecchino in Venice” (1983).

JF: ¿Ansiedad y pequeñas pesadillas?

VS: Con el digital desaparece la ansiedad, pero no significa que con el rodaje se termine el trabajo del DF. Le cuento un ejemplo de pequeña pesadilla y cómo hubiese ayudado el digital: en “Apocalipsis Now”, una noche estaba en el río, detrás del puente Do Long y de pronto, me di cuenta que no disponía de suficientes generadores y luminarias. Sólo teníamos 4 arcos y 1 generador. Era increíble: en esa época el negativo sólo tenía 100 ASA. Con el diseñador de producción Dean Tavoularis, se nos ocurrió colgar lamparitas a lo largo del puente y le pedimos a A.D.Flowers y Joe Lombardi, los chicos de efectos especiales, si podían organizar algunas explosiones por detrás del puente para recortar su silueta. Le pedí a los electricistas que movieran los arcos barriendo el puente ida y vuelta. Teníamos explosiones, los rayos de luz se movían, la cámara se movía: no había nada quieto. Pero el verdadero problema era cómo se vería la imagen cuando el material regresara del laboratorio: los campeones demoraban 2 semanas en volver de Technicolor Roma. Ni siquiera teníamos una grabadora de video. Aunque no tenía dudas sobre el concepto de la escena, ciertamente algunos temores  daban vuelta en mi cabeza. Si hubiéramos grabado en digital, probablemente no hubiese tenido ninguna duda.

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                     Kristen Stewart y Jesse Eisenberg en el Teatro Vista de Los Ángeles.

JF: ¿No más llamados intimidantes a las 3 de la mañana?

VS: Ni siquiera había un teléfono en el pueblito cerca de Pagsanjan. Ernesto Novelli, el colorista de Technicolor, me enviaba telegramas desde Roma para contarme cómo veía las condiciones del negativo. En esa época estábamos haciendo algo extremo: hacíamos un flashingprevio al negativo Kodak para reducir el contraste.

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                                     Apocalipsis Now” (1979) Charlie’s Village.

JF: El horror. Trabajando en digital, ¿se atreve a más probando cosas que probablemente no hubiese hecho con fílmico?

VS: Usualmente pruebo los extremos todo el tiempo, aun cuando era muy joven; probablemente era un poco presuntuoso. Pero todo el tiempo presiono para llegar al extremo y nunca me detengo porque no esté seguro. Trato de explorar lo desconocido…sin importar si es fílmico o digital.

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                                                  “Apocalipsis Now” El horror.

JF: No quiero comparar, pero ¿por qué eligió la F65 cuando más del 90% de las películas importantes se filman con otras cámaras?

VS: Quería librarme de la ciénaga de la baja resolución: creo que es absurdo trabajar en resoluciones inferiores a la del negativo. Rob Hummel me mostró por primera vez la cámara digital Dalsa, que ofrecía lo que yo tenía en mente: 4K, 16 bits, sin compresión y con una relación de aspecto de 2:1. Pero era simplemente un prototipo. La SONY F65 es la primera cámara digital que cumple con mis expectativas, pero es necesario que SONY crea más en la calidad que ofrece y debería prepararse para escuchar lo que tenemos para decir los directores de fotografía durante el uso de sus cámaras. No existe la cámara perfecta: la F65 es en mi opinión la mejor cámara digital de las que he utilizado hasta ahora, pero esto seguramente no se mantendrá de esta manera: aún existen muchas cosas que pueden ser ajustadas, modificadas, mejoradas. Ya envié una carta a SONY contándoles sobre esos temas.  Espero que todas las empresas fabricantes emprendan pasos similares, particularmente en 2 o 3 áreas importantes. Venimos de la película en un viaje que ya tiene 100 años. Cien años de historia. En mi última película con negativo, utilicé 4 emulsiones Kodak diferentes: dos para luz día y dos para luz de tungsteno. Eso me permitió disponer de una sensibilidad baja, 50 ASA, para la filmación en el desierto de día, donde el rango de información era lo más amplia posible. Para los interiores con luz día, tuve la posibilidad de utilizar 250 ASA para esas escenas. Cuando necesité filmar en estudio con luz artificial, dispuse del increíble rango y tonalidad del negativo de 200ASA. Y si filmaba por la noche, tenía el negativo de 500ASA. ¿Cómo es posible que todas las mejores cámaras digitales del mercado tengan solamente sensibilidades únicas, usualmente de 800 0 1250 ASA? Son muy sensibles, pero en la medida que la intensidad de la luz aumenta, pero nos obligan a utilizar filtros ND delante o detrás del lente. Sin ninguna duda, esos filtros pueden modificar el rango dinámico, el color y el contraste. No existe la posibilidad de incrementar o disminuir la sensibilidad de las cámaras sin modificar los niveles de ruido y/o contraste. Teníamos esa posibilidad cuando utilizábamos película. Por eso – en mi opinión – SONY, ARRI, RED o cualquier otro fabricante deberías ser capaces de producir una cámara que nos ofrezca por lo menos 3 sensores que el asistente de cámara pudiera cambiar – como se cambian los chasis de película. Deberíamos tener sensores con muy baja, media y alta sensibilidad.

Soy miembro de la Academia Italiana de Cine, la Academia Europea del Cine y de la Academia Americana del Cine. Todo el tiempo recibo avances de películas: la mayor parte del tiempo lo paso mirando imágenes ridículas, que no tienen nada que ver con la historia, la época o el mundo mágico de las artes visuales. Con la sensibilidad de las cámaras actuales se puede grabar prácticamente en cualquier locación y con cualquier tipo de luz. Pero el arte del cine no se trata de registrar la realidad en imágenes. El cine – como cualquier forma artística – es interpretación; la gran sensibilidad de las cámaras digitales puede resultar útil en casos específicos, pero también pueden destruir la mayoría de las películas. Hoy en día, muchos directores de fotografía simplemente llegan al decorado, encienden una lámpara de escritorio o utilizan la luz que entra por una ventana y eso es todo. Por esa razón, todas las películas se parecen y generalmente, el aspecto es muy mediocre.

JF: Muchos de nuestros colegas se quejan – tal como usted acaba de decir – de que tantas películas tienen el mismo aspecto y culpan a las cámaras o los lentes. Pero imagino que usted dirá que sigue siendo una cuestión de la iluminación y no de la cámara.

VS: Exactamente, como siempre ha sido. La luz es el elemento visual más importante, particularmente su equilibrio y la relación con las sombras.

JF: Cuéntenos un poco más acerca del trabajo con los datos y su DIT en ésta película.

VS: Convoqué a Simone D’Arcángelo, nuestro Técnico de Imagen Digital (TID – DIT) desde Italia, porque creo que el del DIT es un puesto muy importante que no es apreciado por todos, pero que puede ayudarnos a expresarnos mejor. Simone también me acompaña cuando hacemos el intermedio digital; fue mi alumno en L’Aquila y mí asistente de cámara por muchos años en las películas I, Don Giovanni,CaravaggioMahoma y muchos otros.

Ahora Simone se convirtió en DIT, una figura muy importante en el nuevo mundo digital. Pero al mismo tiempo, debemos ser muy cautelosos con sus consejos: recordemos que cuando Technicolor ganó el mercado del color en el cine, nos enviaban a su “supervisor” Technicolor, especialmente a Natalie Kalmus, que figura en los créditos de la mayoría de las películas Technicolor de 1934 a 1949.

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“I, Don Giovanni” (2009).

Y lo que ocurrió no fue siempre beneficioso: se suponía que eran expertos en el área de color, pero algunas veces, eran muy controladores, especialmente temerosos de las bajas luces, especialmente si el director de fotografía quería probar algo diferente. Recordemos las historias sobre Oswald Morris en “Moby Dick” y Moulin Rouge”, donde intentaron despedirlo porque hacía cosas diferentes a las que se esperaban. Prácticamente toda la industria antes del principio de los 70 – en mi opinión – tenía ese tipo de mentalidad. “El color es muy bueno para los westerns, para las comedias, para los musicales, pero no para el drama. Porque los colores no tienen buena lectura en las sombras” – decían – algo que no era necesariamente cierto. Miren el trabajo de Ernest Haller en “Lo que el viento se llevó” en 1939 o la fotografía de G.R.Aldo para Luchino Visconti en “Senso” en 1954. Hoy en día el DIT puede convertirse en una figura similar, haciendo sugestiones, consideraciones, consejos. O pueden intentar mantener todo en un rango específico y seguro.

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                                         “Caravaggio” 2006 y “Dinner at Emmaus”.

JF: ¿Cómo se protege entonces?

VS: Al principio escuchaba a Simone cuando me sugería que una luz estaba demasiado brillante, un área estaba demasiado oscura…en qué lugares estaba perdiendo información, etc. En un momento dado, le dije: “Simone, es muy importante que señales esas cosas y es importante que yo te escuche. Pero también resulta esencial que, una vez que conozca el rango y las posibilidades que me brinda el sistema, pueda ir más allá de los límites; de otra forma, estaría atascado, sin sentimientos, me sentiría “chato”. Necesito utilizar mi sensibilidad, mi creatividad para seguir la historia. La historia es como música: se mueve hacia arriba, hacia abajo continuamente. Debo poder seguir la emoción de la historia.” Resulta fundamental trabajar en rodaje con un DIT inteligente y debemos ser lo suficientemente fuertes para decir “No”. Creo que fue muy importante para Simeno estar presente en la sesión de Intermedio digital. Ver todos los “toques” finales en las tonalidades, los colores y la composición de las imágenes. Lo más importante es escuchar, oír, estar atento, tener en consideración y conocer el sistema – pero no dejarse empantanar por el sistema. Y no dejarse empantanar simplemente interpretando la información del instrumento. Llega el momento en que, como director de fotografía, debemos seguir la emoción de la historia y superar los límites del sistema con sabiduría.

JF: ¿Será esa la razón por la cual una cantidad de sus colegas dicen que aún prefieren el fílmico?

VS: No necesariamente. Por ejemplo, en un panel de discusión en Cameraimage en el que estuve, dije que para mí, la película era algo que estábamos perdiendo. Ed Lachman (Carol) dijo que él aún prefiere el fílmico por el grano, la información y aspecto. Yo le respondí: “Eddie, sos muy romántico. Vos te formaste – como yo – con el negativo; ambos venimos de la misma era, pero no olvides la historia de la imagen. Los humanos comenzaron hace mucho tiempo tratando de expresarse a través de dibujos pintados en las paredes de las cavernas. Luego utilizaron pequeñas piedras para hacer mosaicos. Después pintaron sobre madera, pintaron frescos sobre las paredes y luego sobre tela. Cuando comenzó la fotografía comenzaron trabajando sobre emulsiones en blanco y negro; después llegó el cine con la imagen en movimiento, llegó el sonido, después tuvimos el color, el 3D. Y ahora utilizamos el digital, es parte de la evolución de las cámaras y media.”  Al principio, la transición a un nuevo medio puede resultar muy diferente a lo que estamos acostumbrados y puede ser difícil. Debemos trabajar nuestra creatividad para realizar las mejores imágenes posibles con cualquier medio. La industria ha cambiado mucho: Technicolor cerró sus instalaciones en Roma, KODAK cerró sus oficinas, ya no podemos conseguir negativo y no queda nadie para revelarlo.

JF: Ya no es más una decisión artística sino que es logística. Pero aún quedan algunos que siguen comprometidos con la película: Tarantino, J.J.Abrams, Ed Lachman.

VS: Sí, me propusieran hoy hacer una película en blanco y negro diría: “No gracias, extrañaría el color”. Pero por supuesto cualquiera puede hacer lo que prefiera. Es una transición dificultosa, pero se trata del progreso. Aún Charles Chaplin continuó haciendo películas mudas después que se agregara el sonido. Cuando inventaron las películas parlantes, las cámaras no podían moverse fácilmente porque eran muy ruidosas y debían aislarse en un recipiente del tamaño de una cabina telefónica. Uno de los grandes poetas del siglo – el padre de Bernardo Bertolucci, Atilio Bertolucci – dijo: “Cuando el cine aprendió a hablar, perdió la poesía. El sine es fundamentalmente una forma de expresión visual”. En principio, cualquier tecnología nunca será mejor que la que viene a reemplazar. El progreso puede ser acelerado o retardado, pero nunca puede ser detenido.

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                                             “Giovinezza, giovinezza” (1968).

JF: Cuándo leyó el guión de Woody Allen ¿encontró que tenía suficiente “poesía” para mantenerlo interesado?

VS: Absolutamente. Primero, el guión está muy bien escrito; segundo, es sumamente personal, la historia de una familia judía. Se puede sentir como una real película de Woody Allen. Tercero, es una película de época, transcurre entre 1935-1940. Cuarto, tiene elementos geográficos – Bronx y Hollywood – que requieren aspectos distintos. Por lo tanto, encontré suficientes elementos que desarrollar y hacerlo muy interesante.

JF: Probablemente ha tenido discusiones en Cameraimage con colegas que dicen que las cámaras digitales son demasiado nítidas, demasiado duras.

VS: Ah, si eso es lo que dicen. Yo replico que cuando cambiamos el medio, debemos aprender o conocer la nueva tecnología y ésta no resultará necesariamente exactamente lo que esperábamos que fuera o a lo que estuviéramos acostumbrados. Debemos respetarla y tratar de comprender las diferencias: puede ser mejor o peor, pero probablemente sea mejor – aunque seguramente será diferente. Por eso debemos aprender a utilizarla. He escuchado comentarios tales como: “Se ve demasiado nítido, la profundidad de campo es demasiado grande…extrañamos el grano, las imágenes un poco indefinidas” Entonces respondo: “En ese caso pueden utilizar filtros difusores o agregar tramas…etc., etc…pero no esperen que puedan detener todo el sistema. Disponemos de herramientas para crear los estilos que necesitamos de acuerdo a la historia específica”. Creo que el elemento fundamental es el lenguaje de la luz, utilizando las relaciones apropiadas entre luces y sombras a fin de expresarnos perfectamente con cualquier material. Miren los distintos estilos que tuvo Woody Allen con Sven Nykvist, Gordon Willis, Carlos di Palma, Darius Khondji y yo mismo. Con un equipo similar, historias similares, el mismo director, cada uno de nosotros le agregó su propia sensibilidad y formas de ver para llevar el estilo de las películas por caminos diferentes. Es como un mismo director que trabaja con distintos actores: en mi opinión, debemos seguir nuestra creatividad en la búsqueda de un estilo específico para cada historia siguiendo nuestros propios puntos de vista.

JF: En el proyecto de Woody Allen ¿trabajo con el DIT en la corrección de la imagen durante el rodaje para visualizar el estilo que pretendía lograr?

VS: No; eso estaba en mi imaginación en 1983, cuando hicimos la primera prueba con la SONY HD; en ese momento pensaba que podía tener en el set a Ernesto Novelli, en vez de hacer la corrección luego en Technicolor. Hoy en día me doy cuenta que debo concentrarme en tener el mayor volumen de ideas que pueda y realizar el toque final después, en el laboratorio. Lo único que hicimos en Café Society fue establecer desde el principio cuatro estilos diferentes – manteniendo un “Super estilo” global. Como si fuera una sinfonía en cuatro movimientos.

  1. A) El Lunar Bronx, con la vida pobre de la familia judía.
  2. B) Sunny Hollywood, donde el personaje principal se muda a Los Angeles.
  3. C) Cuando el personaje principal retorna a Nueva York y se convierte en director de un nigth club, vemos el Nueva York de los ricos que van a cenar vestidos de gala.
  4. D) El final de la historia, en L.A y N.Y, donde las luces naturales y artificiales se influyen entre sí.

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                           Otto Dix “Mitteltafel des Triptyschons – Metropolis” 1928.

JF: Hablemos acerca de la composición y el estilo de la película.

VS: Woody y yo discutimos sobre los movimientos de cámara: él no sentía que sería apropiado un estilo moderno – el steadycam – para una película situada en 1935/40. Elegimos una aproximación clásica. El estilo se situó entre dos aspectos complementarios: uno para Nueva York y otro para Los Angeles. Pero por encima de las dos locaciones principales, toda la historia es narrada por una voz en off, la voz de Woody Allen. Sentí entonces que la narración de Woody correspondía a un período de tiempo y lugar diferentes, que requería de un estilo de cámara distinto. El narrador es prácticamente el personaje principal de la historia. Necesitaba su propio uso de descripciones y emociones. Propuse entonces utilizar el steadycam para las escenas descriptas por el narrador y Woody lo encontró interesante. Dije entonces: “Usualmente no me gusta utilizar el steadycam solamente para perseguir a alguien por las escaleras. Cuando el narrador describe algo sobre los distintos personajes o situaciones, necesitamos tener un movimiento de cámara diferente, algo con una sensibilidad emocional, más armónica”. Tal cual utilizamos el steadycam en La Traviata in Paris, con Garrett Brown y Valentin Monge, dos operadores de steadycam que lograron mover la cámara al ritmo dictado por la música; en nuestra película, las palabras del narrador deberían tener enCafé Society el mismo nivel emocional que la música de Giuseppe Verdi en La Traviata.

JF: ¿Lo llamaría “punto de vista”?

VS: No, se trataba de cubrir la escena siguiendo la descripción del narrador. A Woody le gustó la idea y Will Arnot fue nuestro maravilloso camarógrafo y operador de steadycam. Tiene la gran versatilidad para desempeñar ambos roles. Lo que me conmovió de su personalidad fue su dedicación para ser específico en sus elecciones y la voluntad para alcanzar la perfección en cada toma. Solía decirle: “Estás escribiendo con la cámara”.

JF: ¿Cómo encaró técnicamente el proyecto de Woody Allen?

VS: La película se capturó con una cámara digital. Mi ambición fue que la imagen no se viera como video. La sensibilidad básica de la F65 la consideré en 640ASA para luz día y 500ASA para tungsteno, aproximadamente los mismos índices que hubiera utilizado con negativo de alta sensibilidad. Hice lo mejor que pude utilizando el lenguaje de la luz de la misma forma que lo hubiese hecho con negativo, sin sentirme intimidado por los límites del digital. Cada escena tuvo su estilo propio de iluminación de acuerdo al estilo general de la historia global. Aunque la cámara tiene un sensor sumamente sensible, que me permitiría ver la imagen en cualquier decorado elegido, no utilicé nunca solamente la luz disponible en el lugar, sino que iluminé cada escena de forma de “escribir con luz” en mi propio estilo, utilizando imágenes que representaran lo que expresaban las palabras. Me gustó que tanto Cinelease tanto en LA cómo en NY, dispusieran del mismo equipamiento Iride Roma que utilizo normalmente en Europa. Me sentí muy cómodo utilizando su sistema Cinematography Ligthboard con todas luminarias conectadas a un sistema de reóstatos. Traté de establecer el clima del Bronx de 1935 para mostrar una pequeña familia apiñada en un departamento diminuto, con los colores sumamente de saturados. Luego saltamos a Hollywood, la tierra del sol, del calor. Cuando vean la película, les pido que se olviden que fue registrada en digital, simplemente miren la película. No necesitan saber – y con suerte no les importará – en qué sistema está capturada.

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                        Tamara de Lempicka “Portrait of the Marquis d’Afflito” (1925).

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                                             Edward Hopper “Summertime” (1943).

JF: ¿Dónde hizo la corrección de color?

VS: En Technicolor Postworks NY, con un colorista excepcional, Anthony Raffaele. Él estuvo con nosotros en LA y en NY, desde el principio al final. Eso es algo que realmente amo y es lo que hago habitualmente en Italia: trabajar con el mismo colorista en los campeones y luego para hacer el Intermedio Digital, siguiendo la película en su camino completo.

JF: ¿Utilizó los climas determinados en el pre producción para el Intermedio Digital?

VS: Sí, la estructura básica siguió mi idea original. Debo decir que traté de lograr lo máximo posible en el rodaje y en la post, simplemente me dediqué a refinar e ir un poquito más allá. No acuerdo con la idea de hacer cualquier cosa durante el rodaje y arreglarlo después en post producción. Prefiero establecer mi estilo desde el principio y mantenerlo durante todo el proceso. Por supuesto, puedo adaptarlo durante la pre producción, en el rodaje y elevar el estándar durante la post producción.

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                                                                Vonnie y Bobby.

JF: ¿Cuánto tiempo le llevó el Intermedio Digital?

VS: Hicimos un rollo por día; luego del 6to día, cuando terminamos la primera pasada, le pedí a Woody que viniera a ver la película completa a fin de escuchar sus impresiones, para luego aplicarlas en mi segunda revisión a fin de refinar todo. Mi sorpresa fue que me pidió – como lo hace usualmente en todas sus películas – ver la copia corregida sin sonido.  Le mencioné que yo siempre trabajaba el Intermedio Digital con sonido – aunque sea una banda sonora temporal – porque en los diálogos, en la música y particularmente, en el narrador, encuentro una gran cantidad de referencias y sentimientos del clima de la película, que son muy importantes para finalización de la imagen  y el sonido. Sintió que yo estaba un poco decepcionado, entonces me dijo: “Todo bien si preferís mostrarme la película con sonido, podemos verla con sonido” Pero yo comprendí sus razones y le respondí: “No, prefiero que lo hagas como estás acostumbrado a hacerlo, que te sientas cómodo. No te preocupes por mí, yo sé lo que debo hacer”.  No hablamos una palabra durante la proyección de toda la película, cuando terminó y se encendieron las luces, me comentó: “Me gustaron muchas partes de la película, pero hubo ciertas partes que me parecieron mejores en los campeones”. Me ha ocurrido algunas otras veces en las que un director viene a ver la película corregida y tiene una memoria particular sobre ciertas secuencias, que le resultan difíciles de ver con las mismas emociones: el paso del tiempo suele hacernos cosas interesantes respecto a la memoria. Sabiendo eso – bastante seguido durante la corrección de color – Anthony y yo hemos regresado a visualizar la misma imagen en los campeones, para comprobar que realmente hemos logrado una mejora o no. Le mencioné a Woody que no había problema en mostrarle cualquiera de las secuencias de las que recordaba como preferidas en los campeones. Una vez que hubo visto algunas de esas imágenes una detrás de otra, me comentó: “Ahora que he visto la diferencia entre las imágenes originales y las corregidas, todo aparece perfecto para mí; por favor, completá tu trabajo, Vittorio”.  Luego de ese episodio pasamos uno o dos días más refinando las cosas. Finalmente, fue la misma cantidad de tiempo que hubiera llevado hacer la corrección con la película en negativo.

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                                              Veronica y Bobby escuchando Jazz.

JF: ¿No hay vuelta atrás entonces para el paso del negativo al digital? ¿Es un viaje sin retorno?

VS: Correcto: es el progreso y no podemos detenerlo. De todas formas, me encantaría volver a tener el transfer original con tintesTechnicolor. Noté una gran diferencia cuando hice “Apocalipsis Now Redux” reimprimiendo del negativo original: los colores se habían lavado y los negros eran grises. Hice unas pruebas para averiguar si podíamos imprimir toda la película de nuevo utilizando las matrices Technicolor. Resultó incomparable con los materiales normales de impresión. Pero no sé cómo podríamos alcanzar esos niveles nuevamente.

Mi temor es cuánto tiempo puede sobrevivir la imagen digital; no existe un sistema digital que ofrezca seguridad para el futuro. Rob Hummel – una vez más – está en Los Angeles detrás de un sistema llamado DOTS (Digital Optical Tape System – Sistema óptico de cinta digital), que es capaz de capturar imágenes de muy alta calidad que pueden durar prácticamente para siempre. Lo han ensayado en condiciones de laboratorio en Rochester, en pruebas que simulaban 500 años. Eso es lo que nos falta ahora: necesitamos que el mundo digital se transforme en el mundo óptico digital. Esa es la dirección en la que me gustaría ir. Pero no necesitamos volver a la captura sobre negativo, del que podríamos decir que ya quedó en el pasado.

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                                              Bobby y Vonnie en Central Park.

JF: ¿Utilizó tanto la F65 como la F55 en la película de Woody Allen? Comparten el mismo códec, pero los sensores son diferentes. La F65 es 8K y la F55 es 4K. ¿Se combinan bien?

VS: Cuando decidí utilizar el steadycam en los segmentos del narrador, me di cuenta que la F65 podría resultar algo pesada. Hablé con Fabien Pisano de SONY acerca de eso, me respondió: “Siendo cuidadoso con la iluminación, puede mezclar ambas cámaras”. Ciertamente la F55 es más liviana y resulta mucho mejor para el operador de steadycam; utilizamos la F65 para todo lo demás. Durante los campeones no noté ninguna diferencia. Pero ya en Technicolor Postworks, al visualizar durante la corrección de color en vivo en la gran pantalla 4K, 16 bits, pude ver la diferencia. En ciertos casos la diferencia no es muy evidente; depende de la escena. Noté que la F55 tiene un poco más de contraste y tiene un rango de color más limitado que la F65. En el futuro, preferiría utilizar solamente la F65 y no la volvería a mezclar con la F55. En todo caso, haríamos todo lo posible con mis asistentes para que la F65 resulte lo más liviana posible.

Presioné a SONY para obtener tres cosas: Primero, necesito más opciones de sensores para una misma cámara; no podemos trabajar con un solo sensor, resulta ridículo. Segundo, deben generar 4K, 16 bits sin compresión; la F65 tiene un poco de compresión, Tercero, deben darme el formato 2:1 perfecto: las F65 y F55 no tienen exactamente la misma relación de aspecto.

JF: ¿Cambió el rol del director de fotografía en la era digital?

VS: Ya hablamos sobre el hecho de que hubo un tiempo donde el DF era el único que sabía cómo se vería la imagen al final del proceso, a la salida del laboratorio. De alguna manera el DF era casi una especie de mago, proyectando una imagen sobre la pantalla a partir de algo mecánico. En la era analógica, ser un Director de fotografía implicaba pasar muchos años de entrenamiento o aprendizaje con un maestro. Mi generación salió de las escuelas, habiendo aprendido fotografía y cinematografía.  En esa época – debido a mis muchos años de estudio y trabajo en laboratorio – era uno de los directores de fotografía que conocía más sobre tecnología. Pero eso no me resultaba suficiente: me di cuenta que estaba dejando de lado toda un área. Sentí la necesidad de expresarme de una forma diferente, pero  no sabía cómo y por qué. Conocía bien la tecnología y como utilizarla, pero todavía necesitaba que alguien me dijera qué hacer. Cuando me di cuenta de eso, traté de saltar esa brecha estudiando, investigando, escuchando música, leyendo poesía, leyendo prosa, mirando pintura. Quería comprender por qué los grandes artistas eligieron un color por sobre otro; por qué utilizaban esa composición específica y no otra, por qué Caravaggio eligió penetrar la oscuridad con un fuerte rayo de luz, por qué una escultura de Bernini era diferente de una de Canova o de Miguel Ángel.

Hoy en día la imagen ya no es un misterio: desde que todos pueden verla, ha dejado de ser misteriosa. Disponemos de un maravilloso monitor de alta definición que nos muestra la imagen en calidad y color prácticamente igual a cómo la veríamos en la pantalla grande.  Mucha gente piensa que la cámara es una herramienta automática que registra los eventos. ¿Cuál es entonces la fortaleza de la dirección de fotografía? Cinematografía significa “Escribir con luz en movimiento” – una buena explicación de lo que hacemos. Debemos conocer la gramática de la visión, cómo un color se conecta con otro y la reacción emocional que podemos provocar en relación a dichos colores. Debemos comprender las formas sicológicas que nos permiten unir o separar las sombras y las luces. Ese tipo de conocimiento nos dará la fortaleza para presentarle una imagen al director, director de producción o diseñador de vestuario; para definir cómo debería moverse la cámara, cómo se deben componer las escenas, cuánto brillo requeriremos, qué tonalidades de color se deberán utilizar.

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                       Leonardo da Vinci “Annunciation” (1472), Uffizi Gallery, Florence.

JF: En el pasaje de Vittorio del fílmico al digital ¿parece que las herramientas tienen el potencial de ser más interesantes, poderosas y artísticas que nunca antes?

VS: Ya he cruzado el puente entre fílmico y digital. No solamente esas herramientas son interesantes y poderosas – también están aquí y ahora. El mundo digital me ayuda a expresarme. En la era analógica, cuando hablaba con Bertolucci, Coppola, Beatty o Saura, describía mis teorías y opiniones en forma únicamente verbal. Dependía de mí la posibilidad de convencer al director sobre algo visual basándome solo en mis palabras. Ahora, en ésta era digital, nosotros los directores de fotografía tenemos muchas más oportunidades de expresarnos. Contando con una alta resolución, las imágenes color en el monitor nos permiten mostrarle– y no solamente contarle – al director – y a cualquier otro – porqué la imagen es correcta o incorrecta. En la actualidad, el director puede decirme: “Vittorio, la luz está demasiado brillante; esta iluminación no está bien” o cualquier otra cosa. Muchas veces – quizás – pueda estar en lo cierto y puedo llegar a corregirlo.  Pero – especialmente ahora – tengo una oportunidad adicional de visualizar la imagen con conocimiento de la filosofía, arte, música y poesía, a fin de intentar explicar por qué esa luminaria que coloqué en una posición determinada o en un determinado nivel es correcta para esa escena específica. Entonces podemos utilizar las imágenes para expresarnos mejor. Las imágenes son muy buenas para comunicar significados en forma rápida. Los DF de hoy en día debemos contar con mayores conocimientos que antes: no solamente conocimientos sobre foot candles, filtros y cuestiones técnicas. No me malinterpreten: la tecnología es muy importante – nos da las herramientas para materializar nuestras ideas. Pero lo más importante es LA IDEA; esa es la cuestión más importante en cualquiera de las ARTES.

Tomado de Revista ADF

Entrevista con Edward Lachman, el DF de “Carol”

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Entrevista con Edward Lachman, el DF de “Carol”

Autor: Matt Mulcahey. Publicada en Cinematographers,Columns,Interviews, el 14 de enero de 2016. Traducción y adaptación: Carlos Wajsman

Si el director de fotografía Edward Lachman se hubiese inclinado a cazar estatuillas doradas, hubiera filmado nada más que romances prohibidos ambientados en los 50 para Todd Haynes. La película inicial de Lachman que coincide con esa descripción – “Lejos del paraíso” (Far from paradise –2002)  le proporcionó su primera nominación al Oscar. Lachman nos cuenta su visión sobre el trabajo en “Carol”, otro romance situado en los 50, esta vez entre una neoyorquina infelizmente casada (Cate Blanchett) y una joven fotógrafa en ciernes (Rooney Mara).   

“Carol” es el cuarto film de Lachman con Haynes, remarcando una carrera de 5 décadas que incluye colaboraciones con Robert Altman, Steven Soderbergh, Todd Solondz, Paul Schrader, Sofia Coppola, además de una importante porción de la Nueva Ola Alemana. Lachman habló con Filmmaker acerca de su crecimiento en palacios del cine, replicando el Ektachrome con Súper16 y porqué las temáticamente similares “Lejos del paraíso” y “Carol” son diametralmente opuestas desde lo visual.

Filmmaker: Tanto su abuelo como su padre estuvieron en el negocio de la exhibición cinematográfica. ¿Qué recuerda acerca de las salas que ellos tenían?

Lachman: Mi abuelo del lado de mi madre fue un inmigrante húngaro que poseía salas de vodevil. Cuando las salas de vodevil desaparecieron, se convirtieron en salas de cine. Tuvo salas en el norte de Nueva Jersey. Lamentablemente nunca lo conocí, ya que murió el año en que nací. Y luego mi padre tuvo una sala de cine en Boonton, Nueva Jersey. La cuestión extraña acerca de la sala de cine de mi padre es que estaba instalada en una sala de ópera, entonces si pasabas detrás de la pantalla y te dabas vuelta, podías sentarte y ver la película. También fue distribuidor de carbones de arco, que eran las luces que se utilizaban en los proyectores de cine; y también se usaban como fuentes de iluminación en Hollywood antes de los HMI. Más tarde fue el primero en traer lámparas de xenón a USA, que reemplazaron a los arcos de carbón.

Filmmaker: ¿El acceso a las películas lo convirtió en un cinéfilo en una edad muy temprana?

Lachman: Realmente no: en esa época no tomaba al cine muy seriamente. Recuerdo en mi niñez que cargaba las bolsas de pochoclo para los clientes y aún hoy no puedo acercarme al pochoclo (se ríe). Realmente no fui alguien muy entendido acerca del cine americano o alguien conmovido a temprana edad por “El ciudadano” o alguna otra película. Recién cuando estaba en la universidad – fui a Columbia y a Harvard, para finalmente (créase o no), terminé en una carrera de cine en la universidad de Atenas, Ohio – me interesé en el cine. En Harvard tomé ese curso de investigación de historia del cine y otro sobre neorrealismo italiano que daba Gideon Bachmann. Allí fue cuando realmente comencé a interesarme en el cine y el responsable fue Vittorio de Sica.

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Filmmaker: ¿Cuándo tuvo su primera cámara?

Lachman: Mi padre era fotógrafo amateur y puedo recordarme aborreciendo la fotografía. Yo tenía esa extraña idea – como creen ciertos pueblos – que la fotografía te roba el alma (ríe). Cuando viajé por Europa como adolescente finalmente comencé a jugar con una cámara. La primera cámara que realmente utilicé fue una cámara Súper 8. Hice mis pequeñas películas que eran una especie de retratos de gente. A la gente siempre le gusta verse fotografiada y rápidamente comenzaron a llamarme para que hiciera la fotografía de las películas de otros. Pensé que sería una forma barata de aprender cómo se hacen las películas, ya que en esa época se trataba de una actividad muy costosa. Y luego me di cuenta que podía transformarse en un trabajo. Pero aún hoy sigo haciendo mis propias películas

Filmmaker: Su primera ficción como director de fotografía fue “Días felices” (The Lords of Flatbush -1974), una especie de variación de “American Grafitti” de la costa Este, protagonizada por Henry Winkler y un Sylvester Stallone antes de “Rocky”. Usted tenía poco más de veinte años, ¿cómo le llegó ese trabajo?

Lachman: Yo estaba de regreso en Nueva York después de la universidad (la Universidad de Ohio). La película había comenzado como “Sexual freedom in Brooklyn” y se habían quedado sin dinero. Cuando juntaron dinero suficiente para terminarla, me contrataron para hacerme cargo de la dirección de fotografía. Me afilié al sindicato por esa película; en realidad, fue casi por casualidad: pusieron el sello del sindicato en los títulos por lo que el sindicato me llamó para afiliarme.

Filmmaker: Entonces después de “Lords of Flatbush” usted era un director de fotografía de poco más de 20 años, afiliado al sindicato y que acababa de finalizar una película exitosa. Pero en vez de seguir con una película hollywoodense de un estudio, pasó buena parte de la siguiente década trabajando con gente como Wim Wenders, Werner Herzog y Nicholas Roeg. ¿Qué lo llevó a ese camino?

Lachman: Siempre me interesó el cine europeo y conocí a Werner Herzog en un festival de cine de Berlín. El me contrató para filmar – sin haber visto ningún material fotografiado por mí – “La Soufriere” (cortometraje documental), que trata acerca del volcán en Guadalupe y la gente huyendo de la isla. Desde allí me incorporé de alguna manera a la Nueva Ola Alemana. Trabajé con Wim Wenders y Robby Müller en “El Amigo americano” (The american friend – 1977)  y después filmé unas cuantas películas con Wim Wenders – “Relámpago sobre el agua” (Lightning over water – 1980) con Nicholas Ray y “Tokio-Ga” (documental 1985). Luego pasé a trabajar con Volker Schlondorff  e hice un proyecto con Rainer Wender Fassbinder.

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Filmmaker: “Carol” marca su segunda película situada en los 50 y centrada en una relación socialmente considerada tabú. La estética de “Carol” no se asemeja a la exuberancia saturada del Technicolor de “Lejos del paraíso”, inspirada en Douglas Sirk. ¿Cuáles fueron sus referencias visuales en ésta oportunidad?

Lachman: “Lejos del paraíso” se inspiró en los melodramas de Douglas Sirk del período, pero con “Carol” no nos referenciamos al cine de finales de los 40 y principios de los 50. En cambio, observamos a los reporteros gráficos que documentaron la época. Muchos de ellos eran mujeres, personas como Esther Bubley, Helen Levitt, Ruth Orkin y más adelante, Vivien Maier. Otro fue Saul Leiter, que también se usó como referencia en “Mildred Pierce” (miniserie 2011). La idea fue crear esas composiciones en capas que eran como abstracciones oscuras, imágenes vistas en reflexiones y espacios parcialmente visibles a través de ventanillas de automóviles, habitaciones, departamentos, puertas vidriadas salpicadas por gotas, vapor urbano y condensación nocturna. Todas esas ideas tratan de crear un lenguaje emocional en una historia a través de las imágenes, que representan quiénes son esos personajes y sus estados emocionales. En un libro, se puede penetrar al mundo emocional de un personaje, pero resulta mucho más difícil mostrarlo en imágenes: en el cine, es exactamente lo contrario. Se puede mostrar un lugar en una toma pero resulta mucho más difícil penetrar el mundo interno de un personaje. El carácter de Therese (Rooney Mara) está aún en formación y lentamente va entrando en foco hacia lo que es. Filmándola a través de ventanas y puertas, la tenemos atrapada en marcos. Y al verla siempre encuadrada en su entorno, el espectador tiene una idea de lo que siente desde el punto de vista sicológico. La ventana o lo que sea a través de lo que veamos al personaje, se convierte de alguna forma en un espejo para el espectador a través del cual el personaje se mira.

Filmmaker: Usted comparó la paleta de saturada y silenciosa de “Carol” con el aspecto de la antigua película Ektachrome. ¿Cuál fue el espacio de color adecuado para el film?

Lachman: Era una época mucho más silenciosa y austera. Los Estados Unidos estaban saliendo de la Segunda Guerra y por lo tanto, no tenía el aspecto saturado, expresionista del cine de Douglas Sirk de finales de los 50. No eran las tapas de la revista Life, con su optimismo a través del materialismo. Era un tiempo de mucha mayor incertidumbre para USA. Miré hacia el Ektachrome porque eso es con lo que experimentaban en esa época esos reporteros gráficos que mencioné antes. La película color no representaba un amplio espectro de color como hoy en día; los colores tenían ese aspecto sucio, de una temperatura color indeterminado – tanto cálido como frío – y sentimos que filmando en Súper16 podíamos encontrar una referencia  al aspecto que tenían las fotografías de esa época.

Filmmaker: El consenso entre los directores de fotografía que hemos entrevistado que han filmado en Súper16 coincide en que la película 35mm se ha vuelto tan limpia que las características entre las imágenes de 35mm y de digital se han vuelto cada vez más difíciles de distinguir. Por otro lado, el Súper16 aún sigue mostrando el rendimiento en grano y color característico de la película.

Lachman: Eso es correcto; en la película, se produce una mezcla de colores y contaminación entre colores cuando se trabaja con gelatinas y se juega con la temperatura color que es imposible de lograr cuando se trabaja en digital. Creo que le da mucha mayor profundidad a la imagen. También sentimos que la estructura de grano da una referencia a las fotografías de esa época.  El grano de la película Súpe16 le da al film una capa adicional que se siente como algo que respira, una pulsación, como algo que subyace bajo la superficie del personaje y eso resulta emocionalmente correcto para éste film.

Filmmaker: En “Lejos del paraíso” usted filmó en el entorno controlado de un estudio. ¿Cómo afectó al aspecto de “Carol” el rodar fuera de los ámbitos de un estudio, la filmación en decorados de Cincinatti representando Nueva York?

Lachman: En “Lejos del paraíso” traté de recrear la luz expresionista, los claroscuros que se hubiesen utilizado cuando se produjeron esas películas de Douglas Sirk en 18 días, en el patio trasero de los estudios Universal. “Carol” fue una concepción diferente de la sensibilidad. En “Lejos del paraíso”, estaba creando un mundo de artificio amable; estaba creando esa abstracción más parecida al expresionismo alemán, donde los colores no son naturales, sino que lo real es el estado sicológico de los personajes. En “Carol” hice todo lo posible para lograr una la luz y unos sentimientos que se vieran naturalistas. Todo está motivado por las ventanas o las fuentes de luz.

Filmmaker: Cuénteme sobre los lentes que utilizó en la película. Me sorprendió escuchar que utilizó frecuentemente lentes zoom.

Lachman: Más allá de un par de excepciones, nunca usamos los zoom para modificar el tamaño de la imagen. Se utilizaron fundamentalmente por razones de eficiencia, para poder variar los encuadres con mayor facilidad. Utilicé los lentes fijos Cooke S2 Speed Panchro a fin de, una vez más, acercarnos a cómo se veían las cosas en esa época a través de lentes antiguos. También teníamos dos zoom cortos – un Varapanchro 20-60mm que había sido reconstruido y un Varapanchro 10-30mm de f1.6 – y un Master Zoom Arri Zeiss 16,5-110 mm. Usé muchos lentes de 35mm en vez de lentes de 16mm, en parte porque las marcas de foco eran mejores para los asistentes de cámara, pero también porque así utilizamos el centro de los lentes, la mejor zona de los cristales. También descubrí que los lentes de 35mm dan una apariencia más esférica a la imagen que los de 16mm.

Filmmaker: Para terminar, hablemos acerca de una toma específica de la película – el travelling de apertura. Para aquellos que no vieron aún “Carol”, comienza con un primer plano en una vereda, que lentamente se eleva hasta una toma en un ángulo elevado y luego seguir a un hombre a través de la calle hasta un lujoso restaurant, donde encontramos a Carol (Cate Blanchett) y a Therese.

Lachman: Esa fue una referencia a la película “Cadenas rotas” (Brief encounter – 1940), donde un personaje secundario nos lleva a los personajes principales. Sentimos que ese recurso de encuadre era una forma de introducirnos al mundo de esas dos mujeres al mismo tiempo de mostrar el lugar. Al principio no sabemos a dónde va ir a parar la historia de Carol y Therese, lo que es de alguna forma como en la vida misma. No sabemos dónde nos llevará seguir a determinada persona en nuestra vida (o a ella), pero las cosas ocurren por azar.

Filmmaker: ¿Cómo lograron esa toma que retrocede? ¿Es un operador de Steadicam subiendo a una grúa o un cabezal remoto?

Lachman: Un cabezal remoto en un brazo de grúa telescópico de 10 metros. Filmamos seis u ocho tomas, pero créase o no, la mejor fue la tercera. Resultó muy complejo de filmar – teníamos que orquestar el tránsito y mover la grúa a través de la calle – pero algunas veces las tomas más complejas resultan las más fáciles de realizar y viceversa.

Revista ADF Cine

Sobre la fotografía de “El abrazo de la serpiente”

Sobre la fotografía de “El abrazo de la serpiente”

Por David Gallego, DF de El Abrazo de la Serpiente, ganadora de la mejor fotografía de ficción en los Premios Fénix.

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Cuando Ciro y Cristina me entregaron el guión de El Abrazo de la Serpiente, me tomé el tiempo suficiente para hacer una primera lectura, pues sabía de antemano que era una historia que no podía leer a la ligera.

Durante esta lectura, página tras página intenté no interpretar visualmente la historia, ya que quería leer a los personaje, su contexto y sus motivaciones, pero en cada página que trascurría, las impresiones de la lectura se iban recreando sin querer en fotografías de otros tiempos cómo si pertenecieran a un documento histórico que había sido sacado de la biblioteca. Parecía que la historia me estaba llevando a un lugar y tiempo mágico. Sentí que me estaba enfrentando a una película con un universo desconocido  y complejo para mí.

En alguna conversación inicial con Ciro, me dijo que estaba pensando la película en blanco y negro, y eso para mí fue revelador porque inmediatamente entendí que las imágenes que veía en esa primera lectura eran la imágenes de un documento que había estado escondido y que venía revelarnos un secreto. En ese momento se empezó a establecer la sensación general que se quería lograr con ese blanco y negro.

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Para Ciro era muy importante sentir que la historia estaba creando una realidad que ya no existe, unos personajes y una cultura muerta en manos del hombre occidental; fue como entender que estábamos buscando un documento visual,  un documento archivado que teníamos que rescatar, limpiar y traer de nuevo al presente. En ese momento entendimos que el fílmico era el soporte ideal.

Sólo teníamos referentes visuales de fotógrafos expedicionarios como Theodor Koch-Grunberg (1872-1924) y Richard Evans Schultes (1915-2001) quienes habían entrado a la selva amazónica y en cada fotografía habían congelado pequeñas historias de sus encuentros con los indígenas. Las técnicas fotográficas de 1900 tenían un carácter muy marcado por la poca definición en la imagen, el alto contraste, con emulsiones muy lentas y un grano muy visible. Estas características fueron nuestra guía para iniciar  la búsqueda de la identidad estética de la película. Fue un proceso muy intuitivo.

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Fotografía usada como referencia

Para Ciro, era importante entender esta historia dentro del expresionismo naturalista. Entendiéndose como Expresionismo aquello que el ser humano quiere mostrar desde el pensamiento y sus sensaciones, y creo que éste fue un punto importante que activó la necesidad de ser muy fieles a las culturas indígenas.

Angélica Perea, la diseñadora de producción, tuvo una increíble sensibilidad para interpretar la mirada que Ciro quería expresar del mundo de estos personajes y logró marcar dos temporalidades a través del diseño de vestuario de los personajes y en general el diseño de producción.

Esto nos  ayudó a establecer diferencias y similitudes en trabajo de cámara. Un ejemplo es en el openning de la película cuando karamakate, el personaje…  joven percibe que el hombre blanco se está aproximando a su encuentro. El movimiento que utilizamos fue un steady in. Con este movimiento se crea una sensación de misterio.  En la parte de Karamakate viejo quisimos hacer lo mismo en el encuentro y el zoom in nos ayudó a establecer temporalidades distantes en dos secuencias muy parecidas.  Se volvían espejos.

Con Angélica empezamos a entender cómo íbamos a darle la atmósfera a las noches; el fuego era nuestra única fuente justificable en la selva, así que el ejercicio era entender cómo esta energía podía transformarse e interpretarse en muchos estados.  Se hizo presente la importancia de justificar la razón de ser de ese fuego en las diferentes escenas, las fogatas eran un elemento que solo se presentaba cuando el rito del caapi, (yagé, ayahuasca,) se hace presente para experimentar una trasformación.  Es una energía desbordada que no pretende ser controlada.

A diferencia de la misión en principios de siglo la historia de (Karamakate, Theo y Manduca)  el fuego está contenido en lámparas, velas y antorchas, en la Misión en  1940 historia de (Karamakate y Evan) el fuego está representado en fogatas y antorchas más grandes presentando un  fuego desbordado,  crecido, emancipado, dónde Anizzeto líder de la comunidad es la representación de la fusión, desborde y la decadencia de los dos mundos.

Hubo una reflexión muy interesante con Ciro: descubrimos en el viaje de locaciones que la luz que teníamos en el río Vaupés, el sol redimensionaba el espacio y la sensación de la selva; ésta perdía una densidad que el cielo nublado nos ofrecía, lo impenetrable de la selva y la oscuridad era la sensación que queríamos para estos personajes, así que se marcaron en el plan de rodaje las escenas que teníamos que trabajar con cielo nublado y las escenas que sí podían tener sol o lluvia.

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TRABAJO TÉCNICO

Primero que todo lo que buscábamos era tener un blanco y negro muy puro, quiero decir; que queríamos trabajar con emulsión en blanco y negro, ya que las referencias que teníamos de películas hechas en color y luego pasadas a blanco y negro en postproducción, no nos llevaban a la sensación que estábamos buscando. En el primer viaje que hice a las locaciones llevé cargados algunos rollos fotográficos con emulsión cinematográfica de 250D-5207  y 500T-5219  de Kodak,  que yo mantenía almacenadas en la nevera y un rollo de película ByN de contraste medio de Ilford HP5. Este material en ByN me ayudó mucho a determinar cómo queríamos sentir la profundidad de la selva y del río.  Al revisar el material en la sala de color de Cinecolor vimos que el material en color tenía mucha más información de la que imaginábamos, y eso no era tan apropiado para la sensación general de la película. Pero en las noches si era una ventaja porque el contraste que queríamos si nos lo proporcionaba la emulsión de color.

Algo que me preocupaba mucho era la pérdida que podía tener en las altas luces, pero esto era algo muy recurrente en el material etnográfico que teníamos como referencia. Luego vinieron todas las dudas frente a la tecnología digital y los resultados interesantes que tenían alguna películas hechas en este formato, se trataba de  ver si era posible para esta historia lograr adaptar la imagen digital. Así que decidimos hacer unas pruebas de cámara con los personajes principales, con vestuario y maquillaje para tener un resultado muy cercano a cómo podríamos llegar a ver la película.

La cámara Alexa fue nuestra opción principal junto con lentes Hi Speed. El resultado en la sala de color fue bastante interesante ya que la base de contraste que teníamos con las pruebas de la emulsión de ByN fue nuestra guía para trabajar este material digital, y el resultado era casi idéntico, en cuanto a contraste a la película Ilford. Pero lo que no nos daba como resultado era la poca   profundidad en los espacios, los objetos y las pieles, es como si todo se comportara sobre un mismo plano. Tal vez el material en 35 por conservar la separación mínima entre sus capas hace que la luz y los objetos adquieran esta espacialidad junto con la sensación de la textura de el grano en el material.

Finalmente el formato en 35mm con cámara Arricam LT, con lentes ziess Super Speed,  y zoom Cooke 25-250. Material Fuji de la familia VIVID escogido por su alta saturación y contraste.

Luego vinieron la pruebas de cámara con el material Fuji, y aquí muy de la mano con Inés Cullen química del laboratorio de Cinecolor en Argentina, diseñamos unas pruebas de revelado para buscar el blanco y negro ideal para la historia.

Dentro de las pruebas de laboratorio en Cinecolor Argentina y acompañado de Inés Cullen se plantearon 5 combinaciones de exposición con revelados diferentes, la decisión  final fue hacer un salto de bleach al 100% en el negativo directamente.

Fue una decisión muy arriesgada desde el punto de vista de la exposición, porque los blancos irían a tener menos respuesta, y al no tener control de la luz en la mayoría de la circunstancias, la sobre exposición era evidente. Pero aun con esta característica en contra aparentemente, la convertimos en ventaja subexponiendo el material 1/3  y en algunas circunstancias ½ stop para lograr recuperar algo de información en los blancos en el proceso de post. Dentro de la labor que el equipo de Cinecolor realizó fue importante el scanneo doble del algunas tomas del material para recuperar información aparentemente perdida,  Roberto Zambrino  (Colorista en Cinecolor) trazó varios lineamientos en la corrección de color junto con las observaciones sugeridas por Beto Acevedo tanto en procesos de laboratorio como en la finalización del material, logrando así darle una unidad visual al relato.

Por otro lado lo que nos brindaba el salto de bleach era una imagen más fortalecida y con un carácter prominente que le daba a la selva y a los personajes una densidad y atmósfera ideal, el brillo y la profundidad del negro hacían del río un camino impenetrable, y de igual forma la selva adquiría un carácter más espeso y misterioso.

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Publicado en ADF Cine

Emmanuel Lubezki y «El renacido»

Cómo la película “El Renacido” cambió la vida
de Emmanuel Lubezki

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Emmanuel El Chivo Lubezki puede hacer historia en los Oscar al ganar tres premios en años consecutivos. Más aún, “Gravedad”, “Birdman” y “El renacido” comprenden su propia trilogía de supervivencia personal y esas dos primeras películas lo prepararon para la espeluznante aventura en la helada tierra salvaje con el director Alejandro Iñárrirtu y Leonardo DiCaprio protagonizando a Hugh Glass, un cazador del siglo XIX.

2- lubezki

“Compartir la experiencia con los personajes nos pone en sintonía con sus vivencias y eso se percibe en la película” declara Lubezki. “En “Gravedad”, Sandra Bullock estaba encerrada en una caja que se asemejaba a una especie de nave espacial y nosotros estábamos en una especie de centro de control, hablando a través de micrófonos. Creo que eso realmente ayudó a Sandra a experimentar la sensación de claustrofobia. Y algo similar ocurre ahora con Leo (DiCaprio): en vez de filmar en un estudio, nos trasladamos a esos ríos y planicies;  cuando se lo ve saliendo de esos problemas, realmente siente frío y se estremece y eso en cierta forma resulta maravilloso.

“Sabíamos que la experiencia nos iba a informar y a cambiar; eso contribuiría a hacer la película lo que es. Y ahora somos personas distintas: por ejemplo, cuando hablamos de cambio climático, si estamos en una oficina de Los Angeles y nos dicen que la temperatura puede cambiar 2 grados, pensaremos – ok, me saco el pullover. Pero cuando estás en el campo y nos damos cuenta que un cambio de ½ grado es la diferencia entre agua líquida y hielo, por lo que no va a nevar y de pronto desaparece el decorado por el aumento de temperatura, comenzamos de pronto a pensar de manera muy diferente. Ya el hecho de tener que superar esos problemas, nos cambia”.

3- lubezki

Lubezki describe a “El renacido” como el proyecto más inmersivo en que haya participado, combinando brutalidad y belleza, que nos ubica literalmente a centímetros del protagonista, moviéndonos alrededor de él durante su ordalía y mostrando todos los detalles panorámicos del deslumbrante paisaje.

Pero Lubezki no hubiera alcanzado ese logro sin utilizar la Alexa 65, la primera cámara digital de gran formato que cumple con sus expectativas. No se había probado antes en esas condiciones, pero la cámara funcionó perfectamente en las heladas montañas canadienses y la yapa de Argentina para el final (1). “De alguna forma, esa cámara puso en imágenes en una forma veraz lo que se estaba viviendo y sintiendo en ese lugar. Generalmente uno observa el paisaje y el espectador nunca está realmente allí – ya que capturamos solo fragmentos. Pero con ésta cámara, debido al tamaño de su sensor  (54,12 x 25,50mm) y la calidad de sus imágenes (con una resolución de 6560 x 3102) y su limpieza, las imágenes se perciben como una ventana a esos lugares. Esa es otra razón por la que elegí filmar en digital en vez de película: no queríamos tener grano, no me parecía que eso fuera adecuado para transmitir la experiencia de Glass. Quería que la sintieran como si caminaran junto a él, quería ser visceral, quería que se sintiera su aliento y viera su transpiración, las lágrimas que brotaban de sus ojos. Usualmente no hacemos eso en exteriores – en general utilizamos teleobjetivos para que todo se vea más hermoso”.

Iñárrirtu y Lubezki tienen metodologías diferentes: ensayos en el decorado y pura improvisación. El terrible ataque al inicio y el más intenso incidente con el oso entran en la primera categoría, mientras los momentos abstractos u oníricos abarcan la segunda. “Llevamos actores, caballos y extras al decorado real y coreografiamos y ensayamos con la cámara. Alejandro no quería hacer ningún storyboard; originalmente, yo quería hacer la batalla en una sola toma, pero nos dimos cuenta que no necesitaba ser una toma continua. Y después de todas las pruebas y ensayos, Alejandro logró encontrar una atmósfera que resultaba la correcta. Para mí, algo esencial cada vez que se filma violencia, es que de cierta forma, debe ser levemente embellecida. Resulta sumamente difícil filmar la violencia y hacer que se sienta horrible, algo en lo que no quisiéramos vernos involucrados.”

4- lubeski

“Algo similar ocurrió en “Birdman”, donde hicimos probablemente cinco tomas y fueron compaginadas en diferentes formas. Y después de “Birdman” aprendimos a ser más sofisticados: los cortes ocurren en momentos en que usted nunca se los imaginaría, de forma mucho más compleja que si se utilizaran los finales. En ciertos casos se dividieron los cuadros en izquierda/derecha y norte/sur. Pero solamente pensamos una unión donde había un gran cambio de atmósfera y sensaciones, de forma tal que Alejandro pudiera recomponer el mundo que estábamos mostrando. Si realmente prestamos atención a la escena, no está contada en tiempo real. Es una serie que muestra diferentes climas: miedo, tensión, horror. Cada uno está bien separado y se filmaron de cierta forma como un ballet.”

De todas formas, había una parte de la batalla a la que costaba más comprender: cuando vemos el cuerpo que llega desnudo y lo ponen a salvo. La cámara gira alrededor y vemos flechas zumbando desde el cielo. Como estaba escrito, tenía un ritmo diferente, pero Iñárrirtu decidió estirarla creando mayor tensión y confusión.”

5- lubeski

Hablando de estirar, Lubezki pudo jugar más con la elasticidad de las tomas utilizando tanto cámara en mano como Steadicam, dependiendo del clima. “No solamente se trata de la longitud de las tomas, podemos pasar de una mirada objetiva a una subjetiva, girar alrededor del personaje y mirar a través de sus ojos, después volver a una mirada objetiva. El espectador se siente confundido, está sumergido y comprometido.”

“Cuando comencé a cruzar el río detrás del bote fue duro, muy duro. Hubo momentos en que tenía que correr con ellos por el río con la cámara a la altura del pecho y la temperatura era de cerca de 0 grados. Cuando uno está sumergido en el agua es difícil no caerse”

Para el ataque del oso (complementada con el trabajo del animador Judy de ILM, nominado para un premio Annie de ASIFA)(2) se inspiraron en un material de video online del ataque de un oso en un zoológico. “Analizando esa toma, nos dimos cuenta que la cámara grababa continuamente sin cortes y el resultado termina siendo casi banal. Lo que ocurre en realidad es que el oso ataca y luego se retira y mira. Lo que me gusta de esa toma es que resulta aleatoria, al igual que el ataque real. Resulta una tragedia porque el oso está solamente tratando de defender a sus crías”

Lubezki insistió en utilizar solamente luz natural y, debido a que la película transcurre en 1823, antes de la invención de las lámparas de querosén, estuvieron limitados a utilizar fuego, antorchas y velas. (Hay una escena de una fiesta en la que se utilizan lámparas de aceite, las que debían ser muy caras en esa época).

“Cuando comenzamos a hacer pruebas para la película, experimentamos con fílmico ya que ese material permite ver muy bien las altas luces y las sombras. Pero no funcionó para éste proyecto porque la sensibilidad del fílmico no era suficiente para permitirnos capturar esos momentos muy oscuros en la “hora mágica” y por la noche. Y generaba demasiado grano en la imagen”

Una de las escenas preferidas del director de fotografía ocurre dentro de la cueva de hielo: transcurre después del atardecer y Glass escribe: “Fitzgerald ha matado a mi hijo” y se ve en un plano general en la que se ven un par de estrellas, el reflejo de Glass en el agua y el hielo derretido iluminado por el fuego. “Entonces se ve amarillo y cian, que son colores perfectamente opuestos, ocurrió por pura suerte”.

Usualmente quedaba una hora de luz residual después de haber finalizado el rodaje diario y Lubezki los presionó para utilizar esa arrebatadora oportunidad. “Y Leo en un segundo junto a uno de los utileros, comenzaron a crear una escena mientras él iniciaba un fuego y trataba de hacer un agujero en el hielo. Se podría creer que estábamos viendo a un trampero en los 1800”.

Pero los aspectos metafísicos de “El renacido “resultaba lo más importante para Iñárrirtu y Lubezki. Consisten en estados oníricos que funcionan como flashback (cuando Glass rememora su difunta esposa y el ataque a su pueblo) o momentos atmosféricos que expresan belleza (la cueva de hielo) o la destrucción del medio ambiente (cuando se ve una pila de esqueletos de búfalo). “Había una serie de capas que resultaban importantes para Alejandro que estuvieran en la película y se trataba más de eso que de simple venganza”

Lubezki reconoció que “El renacido” tuvo un impacto importante sobre él. “Me siento ilusionado de trabajar con un director que posee una fuerte visión y un sentido poético. Disponíamos de todas esas herramientas y resulta como elegir utilizar óleo, acrílico o acuarela. Si lo hubiéramos filmado sobre película, hubiera sido un film muy diferente. En principio, todavía estaríamos filmando, nunca hubiéramos podido completar el rodaje en los tiempos en que lo hicimos. Pero si uno descarta el fílmico, se produce una gran pérdida”.

Al mismo tiempo, mira hacia adelante esperanzado por las posibles mejoras de la Alexa 65: “Es muy importante que mejoren su rango dinámico, para obtener una mejor lectura en las altas luces. Me parece que le faltan alrededor de 3 puntos y resultan indispensables. Y la otra cosa que resulta muy excitante la combinación de esa tecnología con la proyección láser de Dolby. El DCP para láser Dolby significa la primera vez en la historia del cine que directores y directores de fotografía pueden proyectar un negro realmente pleno. También me gusta la proyección láser IMAX. Lo siento inmersivo pero un poco más invasivo de los sentidos”.

Autor: Bill Desowitz – Thompson en Hollywood

Traducción y adaptación: Carlos Wajsman

(1)-El cambio de clima en Canadá, cuyos decorados repentinamente se quedaron sin nieve, obligaron a la producción a filmar los tramos finales de la película en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina en julio del 2015. 

(2)-El premio Annie es un premio anual de animación que concede el ASIFA, la Sociedad Internacional de Películas de Animación.

Gordon Willis, ASC (1931-2014).

BUENAS NOCHES, HERMOSO PRÍNCIPE

Gordon Willis, ASC (1931-2014).

Autora: Pauline Rogers.

Traducción y adaptación: Carlos Wajsman

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Zelig (1983) Foto Kerry Hayes

Tan pronto se conoció la noticia de que Gordon Willis, ASC, conocido como el “Príncipe de las sombras” comenzaron a brotar los tributos en muchas plataformas de la industria (y también de fuera de la misma); mucho de ese material había sido extraído de un largo obituario escrito por Stephen Pizzello, editor en jefe y editor del American Cinemathographer y autor del libro Tributo a Gordon Willis, ASC. Ciertamente la lista de logros alcanzados por “Gordy” no tienen parangón: los épicos Padrino I/II/III de F.Ford Coppola, las comedias de Woody Allen – Annie Hall, Manhattan, Zelig, Disparos sobre Broadway y La Rosa Púrpura del Cairo. Luego los icónicos dramas de la era de los 70 con Alan Pakula – Klute, El último testigo y Todos los hombres del presidente – y muchas películas más entre La vida de un estudiante de James Bridges hasta Monedas del cielo de Herbert Ross.

Nominado dos veces por la Academia (por Zelig y El Padrino III) Willis recibió un Oscar honorario en 2009. También fue nominado para el British Academy Award por Todos los hombres del presidente, Manhattan y Zelig. Y hubo otros honores – dos del National Society of Film Critics, un premio de New York Film Critics Circle, un premio de la Boston Society of Film Critics y el premio de ASC a Una vida dedicada al cine en 1995.

Tanto el obituario de Pizzello como muchos publicados en todo el mundo dejaron claro que Hollywood (y los fanáticos del cine en todo el mundo) reconocían su talento y calidad artística. Pero para penetrar realmente en su legendaria mente creativa, debemos escuchar a sus colegas, esos directores de fotografía que estuvieron “en las trincheras” con el hombre del que el Richard Crudo, presidente de la ASC, dijo que…”cambió la imagen de las películas y cambió nuestra forma de ver películas”.

2- MANHATTAN - G. WILLIS

Manhattan (1979) Foto Brian Hamill

 Detalles y trocitos.

Luego de ver la primera toma de El Padrino I, donde absolutamente ninguna luz ilumina los ojos del protagonista, fue Conrad Hall, ASC quién acuñó el apodo “Príncipe de las sombras”. De acuerdo a Michael Chapman, ASC (que era camarógrafo) la idea de Gordon fue “no se vieran los ojos, pero después se podría ver su alma”. Respecto a quien quizás fue su colaborador más legendario, Woody Allen contó una vez que Willis le decía hablando del tiempo que llevaba preparar el rodaje: “La película ya la tenemos en nuestras cabezas, ahora viene la parte más fácil, registrarla”.

Willis rechazó hacer Apocalipsis Now, asumiendo que si tenía que estar atrapado seis meses en la jungla junto a F.Ford Coppola “uno de los dos no saldría vivo de allí”.

Cuando Douglas Hart le preguntó qué es lo que un integrante del equipo de cámara no debería hacer nunca si quería trabajar con Gordon Willis, el respondió que “los camarógrafos que siempre están al teléfono buscando el próximo trabajo, los foquistas que están siempre practicando con la cámara porque quieren ascender a camarógrafos y los segundos de cámara que están siempre charlando con las extras, buscando con quién acostarse”.

Algunas personas cercanas a Willis recuerdan lo silenciosos que eran sus rodajes, manejados siempre con precisión militar: se comunicaba más por gestos que con palabras. Craig DiBona recuerda que Willis no hablaba cuando iluminaba – “Entraba al set con su fotómetro, ponía el puño en el punto de iluminación y usaba sus dedos para indicar los cambios” David Knox recuerda que a veces sacaba su propio aerosol antirreflejos (para disgusto de la gente de escenografía) para “matar” puntos brillantes que pudieran sobreexponerse en toma.”

Willis, que usó los mismos lentes serie SP-con un costo aproximado de u$s 100.-prácticamente toda su carrera porque le daban la imagen que quería, sufría de fobia a cruzar puentes; un verdadero desafío para filmar en Nueva York, ¡considerando que Woody Allen tenía fobia de pasar por túneles!

3- EL PADRINO G W.

El Padrino I (1972) Foto Jack Stager

Quién manda realmente aquí? Recuerdos de productores, directores y editores.

El comentario favorito de F.Ford Coppola sobre Willis era que “patinaba sobre la emulsión como si fuera hielo”.

Coppola cuenta su anécdota favorita sobre Willis: “Estábamos con Dean Tavoularis y Gordon, creo que en la casa de Dean, estábamos a punto de ver un partido de baseball y estábamos acomodándonos frente al televisor con bebidas y refrigerios. Pero Gordon había empezado a corregir el color del TV y seguía en eso. Cuando finalmente terminó y se sentó, la pantalla estaba prácticamente negra y apenas se veían los rostros de los jugadores.”

Woody Allen, cuya primera experiencia con Willis fue en Annie Hall, recuerda “Gordy me introdujo al concepto que después yo llamé “comedia en la oscuridad”. Me recuerdo diciéndole en una escena “Ahí digo un chiste muy bueno, pero de la forma que iluminás, nadie lo verá” Y Gordy me contestó: “Bueno, pero podrán escucharte”. Yo le dije: “¿Pero qué estamos filmando acá, un programa de radio?” Me respondió: “Confiá en mi”. Y lo hicimos de esa manera, se veía muy bien…y yo obtuve mis risas.”

El productor Robert Greenhut recuerda qué tecnología utilizaron para hacer la escena de pantalla partida en Annie Hall–“Para lograrlo sin perder una generación (la gran obsesión de Willis [que si podía, hacía hacer todas copias a partir del negativo original]), lo hicimos en vivo, a la antigua” – comparte Greenhut – “Teníamos a Diane Keaton mirándose a si misma en una mitad y otra Diane en la otra mitad de la pantalla dividida. Gordy tapó la mitad del cuadro, filmó con ella en la mitad del cuadro, después rebobinó la película, tapó la otra mitad, puso a la actriz en la otra mitad y volvió a filmar”.

El productor Michael Peyser, que trabajó como UPM (Unit Production Manager – Productor ejecutivo) en Manhattan, cuenta un ejemplo similar sobre el sublime uso del oficio de Willis – “Recuerdo estar filmando en el Teatro Público y enterarme en las noticias de que esa tarde se iba a desarrollar un espectáculo de fuegos artificiales auspiciado por Chrysler en el Central Park; llamé a Bobby Greenhut y a Gordon Willis para tratar de hacer unas tomas de los fuegos contra el fondo de la ciudad para nuestro archivo de tomas. Una breve charla con Gordy determinamos que el mejor lugar para hacerlo era la 81 y Central Park Oeste – un edificio que se llama Beresford.

David Brown y su mujer Helen Gurley Brown vivían en un departamento allí, traté de encontrarlos, pero estaban de viaje. Alan Funt de Candid Camera, para quién Woody Allen había trabajado en sus épocas de escritor/cómico, vivía en el departamento de al lado, que miraba hacia el sur. La aparente falta de afecto por su antiguo subalterno parecía indicar una imposibilidad de utilizar ese espacio.

”El siguiente departamento pertenecía a la familia de mi amigo y asistente de locaciones Ezra Swerdlow; a pesar de la poca colaboración de los vecinos, nos arreglamos para meter la cámara escondida y finalmente, Gordy encontró el lugar ideal para filmar – ¡ la ventana del baño ! – Gordy parecía tener claro siempre el mejor lugar para ubicar la cámara” – se ríe Peysler.

4- EL PADRINO G.W.

El Padrino II (1972) Foto Jack Stager

El editor Michael Miller recuerda cuán fácilmente encontraba Willis la mejor forma de sacar lo mejor de cada emulsión. “Adicionalmente a lo que se conoce de Gordon, también era un brillante químico de laboratorio. Los tonos cálidos de la trilogía del Padrino, los amarillos brillantes de Comedia sexual de una noche de verano y el perfecto y austero contraste de Manhattan fueron logrados buscando las luces de copia más adecuadas (más que a través del uso de filtros). Y su perfeccionismo podía volver locos a los técnicos de laboratorio”.

“Tuve el privilegio de trabajar con Gordy como asistente de edición en Manhattan, un trabajo increíble del técnico de laboratorio Otto Paoloni de Technicolor de Nueva York” – continúa Miller – “Otto había sido el técnico de laboratorio de Gordy en Klute, Annie Hall y El padrino, entre otras películas y pretendía que todo fuera perfecto en Manhattan. Pero no era fácil, dado que Technicolor ya no procesaba material blanco y negro. Eso significaba que Otto debía hacerse responsable del trabajo en otro laboratorio, Guffanti, una planta de Technicolor situada en la zona oeste de Times Square.

Otto esperaba todas las tardes la llegada del negativo revelado para hacer las copias según las especificaciones de Gordy. Yo las esperaba para correr a mi sala de montaje con las copias aún húmedas para sicronizar el sonido y dejarlas listas para la proyección. Si rebobinaba demasiado rápido los rollos, se producían descargas de estática que se veían en las copias como relámpagos o líneas blancas, arruinando tomas completas”.

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Se presume inocente (1990) Gordon Willis, ASC (frente) Craig Di Bona, ASC, Alan Pakula (atrás de derecha a iquierda)

“Otto estaba bastante disgustado al enterarse que su director de fotografía favorito filmaría la próxima película de Woodi Allen, Recuerdos, también en blanco y negro” – agrega Miller – “Mikey – me dijo – ¿porqué tiene que hacer Gordy otra película en blanco y negro? – le respondí: “Todos se preguntan qué tiene que demostrar Willis para ponerse a filmar otra película de la misma forma” Y Otto respondió: “¿Te parece que Willis tiene que demostrar algo más?”.

Oscuro a través de el lente – Memorias del departamento de cámara.

Michael Chapman, ASC y Tibor Sands fueron camarógrafo y foquista en la película El Padrino; cuentan sobre la secuencia en la cual Talia Shire desciende una larga escalera (y no siempre respeta sus marcas). El seguimiento de su primer plano resultó dificultoso y las tensiones comenzaron a aumentar. “Coppola quería filmar y Willis se puso muy firme – la actriz debía respetar los puntos iluminados” – cuenta Chapman –“Los miré a ambos y me dí cuenta que Gordon no iba a aflojar; en unos momentos más, abandonaba el set”.

“De pronto, decidí hacer una visita rápida al baño. Y me quedé allí – hasta que Francis y Gordon dirimieran sus diferencias. Si me hubiese quedado y Gordon se iba, Coppola me hubiera pedido hiciera la toma. Mi huída no puso contento a Francis – pero seguí trabajando muchos años más con Gordon Willis”.

“Sands recuerda el control total que tenía Willis sobre el rodaje. “En el primer Padrino – la procesión del casamiento bajaba por la calle del café y pasaba frente a una ventana de piedra. Tenía una luz muy tenue y estaba preparado de forma de que cuando la procesión pasara, explotaran algunos fuegos artificiales. Gordy quería ver cómo se veía el efecto y la producción objetaba: llevaría todo el día para rearmar el efecto y preparar nuevamente el decorado. Gordy insistía: quiero ver cómo se ve el efecto. Finalmente ganó; se hizo la prueba y fue una suerte – el efecto estaba mal preparado y las explosiones hubiesen podido herir a los actores. Prácticamente les salvó la vida.”

Craig Di Bona recuerda la carga de desafíos que significó filmar en Italia para El padrino III – “Recuerdo la primera vez que Diane Keaton entró a la oficina de Corleone. Se produjo una larga discusión: ‘Mantené la distancia, le tenés miedo a ese hombre’. Gordy iluminó como para que ella quedara a unos 10 metros de Pacino y solamente se viera una imagen muy pequeña de él en cuadro. Filmaron. El carácter de ella se fue cargando de enojo. En la toma, cruzó el decorado hasta quedar cara a cara con Pacino. Cortaron. Inmediatamente ella giró hacia Gordy y pidió disculpas, diciendo que no lo volvería a hacer. Él la miró un momento y le dijo: “Mejor, si no querés suicidarte” – No lo volvió a hacer.

5- TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE - G.W.

Todos los hombres del presidente (1976) Foto Howard Bingham

Douglas Hart, que asistió a Willis en cinco películas de Woody Allen, cuenta sobre Memorias: “Teníamos una toma muy compleja para el gran final – un decorado construido en estudio – que se suponía que era el hotel a orillas del Jersey. Era un espacio octagonal con el mostrador de registro en el centro. Había varias escaleras, cinco puertas y algunas cosas más. Woody quería que la cámara girara 720 grados filmando gente caminando, la acción en el fondo, tal como las tres momjas bailando tap. Teníamos centenares de extras, mucha de la gente que había aparecido antes en la película, de varias locaciones.

El lunes por la mañana, luego de ensayar y marcar los focos de la toma, estaba parado junto a Gordon cuando llegó Woody:’¿Cuándo te parece que podremos filmar?” – preguntó. Gordon caminó hasta el centro del decorado, giró 360 grados y volviéndose hacia Woody, respondió: ‘El jueves’. Woody le respondió: ‘Te veo ese día’ y se fue. Volvió el miércoles por la tarde. Nos llevó tres días armar, iluminar y ensayar la toma. Filmamos una toma por chasis de película – entre 8 y 9 minutos. Sin cobertura.

Fuimos a ver las copias diarias y vimos una toma hermosa. Después que todos se hubieran ido, Gordon se quedó hablando con Woody. A la mañana siguiente se acerca a hablarme: ‘No vamos a usar esa escena final, decidimos que no tenía nada que ver con el resto de la película’. Era previsible la reacción de la producción, pero tenían razón, no tenía nada que ver con el resto de la película. Usamos otro decorado que ya estaba construido y filmamos en una sala teatral. La gente saliendo del teatro, con sus diálogos y reacciones. Y funcionó perfectamente, aun sin las monjas bailando tap. Gordon puro.”

Chaim Kantor recuerda haber trabajado como segundo de cámara de Douglas Hart en Bright lights, Big city, trabajando con un equipo distinto de eléctricos y maquinistas. “Luego que los actores hubieran ensayado con James Bridges y Gordon, el equipo de cámara tenía que entrar al set para tomar los focos y ensayar la escena. Doug marcaría las escalas de los lentes y yo colocaría las marcas para los actores. Una vez que se ensayan estas tomas y se ven a través de la cámara, raramente necesitan ajustes posteriores. Por alguna razón, a medida que pasábamos de toma a toma, Gordon parecía tener problemas con la altura de cámara, bajando la cámara 5 centímetros en cada puesta.

1 - G. WILIS

La plata viene del cielo (1981) Foto Mel Traxel

Algunos años después, trabajando con Ronald Burke, el maquinista habitual de Gordon, le mencioné esa inusual modificación de la altura de cámara. Burke sonrió y me explicó: ‘Gordon siempre hace poner la cámara 5 centímetros demasiado alta cuando usa su visor. Yo siempre resto esos 5 cm.’.

Alan Disler hace sus comentarios de la primera semana de rodaje de Monedas desde el cielo – “Gordon había escuchado que los eléctricos estaban cobrando menos que lo que merecían, así que una vez ensayada una escena y determinadas las tomas, los actores fueron a maquillaje. Gordon tomó una silla, la colocó frente al decorado y sentó allí, sin dar las órdenes para la puesta de luz. Luego de media hora, un productor tomó coraje y se le acercó a preguntarle si algo andaba mal. Gordon lo miró y dijo: ‘Una vez que los eléctricos hayan cobrado lo que corresponde, habrá iluminación’. Nada más que hablar; por supuesto, el “error” fue corregido y comenzaron la puesta de luces.

Esa misma semana, Disler se acercó a Willis mientras este comía su habitual desayuno de huevo en pan blanco y leche; le entregó una nota del laboratorio en la que decía que había un problema con la cámara.

Inmediatamente comencé a pensar en otros lugares para trabajar, ya que seguramente estaba fuera de este rodaje – ríe Disler – Cuando se comunicó con el laboratorio le dijeron que habían aparecido unas rayas en los lados del negativo, en un encuadre de un gran número musical. ‘Cuando fuimos a ver el material, lo que se veía era a Steve Martin bailando frente a la cámara, frente al decorado del banco, que tenía columnas de mármol a los lados. Cuando la cámara retrocedía, quedaban las columnas a los costados del encuadre; las “rayas” que informaba el laboratorio eran las estrías de las columnas. Lo siguiente que escuché fue el rugido de Gordon: ‘¡No quiero ver más esas columnas de mierda enfrente de mi cámara!’ – Desde ese entonces tomé el hábito de fumar cigarrillos Camel, del paquete que tenía que guardarle en el cajón de cámara.”

7- retrato

Retrato Douglas Kirkland

Randy Nolen (operador de steadycam) recuerda a Willis como un hombre de pocas palabras “pero sin problemas para comunicar y hacer entender lo que quería; como operador de steadycam (en Malicia), me resultó muy fácil comprender qué esperaba de mi trabajo. Nadie se ponía frente a la cámara sin una buena razón cuando Gordon tenía su ojo en el visor. Tener intrusos delante de cámara es una de las cosas más frustrantes que debe sufrir un operador, especialmente cuando el director de fotografía está tratando de poner o ajustar las luces; por eso me gustaba especialmente su actitud al respecto.”

Un momento que recuerdo siempre “– continúa Nolan – “es un rodaje en un exterior día por la mañana. Cuando salimos del hotel para subir a las camionetas de equipo, estaba muy nublado: Gordon miró al cielo y dijo que no podríamos filmar hoy. ¡Y no lo hicimos! Eso realmente me convenció que Gordon Willis contaba con el respeto del director y la producción – quienes confiaban en sus decisiones como director de fotografía. Algo que no se veía demasiado en esos días”.

Luces apagadas

Basándonos en estos recuerdos y en un cuerpo de obras que cambiaron el curso de la imagen en el cine, podemos decir con seguridad que no veremos otro director de fotografía como Gordon Willis, ASC. Al presentar la entrega de su premio Governors Award 2009 de la Academia de Artes y Ciencias, Caleb Deschanel, ASC (la única persona que se puede considerar un aprendiz de Willis en rodaje), intentó una explicación de porqué Gordon Willis nunca hubiera recibido un Oscar por su trabajo como fótografo.

“El padrino está considerada como una de las mejores películas de todos los tiempos” – observó – “y una de las películas fundamentales respecto a la fotografía en el cine; aun así, no recibió ni una nominación al Oscar por su fotografía. Todo el mundo sabía que se haría una segunda parte – entonces quizás pensaron- si no obtuviste una nominación ésta vez, quizás estés más inspirado para hacer un trabajo mejor aún en El padrino II.

8- eñ padrino 3 -

El Padrino III (1990) I a D: Francis Ford Coppola, Craig Di Bona, ASC,

Gordon Willis, ASC

Pero – agregó Deschanel – existe una regla no escrita por la cual las segundas partes o secuelas nunca son nominadas. Annie Hall: otra regla no escrita: las comedias no son nominadas. Todos los hombres del presidente – y esta teoría me pertenece, quizás haya sido por ciertos comentarios malintencionados sobre la película. Manhattan: un hermoso poema de amor de Woody Allen sobre Nueva York, con una hermosa fotografía en blanco y negro. Pero quizás ustedes no lo sepan, pero el premio a la fotografía en blanco y negro ¡fue eliminado en 1967!”

Deschanel continuó diciendo que “hubo muchas ocasiones más, pero como el mismo Gordon hubiese dicho: ‘Déjenla correr, amigos, el mundo sigue andando’. “Gordon, esta noche estamos aquí para corregir algo que estuvo mal hasta ahora – no para premiarte por una película, sino por una de las más completas obras de arte realizadas en éste medio. Y sé que seguramente odies el término “obra de arte”, pero estamos muy orgullosos de premiarte con un honor tan merecido”

Que duermas bien, hermoso príncipe. Nunca habrá otro como vos.

2012-2015 Vittorio Storaro, ASC, AIC

Global Cinematography Institute ©

2012-2015 VITTORIO STORARO, ASC, AIC

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Q) Vittorio, cuéntanos sobre tus días de estudiante. Estudiaste en el Centro Experimental de Cinematografía en Roma, ¿correcto?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Es una larga historia, pero trataré de resumirla lo mejor posible. Mi padre era proyectorista para la compañía Lux Films y proyectó tantas películas a lo largo de su vida…sin duda, su deseo, su sueño era ser parte de esas imágenes que proyectaba cada día. Por eso, prácticamente me obligó a estudiar fotografía y cinematografía. En una palabra, cargó su sueño sobre mis hombros. Comencé en un instituto de fotografía en Roma durante 5 años; sin duda, después de esos años sentí que la fotografía era sumamente interesante. Pero también durante esos años acompañé muchas veces a mi padre a su trabajo y me la pasé espiando las imágenes a través de la ventanita que usan los proyectoristas para controlar el encuadre y el enfoque de la proyección. Vi entonces innumerables películas, pero en la cabina de proyección no se escucha el sonido de la película, solamente el ruido de los proyectores; es decir que para mí, en mi mirada inocente, lo que veía eran imágenes en movimiento: en mi mente, el cine era realmente una expresión de imágenes en movimiento. Para mí, ese fue el principio.

En esa época, trabajaba para Lux Films un director de fotografía muy importante, muy interesante…era un graduado en ingeniería, el ingeniero Pier Bartolucchi y mi padre le preguntó si, una vez finalizado el curso en el instituto de fotografía, podría aceptarme como su asistente. Allí recibí la primera respuesta importante en mi vida: “No, no puedo aceptar a tu hijo como asistente, salvo que estudie en la escuela de cinematografía; una vez que finalice allí, lo tomaré como asistente. En mi opinión, la nueva generación de directores de fotografía necesita estar muy bien formada.” En esa época tenía solamente 16 años, cuando fui al Centro Experimental me rechazaron: “Sr. Storaro, es usted demasiado joven, debemos cumplir las reglas, vuelva cuando cumpla 18”. Yo trabajaba en una casa de fotografía para mantenerme como estudiante, ya que mi familia no tenía los medios para pagarme los estudios. Por lo tanto, seguí trabajando en el estudio fotográfico y encontré una pequeña escuela de cine, que era prácticamente un centro de formación profesional para asistentes de cámara. No era una gran escuela de cine, pero resultó suficiente para mantenerme estudiando y adquirir y profundizar los conocimientos sobre técnica cinematográfica que me faltaban como fotógrafo.

Luego de esos 2 años, volví al Centro Experimental, ya graduado como maestro de fotografía, ya tenía 2 años de experiencia en otras escuelas y pensaba que me había llegado el buen momento. Pero me respondieron: “Sr Storaro, lo lamentamos pero las reglas han cambiado recientemente porque los ingresantes eran demasiado jóvenes, ahora es necesario tener 20 años cumplidos para poder ingresar al Centro. Y ahora tenemos solamente 3 vacantes para dirección de fotografía, director, diseñador de producción, diseñador de vestuario, etc.” Les respondí que no me quedaban otras escuelas para cursar, la única opción que me quedaba era ingresar al Centro Experimental. Me respondieron entonces que podría intentarlo, de todas formas tendría que pasar una evaluación para comprobar mi nivel de conocimientos y comenzaría en el nivel correspondiente a mis saberes, sin importar mi edad. Allí comprendí la importancia que tenía prepararme lo mejor posible, de otra forma cualquier otra persona ocuparía la plaza disponible y me quedaría afuera una vez más con la excusa de mi juventud.

Fue una gran lección: llega un momento en la vida donde resulta fundamental estar bien preparado. De otra forma te quedarás un paso atrás. También fui muy afortunado, ya que después del examen de ingreso, de 500 inscriptos quedamos cerca de 100 y luego de otra selección, finalmente, luego de presentar fotografías y otros elementos, quedamos solamente 27 personas para el último nivel de examinación.

También fui afortunado al tener que enfrentarme a 12 profesores diferentes; yo tenía un muy buen nivel técnico, particularmente en química, sensitometría y ese tipo de conocimientos tecnológicos, por lo que pude responder todas las preguntas y quedé en primer lugar por sobre todos los postulantes. Ese fue uno de los pasos más importantes a mis 18 años y pasé los mejores años de mi vida en el Centro Experimental, ya que tuve la oportunidad de aprender y poner en juego los conocimientos; todo en un ámbito de libertad, sin las presiones que tendría después durante la etapa profesional.

Si usted tiene libertad para cometer errores, aprende con total libertad. El único problema con el que nos encontramos fue el nacimiento de la televisión: entre 1958 y 1960 descubrimos que ya no era suficiente con 2 años de carrera. Comenzamos a presionar a los profesores para que modificaran las reglas y extendieran el curso a 3 años.

Pero una vez que egresé la escuela, me encontré lo suficientemente preparado, especialmente por mi sólida formación tecnológica, comparada con lo que era habitual entre otros jóvenes profesionales en Italia.

2- el conformista

Q) Cuando estudiabas en la escuela de cine, ¿quién era tu héroe cinematográfico, un director de fotografía italiano? Gianni di Venanzo, Aldo, Martelli… ¿cuál era el DF que te hubiera gustado ser?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Sin duda era Gianni di Venanzo. Gianni era una especie de revolucionario. Martelli hacía hermosas películas, como La Dolce Vita y muchas otras, pero sin duda el provenía de una forma de utilizar la luz que pertenecía a otra época. Di Venanzo realmente revolucionó la técnica al sacar los faroles de la parrilla, cuando entrabas a su set había faroles por todos lados, porque normalmente la luz natural no viene siempre desde arriba. El comenzó a utilizar las luminarias desde el piso y logró una imagen particular y llegó a ser bien reconocido por su fotografía en blanco y negro.

El negativo era revelado en Cinecitta por Enzo Venzini y otros grandes técnicos que teníamos en Italia, en todos los largometrajes de la época con Michelangelo Antonioni, Cito Maselli, Diferenti y algo después, con Federico Fellini.

Alfa es un maestro clásico de fotografía en blanco y negro con una nueva forma de ver el cine, utilizando luz natural y muchas otras fuentes pequeñas sin remarcar demasiado una dirección teatral de la iluminación. Sin ninguna duda, estaba en Italia, tal como Raoul Coutard estaba en Francia: más o menos al mismo tiempo, cambiaron totalmente en una forma revolucionaria la forma de hacer cine. Pero di Venanzo era solamente uno de mis maestros, al mismo tiempo, en esa época cualquiera de los profesores eran antiguos cineastas. Muchas veces eran muy buenos profesores, pero nos enseñaban los usos de la dirección de fotografía de los 20 años anteriores. Y para nosotros, cuando veíamos La Dolce Vita o La Notte, de Venanzo y Martelli, 81/2, resultaban realmente muy importantes pero nadie se acercaba a la escuela a darnos una master class o un seminario. Digamos que eran bastante reservados, para decirlo simplemente.

A través de mi padre tuve la oportunidad de conseguir un permiso para ir de visita a un set donde trabajaba Gianni di Venanzo, pero me quedé apenas en la puerta espiando y él andaba por ahí, concentrado en su trabajo, nunca nos prestó atención o se ocupó de transferirnos conocimientos. Eso me dolió. Por eso más tarde, cuando me convertí en Director de fotografía, tan pronto como tuve suficiente conocimiento comencé a dictar seminarios aquí en USA, AFI, USC, UCLA, en Rusia, en Francia, en Italia…en todos lados del mundo, porque pienso que lo que se recibe de otros fotógrafos viendo sus películas constituye un gran valor.

Si se tiene la oportunidad de adquirir conocimientos, es importante lograr trasladar a los demás el camino que se recorrió, eso es un valor adicional, otro elemento que puede ayudar a otro a desarrollarse. El conocimiento también es importante cuando lo compartimos. Lo mismo cuando hacemos cualquier película, porque cualquiera que observe lo que hace Vilmos (Zsigmond), Gordon (Willis), yo mismo o Luciano hacer una película, aprenden de nosotros. Es importante tener la oportunidad de poder hablar sobre nuestra propia creatividad. Para nosotros era muy importante, porque nadie hablaba con nosotros en esas épocas.

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Q) Usted es uno de los más brillantes representantes de la escuela italiana de cinematografía y al mismo tiempo, de la escuela norteamericana de fotografía; ¿podría contarnos cuáles son las diferencias entre ambas escuelas? ¿Existe esa diferencia y cómo la describiría?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Por ejemplo, tan pronto como finalicé la escuela comencé a trabajar como operador de cámara para Marco Scarpelli. Este era considerado uno de los muy buenos DF de Italia. Giuseppe Rotunno, tal como Marco Scarpelli, podríamos decir que tomaban el camino de los DP norteamericanos, grandes DP como Stradling y muchos otros, usualmente trabajaban con el color utilizando la estructura básica. Esa estructura básica en cinematografía realmente era simplemente luz principal, luz de relleno y contraluz. Particularmente Rotunno se transformó en uno de los grandes maestros. Siendo el camarógrafo con Marco Scarpelli, observaba muy de cerca su trabajo y pude ver que él tenía una mirada diferente. En ese tiempo la mayoría de los profesores nos decían “¿Seguro que querés ser director de fotografía? ¿Seguro que querés dedicarte al cine? Sepan que será muy difícil prosperar allí, que será muy raro que los llamen para trabajar, quizás se pasen meses esperando un llamado.” Era un sentimiento negativo que venía de parte de esos profesores. En mi opinión, cuando yo veía lo que lograba Gianni, si él había llegado hasta allí, ¿por qué no podría yo llegar también al mismo nivel? Al mismo tiempo, también Aldo Graciatti era otra cara de lo que me gustaba tanto. Aldo venía de la fotografía pero se había formado principalmente en Francia, por lo que tenía un gran conocimiento acerca de la pintura. Por lo tanto, podríamos decir que la dirección de fotografía de Aldo, por ejemplo en “Senso” o “La Terra Trema”, tenía un clima pictórico. Era totalmente diferente a lo que hacía Gianni di Venanzo.

Al comenzar El Conformista, cuando Bernardo Bertolucci me presentó al Diseñador de Producción Ferdinando Scarfiotti, el Diseñador de Vestuario Gitt Magrini, tuvimos que ver Citizen Kane de Orson Welles (seguramente habrán visto esa película). Para mí, Gregg Toland era prácticamente la suma de lo que podía ser un DP de la época. Porque en mi idea, desde los cortos que hacíamos en la escuela y después de la escuela, como asistente de cámara o camarógrafo, ya estábamos haciendo cine.

Ya desde esa época, yo trataba de entender qué tipo de luz debería lograr para que se percibiera como parte de la realidad y en cada caso, la luz debía ser la adecuada para ese momento específico, esa historia específica en ese lugar en particular. Y yo trataba de reconstruir ese tipo de luz, una que funcionara, que fuera creíble, digamos, en una forma superlativa; eso era Gregg Toland. Gregg Toland siempre estaba buscando una idea lumínica para cada decorado en particular; con ese mismo farol que entraba por la ventana, podía ser en verano, invierno o cualquier otro clima. Podían ser las 6 de la mañana, las 6 de la tarde, pero la cuestión es que era posible imaginarse esa habitación iluminada con un clima particular. Entonces, se trataba de usar la imaginación, de dirigir la imaginación en una dirección particular, para lograr una iluminación determinada que lograra destacar las sutilezas de una situación. En la práctica, yo no comencé a pensar en esa dirección cuando vi Citizen Kane, pero me estimuló y me dio el coraje para continuar en esa dirección. Me confirmó que la pequeña idea que había tenido era simplemente un principio y que tenía que seguir en esa dirección.

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Q) Usted era un revolucionario, ya desde la escuela. Y continuó por ese camino cuando comenzó a trabajar en la industria, película tras película. Siempre está inventando nuevas maneras de ver las cosas o cómo lograr que su audiencia las vea en forma diferente. ¿Cómo describiría su estilo?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Sin duda, mi estilo es una mezcla entre los tres profesionales que ya mencioné: Gianni di Venanzo, Aldo Graziati y Gregg Toland. La mezcla entre esos tres es lo que terminó convirtiéndose en mi estilo. En cierto sentido, lo que aporté a la visión revolucionaria de Gianni di Venanzo, el clima pictórico de Aldo y el tipo de iluminación surrealista de Gregg Toland, es el concepto de “contar la historia”. Para mí, es muy importante el significado de la palabra “cinematografía”: viene de las palabras en griego para “luz” y “escribir”, escribir con luz. Y amé mucho ese término porque es lo que me dice que yo no soy un fotógrafo, no soy un pintor, sino que estoy tratando de escribir una historia con luz. Muy claro. Para mí la cámara es como mi lapicera cuando escribo, debo escribir con la cámara. Y esa es la forma en que estábamos acostumbrados a trabajar en Italia, especialmente la generación joven con Bernardo Bertolucci. Lo conocí cuando tenía 22 años, yo tenía 23 y trabajaba como asistente. Bernardo andaba con el visor, diseñaba cada toma y la película toma por toma de una forma muy específica. Y en esa época no había nadie que hiciera ese tipo de descripción. Cuando comencé a trabajar como su Director de fotografía él dejó esto bien en claro: él seleccionaría el espacio y el ritmo del espacio, yo sería responsable del lenguaje de la luz. Entonces el escribía con la cámara y yo escribía con la luz. Muy claro, sin dejar lugar a dudas.

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Q) ¿Qué es lo que disfruta más de ser director de fotografía?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Muchas veces me preguntaron qué hubiera sido si no hubiera elegido ser director de fotografía. Honestamente no lo sé, no puedo pensar en otra profesión, porque desde muy joven, desde que tenía 7 años, mi padre volvía a mi casa y en el jardín, nos proyectaba a mis hermanos y a mí películas de Charles Chaplin. Y esa fue mi primera impresión acerca del cine. Desde esa época lo acompañé al trabajo, espié las películas que proyectaba y más tarde comencé a estudiar fotografía. El misterio del revelado de la imagen fue increíble para mí, eran imágenes grandiosas. Cuando en 1968 hice mi primera película como DF, Giovinezza, Giovinezza, ya tenía una gran formación previa: había estudiado fotografía durante 9 años, hice solamente 2 películas como asistente, trabajé 6 o 7 años como camarógrafo, había hecho varios cortometrajes como DF: ya estaba muy formado. Recuerdo la emoción en la sala de proyección esperando las primeras imágenes: las líneas, lo números, ver la línea que avanzaba, ver los números aparecer 10,9,8,7,5,3,2 ¡ zas ! : la primera imagen. Observar esa imagen en la pantalla me produjo una emoción tan grande, increíble. Descubrir qué podía hacer fue una gran emoción. El hecho que fuera capaz de transferir mis conocimiento a elementos mecánicos, químicos, ópticos, algo muy material. Porque ahora las imágenes son digitales, pero somos igualmente capaces de transferir nuestros conceptos, de transformarlos en imágenes, esa es la cuestión importante.

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Q) ¿Qué es lo que considera actualmente el mayor desafío para un director de fotografía?

Vittorio Storaro, ASC, AIC:  Yo era muy joven y fui muy afortunado en nacer en la época que me tocó, porque fui testigo de la evolución que sufrió el cine desde 1940 hasta 2015, lo que constituyó una excursión increíble. Todo el cine europeo, particularmente en los 50, los 60, los 70, los 80, junto a la poderosa industria del cine norteamericano, llevaron adelante una evolución increíble desde el blanco y negro y el principio del color (pensando en lo que hicieron en 1939): con Citizen Kane de un lado y Gone With the Wind del otro, en esa época instalaron bases muy firmes de lo que podía hacer la cinematografía de la época. Hasta muchos años más tarde se discutió el color, impulsado por ciertos técnicos que decían que quizás el color no era la respuesta, que no se podían capturar la misma cantidad de grados de luminosidad en color, que era especialmente limitado en las bajas luces. Entonces pensaban que no era posible realizar cine dramático en color comparables a las imágenes de alta calidad conseguidos en blanco y negro, que el color servía únicamente para los western, musicales o comedias, donde todas las imágenes son generalmente bastante planas, sin contraste. Error gigantesco. En la práctica, la luz plena, chata, genera una “no iluminación”.

Creo que tenemos un ejemplo mayúsculo en Gone With the Wind, donde se alcanzó y se aplicó un nivel tecnológico insuperable en su época, realizando esa película que podemos ver hoy como un clásico espectacular. Y demostraron que era posible tener todas las tonalidades en color; a finales de los 50 y 60, particularmente en USA, todo el cine era completamente plano. Había una especie de negación de la expresión en color.

En una época muy marcada de mi vida, artistas tales como Vilmos Zsigmond, Lazlo Kovacs, yo mismo, Luciano Tovoli en Italia, Sven Nykvist de Suecia, Billy Williams de Inglaterra, esa generación comenzó a incorporar el uso del color en forma dramática en películas tales como The Conformist, McCabe and Mrs Miller y así sucesivamente. Fuimos capaces de lograr un cambio real en el lenguaje de las imágenes. Fue principalmente, fundamentalmente una movida europea..

Existió una especie de revolución en el momento en que cambió el uso del color en el cine porque fuimos capaces de aplicar los conocimientos técnicos combinados con la sabiduría cultural. Por eso, habiendo nacido en esa época, fui contemporáneo con Bernardo Bertolucci y muchos otros directores con los que trabajé en esa época. Ellos me enseñaron a buscar un clima específico para cada película. No existía un determinado tipo de película desde el punto de vista de la profesión; en nuestro concepto, no existía un sistema para determinar “a priori” esos climas. Entonces cada película había que estudiarla para encontrar una clase de clima específico, estilo específico y aspecto específico.

Esa fue una increíble enseñanza durante muchos años. En esa época prácticamente conviví con la evolución del color, la evolución de los formatos- panorámico, cinemascope, 65 mm, todas esos cambios generacionales que iban llegando en ese momento, todo ocurrió en simultáneo en muy pocos años; ya en 1983, hice una prueba técnica sobre el funcionamiento de un sistema de video de alta definición. Aunque en los siguientes 20 años prácticamente no ocurrió nada importante en ese campo, realmente en tiempos muy recientes todo está cambiando desde la fotografía química a la cinematografía digital. Podemos tratar de elaborar más adelante por qué las cosas ocurrieron así en esos años pero ¿qué es lo importante para un director de fotografía hoy en día?

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Q) ¿En la actualidad, cuál es el principal desafío para un director de fotografía?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: No alcanza con ser un técnico. La tecnología, con los nuevos tipos de cámaras, en el caso de las cámaras fotográficas digitales, todas pueden funcionar en automático: pueden darnos exposición, foco y demás controles automáticos. Prácticamente en las escuelas no se enseña tecnología en profundidad: ¿qué es la sensitometría? Nadie sabe. ¿Cuáles son los procesos químicos? Ese tipo de conocimientos prácticamente se han perdido. Si se intenta profundizar en ese tipo de conocimiento equivalente en el mundo digital, ya no es suficiente saber de electrónica, porque vemos imágenes diversas en el rodaje (en el visor y la pantalla de la cámara, en diversos monitores externos, etc). Al mismo tiempo, estamos pensando cómo podemos hacer para grabarlas y eso implica que visualicemos nuestras ideas. Instalamos la cámara y visualizamos lo que imaginamos antes. ¿Cuál es entonces la diferencia fundamental? En otros tiempos, se suponía (no siempre era tan real, pero se suponía) que el director de fotografía era el único que sabía cómo se vería la imagen en la proyección al día siguiente o 2 días después, una semana después, dependiendo de cuán lejos se estuviera del laboratorio. Él era el que tenía el conocimiento, nadie más. En la actualidad cualquiera puede ver las imágenes, en color y en alta definición. Entonces ¿cuál es nuestra oportunidad de controlar realmente esas imágenes? Conociendo plenamente el significado de la luz, conociendo el significado de cada elemento a través de la simbología, a través de la sicología, la dramaturgia, las diferentes sensaciones que puede producir cada color. Lo que vemos a través de nuestros ojos pero también a través de nuestro cuerpo. Porque las emociones de la audiencia cambian delante de una pantalla roja, verde o azul. ¿Por qué? Porque la pantalla refleja hacia nosotros un tipo de energía en determinadas longitudes de onda que son absorbidas por nuestros cuerpos. Está probado científicamente que nuestro metabolismo cambia: se modifica la presión sanguínea. ¿Y qué ocurre con esos cambios? Cambian nuestras emociones. Cambian a partir de una pintura, una imagen en video, una imagen de la realidad, una imagen de película. Por lo tanto, si conocemos cuáles son los símbolos con los cuales relacionar la oscuridad, la penumbra, la luz, podemos apreciar las diferencias entre ellas. Si conocemos sus diferencias sicológicas, entenderemos qué ocurre cuando el espectador se expone al rojo, naranja, amarillo, verde, índigo y azul. Sabremos entonces cómo escribir esa historia con luz y también con color.

No olviden que Leonardo da Vinci identificaba dos elementos diferentes: luz y sombra. El casamiento entre esos dos produce criaturas; esas criaturas son los colores. Es una forma muy poética de decirlo, pero en la práctica, si percibimos que el color viene de la oscuridad y solamente cuando se activa el elemento primario del negro se crea rojo, naranja, amarillo, verde, índigo, violeta; todos ellos juntos, tal como nos enseñó Isaac Newton, crean la luz blanca.

Entonces, este es un tipo de lenguaje verbal, por lo que tenemos que trabajar como un escritor utiliza las palabras para transferir emociones, como un músico usa las notas, usamos nuestro conocimiento sobre luz, sombras y colores para producir emociones.

Actualmente, no necesitamos ser solamente técnicos, debemos manejar el conocimiento y significados sobre artes visuales, debemos conocer la simbología, la dramaturgia, la fisiología. Todo está escrito respecto a la escritura con luz. Con luz, con color, con sus elementos básicos.

Q) La captura digital ha modificado notoriamente el trabajo del director de fotografía. ¿Qué efecto cree usted que producirá esto a largo plazo en el arte de la cinematografía?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Hay que mirar las películas tal como se los conté antes: en los 50 y 60 prácticamente no se utilizaba contraste en la relación entre la luz y las sombras, todo era iluminado parejo; eso era porque se creía que los colores no se reproducirían bien en las sombras. De esa forma renunciaron a una oportunidad increíble de contar las historias a través de ese tipo de herramientas. Es como hacer música utilizando solamente una tonalidad: se utilizan muchas tonalidades diferentes para construir lo que llaman armonía en la música. En fotografía, se obtiene una armonía al usar los colores combinando las tonalidades. En el momento de grabarlos debemos decir. “No se preocupen, quedará bien, ya lo he visto en otras películas y se ve bien”. Todos te siguen y quizás, al final de la película, puede resultar maravillosa o quizás podría haber sido mejor, depende de los artistas que intervienen. En la actualidad todo el mundo ve las imágenes, cualquiera puede opinar sobre el resultado y sobre nuestras intenciones al hacerlas. Mucho de la cinematografía actual se hace de esa forma porque no se produce a partir de la creatividad propia. Eso ocurre por la forma en que se visualizan las imágenes, la mayoría de los directores, de los productores no tienen idea sobre qué imágenes serían las adecuadas para contar mejor una determinada historia. Tengo una cámara que permite grabar a 1250 ASA, es terrible; Gone With the Wind se hizo con solamente 25 ASA; esto es demasiado bajo y aquella, demasiado alta. Una consecuencia de trabajar con esas sensibilidades es que se puede filmar en cualquier lugar y ver las imágenes. Pero ¿son esas las imágenes que los espectadores verán finalmente? ¿Son las imágenes correctas para contar esa historia particular? Esa es el punto fundamental: en este punto debemos tener en claro si el personaje debería estar vestido de negro o no y cómo influirá eso en la forma de contar la historia. ¿Se contará mejor, resultará mejor para la historia general si lo vestimos de blanco, si la dejamos en penumbra, si preferimos las sombras o las luces brillantes? Quizás sería mejor si elegimos este o aquel tono o si decidimos que todos los elementos estén dentro de la misma tonalidad y quizás, un solo elemento dejar en azul. Porque se trata de contar algo en forma específica. ¿Qué es el azul? El azul es el momento en que alcanzamos un estado determinado; los humanos, durante su proceso de crecimiento y aprendizaje, cambian su aura. El aura es la energía que emitimos nosotros mismos y depende del nivel espiritual, el nivel de inteligencia alcanzado. Pero al mismo tiempo, puede ser representado por un color único.

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Q) Hablando de color, ¿cuál fue su aproximación en El último Emperador, ganadora del Oscar a la fotografía?

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Vittorio Storaro, ASC, AIC: El concepto de El Último Emperador fue muy simple, establecer la relación entre la luz y la vida. La historia trata sobre un hombre que es capturado por los nacionalistas en China y forzado a escribir un resumen de su propia vida. Su propia terapia, sicoterapia quizás. Es forzado a hacer algo que no quería hacer. Lo que hace en ese momento, en que se siente prácticamente un emperador y no puede ser tratado como cualquier otro humano, quiere matarse, se corta las venas. Lo que vemos en ese momento es rojo. Cuando vemos rojo, recordamos cuando se convirtió en emperador: cortamos a una escena nocturna – la hicimos de noche porque queríamos usar antorchas- usamos luz roja y los soldados venían trayéndolo, quitándolo de las manos de su madre. Prácticamente cortaban su cordón umbilical, convirtiéndolo así simbólicamente en emperador. Por eso el rojo es el color de su conversión en emperador, como un nacimiento. Cuando va a la Ciudad Prohibida, lo visten de amarillo. Luego vemos la ciudad, todo es de un color totalmente diferente. Parte en amarillo y parte en rojo: la mezcla de ambos es el naranja. ¿Qué significa el naranja? El naranja es el color de lo femenino, el color de la familia, pasamos alrededor de 5 años viviendo casi exclusivamente dentro de la familia. El útero de la familia. Su familia en esa época es diferente porque no transcurre en su casa, sino en la Ciudad Prohibida. No son su madre y su padre, son 3000 eunucos, pero es una familia. Lo coronan emperador y está vestido totalmente de amarillo. Porque como niño no comprende que el amarillo es el color de la conciencia. Usualmente al avanzar en la vida, llegamos a la pubertad y comprendemos el tipo de sexualidad que tenemos. El verde es el color de la edad del aprendizaje, la edad del conocimiento. Cerca de sus 20 años, cuando llega su tutor inglés, llega en un automóvil verde y le regala una bicicleta verde, y así sucesivamente. Comienza a conocer la ciudad fuera de la Ciudad Prohibida, el tipo de hombre que es él mismo. Porque prácticamente es un prisionero; ya no es más el emperador. Aprende en ese momento que es una especie de rey. Cuando lo echan de la Ciudad Prohibida, prácticamente se siente libre. Cuando muere su madre, no le permiten ir a verla, le cierran la puerta en la cara. Entonces el azul es el color de la libertad. Irá a vivir en un club de campo inglés, por primera vez en la película vemos todas las bebidas teñidas de azul. El azul es al mismo tiempo, el color de la madurez de la mente, de la inteligencia y la libertad. Índigo es el color que alcanzamos cuando tenemos 50, 60, 70 años, el color del gobernante, el color de cuando alcanzamos un cierto tipo de madurez, realmente hemos llegado a gobernar el mundo. Es el momento en que regresa para convertirse en emperador de Manchuria. Debe volverse negro para gobernar. Violeta, el último color del espectro, es el momento en que debemos comprender quienes somos y debemos transferir el conocimiento a otros. Eso es lo que estoy tratando de hacer en esta etapa de mi vida.

Cuando ponemos todos esos momentos juntos, todas esas generaciones humanas, con los diferentes colores del espectro llegamos a un balance, llegamos a la madurez. Ese es el momento en que decidimos con Bertolucci cubrir el piso de nieve. ¿Por qué? Porque el blanco es el resultado de combinar todos los colores. Llega a la madurez y se convierte en un ser humano normal y lo dejan en libertad. Esos simples conceptos me dieron la oportunidad de expresarme en El Último Emperador.

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Q) ¿Qué invención técnica o progreso técnico ha afectado más su creatividad en los últimos 40 años?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Sin ninguna duda, uno de los elementos que más me impresionó, comparado con cualquier otro laboratorio, fue el proceso original de transferencia de colorantes Technicolor, que fue un sistema único que nos proporcionaba una paleta de color más rica que ninguna otra hasta allí. Perdimos ese tipo de sistemas en 1970, 75. En Italia fue 1900, que hice con Bertolucci, en Estados Unidos fue Gordon Willis en El Padrino de Francis Coppola, después perdimos algo que era muy importante, porque la industria necesitaba ser más rápida, más simple, menos costosa. Entonces, con Ernesto Novelli en Italia, inventamos un sistema llamado ENR, que hacía posible agregarle al positivo normal una capa adicional, la capa de negro. En el sistema original de Technicolor, utilizaban 3 matrices – rojo, verde y azul – más el negro. Después descartaron el negro, lograron hacerlo solamente con 3 capas. Y ese tipo de inventos prácticamente me permitieron recuperar la oportunidad de volver a ver la imagen con el negro original, me daba la sensación de espesor como si fuera una pequeña escultura, porque el color positivo normal era demasiado liviano, desaturado; demasiado plano y unidimensional, sin profundidad. El negro más rico que me daba el ENR era muy importante, así como la mayor saturación de cada color individual, podríamos decir que convirtió al cine en algo más parecido a la pintura.

Pero una invención en particular que aportó algo sobre lo que yo había sentido necesidad, particularmente cuando hice una película con Carlos Saura – fue Flamenco – teníamos que conseguir un encuadre, una composición determinada con la imagen de un bailarín. Si encuadrábamos para emitir por TV, cuando se proyectara en cine se cortaría la imagen arriba y abajo.[1] Es el mismo problema que encontramos al filmar El Conformista, que compusimos a 1,66:1 porque Bernardo amaba el formato de proyección que se utilizaba en Francia. Cuando pasamos a otras cinematografías, en EEUU, Inglaterra, Italia, allí se encuadraba en 1,85:1. Cuando hicimos todas las películas en cinemascope, en el cine el público veía exactamente lo que nosotros habíamos filmado. Cuando emitían esas películas por TV en EEUU – allí se trabaja mucho en el formato 2,35:1 – prácticamente se pierde 1/3 de la imagen, se corta el 40% del formato.

Para mí, el cine es un lenguaje de imágenes y su usted traiciona las imágenes, sin duda estaríamos traicionando nuestra película. Por eso se me ocurrió una idea inspirada en Leonardo da Vinci cuando en Santa María Delle Grazie en Milán, vi en esa iglesia el maravilloso cuadro llamado La Ultima Cena. Observar La Ultima Cena me produce un gran encanto porque realmente se aprecia el equilibrio que Leonardo consiguió allí. Entonces me pregunto ¿cómo puede ser tan perfecto? Observo la proporción y es 2 veces a 1. Me digo que es tan fantástico debido a su simplicidad. Cuando observo la Anunciación, que Leonardo pintó siendo muy joven, a los 20 años, hace exactamente lo mismo, pone al Ángel y a María en proporciones equivalentes, la divinidad y la humanidad exactamente al mismo nivel, una vez más respetando la proporción 2 a 1. Leonardo era un maestro de la perfección. Prácticamente coloca la figura humana en el centro del mundo y todo el resto, todos los demás elementos se ordenan según una perspectiva dirigida a los ojos para contarnos que todo debe estar en armonía – en la perspectiva central y equilibrio con el resto del mundo. Y se ha transformado en algo similar a un manifiesto de la inocencia de la pintura.

Charlando con mi hijo Fabrizio le dije que me gustaría encontrar una forma de aplicar esto a la película. Entonces probamos modificar el avance de la cámara y utilizar 3 perforaciones de altura en vez de las 4 perforaciones tradicionales. Entonces el fotograma quedaba de 12 mm de altura, obteniendo la proporción perfecta de 2 a 1 para un formato 1,85:1 más ancho. Entonces logramos la proporción del anamórfico sin distorsionar la imagen. De ahí en adelante se sigue usando ese sistema. La cámara de video que había soñado se hizo realidad con la primera Dalsa, cuyo sensor tenía también esa misma relación de aspecto de 2 a 1. Era 4K, 16 bit. Lamentablemente, Dalsa cerró y vendieron el prototipo; alrededor del año 2000 desapareció del mercado. Recientemente, Sony presentó la F65, también en 4K, que resultó la cámara que cumplía con mis sueños casi en un 90%. Ese tipo de ideas técnicas me brindan la posibilidad de expresarme de la forma correcta, la manera en que siento la práctica confortable.

Q) En el modo tradicional de trabajo, el Director de fotografía era el único autor de las imágenes; en la actualidad es de alguna forma el coautor de las imágenes, porque ciertos especialistas en efectos especiales se transformaron en coautores de la imagen. ¿Qué piensa respecto a esa tendencia?

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Vittorio Storaro, ASC, AIC: Estoy de acuerdo, el Director de fotografía ya no es el único autor de las imágenes, sino más bien su con autor. Porque la imagen está descripta originalmente en el guión; después el diseñador de producción le da forma a las diferentes locaciones; el diseñador de vestuario interviene diseñando y eligiendo el color del vestuario; los actores le dan forma a la imagen con su participación; finalmente, el director da su aprobación a la imagen final. El director de fotografía fundamentalmente visualiza esas imágenes, los espacios a los que dará su impronta con su utilización de la luz y color. Por eso en la práctica somos coautores de la imagen: no podemos considerarnos los únicos autores, ya que muchos profesionales que participan y deciden sobre la misma y, por lo tanto, también son sus autores.

Como saben, se utilizan efectos especiales desde hace muchísimo tiempo en el cine: se utilizó proyección trasera, proyección delantera, láminas, recorte y así sucesivamente. Usualmente los directores de fotografía siempre participaron en esos conceptos. Han estado realizando los efectos especiales junto a los técnicos, en la práctica, los técnicos ponen en concepto las ideas del DF. Por ejemplo, cuando hice Dick Tracy con Disney, iba a final de cada semana a Disney para observar los cuadros y pruebas que se iban haciendo, observando cada cosa que se hacía, desde la pintura sobre vidrio hasta todas las demás técnicas. Pero en particular, yo escribí el concepto de la película, las ideas cinematográficas que elegí y siempre sostuve que debíamos seguir esas ideas, no podíamos modificarlas. Debíamos seguir el concepto tal como lo pensó el cineasta. A través de mi visión artística y mi capacidad técnica pudimos llegar a los efectos especiales que se aplicaron en ella. Yo supervisé cada uno de los aspectos. Por lo tanto, en la práctica, el concepto fundamental siempre proviene del Director de fotografía.

Por ejemplo, he escuchado que Emmanuel Lubezki, en la película Gravedad, realizó un seguimiento de la imagen desde el principio hasta finalizar con la proyección. Eso es lo que debe hacer el director de fotografía. En general, nosotros llegamos casi al final del armado de los conceptos, los decorados, las primeras ideas sobre la iluminación, pero el concepto principal sigue centrada en la misma persona, aún sigue siendo el D. Pero si un fotógrafo llega al final del proyecto, se lo llama para iluminar un decorado con un par de actores, mientras algún otro artista trabajó con el director en el diseño, o un diseñador de producción decidió la forma que tendría la película, probablemente esas personas no solamente deberían compartir, sino directamente recibir el Oscar a la fotografía, en vez del fotógrafo que se limitó a iluminar un par de primeros planos. No lo sé. Pero está ocurriendo y ha ocurrido recientemente, el fotógrafo que recibió el Oscar realmente no lo hizo por su propio trabajo, no había realizado el trabajo completamente, sino basado en la creatividad de algún otro.

Eso resulta confuso, comenzando por la nominación. Ese DF es responsable solamente de una parte del proceso creativo, el trabajo de un artista visual. Entonces se da la disyuntiva de premiar esa película comparada con otra donde el director de fotografía ha hecho todo el trabajo. Desde el principio se premió el trabajo de efectos especiales distinguiéndolo de la fotografía. Pero cuando se le otorga un premio a la fotografía a una película que consiste 99% en efectos especiales, se comete un error desde el punto de vista de la dirección de fotografía.

Q) ¿Qué consejo le daría a las próximas generaciones?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Bueno, como dije antes, he pasado toda la vida tratando se saber quién era yo, por qué hacía lo que hacía y demás cuestiones similares. Una respuesta es que me dediqué a tratar de expresarme, ir paso a paso tratando de encontrar el sentido de la vida. Busqué el equilibrio entre elementos opuestos. Deben saber que nuestro trabajo trata de equilibrar entre arte y tecnología, es imprescindible conocer ambas. Porque si usted sabe solamente de arte, no sabrá cómo materializar el concepto, no podrá ser un director de fotografía. Puede ser un hombre extraordinario que piensa una idea increíble. Pero si usted no es matemático, nunca podrá llegar a e=mc2 como Einstein. Si usted quiere ser un escritor, si no está versado en el arte de escribir nunca llegará a ser William Faulkner y así sucesivamente. Pero si maneja la tecnología sin concepto, sin idea, sin conocer el arte, será un buen técnico, pero deberá seguir a otro que le diga qué hacer y deberá dedicarse a materializar la idea de otro. Si usted tiene una idea, querrá materializarla: para eso deberá combinar esos dos factores diferentes.

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Q) ¿Cuál es la favorita dentro de sus películas?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: No creo que pueda pedirle a un escritor que elija una página de un libro, a un músico que elija una nota de su sinfonía o a un Director de fotografía que elija una película. Sin duda, cada una representa una parte de su vida. Y si piensa sinceramente que hizo lo mejor posible que pudo en cada película, entonces cada una es una parte de su cuerpo, un hijo, entonces la mejor película en este momento es Muhammad. Es la que mostré recientemente en el American Film Institute porque representa lo que soy en la actualidad, con todo lo que aprendí a lo largo de 50 años de profesionalismo, la investigación, toda la filosofía de lo que hice, tratando de agrupar los conocimientos de muchos filósofos, de muchos artistas; eso es lo que intenté integrar en una trilogía de libros llamada “Escribir con luz”, porque no tuve ayuda para poner toda esa información, toda esa investigación en un libro específico. Cuanto más se hace, más claro se ve todo, pero también tenemos la oportunidad de abrir nuestro conocimiento a un estudiante, un joven director de fotografía que puede aprender de toda nuestra experiencia a lo largo de los años. En la práctica, implica transferirle muchos años de mi experiencia en unos pocos años que la persona dedica a formarse.

Una cosa que considero importante – tal como creo haberlo hecho en “El Arte de la Cinematografía” – que antes de nosotros hubo muchos otros cineastas que nos dieron cierto conocimiento. Nos transfirieron cierta experiencia, nos dieron alguna emoción. Ese trabajo fue el resultado de una larga investigación entre Luciano Tovoli, Daniel Dinanunci y yo mismo, durante la cual seleccionamos 150 personas alrededor de todo el mundo, más de un centenar de directores de fotografía que nos aportó una diferencia. Y no solo eso: si se lo analiza bien, es una especie de resumen de mi trilogía “Escribiendo con luz”, “Color y Elementos”. Es la experiencia de toda mi vida – escrita aquí está toda mi investigación. Tantos filósofos, tantos pintores, tantos científicos – me dieron conocimiento sobre el mundo visual. En mi opinión, hoy en día no podemos ignorarlo más – el conocimiento, la simbología, la energía – estamos probablemente utilizando energía visual.

En la última película que hice, Muhammad, traté de visualizar el viaje de este pequeño niño – a lo largo de su vida – hasta convertirse en profeta. Pero el director me dijo en nuestro primer encuentro “Vittorio, para nosotros Mohammad fue un profeta desde que nació, no se convirtió en profeta después”. Entonces comprendí el principio y el concepto – debemos cambiar, en realidad el mundo a su alrededor estaba cambiando, no cambiaba él. Solamente podemos representar la divinidad a través de la energía – esa energía visible que conocemos como luz. Entonces me interné más y más hasta comprender el hecho que, a fin de expresar ese concepto específico, para lograr mostrar su vida, cuando era un niño, debía utilizar una cierta tonalidad de color. Pero él, sin importar por dónde anda, siempre se ve blanco – está siempre iluminado con una luz muy potente, como representación de la energía, porque el concepto del director, como hombre religioso, realmente creía que esto debía ser representado en la película. Entonces decidimos utilizar un solo elemento – esta luz en relación con su complemento, que es la oscuridad y la relación entre ambas cosas. Leonardo da Vinci decía que el color es una gran oportunidad de utilizar elementos como medio de expresión propia. No necesariamente los espectadores o la audiencia comprenderán por qué utilizamos un color o tonalidad – pero la sensación que recibirán, que es lo que realmente queremos lograr o lo que pensamos que el director pretende que la película debería contarle a los espectadores. Esa es la cuestión más importante. Tenemos la gran oportunidad de utilizar uno de los más grandes elementos en la vida, que es la energía.

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Q) ¿Cuándo usted recibe un guión, qué es lo primero que hace?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Trato de comprender el concepto fundamental del guión. Sin ninguna duda, siempre existe un elemento principal en la historia que el director y el escritor están tratando de contar. Si usted comprende eso, por ejemplo cuando me propusieron hacer Apocalipsis Now, lo primero que dije fue: “¿Por qué yo y no Gordon Willis?, porque yo respeto mucho a Gordon. Y Francis me dijo: “No te preocupes, no es nada contra Gordon. Pero Gordon prefiere trabajar en Nueva York y especialmente en estudio. El tema en si no es algo que él estuviera buscando para hacer. Haré otra película con él, pero para esta creo que necesito otro director de fotografía.” Entonces le dije: “Pero ¿podré hacer una película de guerra?”. Me respondieron: “Vittorio, esta no es una película de guerra; lo que quiero contar en Apocalypse Now es trasladar el concepto fundamental del libro de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas. El concepto es muy fuerte, pero simple – que cuando una cultura se impone por sobre otra cultura, comete un acto de violencia, es prácticamente un concepto universal. “

Me di cuenta de una cosa increíble que no habían entendido. El hecho, el principio es que nos pertenece a todos. Esa película es mi película. No es una película de guerra, entonces ¿cómo trasferir ese concepto utilizando energía artificial por sobre la energía natural ?– la película se trata de crear un conflicto visual. Visualizar un color artificial por sobre un color natural – la película se trata de visualizar ese conflicto de energía. Cuando llegamos al templo en el final, descubrimos un elemento básico, que es el color de una tonalidad.

Ese general al que quieren remover los norteamericanos – ¿por qué quieren removerlo? Porque dice la verdad. Dice que la guerra es un horror. Algo que no admite ninguna cultura, ninguna ciudad, ningún país. Cuando España llegó a México, destruyeron la civilización azteca – decían que detendrían los sacrificios humanos, que traían sus propios dioses, traían su propio conocimiento. Pero al mismo tiempo, destruyeron la otra civilización. En Apocalypse Now aparece el primer bombardeo de un pueblo – el pueblo resulta prácticamente incinerado. Hay un hombre, un americano, que dice:” Vengan, vengan, estamos aquí para ayudarlos – les traemos ayuda”. Pero el pueblo resulta totalmente destruido. Si usted bombardea un pueblo de vietnamitas, también bombardea a sus niños. La imagen con la música de Wagner cuando llegan al frente de la escuela – los pequeños niños están saliendo. Los norteamericanos se detienen y se dicen: “¿estamos bombardeando niños?” Sí, es necesario decir la verdad. Es tan simple como bombardear un pueblo en cualquier otro país. Entonces, cuando llegamos a una tonalidad y logramos una idea, la parte más pequeña de la conciencia humana forma parte de la conciencia de la civilización actual. Porque nadie quiere ser arrojado a la oscuridad. Se revela paso a paso, pieza a pieza, en una especie de mosaico. Paso a paso, muestra su propio rostro del horror de la guerra. Este es un concepto cinematográfico. En la práctica, solamente la luz es conocimiento y solamente la luz puede alejar la oscuridad.

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Q) ¿En qué punto deja de trabajar con el guión y comienza a pensar en referencias visuales?

Vittorio Storaro, ASC, AIC: Probablemente cuando sueño. No necesariamente cuando lo leo por primera vez – todo ocurre en un momento. Comienzo a sentir esos conceptos fundamentales como dije antes – ¿cómo podemos visualizarlos? Probablemente desde el profesionalismo: se trata de visualizar utilizando el instrumento de la visión como hace un músico con su instrumento con la música. Quizás estamos observando una pintura o una fotografía. Deben realizar su propia investigación. Paso a paso, agregando elemento a elemento. Deberían ver mis anotaciones – son inmensas. Porque cada cosa que encuentro puede resultar apropiada para tomarlo como referencia, voy agregando cada escena – en orden de crear ese mosaico. ¿Cómo podemos utilizar los elementos visuales para presentar ese tipo de conceptos frente a la audiencia? Paso a paso, encontrando referencias.

Esa es la diferencia entre fotografía y cinematografía. En fotografía, simplemente se acomodan los elementos para crear una imagen. En cinematografía, esas imágenes se mueven, por lo que necesitamos también de conocimientos literarios porque tenemos que contar una historia con principio, desarrollo y final. Pero no se trata solamente de eso – quizás para aquellos que no saben nada de música – es necesario el ritmo, un ritmo diferente para cada secuencia. El ritmo no puede ser así, la música no funciona de esa forma. La música trabaja de formas diferentes y distintas oleadas. Entonces, cuando ponemos imágenes juntas – palabras y música – probablemente estamos creando una película bien equilibrada.

Traducción y adaptación: Carlos Wajsman

Tonino Delli Colli: Una vida a través de la lente

American Cinematographer- Marzo 2005
por David Heuring y Giosue Gallotti
Algunas partes de esta entrevista fueron extraído con permiso del libro Anni fuggenti de Silvio Danese, © RCS Libri SPA 2003, Bompiani.
Traducción y edición: Héctor J. Fontanellas

TONINO DELLI COLLI, AIC, ganador en el año 2005 del Premio al Logro Internacional de la ASC, reflexiona sobre su carrera excepcional.

Tonino Delli Colli, AIC, fue a trabajar en Cinecitta, el estudio de cine italiano, en 1938, apenas un año después de su inauguración.  Él tenía 16 años de edad. Cuando le preguntaron si quería trabajar en el departamento de sonido o con los camarógrafos, dijo, «Con los camarógrafos.» «La vida es siempre una cuestión de suerte», dice Delli Colli. «En ese momento, no tenía ni dea de lo que significa ser un camarógrafo, o que esas pocas palabras determinaría el curso de mi vida. A veces, sólo una o dos palabras puede cambiar todo”.

Sesenta y siete años más tarde, la vida y la obra de Delli Colli fueron aclamadas por la Sociedad Americana de Directores de Fotografía, una organización que tenía cerca de 20 años de edad cuando comenzó su carrera. El mes pasado, el director de fotografía fue honrado con el Premio a la ASC Internacional. «Lo que me asombra sobre la carrera de Tonino no sólo es su duración, que abarca seis décadas de finales de 1940 a principios de los años 90, sino también la amplitud increíblemente ecléctica de su trabajo», dice John Bailey, ASC. «Trabajó con un increíble número de directores de autor, incluyendo Pier Paolo Pasolini, Federico Fellini, Roman Polanski, Jean-Jacques Annaud, Claude Chabrol y, por supuesto, de Sergio Leone. Los títulos de películas solo marcan la diversidad de su obra: Lacombe Lucien; Intervista; Luna amarga; El bueno el malo y el feo; Accattone; El nombre de la rosa, la vida es bella, etc.. «Su resistencia a la previsibilidad temática o estilística siempre me ha fascinado,» Bailey continúa. «Se adapta al director y los dictados de la situación en lugar de forjar un estilo consistente. Él ha sido un faro para mí y para muchos otros”.

Delli Colli dio sus primeros pasos hacia la grandeza bajo la atenta mirada de esos cineastas maestros como Mario Albertelli. «Durante mucho tiempo he servido como aprendiz, algo que ya no existe», dice Delli Colli. «La artesanía ha desaparecido junto con él. Cuando los estudiantes se gradúan de las escuelas de cine que podrían llamarse los directores de fotografía, pero ¿qué significa eso? Estos, becarios jóvenes inteligentes ganan experiencia con uno de nosotros. «Afortunadamente, yo crecí profesionalmente con una beca de fotografía. Trabajé con Albertelli durante unos tres años, y él era como un padre para mí. Nunca fui a la escuela de cine, nunca he leído ningún libro sobre la película, y yo no sabía lo que pasaba en el laboratorio o durante el proceso de impresión de la película. Aprendí este oficio práctico, viendo lo que los profesionales de la época estaban haciendo y valorando los consejos que me dieron. Eso era todo lo que necesitaba, ya que en la sala de proyección era capaz de captar todos los errores que se cometieron durante la toma o el desarrollo, y / o los defectos causados ​​por los recursos que se utilizaron. Fue un instinto natural, una intuición. No es una cosa tangible, es sólo una parte de mí «. Cuando Albertelli cayó enfermo, Delli Colli asumió más responsabilidad. «Albertelli sufría de una úlcera, y muchas veces me dejó hacer lo que yo quería», Delli Colli recuerda. Delli Colli procedió a hacer películas con los directores Carlo Ludovico Bragaglia y Mario Bonnard. Después de la guerra, él perfeccionó sus habilidades operativas, trabajando con los directores de fotografía Ubaldo Arata y Anchise Brizzi. «He hecho tantas películas que no puedo recordar a todos ellos», reconoce.

La posguerra vio el florecimiento de lo que hoy es conocido como neorrealismo italiano. Delli Colli estaba en el corazón de este movimiento, que tuvo una fuerte influencia en el mundo del cine y de inspiración de numerosos cineastas estadounidenses. El estilo nació, en parte, porque el dinero era poco y los realizadores tuvieron que conformarse con lo que estaba a mano. Se utilizaban locaciones reales en lugar del estudio, y la iluminación se hacía a menudo con el sol o fuentes ambientales naturales. «La película  blanco y negro era la que mejor representaba este tipo de historias», dice Delli Colli. «La fotografía era muy diferente de lo que se hace hoy en día. Me gustó mucho trabajar con blanco y negro, y tengo que decir que nos dieron mejores resultados y mayor satisfacción en nuestro trabajo en comparación con el color.

«Neorrealismo es una cosa completamente italiana», continúa. «La característica que define a estas películas, que más tarde dio su nombre a este período en particular, fue que ellas fueron filmadas en un ambiente de la vida real.  Podíamos usar sólo la luz ambiente o la luz que entraba por las ventanas, y que fue el punto de partida para la fotografía.  Cinecitta estaba lleno de personas desplazadas. Las historias neorrealistas eran todas las historias dramáticas, descontentos de la vida de posguerra «.

En la década de 1950, Delli Colli hizo un compromiso contractual con Carlo Ponti y Dino De Laurentiis para hacer cinco películas al año. Trabajó en todo tipo de películas, incluyendo comedias y películas de «Toto». Totò fue un cómico italiano popular que trabajó en teatro, cine y televisión. Fue en una de sus películas que Delli Colli trabajó primero con el color: de Steno Totò a colori (Toto en color, 1952). La historia se refería a un músico (Totò) que espera vender su composición a uno de los empresarios más importantes de Italia. Fue la primera película en color hecha en Italia, y Delli Colli utiliza un proceso de color Monopack desarrollado por una compañía llamada Ferrania. El ASA de la película era 6. «Nadie más quería hacerlo», recuerda Delli Colli. «Me dijeron: usted está bajo contrato por lo que va a hacer lo que le decimos.»Las únicas luces que teníamos disponibles eran para filmar con película en blanco y negro, la iluminación se hizo muy complicada”.  Delli Colli señala que la llegada de la película de color cambia cada aspecto del trabajo del cineasta: la exposición, lámparas, equipos de laboratorio, procesamiento y otros factores. «Como todo el mundo, tuve que estudiar el nuevo producto con la ayuda de Kodak y de los laboratorios. Me ponía furioso con Kodak siempre que una nueva película negativa salía porque con cada nuevo producto, tuve que empezar de nuevo desde cero”. «La técnica de toma era más o menos lo mismo. Hubo un cambio sustancial en el concepto de las cosas que en un principio habían sido considerados secundarias, como la escenografía, decoración  y vestuario. Todo tuvo una importancia diferente y un valor diferente. No hay duda de que el cine ha ganado algo a través de la llegada del color, pero también creo que ha perdido mucho. El blanco y blanco hace posible la creación de un ambiente único e irreproducible”.

En 1961, Delli Colli fue a África para trabajar en una producción americana llamada Las maravillas de Aladdin. «Flavio Mogherini, un arquitecto de la producción, me dijo que había sido contactado por Alfredo Bini para un nuevo proyecto dirigido por Pasolini», recuerda. «Le dije que estaría encantado de trabajar con un nuevo director y le pedí que mencionara mi nombre a Bini.  Mogherini dijo que yo era demasiado caro, así que les pidió que le dijera Bini a darme todo lo que pudiera. Creo que era el destino, porque ese día cambió por completo mi carrera.
«No fue difícil, sin embargo. Pasolini fue lo suficientemente inteligente como para preguntarme qué hacer. Lo que tenía en mente era algo intangible pero muy claro. Él me dio sugerencias específicas, y yo las implemente. Con el color, sin embargo, él se convirtió en más analítico porque tenía referencias pictóricas, como la pintura de Mantegna que usó en La Ricotta (El Queso Cuajada). Trató de trabajar con los trajes, la selección de los colores. Con el tiempo, Pasolini reunió a un gran grupo de artistas, entre ellos Dante Ferretti y Danilo Donati».
Pasolini y Delli Colli trabajaron  los próximos 15 años, en películas tales como Accattone, Salo o le 120 giornate di Sodoma (Salò o los 120 días de Sodoma), Los cuentos de Canterbury, Los halcones y los Gorriones, y El Decamerón. Estos eran visualmente películas radicales incluso para los estándares de reglas sin precedentes de la nueva ola francesa. Delli Colli fotografió 11 de 14 películas de Pasolini, y sólo los conflictos de programación le impidió filmar a todas. En 1964, hicieron El Evangelio según San Mateo con la que el Fotografo gano su primer premio, una cinta de plata – la primera de las siete que obtuvo.
«Pasolini era otra cosa», dice Delli Colli. «Nuestras relaciones eran perfectas. Él era una persona increíblemente dulce y amable, y tenía el respeto de todos en el set. Yo sabía que era bueno, aunque al comienzo no tenía un conocimiento técnico de la cinematografía. Cuando empezamos Accattone, tuve que explicarle lo que eran las lentes. Pero después de tres semanas – y quiero decir tres semanas – comprendió todo. “Estuvo de inmediato feliz con el objetivo de 50 mm debido a que los artistas podían ver con claridad, a pesar de que los fondos estaban más cerca y parecían un poco aplastados. Dijo que estaba bien con él porque todo estaba más concentrado.

En la década de 1960, Delli Colli comenzó su relación de trabajo con Sergio Leone, una colaboración que le traería su mayor fama en los Estados Unidos. Leone y Delli Colli reimaginaron los westerns de John Ford y Howard Hawks, llevando a las  películas de género al nivel de arte; diseño de sonido innovador; diálogo fresco y minimalista; y, sobre todo, el uso obsesivo y casi exclusivo de los primeros planos extremos y tomas muy amplias. Los resultados fueron apodados «spaghetti westerns.» El bueno, el feo y el malo (1966), fue según los informes, hecha por $ 250.000 y fue un éxito de taquilla. Hasta que llegó su hora (1968) tuvo un mayor presupuesto, y Henry Fonda fue presentado como un gran villano despiadado”. «Sergio era un niño flaco que estaba trabajando como asistente de Bonnard», recuerda Delli Colli. «Después que Bonnard murió, Sergio terminó el rodaje de Los últimos días de Pompeya y, a continuación, dirigió El Coloso de Rodas. Sergio llegó a España, donde yo estaba haciendo una película de Luis García Berlanga llamada El Verdugo (también conocido como No en su vida) con Nino Manfredi. Era 1963, y que estaba buscando dinero de nuestro productor, el ex portero del equipo de futbol Real Madrid , que a su vez estaba siendo financiado por una compañía farmacéutica. Tenía la idea de hacer una película sobre las águilas de Roma, pero no había ni un centavo. «De vuelta en Roma, una noche Sergio me llevó a ver Yojimbo de Kurosawa. Me dijo que era una buena idea para un bajo presupuesto en occidente. Eso era cierto, ya que toda la acción se llevaria a cabo en una pequeña ciudad, y pequeños pueblos de España. Más tarde, Delli Colli se enteró de que había  disturbios en el Supercinema de Roma debido a las multitudes que estaban tratando de entrar a ver a un Puñado de dólares (1964). La sorpresa dio el puntapié inicial para el éxito internacional en la carrera de Leone. «Sergio fue un verdadero buscavidas, un artista muy meticuloso que prestaba atención a todo lo que hacía, hasta el más mínimo detalle», dice Delli Colli. «Para las imágenes, pidió cosas que eran verdaderamente eficaz: la luz plena porque él quería que los detalles fueran visibles en las pantallas de todos los tamaños: generales y primeros planos con los pelos de la barba visibles de los personajes. Luego, estaban los detalles! Quería en cada escena tomas de los  ojos de los actores. Le dije que podíamos rodar a 100 metros de los ojos – compañeros que buscan aquí y allá­-  y luego usarlos cada vez que quería.

La colaboración de Delli Colli con Leone alcanzó su apogeo con Érase una vez en América (1984), una épica gángster radical que ganó la aclamación en Cannes, pero fue cortado radicalmente en la sala de montaje por su distribuidor estadounidense. El montaje original de Leone recibió unas pocas proyecciones especiales en Estados Unidos y sólo recientemente se hizo disponible en vídeo. «Érase una vez en América fue una película larga porque había un montón de interrupciones durante la producción, gracias a la meticulosidad de Sergio y su deseo de hacer una película que sería única en su género», dice Delli Colli. «En primer lugar, no pudimos encontrar a los actores adecuados porque tenía tipos específicos en mente, pero siguió mirando. A pesar de que no podía hablar una palabra de inglés, fue capaz de hacerse entender mediante el uso del francés, siempre con una sonrisa en los labios. A los actores estadounidensesles encantó trabajar con él. Los interiores se rodaron en Roma, en el De Paolis Studios, y los exteriores se rodaron en un barrio puertorriqueño en Nueva York. La historia es compleja, pero cuando ves la película, se entiende que valía la pena. Muestra toda la artística de Sergio”.

Delli Colli también hizo cuatro películas con Federico Fellini, incluyendo La Voz de la Luna (1990), Intervista (1987) y Ginger y Fred (1986). «Con Fellini era bastante fácil trabajar», observa. «Sólo había que llegar a conocerlo un poco. Tenía la costumbre de cambiar las cosas en el último momento, pero estaba consciente de ello, por lo que siempre tuve conmigo todo lo que necesitaba para hacer frente a sus improvisaciones. Fellini nunca trabajó con notas o un guión; él inventó todo en el acto. Para La Voz de la Luna, lo hicimos todo en la oscuridad de la noche, que aboga por una gran cantidad de inventiva. Por ejemplo, para la escena con las luciérnagas, tuve lámparas diminutas que suspendimos de cañas de pescar para que pudieran bailar delante de la cámara. Fellini había estado pensando sobre el uso de las luciérnagas reales – que no sabía que se habían extinguido».

Durante su séptima década en la cinematografía, Delli Colli se asoció con el director / actor Roberto Benigni en La vida es bella (1997). «Cuando hice La vida es bella, en principio queríamos utilizar la luz dramática, pero fui más al estilo de las comedias clásicas. La vida es bella es una comedia, aun cuando se vuelve dramática. Con Benigni, como con cualquier comediante, el público tiene que ser capaz de ver su rostro con claridad. «La película ganó el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, y Benigni ganó el Oscar al mejor actor.
Delli Colli ganó Premios David di Donatello, equivalente italiano al Premio de la Academia, por su cinematografía en Storie di orinaria Follia (Cuentos de locura ordinaria), El nombre de la rosa, Marianna Ucria y La vida es bella . También ha ganado las cintas de plata del Sindicato Nacional Italiano de Periodistas Cinematográficos de El Evangelio según San Mateo, Cicina La Cina è (China está cerca), Cuentos de locura ordinaria, Érase una vez en América, El nombre de la rosa y Marianna Ucria.
«Siempre he tratado de iluminar las historias que se contaron usando la simplicidad de mis sentimientos y el instinto que me ha guiado, que es una parte de mí, sin irritaciones o exasperación,» dice Delli Colli. «Una mejor manera de decirlo podría ser que nunca he utilizado fórmulas preconcebidas para obtener un resultado determinado. En su lugar, yo siempre he trabajado con el material humano y técnico que estaba disponible, y con la imaginación y la intuición del momento.
«Un gran actor que me gustó mucho fue Marcello Mastroianni. Al igual que yo, que restó importancia a su trabajo y trató de desmitificarlo. Marcello siempre decía que él era afortunado porque tenía el mejor trabajo del mundo, y comparto ese sentimiento. He conocido a grandes profesionales que me han permitido expresarme lo mejor que pude a través de imágenes. Si alguien me pregunta cómo he creado mis películas técnicamente, yo siempre les digo  ir al cine y verlas de nuevo, porque todo está ahí. La magia de la película no se puede poner en palabras «.

El Evangelio segun San MateoMamma RomaSalo
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Los cuentos de ÇCanterburiEl Decameron2el nombre de la rosa 08                         Foto 4                            Foto 5                            Foto 6
El buenmo, el feo,y el maloerase una vez en el OesteErase una vez en America
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Foto 1: El Evangelio segun San Mateo
Foto 2: Mamma Roma
Foto 3: Salo, o los 120 dias de Sodoma
Foto 4: Los cuentos de Canterburi
Foto 5: El Decameron
Foto 6: En nombre de la Rosa
Foto 7: El bueno, el feo, y el malo
Foto 8: Erase una vez en Oeste
Foto 9: Erase una vez en America