El director de fotografía Matthew Libatique

 Matthew Libatique

 

WELAM Plus
Diciembre, 2022

 

¿Quién es Matthew Libatique?

Matthew Libatique ha fotografiado desde películas de bajo presupuesto hasta algunos de los blockbusters de superhéroes más taquilleros de la historia del cine.

La mayoría de los directores que trabajan con él se sienten atraídos por su riesgo creativo, sus primeros planos atrevidos, subjetivos y directos. Esto, combinado con su gran experiencia y sus conocimientos de configuraciones técnicas, lo hacen uno de los DF más completos del momento.

El director de fotografía nació el 19 de julio de 1968 en Queens, Nueva York. De padres filipinos, estudió sociología y comunicación en la California State University en Fullerton. Más tarde estudió un Máster de Cinematografía en el AFI Conservatory de la ciudad de Los Ángeles. Allí conoció a un director que sería uno de sus colaboradores más importantes y duraderos: Darren Aronofsky.

«Hay muchas maneras de rodar una película. En este mundo, en el que hay tanta gente que intenta hacer películas, ser original también es realmente difícil. Cuando intentas crear algo especial, tienes que dejarte llevar». Matthew Libatique.

Colaboró en el primer cortometraje de Aronofsky, “Protozoa” (1993). También fue el encargado de fotografiar la primera película del director: “Pi” (1998).

Tras el éxito de las primeras películas de Aronofsky, Libatique empezó a trabajar como director de fotografía de largometrajes con otros directores de fama mundial, como Spike Lee, Jon Favreau o Bradley Cooper.

Sin duda, una de las principales características de la fotografía de Libatique es su interés por asumir riesgos visuales. Esto da lugar a los conocidos como «errores» o «accidentes felices».

Lenguaje visual y compartir ideas

Sus películas suelen tener un lenguaje visual que no se ajusta a las convenciones cinematográficas de Hollywood. A veces, sus movimientos de cámara y su iluminación distorsionan deliberadamente y desafían lo que se considera una imagen perfecta y limpia, encontrando la belleza en las imperfecciones.

Por ejemplo, su película “Pi” (1998) de Darren Aronofsky, se rodó con una película reversible en blanco y negro de alta sensibilidad. Esta película tiene una latitud de exposición mucho más limitada que la película negativa en color tradicional. El resultado fue una película en blanco y negro de altísimo contraste, totalmente opuesta a las imágenes en color de Hollywood.

Otro ejemplo de riesgo visual es el uso de monturas corporales en películas de Aronofsky. En “Requien para un sueño” (2000), la cámara se sujetó directamente a los actores para obtener un punto de vista subjetivo y centrado en ellos. Incluso en “Venom” (2018), una de sus películas con mayor presupuesto, a menudo dirigía la luz directamente a las lentes anamórficas. Esto generó un gran número de destellos horizontales que ensuciaban la imagen.

Fotograma de «Requiem por un sueño» (2000) de Darren Aronofsky

 

Gran parte de estas ideas visuales provienen directamente del director. Especialmente si se trata de Aronofsky. Pero en ocasiones, surgen de la colaboración y las pruebas realizadas previas al rodaje. Por ejemplo, antes del rodaje de “Ha nacido una estrella” (2018), Matthew Libatique y el director Bradley Cooper realizaron varias pruebas de cámara. Allí surgieron ideas como el uso de una luz roja, similar a la que tenía el director en su cocina, para algunas escenas de la película.

Otra característica de la fotografía del DF es su interés por el punto de vista de la cámara y la perspectiva subjetiva u objetiva que aporta a la escena. Es conocido por utilizar una cámara muy subjetiva. Para ello, filma a los protagonistas casi de frente, en grandes primeros planos ajustados que aíslan al personaje en el encuadre.

También suele rodar cámara en mano. Al hacerlo como si estuviera atado a los actores, hace que las tomas se centren más en el personaje y sean más subjetivas. Aunque, en otras historias ha rodado con un estilo más amplio, distante y objetivo. Pero sea cual sea la película, siempre es muy consciente de dónde coloca la cámara y del efecto que produce en el público.

Fotograma de «Ha nacido una estrella» (2018) de Bradley Cooper

 

¿Qué sabemos sobre su manera de iluminar?

Antes, hemos comentado que Matthew Libatique no se ajusta en muchas ocasiones a los cánones establecidos por Hollywood. En el terreno de la iluminación esta idea no varía.

«Lo que más me ha impresionado a lo largo de mi carrera es el impacto de la iluminación reflectante» – Matthew Libatique

Hay dos métodos para medir la cantidad de luz durante un rodaje. El primero se llama medición incidente. El fotómetro se coloca directamente entre la fuente de luz y el sujeto, de cara a la luz, para determinar cuánta luz incide directamente sobre él.

Otra forma de medir la luz, que utiliza Libatique, es la medición por reflexión. En lugar de orientar el fotómetro hacia la luz, lo orienta hacia el sujeto. De este modo, el fotómetro mide la cantidad de luz que incide sobre el sujeto y rebota en él.

Equipo utilizado por Matthew Libatique

Libatique cambia mucho de formato, cámara y objetivos en función de la historia y las necesidades prácticas. Algunos de sus trabajos los ha rodado en 16 mm con Fuji Eterna. Pero también ha utilizado Kodak Vision en otros casos. También ha rodado muchas de sus películas en 35 mm, alternando de nuevo entre Fujifilm y Kodak.

Desde que comenzó a usar digital, utiliza sobre todo diferentes versiones de la Arri Alexa. Especialmente la Alexa Mini, aunque a veces utiliza cámaras RED. También ha utilizado la Canon 7D DSLR con un objetivo de 24 mm de la serie L para rodar varias escenas de “Cisne negro” (2010) de Darren Aronofsky.

Fotograma de «Cisne Negro» (2010) de Darren Aronofsky

 

Su selección de objetivos es muy variada. Alterna entre objetivos esféricos y anamórficos. Algunos de ellos han sido los Panavision Ultra Speeds, Cooke Anamorphics, Zeiss Ultra Primes, Panavision Primo y Cooke S4. En “Ha nacido una estrella” (2018) de Bradley Cooper, llevaba dos juegos de objetivos anamórficos diferentes. Los Cooke Anamorphics, más modernos y limpios, y los Kowas, súper vintage. Cambiaba de uno a otro en función de la sensación que quería obtener.

En general, la iluminación de sus películas tiende más hacia el naturalismo. Sin embargo, introduce cambios sutiles en función de la naturaleza y el tono de la historia. En la comedia “Rudy Sparks” (2012) de Jonathan Dayton, la iluminación, aunque naturalista, era muy suave y difusa en los rostros de los actores. En “Straingh Outta Compton” (2015) de F. Gary Gray, con un tono más tenso y dramático, las sombras eran más duras, había menos difusión y una exposición general más baja, sin dejar de ser naturalista.

Desde el auge de la iluminación LED, suele utilizar dispositivos como LiteGear, LiteMats, Astera Tubes y Arri Skypanels. Prefiere montarlos en un tablero para poder ajustar con precisión los niveles. Incluso hacer cambios sutiles mientras la cámara se desplaza por el espacio.

Aunque ha utilizado todo tipo de equipos para mover la cámara, desde un robot Movi hasta una Steadicam o un Dolly, prefiere manejar la cámara en mano sobre el hombro. Por ejemplo, incluso en la superproducción de Marvel “Iron Man” (2008) de Jon Favreau, de la que cabría esperar que sólo utilizaran dolly, grúa y steadicam, rodó con la cámara al hombro en más de una ocasión.

Fotograma de «Iron Man» (2008) de Jon Favreau

 

Aunque Matthew Libatique utiliza muchas herramientas diferentes para capturar sus imágenes, no lo hace al azar. Ser un buen director de fotografía es algo más que conocer todos los equipos disponibles. Se trata de saber cómo utilizar ese equipo para obtener el efecto buscado. A veces ese efecto debe ser un poco más sutil, pero ciertas historias exigen audacia.

Sus imágenes pueden asumir grandes riesgos creativos que van en contra de las convenciones y las expectativas, pero esos riesgos sólo se asumen cuando están justificados por la historia. Esto podemos observarlo en dos de sus últimas peliculas: “The wale” (2022) de Darren Aronofsky, y “No te preocupes, querida” (2022) de Olivia Wilde.