Javier Agurresatobe AEC
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¿Quién es Javier Aguirresarobe?
Para la mayoría de cineastas y cinematógrafos, Hollywood es la meca del cine, la cúspide de la pirámide. El lugar con el que soñaron la primera vez que se les pasó por la cabeza hacer cine, el glamour, el reconocimiento y el éxito. El protagonista de nuestro blog, decidió tras lograr el reconocimiento en nuestro país, mudarse a la ciudad de Los Ángeles para intentar ganarse el respeto del panorama internacional. Junto a nosotros descubrirás la figura de Javier Aguirresarobe, uno de los directores de fotografía más reconocidos fuera de nuestras fronteras.
Inicios de Javier Aguirresarobe y conquista del panorama vasco
Javier Aguirresarobe nació en Eibar, Guipúzcoa, el 10 de octubre de 1948. De pequeño, su hermano le recomendó estudiar óptica, y eso hizo. Tras diplomarse, decidió iniciar otros estudios. En esta ocasión se decantó por el periodismo. Más tarde ingresó en la Escuela Oficial de Cine de Madrid, donde se especializó en cámara e iluminación. Aquí coincidió con figuras tan importantes del cine como Imanol Uribe, Ángel Luis Fernández o Julio Madurga.
Tras graduarse en 1972, trabajó como auxiliar de cámara en “Hay que matar a B” (1973) de José Luís Borau. Su primer trabajo como director de fotografía fuera de la Escuela Oficial de Cine de Madrid fue en “Rumores de furia» (1973), cortometraje de Anton Merikaetxebarria. Mientras tanto, el DF guipuzcoano trabajaba en un laboratorio fotográfico y en la revista “Fotografía Profesional», escribiendo sobre técnicas de fotografía. Ya siendo jefe del laboratorio en el que trabajaba, decidió dejarlo todo y mudarse a San Sebastián para dedicarse a su verdadera pasión, el cine.
Javier Aguirresarobe (1985)
Ya en San Sebastián, Fernando Colomo, un antiguo compañero de la Escuela de Cine, le propuso participar en el que sería su primer largo, “Que hace una chica como tú en un sitio como este” (1978). En esta primera etapa, colaboró estrechamente con Imanol Uribe en películas como “El proceso de Burgos” (1979), “La fuga de Segovia” (1981) y “La muerta de Mikel” (1983). También trabajó junto a Montxo Armendáriz en la película “27 horas (1986). En 1988 fue nominado por primera vez al Premio Goya a Mejor Fotografía por “El bosque animado” (1987) de José Luis Cuerda.
Primeros reconocimientos
En la década de los noventa colaboró con varios directores y directoras nacionales. De esta etapa cabe destacar su colaboración con Pilar Miró. Con “Beltenebros” (1991) consiguió su primer Premio Goya a Mejor Fotografía. De esta colaboración también nació, “El perro del hortelano” (1996), película por la cual Aguirresarobe se hizo con el Goya a Mejor Fotografía por tercera ocasión durante la edición de 1997. El segundo lo había logrado, el año anterior con “Antartda” (1995), dirigida por Manuel Huerga.
Javier Aguirresarobe durante la 6ª Edición de los Premios Goya (1992)
Durante los años 2000, tras haber conquistado el cine vasco, realizaría dos películas que otorgarían a Javier Aguirresarobe el reconocimiento internacional. El primero de estos films fue “Los otros (2001), dirigido por Alejandro Amenábar. Se trató de una producción hispano-estadounidense, con Nicole Kidman en el papel protagonista. Esta película supuso el cuarto Premio Goya para el cinematógrafo. Durante esta etapa también dirigió la fotografía de “Hable con ella” (2002), primera y única colaboración del armero y Pedro Almodóvar. Con “Soldados de Salamina” (2003) de David Trueba consiguió el quinto Premio Goya de su carrera. Finalmente, con “Mar adentro” (2004) de Alejandro Amenábar y protagonizada por Javier Bardem, Belén Rueda y Lola Dueñas, logró hacerse con su sexto y último Goya.
Colaboraciones internacionales y salto definitivo a Hollywood
Entre el 2006 y el 2009 colaboró con varios cineastas de renombre internacional. Nacen películas como “Los fantasmas de Goya” (2006) de Miloš Forman, “The City of your Final Destination” (2007) de James Ivory o “Vicky, Cristina, Barcelona” (2008) de Woody Allen. Aunque, la película más exitosa de esta etapa fue “La carretera” (2009) de John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen. Gracias a este film, ganó el premio a Mejor Fotografía de la Asociación de Críticos Cinematográficos de San Diego.
Fotograma de «The Road» (2009)
La consolidación del director de fotografía vasco en Estados Unidos llega de la mano de “La saga Crepúsculo: Luna Nueva” (2009) de Chris Weitz, la segunda parte de la saga vampírica más exitosa de los últimos años. Más adelante, Javier Aguirresarobe se incorporó al rodaje de la tercera parte, “La saga Crepúsculo: Eclipse” (2010) dirigida por David Slade.
Años más tarde, se encargó de la fotografía de “Memorias de un zombie adolescente” (2013) de Jonathan Levine, del remake de “Poltergest” (2013) dirigido por Gil Kenan y de “Pesadllas” (2015) de Rob Letterman, basada en la exitosa saga de libros de terror adolescente escrita por R. L. Stine.
Posteriormente, trabajó como director de fotografía en diferentes proyectos, llegando incluso a trabajar en el Universo Cinematográfico Marvel junto al director neozelandés Taika Waititi en “Thor: Ragnarok” (2017)
Además de los seis Premios Goya que ha logrado a lo largo de su carrera, ya mencionados anteriormente, el DF vasco cuenta con más galardones. Ha ganado 4 Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos a Mejor Fotografía. Fue nominado a un BAFTA a Mejor Fotografía por, la ya mencionada, “La carretera”.
Taika Waititi y Javier Aguirresarobe durante el rodaje de «Thor: Ragnarok» (2017)
Técnicas y estilo de Javier Aguirresarobe
Ya en la escuela trabajaba la luz que le pedían, la de los estudios. En sus proyectos ha tratado de crear atmósferas propias a un espacio, a un color, a la naturalidad, a las historias que quería contar. Siempre mostrando la fisionomía de cada actor, la mirada, lo esencial. Es considerado un maestro de las luces y las sombras, aunque se maneja mejor en el espacio que hay entre ambas. Su forma de jugar con la realidad es especial, ya que extrae toda la fuerza dramática del contraste entre la luz y la oscuridad.
Jesús Angulo, Carlos F. Heredero y José Luis Rebordinos recogen en su libro “En el umbral de la oscuridad: Javier Aguirresarobe” las principales características de su fotografía. Aun siendo lógica la luz empleada, esta no pretende ser natural, sino que ayuda a crear el clima adecuado a la historia. De esta idea surge una luz impresionista, ya que juega con la creación de ambientes para transmitir un determinado estado de ánimo en el espectador.
La luz, el sol, el color. Siempre da la sensación de que Javier Aguirresarobe tiende, de manera refleja, a defenderse de ellos. Lo primero que debe venirle a la cabeza es cómo manipularlos. Ese instinto que le lleva a bajar la luz hace que trabaje generalmente con diafragmas muy bajos, muy abiertos. Si se pretende crear una iluminación creíble, lo primero que ha de fijarse es cuál ha de ser la fuente de luz que proporcione esa credibilidad. Aguirresarobe busca esa fuente de luz, no para serle fiel, sino para destruirla y, posteriormente, recrearla de la manera más conveniente.