SERIES: “LA CASA DEL MAR”
Max Ruggieri, Socio Adherente de ADF, habla de su experiencia como Director de Fotografía en la serie de reciente estreno “La casa del mar”.
– ¿Con qué equipo técnico y en cuánto tiempo de rodaje y post se produjo?
“La casa del mar” es el 2° proyecto de serie de ficción que filmo con Juan Pablo Laplace, el anterior fue “Perfidia” – serie de concurso federal. Ganador Mejor Serie Televisiva 2012.-
JP le da una gran importancia a la previa, con lo cual estuvimos por lo menos un mes a la búsqueda de las locaciones y trabajando en la pre de la serie. Pensando el color y la estética para lograr obtener algo de calidad.
El rodaje fue de 5 semanas, una en Necochea y lo restante en Buenos Aires y alrededores. Fue muy divertida la apuesta de parte del director de armar un pueblo imaginario – Mar del Pinar – donde supuestamente transcurren los episodios, y llegar a lograr que en el resultado final parezca todo filmado en la costa. Al principio filmamos con dos Canon 5d mark II y lentes Nikon AIS. Después de la segunda semana logramos cambiar equipo y filmar con Sony F3, mini aja y lentes compact prime. Eso fue posible gracias a que la productora obtuvo una ayuda y optó por poner todo en mejorar la técnica del equipo. Después de la edición, que duró algunos meses, tuvimos dos semanas de color.
– ¿Cómo trabajaste la imagen?
“La casa del mar” fue un interesante desafío para mi trabajo porque había que darle una estética de verano o, mejor dicho, de lugar de la costa, lugar que no suelo visitar con frecuencia. Además, la historia transcurre en días de otoño/invierno, cuando la luz del sol es muy baja en el hemisferio sur, y nosotros filmamos en Noviembre, que es justo lo contrario.
Trabajamos muy codo a codo con Diego Morrel -Primer Asistente de Dirección- y Diego Rochman -Jefe de Producción- para que entrara en el plan la posibilidad de filmar los exteriores durante las mejores horas del día, dejando los interiores para los mediodías. Por una cuestión de presupuesto no teníamos grandes HMIs, así que fue una oportunidad de probar faroles más grandes, tipo los aircraft / jumbo de 9 lamparas corregidas con 1/2 ctb, para lograr de darle una intención a los interiores. Muchas veces opté trabajar con pantallas reflectoras, ya que los días en Buenos Aires son bastante favorables. Al final se transformaron en mi luz principal preferida, por su calidad y potencia, y por la rapidez para meterla en obra. Me di cuenta de que algunas veces es lo mejor que podés usar.
Las referencias estéticas eran muy altas. La idea principal era acercarse al trabajo de Edward Hopper en los exteriores, y a otro pintor que viene de la misma escuela -Jack Vettriano- en los interiores y exteriores noche. Mirando imágenes, pinturas y dibujos de Hopper me encontré con una gran producción cerca de la playa y descubrí que vivió mucho tiempo cerca del mar. Su manera de trabajar el color, el rapport de contraste y la dirección de la luz en su pintura es algo muy atractivo, sobre todo el tono pastel de los colores. Me di cuenta que iba a ser muy difícil de obtener sin mucho equipo y potencia, tiempo, y un poco de suerte. Pero con Juan Pablo decidimos tomar esta referencia igualmente y tratar de acercarnos lo más posible. No sólo en términos de colorimetría, sino también en composición de imagen. Era un lindo punto de principio y desafío.
– ¿Con qué desafíos te encontraste y cómo se resolvieron?
Sabía que, como en la primera serie, Juan Pablo quería algo de estéticamente fuerte, particular, y acorde al resultado de “Perfidia”. Pero a la vez con mayor rapidez ya que el plan de rodaje era muy apretado, con muchas escenas por día para llegar. Mario Peternera –Cámarógrafo- y todo el equipo técnico de cámara fue mi gran aliado y de increíble ayuda para setear los planos y la puesta de cámara, muchas veces charlándolo rápidamente y trabajando con el director. Aunque no había filmado con él anteriormente, tuvimos una muy buena relación desde el principio y muchas situaciones se resolvían con una extrema rapidez por la visión conjunta que teníamos junto a Juan Pablo.
– ¿Cómo es el trabajo del DF en una miniserie a comparación de otros formatos como ser un largometraje?
Creo que la diferencia substancial entre iluminar una miniserie y un largo es el tiempo y los recursos que tenés. El tiempo porque en una película podés tener 4 o 5 escenas en un día y en una serie mucho más. Y el equipo también es acorde al presupuesto. Eso implica que desde el principio sabes que no habrá mucho tiempo para llegar a obtener el resultado esperado, por una cuestión de tiempo y muchos otros factores. Pero creo que, como todo, la filmación es una negociación no solo técnica, también estética. Creo también que un director, que siempre considero el capitán del barco, es el que tiene la película o la serie en la cabeza, y una de las varias cosas que me compete es estar a su lado y ayudarlo en todo lo que pueda para que el resultado final quede como lo planeó y pensó desde el principio. En una serie hay que analizar muchas más cosas, ya que los episodios son varios, es más largo. Hay que tratar de ser lo más efectivo posible y seguir adelante aún sabiendo que algunos planos no quedaron al 100 %. En la economía del proyecto hay que tener en cuenta que no existe solo la fotografía. Es un conjunto de departamentos y sobre todo de los actores y su performance. Con la colaboración de todo el equipo creo se llega a un resultado final que es la obra que tenía en la “testa” el director. Lo mejor que se puede hacer, sobretodo en una serie con pocos márgenes de error por el tiempo, es tratar de trabajar en conjunto con todas las áreas para que no haya inconvenientes y algunas veces hay que mediar con lo soñado y lo que llegaste a realizar. “La casa del mar” fue un increíble trabajo de equipo, de lo cual estoy orgulloso y muy feliz. No hubiera sido posible sin la ayuda del increíble equipo técnico que juntaron Rocio y Juan Pablo, y un grupo humano aún más lindo.
– ¿Cómo fue el trabajo de post producción?
El trabajo de post y en particular de color se realizó en 2 semanas, con la preciosa participación de Laura Viviani en la suite de SCRATCH. Ya con Juan Pablo habíamos trabajado anteriormente en dos proyectos –“Perfidia” y “Abril”-, con lo cual ya sabíamos con quién íbamos a finalizar el color del proyecto. Lo interesante de tener un equipo armado o con quien ya tuviste otra experiencia es que ya te conoces, cada uno sabe o conoce la necesidad del otro y eso es muy bueno a la hora del workflow del trabajo.
Ya en la previa pudimos contar con la ayuda del color para hacer pruebas y determinar que dirección probar. Además, fueron clave los test cuando pasamos de la 5d mark II a las sony F3. En la 5d usamos un seteo que encontré en la web -VISION COLOR- que resultó muy interesante por su colorimetría. Estábamos buscando algo que tuviera azules en los negros, nos parecía lindo y le encontramos un seteo con estos requisitos. Además, la post en principio nos ayudó mucho a evaluar las limitaciones de las cámaras, sobretodo con la 5d que clipea en las altas muy rápidamente y ratonea en las bajas también. Digamos que tienes un 4/5 stop de latitud. Con la F3 fue mucho más interesante, sobre todo por la diferente compresión de la cámara. Y en especial ayudó muchísimo mejorar el espacio color y la gama de grises con otra cámara. La 5d siempre me permitió sacar lindas imágenes pero comparado con otras cámaras tiene limitaciones evidentes, que igualmente tratamos de solucionar tanto en filmación como en post. Juan Pablo y Laura empezaron el color y le encontraron un tono propio que les gustaba mucho. Yo me sumé una semana después y, más allá de chequear y corregir algunas cosas que me parecía podían aportar algo más, fue un trabajo de equipo donde tenía extrema confianza y tranquilidad en la precisión y pasión de Laura hacia el color y la de Juan Pablo por la fotografía. En fin, fueron 2 semanas de trabajo intenso con rico café y medialuna exquisita.