Acerca de la fotografía de “Camino a La Paz”

                       ACERCA DE LA FOTOGRAFÍA DE “CAMINO A LA PAZ”

por Christian Cottet (ADF)

Como opera prima una película en ruta a través de dos países no era fácil encarar. ¿A medida que se acercaba el rodaje cuando el presupuesto disponible se iba dejando ver nos preguntábamos si podríamos contar con un cámara car para remolcar el auto o deberíamos filmar todo desde dentro del auto?… ¿En cualquier caso, también era un desafío no repetir y aburrir en las escenas dentro de auto?

En este género de películas, a los personajes les pasan cosas viajando, hay algo cambiando, quizá cociéndose. Encuadres repetidos o puntos de vista similares no ayudarían a plasmar esas sensaciones. También cierta diversidad visual, aun a riesgo de distraer al espectador, hacen que este desee seguir viendo, desee seguir viajando. Eso es un gran objetivo de cualquier película. Para esto Pancho (Varone) tenía un pequeño catálogo de encuadres posibles que quería usar lo cual fue muy útil.

Creo en tratar de buscar algo distinto para cada encuadre, si hay opciones para agregar algún elemento más al relato mejor, y si no, al menos, mostrar cosas diversas. Puede haber alguna cinematografía que funcione en sentido opuesto y también lo encuentro interesante, pero entre otras cosas siento al cine como una consecuencia más del placer de mirar, la pulsión escopica.

Camino a La Paz tampoco estaba planteada como una película de experimentación narrativa, si no que había un guion muy concreto al que servir en un plan de rodaje apretado. El equipo de técnicos también iba a ser muy ajustado. Con estas cartas sobre la mesa la estrategia final fue tener una cámara de cuerpo pequeño que serviría para mucho trabajo en mano y para filmar dentro de un auto.

Surgió entonces la idea de la Canon C500. Yo ya había probado la Canon C300 en un proyecto anterior donde filmamos en caminos de montaña y la había encontrado muy versátil. Esta hermana mayor, la C500, también con sensor super 35, nos permitía grabar en prores 2k en un pequeño grabador externo.

Como el equipo venia de Holanda pudimos elegir trabajar con solo dos zooms livianos de foco mínimo muy corto, algo de 60cm. Uno era 16/42 y el otro 30/80 De esta manera evitábamos el natural cambio de lente entre una toma y otra. Tampoco había cambio de filtros. Tenía un polaframe y un difusor glimmer glass puestos permanentemente, y además la comodidad de cambiar de neutros con solo tocar un botón, ya que forman parte de un mecanismo interno de la cámara.

Cuando uno usa cámaras prosumer, a veces un gran punto débil es la configuración general del equipo, ya sea por accesorios limitados o de mala calidad que comienzan a fatigarse rápidamente. Por suerte la cámara que vino desde Holanda pudo completarse con los accesorios adecuados.

La usamos en dos configuraciones bastante fáciles de cambiar: completa, para cámara en mano y en algunas monturas de auto o mínima para filmar dentro del auto, esto es solo el cuerpo de cámara, zoom y parasol clip on con el grabador externo emancipado vía cables.

Respecto al monitoreo, no era fácil usar el viewfinder y tampoco me gustaba su imagen, me guié más por el monitor on board, Si bien uno pierde cierta intimidad con lo que está viendo, de a poco va a adaptándose a las reglas del juego: el final será en una pantalla de 8 x 4 mts y pero encuadramos con un monitor de 5” a 30cm o 40 cm de los ojos.

Se grabo en la curva C-log de Canon y visualizamos en algo parecido al REC 709, una función de la cámara llamada view assist.

Por suerte, algo que ayudo mucho a la iluminación fue que el rodaje sucedió en la época del año donde más me gusta la luz, junio. A pesar de que el día es corto, el sol no sube mucho y no agrede al actor con sombras difíciles de rellenar. Los paisajes cobran más textura, sus colores se muestran mejor a diferencia del verano, cuando largas horas de luz cenital lo aplanan todo. No es exacto que la luz baja sea mejor, eso sería relativo a cada proyecto, sino que con luz baja se puede “negociar” mejor los encuadres.

Pancho quiso contar la historia con la cámara en mano, como respirando junto con los actores, y a medida que la historia avanzaba también la cámara se acercaba un poco más a ellos filmando con lentes un poco más angulares.

Para la filmación de interiores en Buenos Aires usamos kinoflos y un par de hmi’s. Las escenas de interior auto día podíamos poner un hmi par como relleno desde el cámara car o a veces gripeado al auto mismo. Usamos también la cámara en 3200 iso en varios exteriores noche. En escenas de interior auto noche iluminamos con tiritas de led Lite Ribbon escondidas en distintas partes del auto.

Poder filmar en alta sensibilidad con un ruido tolerable nos dio la posibilidad de hacerlo casi en cualquier lugar con un mínimo de iluminación ambiente y con nuestros zooms de abertura máxima F2,8

Vale aclarar también que al momento de la proyección todo el asunto “ruido tolerable” se vuelve algo muy subjetivo. En la mayoría de las películas hay escenas de bajas luces con mayor o menor ruido, pero que esto pueda sacarnos del relato tiene íntima relación con lo que estamos contando y la tensión establecida con el espectador.

Toda la filmación de viaje fue hecha sin luz artificial salvo en los interiores de auto donde pudimos contar con un hmi par 1,2 En la etapa boliviana usamos luz solo en la escena del hospital, un farol de leds plano de 20 x 30cm. fue la fuente principal.

La colorización fue un proceso excelente gracias a la paciencia y sensibilidad de Luisa Cavanagh, que junto a la suite del Scratch en Cinecolor fueron otro lujo más para el proyecto

Las referencias que Pancho (Varone) tenía en mente era en general bastante suaves de contraste y ligeramente descromatizadas como Kynodontas, Y tu mama también, Goodbye Solo. Creería que esta última pudo haber sido la más cercana en términos de recursos disponibles o al menos en como esta filmada.

Finalmente estoy contento con los resultados. Fue una película honesta, muy austera dentro y fuera de la pantalla. Un proceso donde a cada pieza se le fue encontrando lugar, donde cada recurso disponible fue optimizado al máximo sin desmerecer el trabajo de nadie.