¿Sabías qué?

Hace 1500 años las comunidades originarias de las sierras comenzaron a fabricar estatuillas de arcilla, que representaban cuerpos humanos. Se trata de piezas pequeñas, entre 5 y 20 centímetros de largo, en posición erecta o extendida, con indicación de rasgos faciales, vinchas, peina dos y vestimentas. Los ojos siempre están cerrados, las piernas juntas y comúnmente no poseen brazos. Pocas ve ces se confeccionaron en posición sentada, con brazos o con las piernas separadas. Las piezas se dividen en tres segmentos, el superior o cabeza, el medio o torso, y el inferior que corresponde a las piernas. En cada segmento se delimitaron campos en don de se trazó la iconografía: la frente, las mejillas y el mentón (segmento superior), el cuello, el pecho y la espalda (segmento medio) y la falda (segmento inferior).

En los rostros se destacan los ojos, la nariz y la boca. También es común la indicación de variados dibujos. Se trataría de pinturas o tatuajes, en dos alternativas que la información disponible aún no permite precisar.

Los torsos muestran indicaciones realizadas con técnicas de incisión y pintura, que señalan los collares así como los diseños de las camisetas. También son frecuentes los modelados que representan los senos y el vientre abultado, en estado de embarazo. Esto demuestra que las estatuillas correspondían en general a cuerpos femeninos.

Es común un tipo de prenda sobre las faldas, que se de fine como delantal. Estos muestran una enorme variedad de diseños internos, generalmente de carácter geométrico. El uso de adornos y la decoración de las prendas de vestir mostrarían rasgos de la identidad social y personal, comprensibles para los integrantes de la propia comunidad, así como para los grupos vecinos.

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