Erwin Jaquez AMC, sus pasos hacia el terror

Publicado por Comunicación AMC – Dic del 2018 
Por Salvador Franco R. Fotogramas de la película

 

El cinefotógrafo compartió su incursión en el género de terror al que llegó con una marcada influencia de ‘El Resplandor’ de Stanley Kubrick.  Erwin Jaquez AMC todavía no puede olvidar la sensación que le provocó ver por primera vez ‘El Resplandor’ de Stanley Kubrick.

“Es uno de los recuerdos más bonitos de mi niñez”, comenta como si hablara de una película de dibujos animados de Disney. Pero no, se trata de uno de los grandes clásicos del cine de terror que Jaquez evocó con ‘El Habitante’, cinta de Guillermo Amoedo que, tras su selección en el Festival de Sitges, se estrenó en la cartelera mexicana. Jaquez recuerda las decisiones clave que hicieron de su cinefotografía uno de los aspectos más destacados de la pelicula.

Salvador Franco: ¿Te dio “miedo” acercarte a un género tan complejo?

Erwin Jaquez: No, al contrario, estaba muy emocionado. Creo que estaba más atemorizado por una película como ‘La boda de Valentina’. Me gusta mucho el contraste y creo que en el cine de terror puedes explorarlo al máximo, así como tener haces de luz, penumbra, etc. Con ‘El Habitante’ quería lograr una sensación de un cuadro del renacimiento, con claroscuros y con una sola dirección de la luz. Entonces sí, me emocionó mucho.

SF: ¿Recuerdas el momento en que decidiste convertirte en cinefotógrafo?

EJ:  No como tal, pero sabía que quería contar historias desde los 11 años. Me regalaron una cámara Polaroid y me la pasaba tomando fotos. Había una cosa muy buena con la plasticidad de la imagen y lo que una imagen te podía contar.

SF: ¿Cuáles fueron tus inicios en el cine? 

EJ: Comencé como editor a los 17 años, lo que me sirvió para entender cómo funciona una imagen contra otra para crear un significado. Me pareció algo increíble. Cuando estudié cine lo primero que hice fue fotografiar un corto en 16mm.

SF: ¿Dónde estudiaste?

EJ: Estudié en una escuela que ni siquiera terminé. Como no pude entrar al CUEC y estaba apresurado por empezar a estudiar me metí al Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación (CECC) del Pedregal. No me fue muy bien, pero conocí a dos amigos con los que seguí filmando todo el tiempo: Rodrigo Valdés y Katina Medina Mora, con quien he rodado dos películas y estamos preparando la tercera. Tal vez la escuela no me funcionó, pero sirvió para encontrar a amigos con los que después iba a hacer cine. Cuando digo que me decepcioné de la escuela es porque ya había trabajado en una serie que se llamaba ‘Cuentos Para Solitarios’, que produjo MVS y se rodaba en 16mm. Fue uno de los primeros intentos en México por hacer series.

SF: ¿Cómo empezaste a fotografiar?

EJ: La primera vez que fotografié algo fue para el videoclip ‘Eres’ de Café Tacuba. Yo estaba coordinando el área de efectos visuales y un día pregunté ingenuamente: ‘¿Quién va a fotografiar la parte de los visual effects? Y mi amigo Gerardo Madrazo, también DF, me respondió: ‘¡pues tú!’. Y esa fue mi primera vez. Uno tiene miedo, pero me lanzaron al ruedo y yo creo que es la única manera de hacerlo. Te tienes que atrever y sufrirla, porque si no, no vas a aprender

SF: Después de fotografiar en géneros como el drama (‘Sabrás Qué Hacer Conmigo’) y la comedia (‘La Boda de Valentina’), ¿Cómo fue acercarse al terror con un proyecto como ‘El Habitante’, de Guillermo Amoedo?

EJ: A mí me interesaba mucho hacer una película de terror porque el género me parece sumamente interesante. Cuando vi ‘El Resplandor’ de Kubrick, recuerdo que me pareció una película fascinante. El terror es un género muy atractivo si lo cuidas y lo tratas con seriedad. Y quería afrontar ese reto.

 

SF: De hecho, la película comienza con una toma a una pintura…

EJ: Sí, con un Dolly. Una de las pocas veces que usamos zoom fue en esa secuencia en las escaleras. Había visto una pintura que se llama “El demonio” de (Mijaíl) Vrúbel, un pintor ruso que tenía esquizofrenia y pintaba demonios y su demonio es un hombre con facciones muy extrañas, una imagen completamente deforme, porque la esquizofrenia les provocaba estas cosas como psicodélicas. La pintura tiende hacia los morados con un personaje sentado en un prado observando algo y hay una especie de tristeza en el rostro y pensé: ‘va por ahí’. Entre más abstraes algo hay emoción, conecta más.

SF: ¿Cómo fue el trabajo de preproducción fotográficamente hablando?

EJ: Una de las cosas sobre la que más hablamos con el director fue sobre el color. Descubrí que la mayoría de las películas de terror tendían a la luz un poco azul y cian, por lo que decidí irme al otro lado. Dije: ‘no quiero eso, ya lo he visto muchas veces’. Tenía muy fresca una película de terror que se llama ‘It Follows’ (Está detrás de ti) y me pareció increíble su acercamiento con la luz natural, así como sus tonos ámbar y rojos. Entonces en vez de luz natural me fui por una iluminación más construida, más dramática y teatral, con algunos –pocos- momentos fríos.

SF: ¿Con qué cámara trabajaste y por qué?

EJ: Con la Alexa FXT de ARRI combinada con óptica Kowa anamórficos. Es una cámara que me acomoda mucho por la forma y su anatomía y como en la película teníamos mucha cámara en mano, me parecía la opción ideal.

SF: ¿Por qué la decisión del anamórfico?

EJ: Me recordaban al cine clásico de Hollywood, además de que me remitían al género del terror. También por el tipo de flare que generan y la sensación que provocan de separarte de lo natural. A pesar de que muchas de mis películas anteriores van hacia el naturalismo, era algo que ahora no buscaba pues quería una construcción plástica con una puesta en escena. Estos lentes permiten hacer una abstracción y separarte, digamos, de la realidad que estás filmando, pero conectándote emocionalmente por otro lugar.

SF: ¿En qué milímetros utilizaste los kowa?

EJ: Lo más angular que tiene es el 40mm, que está muy raro porque son lentes viejos, entonces equivale a un 21mm. Eso era lo máximo que podía estar angulado y en cuanto a los telefoto, tenía un 130 y tantos mm, que usé un par de veces. Mayormente fotografié con el 40mm, el 50mm y el 75 mm. Me parece que es muy interesante estar en los angulares y poder perseguir todo el contexto de donde se está moviendo el personaje. Aunque prácticamente son imperceptibles, hay muchos efectos especiales.

SF: ¿Cómo fue la colaboración con ese departamento?

EJ: Me puse necio para evitar los green screen’s. Antes de entrar a la Dirección de Foto, fotografié Visual Effects y antes fui postproductor durante seis o siete años, entonces aprendí que si no los haces bien o no tienes los recursos y el capital para tener buenos animadores se ven mal hechos. Como resultado de eso aprendí que si lo puedes tener en cámara es mucho mejor. Así es que trabajamos mucho con diseño de producción y maquillaje.

SF: ¿Cuál fue el planteamiento respecto a los movimientos de cámara?

EJ: Todas las reglas de la narrativa visual se pusieron y planearon en preproducción. Si acaso en unas tres ocasiones inventamos algo en el set. En su mayoría trabajamos dolly’s y el Steadicam. Un par de veces también usamos la grúa Technocrane. Todo se planeó para que el movimiento contara algo y fuera descubriendo cosas al espectador. 

SF: ¿Rodaron en set o locación?

EJ: Rodamos en locación, en una casa real que no tenía electricidad, así es que usamos una planta de luz todo el tiempo. Hice pre-lighting una semana antes y todo lo pusimos nosotros. La base fueron los Kino Flo -teníamos alrededor de 50 o 60- y un par de reflectores para las entradas de los haces de luz en las ventanas. También usamos led’s difuminados con chimeras y difusores. La mayor parte de la película sucede de noche, así es que los interiores los llené de practicals (luces prácticas), focos de sof tone de 40W dimereados y para las key lights de los actores usé cuatro bloques de led’s difusos de dos por dos pies, también dimereables en su temperatura que podía ir de 3200 a 5600. Y aunque las puse a 3200 la cámara estaba en 4200 para que se sintiera más ámbar y para que no se balanceara completamente.

SF: En la película hay mucho grano y textura ¿a qué responde esa decisión?

EJ: Sí, no es grano digital, es humo. Toda la película lo tiene y eso era algo que nos tomaba un buen rato, incluso hubo un poco de desesperación del lado de producción por eso. Parece grano pero no es, es una sensación de que la imagen se está moviendo. Es algo que me gusta usar mucho en digital. El humo genera esa profundidad y esa separación que quería de la plasticidad, un poco evocando a cuando vi ‘El Resplandor’ y decía ‘estoy viendo una película y esa película me da miedo’.

SF: ¿Cuál es tu conclusión o tu aprendizaje después de haber rodado una película de terror como ‘el habitante’?

EJ: Que quiero hacer más películas de terror (Erwin ríe). Aunque hice muchas cosas que quería, sentí que podía avanzar más. Me hubiera gustado haberla llevado un paso más adelante, explorar un poco más la velocidad de la cámara en cuanto a tener mejores trazos. La primera vez que lo haces obviamente estás descubriendo el género y lo que a ti te gusta, cómo funciona y cómo te adaptas, así como tus sistemas de iluminación con el género. Me gustaría aprender más y llegar a hacer otras películas de terror.

FILMOGRAFÍA COMO DF:
Luto de Katina Medina Mora (2013)
Sabrás Qué Hacer Conmigo, de Katina Medina Mora (2015)
Rumbos Paralelos, de Rafa Montero (2016)
Qué Pena Tu Vida, de Luis Eduardo Reyes (2016)
El Habitante, Guillermo Amoedo (2017)
Sacúdete Las Penas, de Andrés Ibáñez (2018)
La Boda de Valentina, de Marco Polo Constandse (2018)
Después Del Incendio (título provisional), Sebastián Padilla (2018)