“La novia de Amós”: La directora de fotografía Isabelle Leonard habla de su debut detrás de la cámara en este cortometraje de terror de época ganador del premio ASC Heritage.

Durante su último año de estudios de cine de grado en la Universidad del Sur de California (USC), Isabelle Leonard dio un salto de fe al aceptar su primer trabajo importante como directora de fotografía, en el proyecto final “La novia de Amós”. El cortometraje de terror gótico, que profundiza en temas de aislamiento rural y cosificación femenina, le valió a Isabelle Leonard el premio George Spiro Dibie Heritage Award 2024 de la ASC en la categoría de grado.

Cada año, la ASC entrega los premios Student Hertage Awards en honor a sus distinguidos miembros. George Spiro Dibie, el homónimo del premio de Leonard, fue un célebre director de fotografía conocido por su trabajo innovador en televisión, que ganó cinco premios Primetime Emmy durante su dilatada carrera. La influencia de Dibie se extendió más allá de sus elogios, ya que se desempeñó como mentor y defensor del avance del arte de la cinematografía (como miembro de la junta de la ASC durante mucho tiempo, presidente del Comité de Educación y Difusión y como presidente de ICG Local 600 durante más de 20 años), lo que hace de este premio un reconocimiento significativo tanto a la habilidad técnica como a la visión artística.

El camino de Leonard hacia la cinematografía no fue nada lineal. Originaria de Nashville, Tennessee, llegó a la USC con la intención de convertirse en directora. No fue hasta que realizó un curso introductorio de cinematografía que comenzó a explorar el lado técnico del oficio. “En la escuela secundaria me aterrorizaban las cámaras”, admite. “Pero mis profesores me presionaron para que probara cosas que no creía que pudiera hacer”.

Un momento decisivo llegó cuando vio una película dramática con el audio silenciado como parte de un ejercicio de clase en la USC. “Me pareció fascinante cómo la composición, el movimiento y la iluminación por sí solos podían contar una historia”, recuerda. “Ese ejercicio realmente me abrió los ojos a lo que podía ser la cinematografía”.

En un principio, Leonard estaba nerviosa por asumir el papel de directora de fotografía en Amos’ Bride. La historia de terror rural sigue a Rebecca, de 16 años, miembro del culto de la “Colonia Elegida”, que intenta escapar con su amante después de ser elegida para casarse con el profeta en persona. “Las películas de terror dependen en gran medida de la cinematografía para crear atmósfera”, explica Leonard. “Sentí una increíble responsabilidad de hacer que cada decisión visual fuera deliberada e impactante”.

Leonard trabajó en estrecha colaboración con la directora Yukako Fuyimori para definir el lenguaje visual del proyecto, y citó el cobertizo, utilizado repetidamente a lo largo de la historia, como la piedra angular de sus decisiones estéticas. “El cobertizo es un santuario para los personajes, pero su estado de ánimo cambia a medida que avanza la historia. Iluminarlo de forma diferente cada vez nos permitió reflejar los riesgos crecientes y la tensión emocional”, dice Leonard.

Las principales inspiraciones para el proyecto incluyeron películas como La BrujaMidsommar, particularmente por su tratamiento de los paisajes rurales y la luz natural.

La mayor parte de La novia de Amos se filmó en estudios de grabación de la USC, un entorno en el que Leonard nunca había trabajado antes. “La iluminación en un estudio de grabación es liberadora e intimidante a la vez porque controlas todo”, explica. La creación de esquemas detallados desde arriba resultó ser una herramienta invaluable para planificar el rodaje, especialmente porque el decorado del cobertizo requería múltiples aspectos distintivos:

Para las escenas nocturnas, Leonard recurrió en gran medida a elementos prácticos y faroles hechos a medida para crear una iluminación envolvente y en capas: “Los faroles fueron un trabajo en equipo. Los construimos nosotros mismos usando copas de vino, pintura en aerosol y bombillas B7C para asegurarnos de poder controlar la intensidad y el color”.

Filmar en condiciones de poca luz presentó desafíos adicionales. Leonard atribuye a las capacidades de ISO alto de la Sony PXW-FX9 y a las unidades de iluminación LED Nanlux donadas el haber permitido al equipo lograr la estética deseada a pesar del ajustado presupuesto de la producción. “El modo ISO dual fue un cambio radical para esas escenas nocturnas al aire libre”, señala.

Como mujer en un campo dominado por los hombres, Leonard es muy consciente de las presiones adicionales a las que se enfrentó mientras dirigía a su equipo. “Yo era la única directora de fotografía mujer en mi grupo y sentía una inmensa responsabilidad de demostrar mi valía”, afirma. Sin embargo, se apoyó en el estilo de liderazgo que conocía de su experiencia como directora, generando confianza y dándole a su equipo la autonomía para brillar. “Cuando empoderas a tu equipo para que se apropien de sus funciones, los resultados son increíbles”.

Leonard reconoce la creatividad y dedicación del jefe de iluminación, y el departamento artístico, en particular a la hora de crear el evocador mundo rural de la película. “Fue un verdadero trabajo en equipo”, subraya. “Todos dieron lo mejor de sí y eso se nota en el producto final”.

Ganar el premio George Spiro Dibie Heritage Award fue un hito emotivo para Leonard: “Cuando me nominaron, no lo podía creer. Este reconocimiento es como una validación de todos los riesgos que asumí al asumir un papel para el que inicialmente me sentí no calificada”.

Leonard también considera el premio como un homenaje a sus mentores y a su familia, que la apoyaron en cada paso del camino. “Para perseguir un sueño se necesita todo un pueblo, y comparto este logro con todos los que creyeron en mí”.

Desde que se graduó en la USC, Leonard ha trabajado como directora y directora de fotografía independiente. Valora el enfoque creativo que aporta la cinematografía y lo describe como “un espacio para vivir plenamente el momento, sin el ruido de responsabilidades más amplias”.

Con su proyecto ganador del premio ASC a sus espaldas, Leonard está ansiosa por afrontar nuevos desafíos, armada con las lecciones aprendidas en La novia de Amos. “Espero seguir contando historias que resuenen visual y emocionalmente”, dice. “La cinematografía me permite hacer ambas cosas, y no puedo esperar a ver a dónde me lleva después”.