«ROBERT CAPA» : las fotos perdidas del «Día D”

Una de las fotos más difundidas de Robert Capa, tomada durante el desembarco de las tropas aliadas en las costas del norte de Francia, casi se destruye durante el accidentado proceso de laboratorio, para luego perderse el negativo. Ayer se cumplieron 75 años de la publicación de estas pocas e históricas fotos.

El desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944 resultó desastroso: muchos de los vehículos anfibios se hundieron bajo un mar embravecido, las barcazas que transportaban las tropas se desviaron por los fuertes vientos desencontrándose con los oficiales que comandaban la operación, y por falta de coordinación de los bombardeos que debían cubrir a las tropas, éstas permanecían inmovilizadas en la orilla intentando ocultarse del fuego alemán. Murieron o resultaron heridos en la aventura de ese día 2.400 soldados.

Capa, quien se había sumado a la flota aliada para cubrir la invasión para la revista Life, desembarcó con la primera compañía y pudo fotografiar, por momentos con el agua al cuello y con una lluvia de balas que se hundían en el agua a su alrededor, a los soldados intentando avanzar hacia la playa bajo el fuego que llegaba de la orilla.

Al ver acercarse un pequeño barco-enfermería se metió en el mar entre los cadáveres flotando, con las dos cámaras vacías en alto para que no se mojaran, y logró subir a bordo justo antes de que el barco fuera alcanzado por un obús. A pesar de eso bajó a la bodega donde pudo secarse las manos y cargar nuevos rollos. Subió a cubierta e hizo una última foto de la playa cubierta de humo. El barco se hundía y la tripulación y los heridos fueron evacuados por una barcaza. Capa no tomó más fotos, ocupado en ayudar a trasladar a los heridos al mismo barco que lo había traído a Normandía. Llegó de vuelta al puerto de Weymouth a la mañana siguiente, mandó los rollos a Life y volvió a la playa en el primer barco disponible.

Robert Capa era el seudónimo utilizado por Gerda Taro y Endre (o André) Friedmann para firmar las fotos que comenzaron a hacer juntos en 1935 para medios franceses. Friedmann fue uno de los primeros fotoperiodistas, formado en Alemania junto a los pioneros de la profesión: Erich Salomon, Alfred Eisenstaedt y Félix H. Man. En los últimos años la prensa había pasado de publicar retratos o fotos ilustrativas y de carácter artístico, a imprimir imágenes tomadas en el lugar de los hechos o reportajes fotográficos, es decir series de fotos contando una historia. Esto, sumado a la aparición de cámaras más pequeñas y películas de mayor sensibilidad, posibilitó el surgimiento de la figura del fotógrafo de prensa moderno: un cazador de imágenes, discreto, escurridizo e implacable con su presa, la noticia.

Gerda vivía y trabajaba con André en París, de quien aprendió la profesión. En 1936 viajaron por su cuenta a cubrir la Guerra Civil española. De ese año es la famosa y polémica toma del miliciano republicano cayendo bajo las balas falangistas. Al año siguiente Gerda Taro murió en un accidente en la retirada republicana luego de la batalla de Brunete. Para ese entonces ya no trabajaban juntos, quedándose Friedmann con el nombre de Capa. La muerte temprana de Gerda hizo que su figura como primera fotoperiodista mujer, eclipsara detrás de la creciente fama de André/Robert.

La noche siguiente llegaron a la oficina de Life en Londres los rollos enviados por Capa con las fotos del desembarco. Luego del revelado y ante la urgencia por publicar el material, un empleado cocinó las películas en la secadora, arruinando la mayor parte. El calor produjo un deterioro en la emulsión de los negativos que puede apreciarse en lo borroso de las imágenes que se salvaron. La falta de definición agregó urgencia y emoción a escenas de por sí dramáticas.

Es posible que la suerte corrida por las fotos de Capa haya influido en la decisión de fundar al año siguiente la agencia Magnum junto a sus colegas David Seymour, Henri Cartier-Bresson y George Rodger. Por otra parte, los primeros fotoperiodistas redactaban los epígrafes de sus fotos, pero con la llegada de las revistas de gran tirada, la presión sobre los fotógrafos aumentó a punto tal que perdieron el control sobre lo que se publicaba y en qué contexto, lo que muchas veces terminaba cambiando el sentido de las imágenes. El trabajo cooperativo en la nueva agencia les dio, además del control sobre el material, independencia y libertad para elegir los temas y los lugares donde fotografiar.

La imagen que encabeza este texto, la única de la serie que muestra a un soldado en un plano cercano, con el agua al cuello mirando al frente con gesto tenso, rodeado de cadáveres flotando, le puso rostro a la demorada entrada en escena de Estados Unidos en el corazón del conflicto armado europeo. En algún momento el negativo de esta foto se perdió, pero la publicación de estas pocas imágenes en la prensa estadounidense mostró al público la realidad de la aventura bélica, más allá del festejo oficial por el desembarco. Una aventura que a partir de ese famoso día “D” no haría más que escalar en su derrotero mortífero, con bombardeos de pueblos enteros que costaron la vida a miles de civiles, llegando en 1945 al punto más alto con los ataques nucleares a Hiroshima y Nagasaki, un asesinato masivo a sangre fría decidido por el gobierno de la llamada mayor democracia del mundo.

Robert Capa, paradigma del fotógrafo de guerra, dejó entre otros escritos una frase que se convirtió en fórmula o credo fotoperiodístico: “Si tus fotografías no son suficientemente buenas, no te has acercado lo suficiente”.
Capa pudo acercarse y tomar un primer plano de la carnicería que fue la guerra imperialista, mostrando la cara más atroz del capitalismo reflejada en los ojos de un joven soldado. Irónicamente André Friedmann, conocido como Robert Capa, murió en 1954 en Thái Binh, Vietnam, al pisar una mina, cubriendo la guerra de Indochina. Habia nacido en Budapest, Hungría; 22 de octubre de 1913.

Fuentes:
Magnum Hojas de contacto. Editorial Blume, Barcelona 2011
Robert Capa. Ligeramente desenfocado. Editorial la Fabrica, 2015
Gisele Freund. La fotografía como documento social. Editorial Gustavo Gili, Barcelona 1993