El director de fotografía Adam Lyons aportó un enfoque reflexivo e ingenioso al cortometraje Hamdardi, una historia emocionalmente resonante que explora el costo humano de las políticas de inmigración divisivas.

Inspirada en las consecuencias políticas de la prohibición de viajes a Estados Unidos en 2017, la película fue codirigida por Ashley Tabatabai y Stefan Fairlamb. La historia se desarrolla en los estrechos y burocráticos confines de una oficina de inmigración y sigue a Ethan, un oficial cuya rígida visión del mundo comienza a desmoronarse cuando se encuentra con dos hermanos iraníes detenidos. Para Lyons, el proyecto ofreció una oportunidad de experimentar con la narración visual, adoptar la resolución creativa de problemas y fomentar una atmósfera colaborativa en el set. 

La filosofía visual central de la producción se basaba en la moderación. Filmamos Hamdardi con la ARRI Alexa Mini combinada con lentes ARRI Master Prime, siguiendo una estricta regla de lentes de 40 mm durante gran parte de la película. Se eligió la lente de 40 mm por su capacidad para reflejar la estrecha visión del mundo de Ethan. Creaba una sensación de encierro y concentración, obligando al público a adoptar su perspectiva y al mismo tiempo permitiendo vislumbrar el entorno. Se introdujeron lentes más amplios solo cuando el viaje emocional de Ethan se expandió, lo que reflejó su creciente empatía por los hermanos detenidos.  Este enfoque sirvió tanto para el desarrollo del personaje como para la composición, ya que cada fotograma mejoraba la narrativa. Se trataba de encontrar momentos en los que la lente pudiera expresar con calma lo que el personaje no podía. 

Los cortometrajes son especialmente accesibles para cineastas con distintos niveles de experiencia. En Hamdardi, colaboramos con un equipo diverso, que combinaba profesionales experimentados con talento emergente. El proyecto se benefició enormemente del apoyo de Ian Jackson de  VMI.TV, quien generosamente proporcionó un paquete de cámara completo, ofreciendo acceso a herramientas y equipos estándar de la industria. 

Los cortometrajes son fantásticos para reunir a personas, algunas de las cuales pisan un set de filmación por primera vez. Crean un espacio para compartir conocimientos y probar ideas. Este espíritu fomentó un entorno creativo e inclusivo durante los ocho días de producción. A pesar de los desafíos de trabajar con un equipo más pequeño y un presupuesto ajustado, el enfoque innovador del equipo convirtió las limitaciones en oportunidades. 

La película se rodó en Leeds, y las locaciones principales fueron Platform (antes City House) y Leeds Arena. El piso 12 de Platform, con sus ventanales de piso a techo, se transformó en la oficina de inmigración y sala de espera. Usamos persianas enrollables para esculpir la luz natural, creando contraste y profundidad según la dirección de la toma. 

Ese espacio nos proporcionó una enorme flexibilidad y se convirtió en un ejercicio para transformar algo ordinario en algo emocionalmente atractivo. Para las escenas diurnas, utilizamos luz natural, mientras que para las nocturnas nos basamos en una iluminación práctica para preservar la estética realista de la película. Las lámparas de escritorio solitarias acentuaron la atmósfera aislada e institucional, reflejando el confinamiento emocional y físico de los personajes. Sentimos que una mezcla de iluminación natural y práctica aportaba una autenticidad cruda que se alineaba perfectamente con el tono de la película. Para mí, se trataba de mantener la honestidad y evitar un aspecto demasiado estilizado. 

Un desafío importante fue transformar el Leeds Arena en un aeropuerto estadounidense convincente. Esto requirió un diseño de producción inteligente y un trabajo de efectos visuales meticuloso, incluida la colocación de cabinas de control de pasaportes para emular un área de control fronterizo y la eliminación de la marca específica del Arena en posproducción. Tuvimos que vender la ilusión por completo, por lo que cada detalle, desde la señalización hasta la iluminación, debía transportar al público a ese mundo. 

El primer asistente de cámara (1.er AC), Ben Sansom, se convirtió en un segundo par de ojos indispensable para mí, asegurándose de que las relaciones de contraste y las exposiciones fueran consistentes a medida que cambiaban las condiciones de iluminación mientras operaba la cámara. 

Las lecciones que aprendí en Hamdardi se trasladaron a mi trabajo en la segunda temporada de DI Ray de ITV, un procedimiento policial de ritmo rápido que también incluía entornos de oficina confinados. En Hamdardi, encontramos formas creativas de crear encuadres visualmente atractivos con recursos mínimos: apilando elementos de oficina en primer plano para crear profundidad o dando forma a luces prácticas para mejorar el estado de ánimo. Esas mismas técnicas resultaron invaluables en DI Ray, donde la velocidad y la adaptabilidad fueron clave para cumplir con el cronograma. 

Después de trabajar en producciones a gran escala como El descubrimiento de las brujas y la materia oscura, sigo enfatizando que los principios básicos de la narración se mantienen constantes en todos los proyectos. Ya sea que trabajes en una serie de fantasía masiva o en un cortometraje, la esencia es la misma: usas la luz, el encuadre y el movimiento al servicio de la historia. 

Sin embargo, los cortometrajes presentan desafíos únicos que agudizan las habilidades de resolución de problemas del cineasta. Sin los recursos de las producciones de gran presupuesto (como equipos, equipos o tiempo) hay que pensar con rapidez. Es una excelente manera de desarrollarse creativa y técnicamente porque cada decisión tiene peso. 

Los cortometrajes ofrecen un espacio creativo único. Permiten probar nuevas técnicas, probar ideas y trabajar con una variedad de colaboradores. Hamdardi reunió a una mezcla de miembros del equipo con experiencia y recién llegados a la producción cinematográfica. Los cortometrajes son excelentes para introducir a la gente al ritmo de un set, creando un entorno en el que todos, independientemente del nivel de experiencia, pueden contribuir a contar la historia. 

Más allá de la exploración técnica, Hamdardi subrayó la importancia de contar historias con un toque humano. Los cortometrajes son donde las nuevas voces encuentran su lugar y donde las establecidas pueden tomar riesgos. Creo que esta filosofía se refleja en el éxito de Hamdardi, desde su calificación para el Oscar hasta el reconocimiento en WorldFest-Houston.

El corazón del proyecto radica en su capacidad de conectar emocionalmente. Esta película siempre se trató de la empatía, y es un privilegio contar historias que nos desafíen a ver la humanidad en los demás. 

De cara a nuevos proyectos, Hamdardi sigue siendo un referente en materia de creatividad y colaboración. Todos los proyectos, sin importar su tamaño, te enseñan algo, y Hamdardi reforzó la idea de que, con el equipo adecuado, las limitaciones pueden dar lugar a algunos de los trabajos más gratificantes.