Mirada a Latinoamérica: Maura Morales Bergmann ACC

Publicado por Comunicación AMC – Enero de 2021 
Por Kenia Carreón y Milton R. Barrera 

 

“Lo importante no es cómo el fotógrafo mira el mundo, sino su íntima relación con él.”- Antoine D´Agata. 

Las palabras del fotógrafo francés nos refuerzan la importancia de la sensibilidad que el artista imprime en sus obras, independientemente de la disciplina que se utilice. La relación que tenemos con nuestro mundo es lo que nos provee de individualidad. Para la directora de fotografía italo-chilena, Maura Morales Bergmann ACC, esta relación ha sido el punto de quiebre para dejarse llevar por la necesidad de narrar historias a través del cine, así sea como realizadora o como cinefotógrafa. Pareciera que el cine estaba destinado a ser parte de su vida, pues menciona que fueron tres eventos los que marcaron su camino y la hicieron enamorarse del séptimo arte.

“Mi madre era gerente de locaciones y mi padre es documentalista, siempre tuve una relación cercana con el cine. Mi primer gran encuentro con la cinematografía, fue un día que ella me invitó a su trabajo para ayudarle a controlar el set. Recuerdo haber entrado y me impresioné de todo lo que sucedía frente a mí. La segunda ocasión fue a los 16 años, después de ver “La noche americana” (1973) de François Truffaut. Al verla, quedé enamorada, estaba decidida, quería hacer cine. El tercer evento que me reforzó la necesidad de utilizar este medio, fue cuando mi padre me invitó a un documental que estaba realizando en la Patagonia Chilena. Mientras lo veía trabajar, yo tenía ganas de tomar la cámara y comenzar a filmar. En ese proyecto hubo una segunda cámara para el backstage, me adueñé de ella y no la solté”. Con la firme decisión de profesionalizarse, Maura ingresó al Centro Sperimentale di Cinemaograf en Italia, donde comenzó a practicar la dirección de fotografía con el nominado al Óscar, Giuseppe Rotunno (All that Jazz, 1979); ahí comenzó su viaje.

DOS HOGARES

Maura ha tenido la oportunidad de crecer profesionalmente, tanto en Chile como en Italia, gracias a su insistencia en aprender y los constantes viajes realizados a lo largo de su vida entre ambos países. Nacida en Italia, de madre italiana y padre chileno, la ahora cinefotógrafa, documentalista y realizadora comenta que inició su carrera en el país europeo desde cero. “Comencé como aprendiz en “El exorcista: el comienzo” (2004). Cuando supe que se estaba filmando en el teatro de mi escuela, me pasaba por ahí a mirar hasta que se acercaron a preguntarme qué estaba haciendo; dije que quería aprender y ahí me quedé”. Vittorio Storaro fue el encargado de fotografiar esta producción.

“Mi primera película pagada, fue como Video Assist: “El tigre y la nieve” (2005) de Roberto Benigni (La vida es bella, 1997). En Italia el sistema es muy estructurado y no se puede cambiar de posición tan fácilmente. Si me quedaba ahí, me hubiera quedado como Video Assist por muchos años más; pero yo quería ser DF. Tuve la fortuna de trabajar con gente que entendía esta voluntad y que me daban la oportunidad de practicar. Maurizio Calvesi AIC me entendió, y desde la primera oportunidad que tuvo, me metió al departamento de cámara como cargadora de chasis. En ocasiones me daba el exposímetro y me mandaba a preparar la siguiente locación”.

“En 2007 sufrí las 12 semanas cuando filmaba con Calvesi. Era cargadora de chasis de dos cámaras de 35 mm, una Movicam y una ARRI; con 4 emulsiones diferentes. La verdad que terminé la película y dije: “no puedo más; ser asistente, cargadora de chasis, no es lo mío; quiero fotografiar”. Mauricio me despidió y me dijo que tenía que hacerlo sola. Me vi en la necesidad de volver a vivir con alguien, para reducir costos, pero eso sí, no asistí nunca más.” Después de varios proyectos en Italia, viajó a Chile en donde comenzó a involucrarse en la industria cinematográfica de dicho país.

Maura arrancó su viaje en Sudamérica cuando se integró como operadora de cámara en “Il futuro” (Italia, 2013) de Alicia Scherson, en la que Ricardo De Angelis participó como director de fotografía. “Me encantó la manera de trabajo del equipo chileno. Era una producción de mucho menor presupuesto a lo que estaba acostumbrada en Italia. ¡Pero es gente con mucha pasión! Esa pasión de cuando comienzas a filmar a los 20 años. Entre la gente de la industria italiana, este amor por la profesión está un poco perdido. Mis equipos de trabajo los escojo por la humanidad y la pasión que tienen, más que por el currículum”.

“Al trabajar con la gente en Chile encontré una energía que nunca sentí en Europa. Poco a poco empecé a quedarme más tiempo allá. Afortunadamente, cada año venía un proyecto nuevo. Además, cuando mi padre hacía un nuevo documental, yo entraba como DF. Finalmente, se abrió un acuerdo comercial entre los gobiernos de Italia y Chile, que permitió un crecimiento en la coproducción. Me digo a mí misma que soy la bandera de la coproducción Italia-Chile porque siempre soy la referencia para estos proyectos”.

“Vera de verdad”: “Si el guion de un proyecto no me gusta, se nota en mi fotografía; no logro trabajar si no pongo el corazón y el alma. “Vera..” es una de estas películas que me tocó el alma y fue una muy emotiva para todos. Creo que me llegan las cosas que me tienen que llegar, por atracción de energías”.

Grabada a lo largo de 6 semanas (4 en Italia y 2 en Chile), Vera nos cuenta la historia de una niña, amante de la astronomía, que desaparece sin dejar rastro mientras pasea en un acantilado con su profesor Claudio. Al mismo tiempo, en San Pedro de Atacama, Chile, un hombre de mediana edad, clínicamente muerto… despierta. Él es el guardia del Observatorio Astronómico A.L.M.A. Desde su “regreso” de la muerte, Elías cambia: parece ser más bondadoso y cada noche sueña con una niña de nombre Vera. El hombre comienza un viaje para descubrir el motivo de sus sueños. En palabras del director: “un viaje entre ciencia y fe; un cuento de amor y aventura contado de forma realista a pesar de oscilar constantemente en las fronteras de la fantasía”.

“Inicialmente contaba con un presupuesto grande, pero a medida que fue avanzando su proceso bajó mucho porque la televisora que estaba dando el dinero lo redujo. Al final terminó siendo una coproducción entre las cabezas de departamento. Pero el hecho de que fuera independiente nos permitió jugar mucho más con el guion; con los horarios y el equipo técnico y personal de trabajo y con la fotografía. Para TV hubiera tenido que filmar de otra forma”.

“Llegué al proyecto, justamente por el renombre que tenía entre Italia-Chile, del que hablé antes. Me llamó el productor italiano para que lo conociera junto al director, Beniamino Catena. Al llegar con ellos Beniamino me comentó que ya tenía DF para el proyecto y quería era que le ayudara con el trámite de coproducción entre ambos países. Unos meses después me marcó para decirme que lo había pensado y que quería que le fotografiara el teaser, y nos enamoramos de lo que construimos. ¡Beniamino es una persona magnífica!”

“Esta es una historia que estuvo madurando durante doce años en la cabeza del director y de la guionista, esposa de Beniamino. Todo era tan familiar que este amor se permeo en todo el equipo de trabajo durante la realización de la película. Por ejemplo, la actriz que interpreta a la mamá de Vera, es mi mejor amiga en la vida real”.

“Cuando llegamos a Chile, fuimos directamente a San Pedro de Atacama, uno de mis lugares favoritos. Ya estaba familiarizada con esta locación porque ahí realicé parte de mi documental. Ya conocía los lugares cercanos y a un guía muy bueno. En esta parte del rodaje, tuve la oportunidad de colaborar con mi equipo chileno de cámara, lo cual me sentó muy bien, pues en la parte del norte de Italia tuve que trabajar con un equipo de gente que no conocía, con menos experiencia, pero con gran valor humano”.  La fotógrafa realizó toda la película cámara en mano, lo cual significó un gran reto pues la protagonista es un poco más pequeña en estatura y tuvo que agacharse un poco para seguirla en tomas de larga duración. “Lo cierto es que el buen trabajo de la protagonista hacía que el peso de la cámara se aligerara”. “Utilicé una óptica esférica con un formato 2:39 a 2K. Para crear una estética visual que diferenciara las líneas narrativas en ambos países, utilicé diferente equipo. En Italia combiné una Alexa Mini con unos Cooke S3, para darle un look más vintage a la fotografía. En Chile usé los Cooke SV para conseguir más definición y poder aprovechar todos esos paisajes que necesitábamos ver”.

Con respecto a la corrección de color, Maura nos cuenta que las tomas áreas realizadas con un pequeño dron significaron un gran reto por la baja calidad de captura en comparación con el resto de la película. Por otro lado, en la sala de corrección se decidió, que Italia estaría virada hacia azul, mientras que Chile sería más amarillo por la naturaleza del desierto. “Quise marcar la diferencia entre ambas dimensiones”.

DE LAS PALABRAS A LAS IMÁGENES

La Directora de Fotografía nos comparte un poco de su proceso cuando un guión llega a sus manos. “Antes de pensar en lo técnico procuro leer el guión como si fuera parte del público, trato siempre de que la historia me guíe y atrape. Después vienen las lecturas más puntuales, en donde puedes dejarte llevar por las imágenes y comenzar a narrar con ellas. Mientras tanto te reúnes con el director, y si te va bien, las ideas serán similares. Por otro lado, cuando aún no se llega a una visión en común, como DF, debes adentrarte en su cabeza y en su manera de pensar. Con Beniamino estaba en el mismo canal, aparte de que él tenía muchas referencias de películas independientes”.

“Mi gran maestra en cuanto a referentes es mi tía”- rie- “Busco referencias visuales y sensoriales dentro de su gran repertorio de libros de historia del arte y pintura. Hago toda una presentación que comparto con las cabezas de arte, vestuario, dirección y mi equipo técnico, para que todos sepamos qué camino seguir mientras trabajamos”. Me interesa que todos estemos enterados de cada mínimo detalle, porque así hay más involucramiento con el proyecto”. Carmengloria, tía de Maura, es un personaje muy importante en su vida, a tal grado que decidió capturarla en el documental, “Entierro”.

“Entierro”: “Las historias que hago, o que busco, tienen que comunicarme algo; me tienen que emocionar; me tienen que hacer reflexionar, no importa que sea documental o ficción”. La experiencia que Maura ha conseguido al realizar cine documental y cine de ficción ha permeado en su manera de abordar los proyectos. Contrario a lo que podría creerse sobre la manera específica de abordar cada uno de estos estilos narrativos, la cinefotógrafa nos explica que deambula entre ellos. “En la ficción utilizo lo que me ha dejado el documental y viceversa. Cuando quieres ser director, es porque tienes algo que contar”.

Un incendio marcó la realización de este proyecto, al consumir la obra pictórica de Carmengloria, sus pertenencias, su casa y el material fílmico que Maura había capturado. “Hacer este documental me indicó que, en efecto, tenía algo que contar. Mientras lo filmaba, me dí cuenta que era una especie de terapia, después de aquel incendio devastador.  Me demoré seis años en concluirlo”.  “Es un proyecto que nació de mí y de las alumnas de mi tía. Las cintas que salen en el corte final, fueron grabadas entre el 2013 y 2014. En ese momento me encontraba viviendo en París y conocí a Jorge (famoso compositor chileno de música para películas). Le pedí que fuera a conocer a mi tía, Jorge llegó, los junté y filmé 7 horas de material. Afortunadamente lo subí a internet, pero me nació hacer algo más con lo que tenía. Y así nació la idea del documental”.

Maura inscribió el proyecto en el Programa Ibermedia y ganó un fondo para la producción; también, en 2017 ganó el Premio a Mejor Pitch otorgado por el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. “Obtuve el premio en el cual venía incluido un seminario de Robert Flaherty en Estados Unidos. Esto me sirvió mucho para encontrar la manera de abordar todos los temas que tenía en mente”.

Maura agradece el apoyo de la gente que se involucró en su proyecto. “Conseguir una estética visual a pesar de las adversidades que se tuvieron fue algo increíble. Era lo que más me preocupaba, pero por suerte uno de mis mejores amigos es un colorista increíble: Andrea Baracca conocido como “Red”. No me cobró para este proyecto. Creó un LUT especial para mí, no notas la diferencia entre la 5D y la FS7. De hecho, él iba a colorear “Vera”, pero al último momento lo hizo un alumno suyo”.

Onda su onda”: Dentro de su largo historial de coproducciones entre Latinoamérica y Europa, la película de Rocco Papaleo llevó a Maura a filmar en Uruguay.  Escrita y dirigida por el actor italiano, “Onda su onda” nos presenta una comedia blanca sobre un cocinero y Gegè, un cantante que debe viajar a Montevideo para un supuesto concierto. Aunque al principio las diferencias entre ambos personajes los separan, una serie de peripecias y confusiones los llevarán a hacerse amigos a la fuerza, e incluso familia. “El director ya había realizado dos películas con la productora de un proyecto que fotografié. Cuando me recomendó, platique con Rocco sobre la visión que tenía para la película y comenzamos a trabajar en ella. Algo interesante es que el proyecto estaba pensado para ser un musical. Grabamos escenas de baile, pero al final se eliminaron”.

El proyecto fue un viaje por sí mismo, al filmarse durante algunas semanas a bordo de un barco. “Éramos un equipo muy reducido porque no cabíamos todos en el barco. Filmamos por dos semanas en 5 barcos diferentes, viajando por el mundo. Fue muy divertido, dormíamos en el ala del barco que nos asignaron y cuando filmamos, terminamos temprano y bajábamos al puerto a cenar”.  El principal problema dentro del barco fue la iluminación.  “El problema era el techo bajo y los espacios reducidos. Afortunadamente el formato 2:39 me ayudó para dar más espacio a los lados y no tanto arriba.  Como el techo era de metal, inventamos un sistema para pegar las luces con imanes. Eran luces de LED pequeñas, no teníamos ni trípode”. “En Uruguay comencé a trabajar con un equipo nuevo. Mucho era improvisación y no teníamos claro el plano, podría cambiar en cualquier momento. Casi siempre iluminaba 360º para estar lista. Esto era algo a lo que mi equipo técnico no estaba acostumbrado.

ASUMIR EL LIDERAZGO 

Maura es la presidenta de la Asociación Chilena de Cinematografía (ACC) desde 2019. “Por mi carrera en Italia, formaba parte de la AIC (Autores Italianos de Cinefotografía) y gracias a que hablo varios idiomas, me mandaban a las juntas con IMAGO. Justo en ese año, que iba como representante, decidieron reabrir las puertas hacia América, Latinoamérica y Asia. Cuando volví a Chile me encontré con Sergio Armstrong y otros Directores de Fotografía que conozco y que tenían la misma inquietud que yo en formar una asociación”. “Después de algunos años como socia activa, me di la tarea de leer los estatutos. Fue así como escribí una carta a todos los socios con mis propuestas de cambio para la ACC. Un mes más tarde, en las elecciones, tome la responsabilidad de ser presidenta para llevar a cabo las propuestas hechas. Han sido dos años como presidenta.  “¡Debíamos abrir a Chile y a su cinematografía al exterior, tenían que salir de la isla!”

Además de los proyectos en puerta, Maura se toma el tiempo para compartir sus conocimientos. En años recientes tuvo la oportunidad de ser maestra tanto en la academia italiana como en la chilena. “Antes de dar clase estaba aterrorizada. Yo pensaba: “¿Cómo voy a dar clase si aún tengo mucho que aprender?”, pero lo tomé como un desafío y me encantó. Los chicos son maravillosos y bromeamos todo el tiempo. También creo que al explicarles, refuerzo mi propio conocimiento”.  Para finalizar, Maura nos comenta que dentro de los próximos proyectos que tiene en puerta, se encuentra una película americana, la cual está ambientada en Texas, pero será grabada entre Guatemala e Italia.