Gregg Toland (29/05/1904 – 28/09/1948)
Gregg Toland es el más innovador y creativo director de fotografía del Hollywood clásico y de todo el cine mundial. Estudió ingeniería en electricidad en una escuela técnica. A los 15 años dejó la escuela y se trasladó a Hollywood, donde se empleó primero en las oficinas de un estudio y después, al interesarse por las cámaras, como asistente del director de fotografía George Barnes.
Debutó en la dirección en Bulldog Drummond (1929), codirigiendo con Barnes, con quien volvería a trabajar en otros ocho filmes. Cuando realizó su primer largometraje Palmy days, 1931, sin Barnes. A los 27 años, se convirtió en el director de fotografía más joven de Hollywood.
Excelente profesional y con un interés continuo en la experimentación en técnicas lumínicas y fotográficas, se especializó en el uso de la profundidad de campo, los estudios techados, los claroscuros y los contrastes de estilo expresionista y en filmar en espacios reducidos. En 1939 ganó el Oscar a la mejor fotografía por Cumbres borrascosas, de William Wyler.
Cansado de las convenciones del cine comercial, encontró una mirada distinta en el debutante Orson Welles, con quien llegó a la cumbre de sus búsquedas experimentales realizando una obra de arte como Ciudadano Kane (1941).
También trabajó en clásicos como Las uvas de la ira y Hombres intrépidos (1940), La loba (o Bola de fuego), 1941, o Los mejores años de nuestra vida (1946). En 1943, durante la Segunda Guerra mundial, codirigió con John Ford el documental bélico December 7th, que recoge los avatares de las tropas norteamericanas en el Pacífico tras el ataque japonés a Pearl Harbor y que gracias a la maestría de Toland logra convertir imágenes de combates y movimientos de tropas auténticos en perfectas tomas de cine bélico en technicolor.
Su fotografía era muy poco convencional para el rígido y conservador Hollywood de la época de los estudios. Innovó la imagen cinematográfica buscando nuevos efectos visuales que le ayudaran a potenciar las posibilidades del guión. La fotografía se convirtió con Toland en un elemento fundamental para dotar de significado a la imagen. «Cuando fotografiaba algo-decía Wyler-quería ir más allá de las luces y captar los sentimientos».
Su trabajo tenía una gran potencia visual y narrativa. Iluminaba los rostros de los actores no buscando la imagen bonita o estética de estos, sino una mayor profundidad emocional, la luz se convierte en un instrumento dramático por sí misma. Dotó a la imagen de contenido potenciando las posibilidades narrativas que la luz y las sombras le ofrecían y que hasta ese momento no habían sido realmente exploradas en Hollywood por ningún otro profesional. Murió de un ataque al corazón a los 44 años mientras estaba trabajando.
Fotogramas de la película: El ciudadano de Orson Welles.
Revista BeX Fotografía Latinoamericana