La mayor parte de la acción de «El nido vacío» transcurre dentro de un amplio departamento perteneciente a una familia de clase media-alta. El lugar está dividido, básicamente, en dos partes: una con el comedor y el living, y otra con los tres dormitorios. Ambos sectores están unidos por un largo pasillo que es fundamental en la trama: en varias ocasiones a lo largo del film, el personaje de Oscar Martínez lo transita sintiendo la distancia que lo aleja del espacio «íntimo» (habitación) del espacio «social» o «público» (living). Abajo se puede ver la planta del decorado; arriba a la izquierda se muestra una fotografía del pasillo mencionado y a su lado una imagen de la maqueta del departamento, realizada por la Directora de Arte Ailí Chen.
El equipo vio muchas posibles locaciones para filmar esta idea, pero las necesidades logísticas y de producción eran tantas que finalmente se optó por construirlo íntegramente en un estudio de San Telmo, donde se filmaría durante tres semanas y media. Ailí Chen diseñó las primeras plantas para el decorado, las cuales fueron complementadas junto a las ideas de Daniel Burman para llegar al proyecto final.
Para Ailí, coincidiendo con los primeros comentarios del director, desde el principio este lugar debía ser «fundamentalmente confortable, burgués, luminoso y funcional; algo refinado, algo clásico, pero contemporáneo y poco caprichoso.» No tendría que sentirse «frío ni decadente», sino notarse un «estilo personal, que va por el gusto amplio relacionado con algo ecléctico en su elección de objetos decorativos relacionados con viajes y diferentes experiencias personales.» Además, debería poseer algo de un «hogar perfecto».
La Directora de Arte decidió trabajar con una ambientación «realista y funcional», para quitar la «solemnidad» que puede tener este tipo de departamentos, además de una precisa iluminación coordinada con el DF Hugo Colace (ADF) para no sentir «olor a viejo». A su vez, la decisión de utilizar tonos neutros creó la calidez que se necesitaba.
Otra de las pautas para la ambientación fue la convivencia entre el orden y el desorden, como en un hogar familiar real. Por otro lado, Ailí decidió trabajar con muebles en buen estado, aunque fueran viejos y usados, mezclándolos con algunos elementos modernos conviviendo todos en perfecta armonía, sin estar dentro de un registro «obsesivo», sino de «cuidado».
El living posee ventanas al exterior, y la vista desde ellas fue resuelta mediante la utilización de backlights (otra de las opciones que se barajaron fue la utilización de un fondo verde para aplicar luego la imagen en posproducción). Chen tomó varias fotografías desde un verdadero departamento con vistas a las barrancas de Belgrano y de allí seleccionó dos vistas, una diurna y otra nocturna. Posteriormente Colace complementó el trabajo iluminando dicho backlight por detrás.
El decorado del departamento contó con algunas entradas ‘falsas’ para la entrada del equipo (dispuestas en roperos, por ejemplo) y con paredes movibles en el pasillo, que lo hacían ensancharse de 1 m a 1,30 m. De todas formas, tanto Chen como Colace y Burman tomaron la iniciativa de respetar los límites «reales» del decorado y no realizar tomas desde lugares «imposibles» o «inexistentes». Para Ailí, esto quizás no es muy visible para el espectador, pero «ayuda a la percepción final» de realismo que se necesitaba.
Finalmente, el decorado entero sufrió un proceso de «avejentado» propuesto por Chen, quien destaca lo fundamental que resulta que un director valore este tipo de iniciativas. Dicho trabajo fue realizado por un equipo extra durante tres días, y se logró conseguir la «suavidad» que la Directora de Arte buscaba, para darle al lugar un aspecto de haber sido «vivido», pero también «cuidado».
ADF 23 – Escrito basado en apuntes de Ailí Chen y en testimonios recogidos por Ezequiel García.