Avisos y Novedades

#PLANTAMOSMEMORIA #COSECHAMOSDERECHOS

A 45 años del golpe, por la Memoria, la Verdad y la Justicia, queremos compartir la palabra de nuestra maestra María Saleme de Burnichon, en ocasión del acto de apertura de la Muestra Universidad Memoria Gráfica, el 24 de marzo de 1998. ???

SOBRE LA RESPONSABILIDAD


“Apelar a la memoria, puede con el tiempo, transformarse en exigente ejercicio intelectual que aporte una especie de satisfacción por saber cuanto se sabe, quedando fuera del contexto aquello que duele, creo, para siempre.

Veintidós años son lentos de contar en la vida nuestra. Son nada en la vida de un país. Son nada –y en este caso, decisivos- porque nos obliga a practicar un ejercicio olvidado, por no haber sido educados para ello, como es el rastreo fatigoso respecto a una memoria de tiempo de ignominia.

¿Qué pasó en esos años y porqué pasó? ¿Qué tiene que ver con el hoy que vivimos? No son preguntas para ser respondidas desde un umbral científico despersonalizado y ausente. Algo pasó, es evidente.

Aquí, llegamos en tanto Universidad, a una situación en que esta memoria ya casi no cuenta, aunque siga operando sobre el individuo en su búsqueda de sentido de la acción delictiva, que lo convierte en insomne puesto que la memoria vuelve y vuelve en su afán de estar presente.

Se trata y es lo que intento decir hoy, de abordar esta instancia de reconstrucción, desde la aceptación de una responsabilidad comprometida; cambiar la óptica, no descuidar la ligazón del hoy con el ayer, y del ayer con el antes todavía, obligación no imposible y si difícil de considerar ante una realidad que nos impulsa a relativizarla.

No se trata de desentrañar un destino funesto, ni la mala suerte, ni siquiera castigo divino y, aunque se nos ocurriera mirar las cosas desde alguna de estas imposiciones, queda el recurso de inaugurar otros caminos.

¿Qué pasó? ¿Qué sigue pasando que sella nuestra palabra de universitario? Repetiremos como hace más de veinte años es el MIEDO? Pero al hilo surge otra pregunta ¿Qué pasó con las universidades y su gente? ¿Es que el impulso primario ancestral de la huída ganó a los caminos de la razón? Hubo un silencio que se esmera, pienso, en liberar a la memoria de aquello que obliga y que golpea, comportamiento éste no previsto (vemos venir las cosas y nos hipnotizamos) que operó como amputación a la responsabilidad civil, generó multitud de voces en las calles; luego, nuevamente en el silencio. Nadie recogió el guante y la obediencia debida fue la elegante ambigüedad con que demoramos, otra vez, la voz debida.

Digo responsabilidad y no culpabilidad puesto que, de ser así seríamos en serio inocentes en este juego siniestro y hasta podríamos reflotar aquello del destino aciago impuesto a un pueblo inerme. Digamos más bien, inermes estuvieron los torturados hasta la muerte, inermes los niños regalados, inermes aquellos que optaron por partir y añorar por años un país de fantasía.

Nada de ésto nos cabe, veintidós años son más que suficientes para saber que no recurrimos a la inteligencia más veraz, más descarnada para descubrir la oculta relación del hoy y del ayer, lo que no está dicho, lo que se supone. Nada puede sorprendernos ya, si más allá del miedo inauguramos la decisión de correr junto a las huellas antes que se borren como consecuencia del acto que nos lleva a desear no saber lo que en secreto sabemos.

Hace veintidós años se construyó –con excelente ingeniería ideológica- y el consenso de ocultadores medios de información, un puente para unir situaciones humillantes generadas por un proyecto económico liderando sobre el proyecto político; la necesidad liberal de señorear sobre la inseguridad y la inequidad de un Continente que aun ahora no alcanza a vislumbrar el enorme potencial de que dispone.

Por esta necesidad mezquina y no por instinto criminal, se asesinó, se impuso un orden de silencia y de miradas hacia las puntas de los botines (orden carcelaria). Nada más que por un acto de obediencia absurda se opta por lo peor de lo peor, como es el imperio del miedo. ¿Cuál es entonces nuestra responsabilidad, sustento nodal de la memoria? Recuperar el tiempo de decir lo que fue, lo que sigue siendo, porque la inseguridad en democracia no es mejor que el peligro en tiranía.

Volver sobre la memoria ¿qué nos ofrece como no sean hechos puntuales? Es responsabilidad nuestra desocultar secretos entendimientos, que la historia no se ha hecho para ser contada sino vivida con la fuerza que emana de la inequidad. Hace veintidós años no se inventó un episodio vuelto intolerable para todos. Hace veintidós años empezó la decisiva tarea de la ciega de la mejor gente. Tal vez una especie de candor no nos permitió mirar más allá de lo que el espectáculo ofrecía.

Pero basta ya. Busquemos -que bien sabemos quienes son- a los responsables para nada inocentes e iniciemos el andar desde una memoria esclarecida.”