Convocatoria XIV Coloquio Internacional Spinoza en Valparaíso, Chile

XIV° Coloquio Internacional Spinoza y las Américas
Re-pensar la potencia revolucionaria de la modernidad

A 340 años de la muerte del filósofo hispano holandés Baruch de Spinoza, queremos invitar a la comunidad académica y de pensamiento a reflexionar sobre su filosofía y la potencia revolucionaria de la modernidad. Esto se justifica porque este 2017, al mismo tiempo, se conmemoran los 150 años de la publicación de El capital de Karl Marx y los 100 años de la Revolución rusa. Sin embargo, esto no sólo quiere ser una conmemoración del pasado sino una ocasión para re pensar nuestra actualidad, en especial, ahora que vivimos procesos de expansión del capitalismo mundial militarizado.
La importancia del pensamiento de Spinoza para el pensamiento revolucionario es explícita, si bien el filósofo afirma la democracia como mejor forma de gobierno, este régimen apunta a uno totalmente distinto de lo que se ha entendido habitualmente. Para el pensador de los Países Bajos la comunidad es la que determina lo político, es la multitud como sujeto político la que retiene la soberanía y la que, en definitiva, regula el operar del Estado. En el Tratado Político, se afirma que “la paz, en efecto, no es la privación de guerra, sino una virtud que brota de la fortaleza del alma, ya que la obediencia (…) es la voluntad constante de ejecutar aquello que, por decreto general de la sociedad, es obligatorio hacer. Por lo demás, aquella sociedad, cuya paz depende de la inercia de unos súbditos que se comportan como ganado, porque sólo saben actuar como esclavos, merece más bien el nombre de soledad que de sociedad” (TP, V. §4). Lo que se pone en evidencia en este punto no sólo es lo que significa realmente la paz, sino que ésta se expresa como una obediencia a los estatutos propios de la multitud como sujeto político, y no de una soberanía que recae en una visión representativa del poder. La multitud se constituye como sujeto pero no por inercia, sino por su capacidad de afectar y ser afectada, por su potencia siempre en pugna, en conflicto. El Estado por lo tanto, no se fundamenta racionalmente, pues éste responde al orden imaginario de lo político que es el horizonte de acción de la multitud, tal como evidencia Antonio Negri cuando patentiza la identidad entre política e imaginación, y como también otros filósofos como Marilena Chaui, Alexandre Matheron, Pierre Macherey y Robert Misrahi, para quienes la obediencia y adhesión al Estado tienen un núcleo más afectivo que racional; si este no fuera el caso, no habría necesidad ni de Estado ni de historia. Por ello “el derecho del Estado o supremas potestades no es sino el mismo derecho natural, el cual viene determinado por el poder, no de cada uno, sino de la multitud que se comporta como guiada por una sola mente” (TP, III. § 2). En esta línea de pensamiento realista, en donde se inscribe en primer lugar Maquiavelo, Spinoza define que el poder y la potencia residen en la multitud, lo cual le permite afirmar en el caso de la monarquía que “muerto, pues, el rey (…) el estado político retorna al estado natural. Por tanto, el poder supremo vuelve, por un movimiento natural, a la multitud y ésta, por consiguiente, tiene el derecho de dar nuevas leyes y de abrogar las viejas” (TP, VII. §25). Posteriormente también afirma que, una vez constituido el Estado éste si bien implica un paso del estado de naturaleza al civil, lo que no se aliena en este paso es el derecho natural, el cual prevalece en el derecho político. De esta manera, el consenso que funda la comunidad civil debe mantener como fundamento de su existencia su derecho natural, garantizar su potencia como cuerpo colectivo, por ello “no cabe duda que los contratos o leyes, por los que la multitud transfiere su derecho a un Consejo o a un hombre, deben ser violados, cuando el bien común así lo exige” (TP, IV. §6). Esto ha sido analizado desde el punto de vista de la indignación, afecto definido como “el odio hacia alguien que ha hecho mal a otro” (E, III. D.A, XX), lo que permite la constitución de un lazo que crea comunidad, por lo tanto, ante el exceso del monarca o tirano, se puede buscar revocar el pacto que legitima la existencia del Estado, sobreseyendo de este modo su poder soberano pues existe la conciencia de que la potencia reside constituyentemente en la multitudo, pues, si «quienes administran el estado o detentan su poder, procuran revestir siempre con el velo de la justicia cualquier crimen por ellos cometido y convencer al pueblo de que obraron rectamente» (TTP. cap. XVII).
En el panorama político actual, tanto a nivel mundial como a nivel sudamericano, pensar las formas en que la multitud exprese su potencia ante la opresión de los gobiernos implica buscar estrategias para que tal expresión no sea evanescente, sino que logre concretizarse a nivel de políticas públicas y estatales. El núcleo de este pensamiento, que Jonathan Israel declara como el fundamento y germen de la Ilustración radical –que recorrió subterráneamente el contexto teórico político europeo durante siglos-, cobra una vigencia innegable. Los movimientos sociales que en diversos puntos del planeta se alzan para expresar su descontento respecto de las consecuencias del capitalismo supraterritorial pueden entenderse como intentos de una multitud que, a partir de la indignación, del sentimiento de empatía respecto del otro, la sociedad busca –valga la redundancia- la comunidad de los comunes, que lucha contra la autonomía y totalización que ha cobrado la economía en el mundo globalizado. ¿Cuáles son las posibilidades de realización de este pensamiento radical? ¿Cómo pensar el rumbo de la política en un ámbito revolucionario a partir de la filosofía de Spinoza, frente al panorama actual? ¿Es o puede ser la multitud el agente político que permita realizar la revolución, rol que Marx había otorgado al proletariado? ¿Existe una relación, conceptual y material, entre lo que desde Marsilio de Padova, Maquiavelo y Spinoza se denomina como multitud, y el proletariado que describe Marx?
Enfrentados a estos dilemas, este coloquio tiene como centro revitalizar el pensamiento político spinozista para elaborar reflexiones que posibiliten re-pensar las condiciones actuales de opresión que han logrado totalizarse en la esfera pública y privada del hombre. Pensar críticamente las formas de opresión y dominación, como también las posibles líneas de fuga o institucionalización de la potencia de la multitud.
Finalmente, en esta ocasión se hará un homenaje a los 22 años de la realización del Coloquio Internacional Spinoza y la Política en Santiago de Chile, del 8 al 12 de mayo del año 1995, cuyo promotor fue el filósofo chileno Humberto Giannini, organizado por el Departamento de Filosofía de la Universidad de Chile, patrocinado por la UNESCO, la Ecole Normale Supérieure de Fontenay/Saint Cloud y la Université Paris VIII. Este coloquio no sólo es el primero en su tipo en Chile, sino que es reconocido como el punto de partida de todos los grupos de estudio spinozistas que se organizaron en Sudamérica.
El coloquio se realizará en Valparaíso desde el 20 al 24 de Noviembre. El envío de resúmenes tendrá como fecha límite el día 25 de Agosto. La extensión de estos tendrá como máximo 300 palabras, además de la bibliografía nuclear de la ponencia y una breve reseña del autor (nombre, título de la ponencia, filiación institucional, correo electrónico). Los resúmenes deben ser enviados a: spinozachile@gmail.com. El lugar de realización del coloquio será informado con la anticipación necesaria.

Coordinadora General
Daniela Cápona González (UCH)

Comité Organizador
Braulio Rojas Castro (UPLA-CEA)
Patricio Landaeta Mardones (UPLA-CEA)
Nicole Darat Guerra (UAI)

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