El alcance del spinozismo en Pierre Bourdieu: “necesitar, dar razón”
Alejandra MerilesTodo el empeño que he desplegado aquí trataba de destruir en su principio, estas visiones en espejo. “No reir, no lamentar, no odiar”, decía Spinoza, “sino comprender”, o, mejor aún, necesitar, dar razón. El conocimiento del modelo permite comprender cómo puede suceder que los agentes (por lo tanto el autor y el lector de este texto) sean lo que son y hagan lo que hacen. Tras haber recordado esto, puedo ahora responder con un ejemplo a la pregunta planteada, pero pidiendo al lector que movilice todos los recursos del método de análisis que he tratado de presentar, para estar en disposición de poner en práctica la máxima spinozista y no reemplazar así las alegrías algo tristes de la visión necesitante por los placeres perversos, siempre ambivalentes y a menudo alternados, del elogio o la denigración. (BOURDIEU, 1995: 404, con resaltados del original)
¿Podríamos decir, entonces, que el espíritu del Tratado Político (I, 4) inspira/sobrevuela el trabajo de Pierre Bourdieu en Las reglas del arte (1995)? Hay un límite que Bourdieu mismo se encargó de hacer y subrayar entre el pensamiento filosófico y el sociológico, y creo que es necesario reconocerlo mientras exploro la hipótesis del spinozismo bourdieusiano. Para esto, y como primer paso, rastrearé el término de “amor intelectual” en los estudios dedicados a la producción artística.
En cada una de sus investigaciones, Bourdieu integra comentarios metodológicos acerca de la tarea del sociólogo, acerca de lo que puede y debe, y en esta línea es que Ana Teresa Martínez (2007) trae a colación un textito que el autor hizo en homenaje a Francis Ponge, en el que Bourdieu destaca su mirada desmitificadora, materialista, realista, una visión de las cosas y de los hombres tal como son. “Necesitar aquí remite a otra cosa: a desvestir al rey sin odio, a escuchar al obrero sin romanticismo, a mirar a la mujer como a una igual, pero aceptando que son lo que son porque son rey, obrero, mujer. Es una comprensión, sí, pero que no implica ‘ninguna empatía, sino una especie de disfrute intelectual (amor intellectualis), muy próximo del placer estético de coincidir con la ley de la obra’ ”( p. 321), dice Martínez asimilando al poeta al sociólogo.
“Ley”, “modelo”, “necesidad”, ¿cómo esto se relaciona con la comprensión, el disfrute, el placer, o el amor?:
“El amor por el arte, como el amor a secas, incluso y sobre todo el más arrebatado, se siente fundamentado en su objeto. Para convencerse de tener razón (o razones) para amar recurre muy a menudo al comentario, esa especie de discurso apologético que el creyente se dirige a sí mismo y que, si por lo pronto tiene el efecto de intensificar su creencia, también puede despertar la creencia en los demás e inducirlos a ella. Por este motivo el análisis científico, cuando es capaz de sacar a la luz lo que hace que la obra de arte se vuelva necesaria, es decir la fórmula informadora, el principio generador, la razón de ser, proporciona a la experiencia artística, y al goce que la acompaña, su mejor justificación, su más rico alimento. A través de él, el amor sensible por la obra puede realizarse en una especie de amor intellectualis rei, asimilación del objeto al sujeto e inmersión del sujeto en el objeto, sumisión activa a la necesidad singular del objeto literario (que, en más de un caso, es él mismo el producto de una sumisión semejante).” (BOURDIEU, 1995: 14, con resaltados del original)
Amor y poder. Amor y actualización de una relación de dominación, mediante la actualización de la creencia en el valor de algo, de cualquier cosa, en este caso, del valor artístico de una obra. El pedido bourdieussiano de una explicación que integre estas capas: a través de la reconstrucción histórica de las razones de ser de cada agente, se restituiría a cada uno las causas de sí mismo como resultado de una cadena (un registro) de efectos. Se pondrían en funcionamiento esquemas puramente formales, pero no se ceñiría la explicación a una mera aplicación de éstos. La conjugación entre aspectos metodológicos (el pulido del modelo, del método) e intenciones políticas (“develar” y “necesitar” para evitar la creencia sin razón), ubica a Bourdieu en un espacio que no sigue la división entre intereses normativos e intereses descriptivos que, correspondientemente, Philippe Chanial (en La sociologie comme philosophie politique, et réciproquement, 2011) ha identificado con la filosofía “política y moral” y con la sociología. La relación entre estos dos tipos de interpretaciones regidas por uno y otro interés, empero, sí es conflictiva y tensa. Asimismo, la posición bourdieussiana.
¿Correspondería el uso de este concepto spinozista, tan misterioso como excepcional, a la tarea cientifica, sociológica, o hermenéutica de las situaciones sociales? ¿Qué faltaría para un uso adecuado de ese término?, es decir, ¿con qué otras condiciones se debería contar y qué otras se tendrían que evitar? Para intentar responder a esas preguntas, recurriré al texto de Diego Tatián “Aliquid. Conjetura sobre una eternidad por la práctica” (2009), que no se centra en la cuestión artística, pero que sí explora un (probable) caso de experiencia del tercer género de conocimiento que me podría dar pistas para delinear mejor el tema.
Bibliografía propuesta
BOURDIEU, Pierre (1995) Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario. Barcelona: Anagrama.
CHANIAL, Philippe (2011) “Introduction”. En La sociologie comme philosophie politique, et réciproquement. París: Editions La Découverte.
JACQUET, Chantal (2008) Spinoza o la prudencia. Buenos Aires: Tinta Limón.
MARTÍNEZ, Ana Teresa (2007). “Develar” y “Necesitar”. En Pierre Bourdieu: razones y lecciones de una práctica sociológica. Del constructivismo genético a la sociología reflexiva. Buenos Aires: Manantial.
PORTINARO, Pier Paolo (2007) El realismo político. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
TATIÁN, Diego (2009) “Aliquid. Conjetura sobre una eternidad por la práctica”. En Spinoza, Quinto Coloquio. Córdoba: Editorial Brujas.