El sitio Panaholma se conoce dentro del territorio cordobés como “tras la sierra”. Específicamente, es uno de los vallecitos regados por ríos que se ubican al pie de la Sierra Grande o de Achala y bajan desde su falda occidental. Además, se encuentra ligado por su proximidad, y por estar ubicados a lo largo del mismo río, con el río San Lorenzo, con orientación norte/sur, respectivamente.
Durante la época de la conquista española el valle de Panaholma se encontraba densamente poblado, contando con abundante cantidad de chacras. Este territorio se encontraba habitado por comunidades indígenas, quienes aprovechaban la presencia de numerosos algarrobales en la zona.
El sitio resulta de gran relevancia para el estudio de la arqueología en Córdoba. Puesto que se trata de una zona de contacto entre los grupos indígenas y los nuevos pobladores españoles que arribaron durante la conquista.
A partir de la presencia y el análisis de los materiales arqueológicos hallados en la superficie de los tres yacimientos que lo componen, es posible demostrar la existencia de un proceso de intercambio entre ambos grupos. Esto confirma la continuidad en tiempo y espacio de las comunidades indígenas que allí habitan.
Aníbal Montes fue un ferviente defensor de la diversidad étnica y lingüística de las poblaciones que pueblan las sierras de Córdoba, las cuales habían sido definidas simplemente como “Comechingones” por las clases dominantes. Para el caso particular de Panaholma, Montes propone: “con estos tres yacimientos estamos en presencia de evidentes vestigios de viviendas indígenas, que aún no han sido excavadas y donde seguramente podría comprobarse, aparte de lo relacionado con las viviendas mismas, muchos de los elementos culturales de los indígenas del tiempo de la conquista española”.

Material arqueológico del Sitio Panaholma