Foro: Enfoques y usos de las TICs en las prácticas de la enseñanza – III Jornadas de prácticas y residencias en la formación docente

Auotora: Joel Armando,  Área de Tecnología Educativa.

Las reflexiones que voy a compartir en este foro intentan sintetizar algunas de las preocupaciones y preguntas que tenemos cotidianamente a partir de nuestra práctica de intervención en torno a la inclusión de tecnologías en la enseñanza universitaria, en el Área de Tecnología Educativa de la FFyH. Por esta razón, lo que voy a poner a consideración no son ideas propias ni originales sino simplemente las reflexiones compartidas de un equipo muy heterogéneo, conformado por gente bastante joven en el que si bien compartimos convicciones sabemos que actuamos (producimos materiales, recomendaciones, formamos docentes, etc) en tiempos y condiciones que no son las que uno imagina como «ideales». Intentamos que esta intervención se vea acompañada por esfuerzos de sistematización, de trabajo con otros que están en condiciones muy diferentes, de formación e investigación.

Aquí busco explicitar los fundamentos de las decisiones que tomamos, lo que implica poner en juego visiones, conceptos y acciones con las que asumimos el compromiso de trabajo. Para organizar la exposición, me propongo compartir con ustedes las preguntas que nos hacemos en relación con los argumentos, las conceptualizaciones y las estrategias en torno a las tecnologías en las prácticas de enseñanza de la formación de docentes.

1. Los argumentos:

¿Por qué habría que incluir tecnologías en la formación docente?

Incluir tecnologías parece ser un imperativo de las políticas y los discursos. Sin embargo no siempre se explicitan las razones. Muchos argumentos giran en torno a «las posibilidades de las mismas en relación con la innovación en la enseñanza» o a «la necesidad de estar acorde a los tiempos y a las prácticas de los jóvenes-supuestos nativos digitales» en una retórica que supone mucho más de lo que explica. Nos parece que como formadores de formadores una de las responsabilidades que tenemos que tener presentes es no asumir estos argumentos como verdaderos y preguntarnos constantemente si vale la pena incluir tecnologías en la formación de profesores y por qué.

En este sentido discutimos las respuestas que enfatizan las posibilidades de estas herramientas para mejorar la enseñanza (esto dependerá de la relación entre recursos elegidos, contenidos y actividades propuestas) y las que dicen que es el lenguaje de los jóvenes (al menos nuestros alumnos no son cibernautas avezados ni mucho menos). Creemos sí que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han modificado (y continúan haciéndolo) de manera dramática los modos de producir, distribuir y almacenar los conocimientos. Optamos entonces por argumentos más políticos en el sentido de defender la responsabilidad de la universidad y, en particular, las universidades públicas en relación con permitir el acceso a estos nuevos modos de producción de conocimiento. Siguiendo a Adell (2007)

«Es evidente que las tecnologías de la información y el software que hace que funcionen o no de determinada manera son demasiado importantes en nuestras vidas para que no sepamos qué hacen realmente o para que se comporte de manera que nos aten de por vida a intereses comerciales. El software conforma la estructura de la comunicación y la información en una sociedad post-industrial cuyo mayor factor de producción es el conocimiento, define cómo podemos trabajar, comunicarnos, divertirnos o relacionarnos con nuestros vecinos o parientes.» (Adell, 2007)

Me gustaría aquí simplemente mencionar dos ejemplos en los cuales dos comunidades se apropian de tecnologías digitales y, con pocos recursos económicos, pero con los conocimientos necesarios para usar y transformarlas sostienen proyectos que podrían llamarse en algún sentido «contraculturales». Uno de ellos es bastante conocido: Wikipedia. La comunidad que elabora wikipedia usa una tecnología (wiki) que no había sido pensada para hacer una enciclopedia. La transforma (y puede hacerlo porque el código de los programas es abierto) y crea una herramienta para construir de manera colaborativa una enciclopedia.

El segundo es un ejemplo de los que hay muchos de organizaciones políticas que se apropian de estos medios para comunicarse y difundir mensajes que de ningún modo llegarían a los medios masivos de comunicación. El año pasado, por ejemplo, estuvo en Córdoba Fran Ilich, un militante del autodenominado «zapatismo digital». Este movimiento produce una serie de sitios en los que distribuye videos, publicaciones y organiza redes a través de internet1.

Sabemos que el acceso a los aparatos no garantiza el aprendizaje y la apropiación en relación con cómo esas herramientas funcionan y menos aún tener las habilidades para producir nuevos conocimientos a partir de ellas. Entonces, no se trataría sólo de tener aparatos en las escuelas sino, fundamentalmente de enseñar a comprender las lógicas de funcionamiento de la tecnología y producir nuevos conocimientos con ellas y sobre ellas. Para ello las tecnologías no pueden ser sólo un instrumento o un recurso para embellecer las clases sino que tienen que estar imbricadas en la propuesta de enseñanza como «medios para» y como objetos de enseñanza. Esto nos lleva al segundo grupo de preguntas… ¿qué significa incluir tecnologías en la formación de profesores? ¿qué necesitan saber los profesores? ¿cuáles son los contenidos de la formación en tecnologías?

2. Las conceptualizaciones

¿Qué son las tecnologías? ¿qué es alfabetizar en el uso de tecnologías? ¿Cuáles son los contenidos de la alfabetización digital?

Estas son algunas de las preguntas que estos discursos de las convicciones muchas veces no nos plantean. Es una pregunta a la que, desde la experiencia y las lecturas en la facultad no le hemos encontrado una -ni tampoco varias- respuestas.

Sin embargo es clave en la formación docente y es muchas veces allí donde se termina definiendo el carácter innovador de un recurso. No da igual qué enseñar en relación con ellas. En primer lugar porque hay decisiones en las que los educadores creemos que no tenemos que opinar, que es lo mismo usar uno u otro programa porque lo que importa es cómo se use y lo demás son «cuestiones técnicas». En realidad el cómo se use es central, pero la elección de la herramienta es toda una decisión política y pedagógica. En este sentido es, por ejemplo que defendemos el uso de software libre en la universidad, «Pretendemos que los estudiantes desarrollen los conocimientos y las capacidades necesarias para integrarse adecuadamente en esta compleja y contradictoria sociedad de la información del siglo XXI, para ser ciudadanos libres, participativos y solidarios, para ser profesionales competentes, pero ¿es posible si en nuestras escuelas, institutos y universidades sólo conocen software privativo, basado en la idea de que investigar y comprender cómo funciona o compartirlo con los demás son actividades delictivas?» (Adell, 2007)

Otra de las preguntas que me gustaría compartir refiere al alcance y contenidos de la expresión alfabetización digital. Se habla en general de las nuevas alfabetizaciones, la alfabetización digital, pero ¿a qué se llama alfabetización digital, cuáles son las relaciones entre esos saberes y los que legitiman su inclusión en el curriculum de la formación docente?

Diversos autores (Goodson, 1996; Apple, 1988) han puesto en cuestión la transparencia del concepto de alfabetización digital, describiendo el modo en que el término es usado como una premisa que encubre concepciones no explicitadas y muchas veces contradictorias sobre la inclusión de tecnologías en la enseñanza. Por ejemplo, ¿se deben aprender en las escuelas los rudimentos de la programación? En los años 80 los esfuerzos tendientes a incluir las computadoras en las escuelas fueron acompañados por el diseño de propuestas y entornos como el logo que tenían como principal objetivo enseñar a los niños a programar. El fracaso de muchas de estas políticas que estaban imbuidas de optimismo tecnológico, junto con el desarrollo de programas y entornos más «amigables» para los usuarios hicieron que estos contenidos dejaran de considerarse relevantes. Sin embargo, es posible apropiarse de la lógica de estas tecnologías si no se conocen los rudimentos de la programación? Se trata de formar usuarios de programas o creadores de ellos? ¿qué significa estar alfabetizado digitalmente?

3. Las estrategias

Los argumentos anteriores nos llevan a las preguntas en relación con las estrategias…¿Cómo habría que incluir tecnologías en la formación de docentes?

No tenemos respuestas a esta pregunta, además las respuestas, aunque existieran, serían singulares y diferentes para cada propuesta. Sí podemos pensar que, como criterio básico, estas tecnologías deberían ser herramientas para aprender en el profesorado y entonces, pensar como profesores qué criterios proponemos cuando las usamos. En este sentido nos gustaría compartir algunos criterios que construimos en la experiencia de enseñar a profesores a usar una plataforma virtual2.

3.1. Discutir sobre los posibles usos de los recursos que las herramientas ofrecen, reflexionando sobre el sentido que tiene incluirlos en el marco de cada propuesta particular de esneñanza

De un modo bastante extendido, se considera que la inclusión de ciertas herramientas, producirá, por sí misma mejoras en las prácticas docentes. Sin embargo, muchas veces bajo la apariencia de prácticas novedosas se reproducen modos de trasmisión del conocimiento semejantes. Por este motivo, pensamos que enseñar a usar tecnologías es, fundamentalmente, ayudar a pensar cómo se relaciona la inclusión de este recurso con el contenido a enseñar y la manera de abordarlo. Es en esta relación donde un recurso puede favorecer modos diferentes de trasmitir y producir conocimientos.

Proponemos analizar cada uno de los recursos y el modo en podrían generar innovaciones en la propuesta de la cátedra. Por ejemplo, no se trata solamente de promover la apertura de un foro, sino de pensar cuáles son las preguntas que el docente propone para la discusión, cómo se generan nuevos interrogantes a partir de las intervenciones de los alumnos, cómo se favorece la discusión entre pares, etc.

Por otra parte, mostramos las diferentes opciones que ofrece las tecnologías con el objetivo que los docentes puedan concebir, en ese abanico de posibilidades, cuáles son más potentes para su propuesta de enseñanza. Al mismo tiempo intentamos que sean capaces de imaginar qué otros recursos serían necesarios, o cómo modificarían en los existentes sin preocuparse por los posibles límites técnicos

3.2. Promover que los profesores adquieran confianza en el uso de las tecnologías y construyan estrategias para seguir aprendiendo.

Consideramos que el trabajo con los profesores no puede centrarse en el aprendizaje instrumental en relación con el manejo de la plataforma (por ejemplo: cómo enlazar un archivo, cómo crear una página web,etc). Por un lado, porque la plataforma cambia constantemente y por otro porque cada una de estas tareas del docente en moodle (crear un recurso o actividad, por ejemplo) tiene una lógica de edición similar; se trataría por lo tanto de intentar trasmitir esta lógica.

Por otra parte, Moodle ofrece múltiples ayudas y tiene una gran comunidad de usuarios. Uno de los objetivos que nos proponemos es que los profesores se sientan parte de esta comunidad y adquieran autonomía para seguir aprendiendo: que puedan preguntar a otros usuarios, compartir lo que hacen, formularse nuevas preguntas y potenciar aquellos recursos que les resultan más apropiados para su propuesta de enseñanza. Intentamos favorecer una actitud de exploración, mostrar que tampoco conocemos todas las herramientas y cuáles son las estrategias que usamos para seguir aprendiendo.

Esto no significa que obviemos el trabajo con la herramienta. En el transcurso del trabajo creamos un aula para cada profesor y les asignamos tareas que implican tomar decisiones sobre ella.

3.3. Generar un ambiente para que, como alumnos de los cursos, puedan vivir un modo de trabajar con las tecnologías coherente con lo que les proponemos

Creamos un aula virtual para el curso. En ella elegimos los recursos que consideramos más apropiados y tratamos de mostrar un modo de diseñar la propuesta coherente con las discusiones que promovemos durante el curso. Los cursos tienen momentos de trabajo colectivo y de trabajo en pequeños grupos. En las «clases» (o momentos de trabajo colectivo) presentamos las herramientas, mostramos experiencias de otros docentes, debatimos las cuestiones que más nos preocupan. En los momentos de trabajo en pequeños grupos les proponemos a los docentes que exploren los diferentes recursos acompañados por algún integrante del Área u otro usuario avanzado. Además sugerimos tareas a realizar de manera individual. Los docentes inician el curso como «estudiantes» y luego se les asigna el rol de «profesores» para habilitarlos en la edición del curso.

3.4. Incluir debates que no están actualmente en el centro de la agenda de la Universidad y que consideramos imprescindibles en el marco de una institución pública

Consideramos muy importante incluir a los profesores que empiezan a usar tecnologías digitales en una serie de discusiones que son eje en los debates en el mundo sobre inclusión de tecnologías en educación superior. Algunos ejemplos de las preguntas que proponemos son:

¿Por qué elegimos software de licencia libre en la UNC? ¿Qué significa que moodle sea software libre?

¿Cómo licenciamos los contenidos que producimos? ¿Qué licencias tienen los materiales de otros autores que usamos? ¿Cuáles son las dificultades que esto nos genera?

¿Qué formatos elegimos para los archivos que distribuimos a través del aula virtual? ¿Por qué?

¿Cuáles son los criterios en relación con la privacidad de la información que administramos a través de la plataforma? ¿Qué implicancias éticas tienen estas decisiones?
Preguntas para la discusión:

Hemos expuesto aquí nuestros argumentos, conceptos y algunas estrategias, nos parece que explicitar las decisiones que tomamos en el marco de un área de la universidad podía servir de excusa para pensar la realidad de cada uno y retomar las preguntas propuestas: ¿por qué valdría la pena incluir tecnologías en la formación de profesores? ¿Qué saberes son los que deberían incluirse? ¿cuáles son los modos en los que estos saberes deberían trabajarse?

1http://ficcion.de/

2Publicados en http://www.ffyh.unc.edu.ar/tecnoedu/index.php?option=com_content&view=article&id=8:moodle-formacion&catid=5:experiencias&Itemid=3

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